jueves, 27 de enero de 2022

InconstitucionaIUPPSOERcogobernantedecreta bozal con Alarmas por lejano ir 'A LA GUERRA'


Ni lo verdadero como las Ciencias o la Ley con los razonamientos, ni aun decente ser, cuenta ya: NO¡en el aquí, para nada...!
 
 
  
- 'Nuestros' gobernantes, con apoyo desde 'oposición' que comparte Casta de "cogobernanza" mediante las CC.AA, han anunciado envío de tropas navales y aéreas al "frente" [con Ucrania]... incumpliendo la ley que precisa del en votaciones por las Cortes haberse aprobado antes...
  
  

 
- Durante 2020 y 2021 se nos han mantenido en España prorrogadísimos Estados de Alarmas... al fin "anulados", tan sólo mucho después de haberse mantenido íntegros, por ser "inconstitucionales"...
  
 
- Sufrimos la [des]economía más ruinosamente parada-endeudada en la Unión Europea... y ni somos independientes del gas ruso como la nuclearizada Francia pero, en contra de lo que hace una pujante Alemania, nos ponen a la orden del trasatlántico aliado de Marruecos... que son los USA...
 
  
  
  
 

 
  
- Y todo ello es tolerado entre la pastueña complicidad de quienes obedientes acatan [bovina mente] las monsergas de Alarmas para rebaños con bozales perennes, incluso en soledad al aire, dictadas por el [enésimo] "Decreto-Ley" del 23/12/2021 que restringe nuestros derechos incumpliendo mandato constitucional del haber votado -la "convalidación o derogarlo..."- por el Congreso dentro del "Plazo de 30 (Treinta) Días Tras De Su Promulgación"... ¡Cuando ya se acumulan después otras 35 jornadas más hoy: suma y siguen!
  


El avisarnos mediante un 'Ómicron se transmite con tal facilidad que muy pronto nos contagiaremos todos' lo afirman algunos que lucen ajustadas mascarillas al aire libre, o toman todo tipo de precauciones extremas, sin ser conscientes de la flagrante contradicción entre sus palabras y su actitud. Si el contagio es inevitable, ¿qué finalidad, no masoquista, persiguen dificultándose la respiración; en un intento de impedir algo que ocurrirá de todos modos? Quienes consideran eficaces las restricciones aunque saben cómo el virus se expandirá igualmente incurren, cuando menos, en una contradicción. Pero su obstinación es tan formidable que se aferrarán acríticamente a su posición, incluso aun siendo conscientes de la incoherencia.  
  
  
Esta insólita convicción no proviene de una comparación racional de beneficios y daños, mucho menos de un profundo altruismo, sino de algo más complejo: las reglas Covid se han convertido para ellos en verdaderas normas morales, en principios universales indiscutiblemente ciertos que deben guiar cualquier conducta. Su vulneración dispara en los devotos la indignación, rabia y un profundo deseo de castigar al culpable, algo bien reflejado en la 'policía de balcón'. Las restricciones y prohibiciones, impuestas en un marco de miedo y aislamiento, acabaron engendrando un nuevo universo moral; donde principios como la cercanía, la compasión o el cuidado fueron sustituidos por la distancia, la displicencia y la animadversión hacia el prójimo.
  
  
El imaginario Covid contiene elementos de credos puritanos y conductas que recuerdan a ciertos ritos religiosos. Los sacrificios para tomar distancia de un virus respiratorio traen a la memoria las privaciones ascéticas, incluida la autoflagelación, para apartarse del mal y del pecado. La reiterada narrativa catastrofista es un remedo de los relatos de apocalipsis, donde la clave no se encuentra tanto en el cataclismo como en la penitencia y el posterior amanecer o 'nueva normalidad'. El término 'negacionistas' resuena con ecos de ancestrales calificativos como 'infieles' o 'herejes'. Y esa litúrgica obsesión por la limpieza, por la pureza, encuentra paralelismo real o simbólico en algunas religiones. Si el virus no se transmite por superficies ni objetos, ¿qué hay detrás de la exacerbada compulsión por la desinfección?     
     
 
   
En 'The righteous mind: Why Good People are Divided by Politics and Religion' (2012), Jonathan Haidt señala que la vertiente sagrada de la moralidad suele identificar el pecado con la suciedad; y la santidad con la limpieza. En algunas religiones esta identificación es meramente simbólica, como la pureza del alma o la limpieza moral; pero en otras se manifiesta de manera tangible, como la necesidad de abluciones para que el cuerpo se encuentre limpio antes de rezar. O en la prohibición del calzado dentro el templo por simbolizar la suciedad, la impureza mundana. Lo más interesante es que, Según Haidt, esta asociación de suciedad con pecado pudo haber cristalizado dentro de la cultura a través de la pugna de la humanidad con los gérmenes patógenos durante miles de años. Un combate que dio lugar al menos conocido sistema inmunitario...
 
DOS SISTEMAS INMUNITARIOS

En 'Parasites, behavioral defenses, and the social psychological mechanisms through which cultures are evoked' (2006), Mark Shaller plantea que no tenemos sólo un sistema inmunitario, sino dos. Además del biológico, explicado profusamente durante esta pandemia, la humanidad desarrolló una serie de mecanismos psicológicos, sociales y culturales que constituyen su primera línea de defensa contra los gérmenes. Se trata de otro, del comportamiento, resultado de la selección natural. Su funcionamiento permite detectar la presencia de patógenos y evitarlos.
 
 
El sistema inmunitario del comportamiento identifica determinadas señales (erupciones en la piel, deformidades, excrementos, aguas sucias, olores pútridos, fluidos corporales o simplemente un pedazo de comida que cae al suelo) como posible fuente de gérmenes nocivos y desencadena varias respuestas, entre ellas la del asco o repugnancia, que empujan al sujeto a apartarse. A lo largo del tiempo, este otro sistema inmunitario habría permeado algunos aspectos de la cultura, dejando llamativos elementos en muchos ritos religiosos. Y no solo en aquellos que exigen limpieza, física o moral; también en ciertas prohibiciones, como la carne de cerdo (antaño fuente de peligrosos parásitos) o la manera en que deben prepararse los alimentos para resultar admisibles.
  

 
Y, sin embargo, este sistema no parece haberse tomado muchas molestias con los virus respiratorios: suscita mucha menos repulsión una nariz constipada que unas erupciones cutáneas. Y no porque tantos virus causen dolencias más leves sino porque tal sistema es racional: solo actúa cuando percibe que los beneficios de eludir el virus compensan los costes. Dado que evitar los virus respiratorios conllevaría coste gigantesco, este sistema considera que no vale la pena intentarlo. Mejor dar paso directamente al otro sistema inmunitario: el biológico.
 
  
El sistema inmunitario del comportamiento es muy sensible ante señales de alarma porque está programado para 'minimizar los falsos negativos', esto es, para no pasar por alto ninguna situación peligrosa evitable. Por ello se dispara muchas veces sin motivo real. Algunos estudios anteriores a la pandemia comprobaron que la prominencia informativa sobre gérmenes contagiosos empujaba a los sujetos a un comportamiento más asocial, al aislamiento, a un fuerte recelo hacia sus conciudadanos y a una marcada inclinación a discriminar o estigmatizar a otros.
  
UNA INUSITADA PROMINENCIA 'INFORMATIVA'

La colosal fuerza con que las televisiones zarandearon informativamente el sensible sistema inmunitario del comportamiento, junto con la posibilidad de detectar el virus sin enfermedad, elevó la percepción de alarma hasta el paroxismo aun en momentos en que la mayoría de 'contagios' eran asintomáticos o muy leves. El pánico y el desconcierto contribuyeron a la deriva hacia un universo moral donde la sociedad se resiste a convivir con el patógeno, aunque sus efectos vayan siendo cada vez más leves, porque este virus parece haberse transformado simbólicamente en la encarnación del mal. 
  


  
En este cosmos, la 'vacuna' se percibe, no ya como un instrumento para prevenir la enfermedad, sino como un rito iniciático que confiere la condición plena de ciudadano. La mascarilla, el gel hidroalcohólico y la distancia social se han convertido en meros símbolos de virtud y superioridad moral; aun cuando en realidad este nuevo universo ha sacado lo peor del ser humano, ha fomentado las maldades más abyectas, como privar de sus derechos a quienes no se vacunan.
  
  
Ahora bien, aun compartiendo muchos elementos simbólicos, esta nueva creencia no puede considerarse una religión. Hannah Arendt señaló que no era correcto llamar religiones a ciertas ideologías totalitarias, aun cuando pudieran llenar huecos similares en el alma humana. Nos encontramos ante un conjunto de creencias disparatadas, incoherentes, rudimentarias, muy propias de una sociedad bastante infantilizada. Una religión es algo mucho más serio.
  
  
No intenten convencer a los adeptos: los argumentos racionales no hacen mella en tan rocosa obcecación. Sólo la televisión podría ejercer alguna influencia en el corto plazo. Sin embargo, una vez acabada la verdadera pandemia, mucha gente ha ido abandonando poco a poco este improvisado universo moral, que probablemente se acabará extinguiendo y solo dejará vestigios en el folklore. Pero su finalización podría constituir un proceso largo y tortuoso pues el abandonar una creencia resulta mucho más dificultoso que fue su adopción. Lo describió bien Arthur Koestler en su autobiografía, aludiendo a los 7 años en que abrazó la ideología comunista: 'un credo aparentemente nace como acto espontáneo; pero es gradual y lenta su muerte. Toda fe manifiesta esa tenaz resistencia a morir. Para evitar el horror del vacío, el creyente está dispuesto a negar todo lo que sus sentidos le muestran como evidente'.
  
  
Koestler ofrece otra clave importante: 'Nunca estuvo mi vida tan cargada de significación como durante esos 7 años, la superioridad de un hermoso error sobre una ruin verdad'. Sería muy triste llegar a pensar que el principal atractivo de la 'ideología Covid...' fuera su capacidad de llenar de significado el vacío existencial de mucha gente."

 
  

lunes, 10 de enero de 2022

¿'NEGACIONISTA'? ¡SÍ, ESO: LO SOIS VOS...!

        
Balido único en los rebañitos -reenviando "ALARMAS!" DEL 
ABURRICIE, con 'bozales' de Negacionismo irracional 
 decretado al Derecho..., por más 'Vivan las caenas'- 
 para "Inconstitucionales"  Antilegalidades! 
 
Aunque la verdad es que para nuestras [mayores] desgracias, todo esto -del aquí, ahora- no debería sorprendernos... al tampoco ser ya nada nuevo:
 
"Hombres veo que de hombres / sólo tienen, sólo gastan / el parecer y el cigarro, / el pantalón y la barba. / En el corazón son liebres, / gallinas en las entrañas, / galgos de rápido vientre / que en épocas de paz ladran / y en épocas de cañones / desaparecen del mapa. / Estos hombres, estas liebres, / comisarios de la alarma; / en cuanto escuchan a cien leguas / el estruendo de las balas, / con singular heroísmo / a la carrera se lanzan: / se les alborota el ano, / el pelo se les espanta. 

Valientemente se esconden,gallardamente se escapan / del campo de los peligros / estas fugitivas cacas, / que me duelen hace tiempo / en los cojones del alma. / ¿Dónde iréis que no vayáis / a la muerte, liebres pálidas, / podencos de poca fe / y de demasiadas patas? / ¿No os avergüenza mirar / en tanto lugar de España / a tanta mujer serena / bajo tantas amenazas? / Un tiro por cada diente / vuestra existencia reclama, / COBARDES de piel cobarde / y de corazón de caña. / 

Tembláis como poseídos / de todo un siglo de escarcha / y vais del sol a la sombra / llenos de desconfianza. / Halláis los sótanos poco / defendidos por las casas. / Vuestro miedo exige al mundo / batallones de murallas/ y barreras de plomo a orillas / de precipicios o zanjas / para vuestra pobre vida, / mezquina de sangre y ansias. / No os basta estar defendidos / por lluvias de sangre hidalga / que no cesa de caer, / generosamente cálida, / un día tras otro día / a la gleba castellana. / 

No sentís el llamamiento / de vidas derramadasPara salvar vuestra piel / las madrigueras no os bastan, / no os bastan los agujeros / ni los retretes, ni nada. / Huís y huís dando al pueblo, / mientras bebéis la distancia, / motivos para mataros / por las corridas espaldas. / 

Solos se quedan los hombres / al calor de las batallas / y vosotros, lejos de ellas, / queréis ocultar la infamia; / pero el color de COBARDES / no se os irá de la cara. / Ocupad los tristes puestos / de la triste telaraña. / Sustituíd a la escoba, / y barred con vuestras nalgas / las mierdas que vais dejando / donde colocáis la planta."  
 
(MIGUEL HERNÁNDEZ: 'Viento del pueblo', 1937)


La manera de llamarnos a quienes estamos denunciando una sistemática vulneración de los derechos para toda la ciudadanía es «negacionista».

Ayer, en la entrevista que le realicé al Juez José María Asencio, precisamente comentábamos esta cuestión: «negacionista» se llamaba al principio a los que negaban la existencia del virus. Un término que en principio puede entenderse (y que yo jamás he compartido). El virus, evidentemente existe, evidentemente ha causado muertes y muchos problemas a demasiadas personas.
  
  
Después, comenzó a haber en grupos de personas más amplios protestas ante las medidas de confinamiento, limitación del derecho a la movilidad. También se les llamaba «negacionistas» y aquí ya empezaba el término a hacer aguas. No negaban, sino que se oponían a las medidas restrictivas, que tiempo después el Constitucional consideró inconstitucionales (no porque no hiciera falta tomarlas, sino porque no se emplearon las medidas jurídicas pertinentes para ello).

Más adelante, tras publicarse estudios científicos que ponían en cuestión el uso de la mascarilla en espacios abiertos, (confirmaban que al aire libre era una medida innecesaria si se mantenía la distancia física), hubo más gente todavía que comenzó a protestar: sobre todo por los niños. Pues bien, a ellos también se los metió en el «saco del negacionismo». Y tampoco tenían nada que ver con los «originales» que negaban el virus: sencillamente utilizaban criterios científicos para explicar que respirar aire y mantener la distancia era una forma saludable de estar en el exterior sin contagiarse.

Llegaron las vacunas: un tratamiento experimental, puesto que era la primera vez que se aplicaba el ARN mensajero en algunas de las marcas que se pusieron a disposición del público desde finales de 2020. La opacidad de los contratos con las industrias farmacéuticas que dispensarían estos medicamentos en fase de ensayo, autorizados por vía de urgencia, generó críticas y oposición por parte de centíficos, políticos y población. También se los llamó «negacionistas» entonces, porque denunciaban que el proceso no fuera transparente, que no se cumplían aquellas garantías exigidas en las otras ocasiones y que no se estuviera informando adecuadamente a la población en base a sus derechos.

Comenzaron a inyectarse las dosis: en un principio estaban pensadas para población vulnerable (mayores e inmunodeprimidos) y para personal sanitario, puesto que eran los más expuestos al contagio y había que protegerles. Poco a poco se fue extendiendo en la población en general. Se pasó por alto el consentimiento informado, se pasó por alto poner el foco en los posibles efectos adversos que se estaban empezando a notificar. Se pasó por alto información fundamental queriendo presionar a la población de manera deliberada para que se inoculase una «vacuna» sin explicar en detalle que formaba parte de un ensayo del que solamente el tiempo podría demostrar su efectividad y sus posibles efectos adversos. A quienes tenían dudas, en base al principio de prudencia -fundamentalísimo en medicina...- se les llamaba «negacionistas y Antivacunas».

A medida que las vacunas se iban aplicando, comenzó a verse que su «protección» tenía un efecto limitado en el tiempo. Y que, además, debido también a la aparición de nuevas variantes, sería necesario inocular más dosis. Comenzando por la segunda y, ahora ya, la tercera... A quienes plantearon dudas al respecto de combinar los productos de distintas farmacéuticas (algo que no se había hecho antes, habitualmente, ante ningunas otras circunstancias) se le llamó también «antivacunas y negacionistas»... Y se hacían eco sencillamente de dudas perfectamente comprensibles ante tanta incertidumbre.

Llegó el momento de la vacunación infantil. Los expertos en un primer momento apuntaban a que la vacunación en niños debería hacerse frente a casos de riesgo: para los vulnerables o quienes convivieran con personas vulnerables, ya que el beneficio comparado con el riesgo no quedaba claro. Además, teniendo en cuenta que los posibles efectos adversos deben ser analizados durante años, no son pocos los pediatras que consideran que atendiendo a que este virus no ha tenido letalidad prácticamente en los más pequeños, la prudencia sería buena consejera

Pues bien: pronto cambiaron de orientación y se decidió establecer la vacunación a la infancia de manera general. Siempre voluntaria, pero presionando a través de campañas públicas dando a entender que vacunar a los más pequeños sería una protección para los mayores (ya vacunados en su inmensa mayoría). Una decisión que contraviene claramente los principios básicos establecidos en la medicina pero también contra la Convención de Derechos del niño: no es ético someter a una criatura a un tratamiento para proteger a un adulto de algo que al niño no le afecta prácticamente. Pues a quienes han señalado esto, ahora se les llama «negacionistas y antivacunas».
 
  
Resulta agotador tener que decir una y otra vez que cientos de miles de personas como yo, aun millones, no somos negacionistas ni antivacunas. En mi caso, debido a mis años de trabajo en el ámbito de cooperación internacional, siempre me he vacunado absolutamente de todo lo habido y por haber. Me he sometido a los tratamientos aprobados y con garantías, siendo consciente de todos los posibles efectos adversos. Con mis hijos he hecho lo mismo. No soy en absoluto contraria a la vacunación tal y como siempre se ha considerado.

Ahora bien: el hecho de que ponga de manifiesto que la situación que estamos viviendo vulnera los derechos y garantías de la población, que no se nos está informando correctamente, que se está presionando a la gente para que tomen una decisión (contra la recomendación dada por el Consejo de Europa en enero de 2021) y que los medios de comunicación mayoritarios compartan financiación con las empresas farmacéuticas vendedoras de esta vacuna y esto pueda condicionar el sesgo con el que informan, nos convierte automáticamente en «negacionistas», «antivacunas» y hasta «bebelejías».

¡Basta ya!  La manipulación está llegando a tal nivel que cuesta mucho trabajo poder explicar que nada más lejos de la realidad que el rechazo a los avances de la ciencia. Nada más lejos de la realidad que la subestimación de este virus. En absoluto. Somos millones las personas que hemos cumplido rigurosamente con todas las medidas, que a pesar de no entenderlas en muchos casos (pues no han sido pocos los expertos que las han denunciado como el 'pasaporte Covid' o las mascarillas en el exterior, o vacunar a niños sanos), hemos ido cumpliendo cuanto es de cumplir y teniendo prudencia con lo que nos parecía que podía ser peligroso. 

Nosotros... no somos irresponsables, ¡sino todo lo contrario! Dejen ya de acosar y perseguir a la gente que está tomando decisiones de manera tranquila, informada y que está intentando comprender cómo es posible semejantes atropellos aplaudidos por una horda de gente que únicamente se informa por lo que dicen en la tele.

Existen médicos, biólogos, virólogos, jueces, abogados, y expertos en diferentes disciplinas que no están teniendo la atención mediática necesaria para explicarle a la población que lo que les cuentan puede no ser del todo así, que tiene un sesgo a veces interesado por quien financia los medios de comunicación. Me decía el catedrático y experto en farmacovigilancia Joan Ramón Laporte en esta entrevista que sería imprescindible que, cuando estos medios entrevisten a cualquier «supuest@ expert@» deberían hacerle(s) declarar públicamente sus 'conflictos de intereses', pues la mayoría de los que ustedes están viendo aconsejarles productos de empresas privadas farmacéuticas, han recibido de ellas algún tipo de beneficio.

Voces como Owen Jones ya reconocen que la mayoría que aumenta no sería(n) 'los negacionistas' y que algo anda empezando a cambiar porque, cada vez más gente, está harta de que le recorten derechos y libertades sin fundamento científico.
 
 
Esta noche muchas familias tendrán entre sus miembros a personas que han sido atacadas por ejercer sus derechos. Señaladas, criminalizadas, y sobre a las que se ha querido poner cartelitos que les apuntarían como «peligrosas e infecciosas» sin serlo.

Sepan ustedes que aquellas personas no vacunadas no son necesariamente más peligrosas para su salud que una persona vacunada. Pueden infectarse de la misma manera y pueden contagiarle igual. Solamente debe tener usted cuidado de la persona que esté infectada. Sepa usted que el Derecho ampara perfectamente a que la gente decida libre si quiere someterse a un ensayo sobre un producto que, durante estos meses y por el momento, parece que ha sido positivo para evitar muertes y casos graves, pero no para evitar contagios. Por lo que , una persona que no tuviera riesgos ante el virus, es perfectamente libre para ponderar si le beneficia probar un medicamento o intentar por todos los medios protegerse del virus.

Hagan el favor todos los que difaman, todos los que criminalizan, todos los que insultan de aprender un poquito de Derecho, de escuchar a la ciencia (a toda, que es amplia y diversa) y a dejar de perseguir a quienes no hacen lo que ustedes quieren que hagan. Porque tratar de imponer algo a una persona que está en su derecho de no hacer supone un delito contemplado por el Código Penal, dicho sea de paso.

A quienes optan por negar los derechos de los demás: a tener su opinión, a expresarla, a moverse libremente, a informarse de distintas fuentes, a informar y ser informado, a esos es a los que yo llamo -ahora sí- negacionistas.

* Si te parece correcto ir preguntando a la persona sobre "sus" datos clínicos, estás intentando entrar en la intimidad de esa persona (la Ley le ampara para no contarte nada sobre la medicación que toma ni sobre su estado de salud).

* Si te parece bien que alguien sano no pueda entrar en un local contra su voluntad.

* Si te parece bien no compartir con una persona sana la mesa.

* Si te parece bien insultar y perseguir a una persona sana.

* Si te parece bien que nos censuren entrevistas a médicos y analistas de datos que únicamente informan sobre hechos y pruebas contrastadas.

* Si te parece bien pensar que no merece atención sanitaria una persona cuando no se somete a un tratamiento médico todavía no del todo probado el tiempo necesario en caso de infectarse (como también puede hacerlo quien sí lo ha tomado).

Entonces... ¡negacionista eres tú!



Desde que tienen 'PCR'... en España se decreta que "YA 
NO HAY GRIPES", aunque siguen vacunándose mucha 
gente por la S. S... 'Sólo HAY COVID-19: no paró en 
bozal, ¡la gripe sí!', para Oficial FAKE negacionista.

  
<< Las afirmaciones del Dr. Robert Malone sobre la "psicosis de formación de masas" en el contexto de la pandemia COVID-19 se subrayan por el hecho de que las autoridades del Reino Unido admitieron haber utilizado métodos "totalitarios" para "control mental" infundiendo miedo en la población.

En Canadá, el ejército también admitió haber lanzado su campaña de operaciones psicológicas contra su propia gente con el fin de manipularlos para que cumplan con las restricciones y mandatos de COVID-19. Durante su podcast viral con Joe Rogan después de que Twitter lo prohibiera, Malone explicó cómo la población mundial estaba siendo manipulada para permanecer en un estado constante de ansiedad histérica a través de la psicosis de formación de masas.

“¿Qué diablos le pasó a Alemania en los años 20 y 30? Población muy inteligente, altamente educada, y se volvieron locos ladrando. ¿Y cómo sucedió eso? preguntó Malone. "La respuesta es la psicosis de formación masiva".
  
  
“Cuando tienes una sociedad que se ha disociado entre sí y tiene una ansiedad flotante en el sentido de que las cosas no tienen sentido, no podemos entenderlo, y luego su atención se centra en un líder o una serie de eventos en un pequeño punto, al igual que la hipnosis, literalmente se hipnotizan y pueden llevarse a cualquier parte”, agregó.

“Y uno de los aspectos de ese fenómeno es que las personas que identifican como sus líderes, las que típicamente vienen y dicen que tienes este dolor y yo puedo solucionarlo por ti. Yo y solo yo ”, explicó Malone además,“ Entonces seguirán a esa persona. No importa si les mintieron o lo que sea. Los datos son irrelevantes".

“Teníamos todas esas condiciones. Si recuerdas antes de 2019, todos se quejaban, el mundo no tiene sentido y todos estamos aislados unos de otros”. "Entonces sucedió esto, y todos se concentraron en ello", dijo Malone, señalando: “Así es como se da psicosis en formación de masas y eso es lo que ha sucedido aquí”.

El resumen de Malone sobre cómo ciertas autoridades sanitarias aprovecharon la amenaza unificadora de la pandemia COVID-19 exagerando el discurso para crear histeria masiva está respaldado por detalles filtrados de cómo el gobierno del Reino Unido manipuló a su población durante los primeros días.

Como lo reveló por primera vez la autora y periodista Laura Dodsworth, los científicos del Reino Unido que trabajan como asesores del gobierno admitieron haber usado lo que ahora admiten ser métodos "poco éticos" y "totalitarios" para infundir miedo en la población a fin de controlar comportamientos en la pandemia.

El London Telegraph informó  los comentarios hechos por miembros del Grupo científico de comportamiento sobre influenza pandémica (SPI-B), un subcomité del Grupo Asesor Científico para Emergencias (Sage), el principal grupo asesor científico del gobierno.

El informe cita un informe de marzo de 2020, cuando se decretó el primer cierre, que declaró que el gobierno debería aumentar drásticamente "el nivel de amenaza personal percibida" que representa el virus porque "una cantidad sustancial de personas todavía no se sienten lo suficientemente amenazadas personalmente".


Un científico del SPI-B admite qe “en marzo [de 2020] el gobierno estaba muy preocupado por el cumplimiento y pensaba que la gente no querría que la encerraran. Hubo discusiones sobre la necesidad del miedo para fomentar el cumplimiento, y se tomaron decisiones sobre cómo aumentar el miedo".

El científico anónimo agrega que "distópica es la forma en que hemos utilizado el miedo".

El científico confesó además que “El uso del miedo definitivamente ha sido éticamente cuestionable. Ha sido como un experimento extraño. Al final, resultó contraproducente porque la gente se asustó demasiado".

Otro científico independiente del subcomité profesó: “Se podría llamar a la psicología 'control mental': eso es lo que hacemos... claramente lo intentamos y hacemos de una manera positiva, pero se ha utilizado de manera nefasta en el pasado".

Otro científico advirtió que "tenemos que tener mucho cuidado con el autoritarismo que se está infiltrando", y agregó que "la gente usa la pandemia para tomar el poder e impulsar cosas que no sucederían de otro modo nunca".

Según el informe, otro investigador del grupo reconoció que "sin una vacuna, la psicología es su arma principal", y agregó que "la psicología ha tenido una muy buena epidemia, en realidad".

Sin embargo, otro científico del subcomité declaró que se han quedado "atónitos por el uso de la psicología del comportamiento como arma" durante el año pasado, y advirtió que "los psicólogos no parecían darse cuenta del que dejó de ser altruista y manipuladora se volvía".

“Tienen demasiado poder y les intoxica”, advirtió además el científico.

Además de la respuesta del gobierno del Reino Unido, también se reveló que el ejército canadiense lanzó un programa de operaciones psicológicas contra sus propios ciudadanos en los primeros días de la orden pandémica para amplificar los mensajes del gobierno y "evitar la desobediencia civil".

"Los líderes militares canadienses vieron la pandemia como una oportunidad única para probar técnicas de propaganda en un público desprevenido", informó Ottawa Citizen.
  
  
Mientras tanto, luego de los primeros esfuerzos para censurar su mención por completo, Google ahora está manipulando desesperadamente sus resultados de búsqueda hacia devolver solo artículos negativos sobre "psicosis de formación de masas" y el Dr. Malone.

El enlace de resultados de búsqueda superior actual en Google para "psicosis de formación de masas" es un artículo de éxito desde Forbes que recicla afirmaciones dudosas que el Dr. Malone ya desacreditó durante su aparición en Rogan. >> 
   
  

 
  
...
  Se comienza por el invento de Asintomática Enfermedad y así 
hasta una "pandemia" con Millón de Contagios pero 
Sin llenarse Redes Hospitalarias ninguna...
... 
   [según la -última- 'Encuesta sobre Morbilidades' del INE, 
en 2017 hubo 4'9 millones de ingresos hospitalarios
 ¡y... 1.163 muertes, total/día!: previo al Covid] 
... 
   [la Gripe aún es una "Enfermedad de Obligatoria Comunicación"
   y contaron hasta 2019 más de 0,6 millones de contagios/año
   pero desde 2020 la Estadística Oficial dice "h@y 0" Casos:
   ¡vaya trolas por NEGACIONISMO 'Fake' correctísimo!...]
     
  


      Para sobrevivir podemos
      usar el miedo, de nuestro
      cerebrín reptiliano [acatar 
      irracionales placebitos]...
      razón responsable utilizar.  

      ¡Escoge, cada cual, es libre:
      se puede creer -y reflexionar-
      sin seguir dictados del alarmar
      pero nadie ajeno resolverá eso;
      ni a nada cabe reclamarle luego!