viernes, 12 de enero de 2024

Acerca de nuestras diferencias respecto a otras cultura y filosofía de Oriente lejano: "Ausencia"

   
Ya se ha prestado atención aquí en ocasiones previas a Otras maneras de pensar que, tan bien, son posibles: introducción a 'el camino del Tao', así como sucesivas hijuelas consiguientes... 

Y nos ha parecido útil añadir a todo ello ahora como suplemento otro aporte más de Byung Chul Han, un destacable profesor de Filosofia y Estudios Culturales para la Universidad de las Artes berlinesa inmigrado desde Corea del Sur, ya también algunas veces aludido antes (e incluso con respecto a cierto comentario de análogos asuntos)...
 
En alemán el término Wesen [esencia], que reúne los conceptos de identidad, duración e interioridad, habitar, permanecer y poseer, domina la metafísica occidental. Para Platón belleza es lo idéntico, inmutable, duradero: “la belleza en sí, siempre consigo misma específicamente única" [Platón: 'El banquete']... 
 
  
Sesshu Toyo: un paisajismo 'haboku'...  
 
Eros, que aspira a lo bello divino, es hijo de Poros: plural, poros quiere decir ingreso, dinero. Poros, literalmente "camino", tiene como posesión conducir. Este camino, que tiene meta, es absorbido totalmente por intencionalidad: la posesión. Según Platón, el propio Eros se asemeja a su padre en ser un "hábil y afortunado cazador". El poder y la posesión lo animan. Ser es, para él, desear...

La esencia es sustancia. Subsiste. Es lo inmutable, que al insistir como lo mismo resiste al cambio y por eso se diferencia de lo otro. En latín substare significa, entre otras cosas, “resistir”. Y stare se utiliza también en el sentido de “afirmar-se". En virtud de su sustancialidad o esencialidad, uno resiste al otro, se afirma...

En su 'Monadología', Leibniz piensa la sustancia de manera consecuente. La mónada representa esta agudización y perfeccionamiento de la esencia, habita en sí misma. No hay un intercambio con el exterior. Las mónadas, entonces, “no tienen ventanas por las cuales algo pueda entrar o salir”. Esta unidad total tiene una correlación con la interioridad absoluta de la casa sin aberturas... 

Pese a su esfuerzo por un acercamiento al pensamiento del Lejano Oriente, buscando una y otra vez dejar atrás el pensamiento metafísico, herr prof. Martin Heidegger no dejó de ser un filósofo de la esencia, de la casa y del habitar. 
 
Expresiones como “estabilidad”, “resolución respecto de sí”, “constancia de sí mismo [Ständigkeit des Selbst] y “autonomía” [Selbst-ständigkeit] dominan el vocabulario en su análisis del ser [humano: Da-sein]... También piensa unidas a la lucha y la esencia: “en el combate esencial, los elementos en lucha se elevan mutuamente con la autoafirmación de su esencia" [según 'Caminos del bosque']. 
 
Justamente la dimensión de la lucha [stasis] es inherente, según ya se ha indicado, a la idea griega de la esencia como hipóstasis. Mas no sólo aquélla, sino también la del diálogo -de la cual se sirve una y otra vez Heidegger- presuponen un soporte de la esencia; o sea un presente, esto es, una persona o individuo con una posición o postura que es idéntico y se mantiene igual a sí mismo. 
  
Salones del Palacio imperial Katsura sin cerrar al exterior
 
Sin embargo, el ser como exigencia, como apetencia, no domina el pensamiento chino. Este se entrega con entusiasmo al ayuno. El pensamiento taoísta utiliza una gran serie de negaciones para expresar que, fundamentalmente, la existencia no es una insistencia ni un habitar. Zhuang zi nos dice ser "movido en lo indiferente o insípido" (you yu dan, 遊於淡) ['Maestro Chuang Tsé']... 

Con el "no" (wu, 無) Lao zi niega también la "esencia" (wu, 物). Y así, por ausencia,  la “no esencia” (wu wu, 無物) o el "no ser" [según Lao zi: 'Tao te ching'] se sustrae a toda fijación sustancial. En consecuencia está asociada al caminar, al no habitar. El sabio se mueve. Se lo compara con una codorniz, que no tiene nido; es decir, sin aposento fijo. "Cual pájaro, vuela sin dejar rastro" (niao xing er wu ji, 鳥行而無跡)... 

La huella indica un rumbo determinado. Y éste señala un autor o su intención. El caminante de Lao Zi, en cambio, no persigue ninguna intención. Y a ningún lugar va... Él camina "sin rumbo", (wu fang, 無方) [Zhuang zi: 'Chuang Tsé']. Se funde totalmente con el camino, que a su vez no lleva a ningún lado. Solo en el ser surgen huellas
 
El topos fundamental del pensamiento de Lejano Oriente no es el ser, sino el camino (dao, 道). Al camino le falta toda la solidez del ser y de la esencia que darían lugar a las huellas. Y no hay teleología que lo fuerce a seguir un trayecto lineal. El dao no es un poros. Está, entonces, libre tanto de la posibilidad por la posesión como de la imposibilidad en la aporía. 
 
Es decisiva esta diferencia entre ser y camino, entre habitar y caminar, entre esencia y ausencia. Hay que enunciar sus manifestaciones integramente. A diferencia del ser, el camino no admite una unidad sustancial. Su procesualidad infinita impide que algo subsista, insista o persista. No surgen, entonces, esencialidades fijas. También el alma insiste. Como si estuviera compuesta de huellas. La ausencia las borra. En eso consiste el vacío
 
Este topos de la ausencia no es solo característico del taoísmo. También se encuentra en Confucio. Así, en 'Analectas', leemos: "El maestro era sin yo"... 
 
¿Quién esta siendo saludado entre reverencias por quién?
 
En su determinación y obstinación el ascetismo se funda en mucho deseo. Por eso Zhuang zi se distancia también de ascetas y eremitas. Y Lao zi habría dicho, incluso: "El sabio no tiene huesos, como el agua"...
 
El ser -al menos en esto Lao zi estaría de acuerdo con Leibniz- es más fatigoso que el no-ser. Sólo al no esforzarse (bu qin, 不勤) [Lao zi: 'Tao te ching'] se revela el no-ser como lo altamente sutil, lo finamente maravilloso (miao, 妙). El vacío xu (虛) como ausencia, de alguien, hace a nadie... que brilla por ausencia.
 
Alguien habita. Sólo quien se vacía en un nadie puede caminar. El caminante existe sin yo, sin sí mismo, sin nombre. Entonces, se olvida de sí mismo (wang ji,忘 己). No desea nada (wu yu, 無欲) y no se aferra a nada (wu zhi, 無執). Por eso no deja huellas. Sólo en el ser se forman  como impresiones del desear y del aferrar-se. El sabio, en cambio, no...

En su 'Libro XV', Zhuang zi advierte: "la calma, el silencio, el vacío y el no-[forzar]-actuar son el origen del Cielo y de la Tierra" (tian dan ji mo, xu wu wu wie, ci tian di zhi ping, 恬淡寂漠 虛無無為此天地之平) ['Maestro Chuang Tsé']. 
 
Lao zi dice: "Un vencedor auténtico no se involucra en una guerra [...] y puede utilizar sin esfuerzo la energía de los demás". O dicho de otro modo: "aquel que apto para vencer a su enemigo es, no entabla combate con él; empuña con firmeza su ausencia de armas"...
 
  
Jardín con sus muy esmerados elementos característicos 'zen'  
 
Tanto el pensamiento taoista como el budista desconfían de toda unidad sustancial que subsista,  se cierre y persevera en sí misma. En cuanto a la ausencia que debe entenderse como activa, teniendo efecto vaciante y desustancializador, el budista kong (空) está emparentado con el taoísta xu (虛). Ambos hacen que el corazón se ausente, vacían el yo convirtiéndolo en no-sí mismo: un "sin nombre", nadie
 
Zhuang zi: "La mente del hombre perfecto es como un espejo, deja que las cosas vengan y vayan sin acogerlas ni despedirlas, responde a los demás sin esconder nada. De ahí que esté sobre las cosas, sin que de ellas reciba tuerto" [según el 'Maestro Chuang Tsé']. También utiliza, en el 'Libro XIII', la metáfora del espejo: "las cosas exteriores no pueden turbar su mente. Cuando el agua está tranquila refleja claramente [...]. Si su tranquilidad procura claridad, ¡cuánto más la del espíritu! La mente del sabio en su quietud es espejo del Cielo y de la Tierra".
 
El budismo zen se sirve con frecuencia igualmente de la figura del espejo. Ilustran el no aferrarse del "corazón vacío" (wu xin)...

La armonía con el todo sin dirección, sin límites, en el estado anterior al establecimiento de una diferencia aporta una "alegría celestial" (tian le, 天樂) [del 'Chuang Tsé']. La felicidad (fu, 福), por el contrario, se basa en una diferenciación o preferencia, alguna percepción parcial. Quien aspire a ella, se expone a la desgracia. Así, "no hace nada por ser feliz, ni tampoco se procura la desgracia" (bu wei fu xian, bu wei huo shi, 不為福先 不為禍始). La ausencia de sentido no conduce al nihilismo, sino a una "alegría suprema" (zhi le, 至樂) de ser; que no tiene dirección, o tampoco huella.
  
Esta doctrina de la "alegría celestial", por Zhuang zi, está en oposición diametral a la kantiana de otra felicidad buscándose "vitam extendere factis" [Immanuel Kant: 'Antropología. En sentido pragmático']...
  
Aki Monogatari, 'Leyendas del haiku: Yosa Buson'
 
Sentido es meta. Ser es hacer. Lao zi y Zhuang zi, por su parte, están convencidos de que otro mundo totalmente distinto es posible: un proyecto de ser sin teleología o narración, trascendencia ni dios. El vacío de sentido o la ausencia de metas no es ninguna privación, sino una ganancia de libertad, un más del menos. La pérdida del ir-hacia deja que sea posible el ir
 
El mundo a cuyo paso natural el hombre debe someterse no está estructurado narrativamente. Ni es mito sino naturaleza en un sentido especial. Por eso es grande
 
Todo relato es pequeño ante esto, se basa en una diferenciación originada por algunas exclusiones o selecciones enormes, con un empequeñecimiento del mundo. Se comprime a una vía narrativa estrecha y así lo reduce. Zhuang zi enseña cómo hay que unirse a todo entero, ser tan grande como él, elevándose hasta su amplitud...

El Dasein, según Hegel, está cuidado en cuanto es más pequeño que el mundo; porque se diferencia dentro de él. Para descuidarse, en vez de aferrarse a un contenido determinado con una diferenciación, debe desdiferenciarse siendo el mundo totalmente deslimitado. 
 
Todo ser-en-el-mundo es cuidado... 

En cambio, sin cuidado es el ser-mundo... 
 
Interpretación [occidental: poco sutil] del paisaje Taoísta...
 
También el pensamiento posmoderno se opone a la idea de sustancia e identidad como constructos imaginarios. Pero ajena les resulta la idea de una totalidad mundana, del peso del mundo, que constituye el pensamiento del Lejano Oriente. El vacío y la ausencia, en último término, tienen un efecto recolectante y congregante, mientras que de la différance o del rizoma emana un efecto de dispersión intenso. Dispersan la identidad, fuerzan la multiplicidad. El cuidar por la totalidad, o su armonía y consonancia no es su cuidado. El pensamiento oriental sobre el vacío deja atrás la deconstrucción para alcanzar una reconstrucción especial...

El pensamiento del Lejano Oriente está consagrado a la inmanencia. Incluso el dao no es una entidad monumental, sobrenatural o suprasensible. Si se sustrae a fijación o denominación no es porque sea demasiado elevado, sino porque fluye, porque se mueve como serpenteando. El dao denomina la permanente transformación de las cosas, el carácter procesual del mundo. Por eso el caminante no deja huellas. 
 
El dao tampoco es "amo" de las cosas, no es un “sujeto" (zhu, 主) [Lao zi: 'Tao te ching']. Tampoco se repliega en un secreto. Lo distingue la evidencia natural del "es-así"... 

Que el caminante no deje huellas tiene un significado temporal. No insiste o persiste. Antes bien, existe en cada momento. Dado que camina "sin dirección", no transita un tiempo lineal e histórico, que se extienda retrospectiva o prospectivamente. Vive siempre sólo el presente, que no obstante tampoco tiene la nitidez o firmeza del momento, por su parte ligado al énfasis y a la resolución del hacer. El sabio existe situativamente...
  
  

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A este post le precedió, anterior mente (26/09/23):

                                 ... y a este post le sigue, ulterior mente (25/02/24):
 
En la cultura japonesa existe un concepto, de Komorebi, una palabra que describe el juego de luces y sombras a través de las hojas del árbol, en donde cada momento es perceptible como único...


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3 comentarios:

  1. HACER Y ACONTECER - MÁS ALLÁ DE ACTIVO Y PASIVO

    [...] Algunos giros idiomáticos que son muy naturales en Occidente casi no se usan en las lenguas del Lejano Oriente. En Corea, por ejemplo, no se dice "Pienso que...". Si bien este giro es posible, suena muy inusual. Se dice, en cambio: “Seng-gak-i-dunda”, una locución que es imposible de traducir. En español se debería decir, aproximadamente, así: "La idea se formó en mí". Sin embargo, esa traducción, en sentido más estricto, es incorrecta pues el pronombre personal "se" subjetiviza el pensamiento.

    No sólo elegante, sino sobre todo bello es para la sensibilidad estética de los asiáticos un acontecer que tiene lugar sin sujeto, sin el énfasis del hacer. Enfatizarse las acciones como subjetivas es un patrón del pensamiento típicamente occidental. En su 'Filosofía del espíritu' (1805- 1806) Hegel escribe: "El hombre es esta noche [...] aquí surge de repente una cabeza ensangrentada, allí otra figura blanca, y se esfuman de nuevo. Esta noche es lo percibido cuando se mira al hombre a los ojos, una noche que se hace terrible: a uno le cuelga delante la noche del mundo. [...] Tesis de sí mismo, conciencia interna, acción" [Georg W. Hegel; 'Filosofía real']. Es el poder de transformar la noche en día, la oscuridad en claridad, el caos en imagen, en forma. Remite a un accionar de un yo heroico que se coloca y realiza en el 'hacer'. También a Nietzsche le resulta difícil pensar más allá del hacer. No obstante, intentó pensar a éste sin hacedor: "no hay ningún 'ser' tras el hacer, [...] 'el que actúa' es una mera invención añadida; el hacer es todo. [...] Los investigadores de la naturaleza no lo hacen mejor cuando dicen 'la fuerza mueve, la fuerza causa' y otras cosas similares; toda nuestra ciencia permanece aún, pese a toda su frialdad, pese al haberse liberado de los afectos, bajo la seducción del lenguaje y no se ha liberado de esos incubos subrepticios: los 'sujetos'[Fredrich Nietzsche: 'La genealogía de la moral']..." A pesar de su visión del mundo,

    Nietzsche no logra cambiar de la filosofía del hacer y el poder a la del acontecer. Por eso es que sigue siendo un pensador occidental. En último término, el escape o la 'ausencia' le resultan ajenos... Con la filosofía del poder y de la 'voluntad' su pensamiento en gran medida sigue anclado a la subjetividad.

    El mundo es un 'verbo', o más estrictamente, un infinitivo, un acontecer que en muchos aspectos es infinito, es decir, indeterminado, que expresa positivamente, que remite a un proceso sin fin de transformaciones. El verbo chino también es indeterminado en relación con la persona, el tiempo y el número. No conjuga. Ni el pensamiento chino ni la lengua china conocen el caracter definitivo de un 'finito'. Según su posición un caracter chino puede ser usado como sustantivo, adjetivo, preposición o verbo. Un caracter chino puede oscilar entre verbo y preposición. (...) El adjetivo no es una 'cualidad' del sustantivo, ni un 'accidente' de alguna 'sustancia' que sea su fundamento. Es, antes bien, un 'estado' determinado de todo el acontecer, del verbo. Sustantivo, adjetivo y adverbio son, se podría decir, las 'com-partes' de un acontecer, es decir, del verbo. Así, es posible dejar solo al infinitivo, sin ninguna otra determinación. Es muy agradable contemplar al verbo en ese estado infinito, inocente. No sabe de imposiciones de activo o pasivo, de acción ni pasión, de culpa o expiación, ni de victimario o víctima. También el brillo de algunos haikus proviene de tal acontecer sin hacer: como en Shiki, por ejemplo ["Sobre el ala del pato / se acumula la nieve / ¡Ah!, esta quietud"]; u otro de Bashô ["Nadie a la vista / en primavera, como tras el espejo, / la flor del ciruelo"]...

    (de Byung-Chul-Han, así mismo, en 'AUSENCIA...')

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  2. "Usted está tan cegado con lo personal, que no ve lo universal. Esta ceguera no acabará por sí misma, debe ser eliminada hábil y deliberadamente.

    A medida que se sumerja profundamente en sí mismo en busca de su verdadera naturaleza, descubrirá que solo su cuerpo es pequeño y sólo su memoria es corta, mientras que el vasto océano de la vida es suyo. Busque y descubrirá la Persona Universal que usted mismo es."

    Sri Nisargadatta Maharaj (1897-1981)

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  3. Respecto al 'Komorebi', así como sobre una experiencia más general del vivir con mentalidad 'zen', es muy recomendable la película 'Perfect Days' de Wim Wenders en Tokyo (2023)...

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