miércoles, 24 de abril de 2019

Con sus torticeras "Desgravaciones" fiscales los UPPSOERC's a la inmensa Mayoría nos TIMAN


   
Se ven graves inconsistencias financieras o contables en las proclamas electoreras emitidas estos días por esos tan célebres "3 temores" de nuestra Oposición y sus -pretendida mente, superiores...- variopintos "contratenores" enfrentados desde otras filas afectas al Gobierno actual del Reino...
  
Por ejemplo: ni unos ni otr@s han repuesto con su decretar siquiera cierta compensación de pérdida del poder adquisitivo por IPC's que les anularon a nuestras rácanas Jubilaciones desde 2010... Mas prometen 'el oro y el moro' cada vez sin rubor al electorado, todas Sus Señorías...

Cualquier día podemos viajar en Cercanías 100 veces más de personas que con Trenes AVE; pero entre toda la ciudadanía subvencionamos al minoritario caso de Altas Velocidades, a cuyas clientelas NO se les cobran (por sus billetes) todos los costes de inversiones precisas para la infraestructura de tal funcionamiento, donde se costean algunos Presupuestos Públicos 5 veces mayores que [lo cargable] financiándose las demás vías férreas de otra Media Distancia o/y Proximidades -menos veloces- muy mayoritariamente usadas cada jornada.

Ese paradigma del supuestísimo populismo 'alternativo' ultra izquierdista radical "más Plus"... que pretende ser hoy la corporación municipal madrileña desgrava los Impuestos de Actividades Económicas a sus empresariados -nada importa con qué magnitudes, rentas o patrimonios...- que tan sólo abonen 'Abono de Transporte' para sus plantillas (¡aun cuando éstas acaso sean unipersonales!)... 

Y cualesquier Administraciones Públicas menos progresistas han venido regalando subvenciones a los especuladores que aleguen haberse lucrado alquilando viviendas... con tal de ser sus inquilinos "Jóvenes" (análogamente al caso de otras contrataciones con cotización social reducida por emplear -o sea, explotarse- "Trabajador@s para Bajas Empleabilidades" incurs@s)... ¿Nos hemos decidido a chuparnos los dedos, como tontos, y desistimos del echar ya nunca la mínima cuenta
 
"La idea de que el PIB no refleja toda realidad económica —medible a través del bienestar de los ciudadanos— es tan antigua cuanto la propia creación de nuestra contabilidad nacional como herramienta para calcular qué produce un país a lo largo de cierto periodo en el tiempo [...]

Eso explica que organismos intergubernamentales como la OCDE o Naciones Unidas hayan creado (espoleados por un número creciente de economistas) sus propios índices para medir una calidad de vida, en última instancia lo que se pretende con el mayor incremento del PIB, toda vez que favorecerá la inversión en las necesidades básicas, como sanidad, enseñanza, investigación científica o promociones de viviendas [...]

En el último Índice (compuesto por 11 indicadores), España alcanzó el puesto 19 de un total de los 38 países analizados, por delante de Italia o Japón, pero por detrás de la mayoría de los países europeos avanzados.

  
Y nos convendría que no se olvidara; pues España, que políticamente resulta un país muy 'ciclotímico' (pasando con enorme facilidad desde los pesimismos finiseculares en la Generación del 98 hasta otra euforia desmedida más propia del ambiente previo a -sus Juegos Olímpicos de- 1992), va camino hacia una reciente autocomplacencia digna de ser tenida en cuenta. 

Hasta el punto de que la Economía ha desaparecido en el debate electoral más allá de manidos recurso del prometerse rebajas de impuestos 'gratis total'. 

O ha sido enterrada bajo la promesa de toneladas de gasto público sin que se responda a la célebre pregunta que ya hizo Josep Pla cuando llegó a Nueva York: '¿Y esto, quién lo paga?'. Es decir, en ambos casos sin la precisa memoria económica que avale alguna solvencia para esas cifras comprometidas ante los electores.

Todo es tan absurdo que, incluso, se obvia una realidad incómoda que se ocultó deliberadamente en el momento de presentar los programas electorales, y que tiene que ver con la ralentización de una economía —en línea con lo que está sucediendo en la mayoría de los países avanzados y, sobre todo, para China...— que ha pasado en apenas 3 años de crecer un 4,1% anualmente al 2,3% en el último trimestre del año pasado. 

Lo cual refleja que la desaceleración no es un discurso de 'agoreros'. Y que, además, cuenta con un lunar importante: España es uno de los pocos países para la Euro-zona que todavía no ha recuperado su nivel de empleo previo a la crisis (tenemos la 2ª mayor tasa de desempleo)...

El PIB, en todo caso, ha sido favorecido por una posición cíclica de la economía española (aún retrasada, en varios trimestres, respecto a la Euro-zona) o su gasto público (y el mayor déficit de Europa); lo que justificaría, como bien se contaba por Javier G. Jorrín, hasta una tercera parte del crecimiento... 

Y que de manera indudable da señales del agotamiento, también, con uno de los tesoros encontrados en los últimos años: el sector exterior.

La balanza de pagos (cuenta corriente y de capital) ha sido negativa en enero, lo que significa que España vuelve a tener necesidades (y no capacidades) de financiación, después de haberse visto cómo en 2018 el superávit exterior lo redujo hasta su mitad.

 
A este ritmo, como han puesto ya de manifiesto muchos analistas, el 'colchón de seguridad' que antes garantizaba solideces para la expansión desaparecerá en poco tiempo; lo cual es especialmente preocupante para un país que todavía acumula (pese a la mejora de los últimos años) una deuda externa equivalente al 77% del PIB (932.000 millones de euros)...

Y cuyo Tesoro Público, literalmente en manos del BCE, debe captar este año de los mercados nada menos que 209.526 millones de euros. Un cuarto de la Deuda española (más de 1,17 billones €) está ya en la mano de los banqueros de Fráncfort.

Aunque los economistas reconocen cómo nadie dispone hoy de instrumentos analíticos rigurosos para poder advertir sobre la llegada de una recesión, parece razonable pensar que un debilitamiento de nuestra economía limita el margen para maniobras ante las políticas fiscales. Algo que olvidan los políticos, lo que necesariamente conduce a la frustración de los votantes cuando observan que lo prometido era una quimera.
  
Solo habría que recordar cómo los inicios del desplome electoral en el PP con Rajoy se produjeron, de hecho, cuando desde la oposición prometió que bajaría los impuestos y lo primero luego al llegar a su Gobierno fue aumentar el IRPF más, posteriormente, también IVA... O, en el caso del PSOE, cuando Rodríguez Zapatero negaba la crisis de forma incluso ridícula y al final tuvo que hacer muy duros ajustes obligado por su cruda realidad.

El resultado en esa estrategia del esconder cabezas debajo del ala, como no puede ser de otra forma, es una pérdida de credibilidad de los políticos y de la propia política, que es una entre las causas que nos explican el crecimiento de los populismos.

Cuando no se confía en la política aparecen los 'políticos milagreros', como antes decía Fuentes Quintana, que sólo agravan el problema. Unas veces diciendo que la curva de Laffer 'demuestra' lo que no es verdadero (apenas  operaría —y no en todos los casos— a partir de un determinado nivel en  presión fiscal que, desde luego, España hoy no ha podido alcanzar) u otras veces confiando en los tipos impositivos hipotéticos aumentos de recaudación... 

Pero, en realidad, la calidad del sistema productivo (y no solo los tipos marginales) es lo que justifica el cómo España recauda sistemáticamente menos que la Euro-zona. Un país de bajos valores añadidos es también 'low cost' en términos de recaudación fiscal.

  
Es evidente, sin embargo, cómo el principal incentivo de los Partidos pasa por lograr los mejores resultados posibles, pero, precisamente por eso, nuevas probabilidades del hacérsenos demagogia fiscal son cada vez mayores. 

Entre otras cosas, porque la utilización de las redes sociales como canales de distribución de mentiras presupuestarias tiende a aumentar a medida que la prensa tradicional —en la mayoría de los casos en una situación de quiebra técnica ha ido dejando de tener el monopolio de la información, lo que significa que se dejaría un terreno abonado a todo tipo de atropellos intelectuales.

Y así es cómo burdas mentiras sobre el verdadero nivel de presión fiscal o sobre la naturaleza del gasto público pululan hoy por las redes sociales con total impunidad. Y lo que se vería más preocupante, propaladas por los propios partidos políticos con 'costes 0'...

Sin duda, por la ausencia de un organismo oficial (público o privado) con autoridad legal para evaluar obligatoriamente de forma independiente y objetiva —como aquél que existe en Holanda— el coste de los programas electorales. Lo cual en España podría cumplirse por la Autoridad Fiscal Independiente (AiRef).

Esa carencia es la que les permite a los Partidos prometer rebajas en impuestos o incrementos del Gasto Público al margen de cualquier racionalidad económica. No es, desde luego, un problema del sistema político español sólo. 

El populismo fiscal —que suele olvidar el cómo lo que se grava son capacidades económicas y no ningún otro tipo de consideraciones hereditarias— supondría un resultado desde cierta trivialización para nuestra política, y en sus propias democracias, inédita desde que moralistas británicos pusieron a circular durante los siglos XVII y XVIII aquella nueva idea del Bien común.

Es decir, la demagogia el fruto en una 'democracia' despojada de su atributo fundamental, que es la racionalidad frente a los impulsos primitivos que por su propia naturaleza no son frutos del análisis empírico ni del rigor académico; sino, por el contrario, herederos del fanatismo ideológico."

    

Es más, y conforme se nos acaba de recordar -tan bien, oportuna mente, hace muy poco...- por Juan Fco. Martín Seco, La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha publicado su gran estudio “Benchmarking Working Europe 2019...” que señalaba cómo para toda una serie de Países eurocomunitarios los salarios reales se redujeron durante la última década toda (-4% en Portugal, -3% en España, -2% de Italia)... Pero sin embargo, frente a ello, la frivolidad del discurso económico en las distintas formaciones políticas es inquietante

"Todas sus propuestas cuelgan del vacío, pareciendo que ni siquiera les importaría ya demasiado una total ausencia de consistente fundamento; y hay que comenzar señalando la llamativa levedad de los equipos económicos, que por otra parte están -si acaso existen- desaparecidos en el mayor de los anonimatos... Del de Podemos aún se desconoce su existencia, pero tampoco parece que les importe mucho tenerlo. 

En IU, con eso de que su 'Coordinador' se tiene por un "economista", y dice eso de que 'el Euro no importa y no condiciona nada', ¿para qué van a necesitar más? Desde tal coalición política alguien ha dicho que 'los Estados no pueden quebrar' (y eso era cuando nos endeudábamos en nuestra propia moneda, en otros tiempos, mas ahora lo hacemos en una divisa que no controlamos; con lo que claro que podemos quebrar, estamos a expensas del BCE o de los mercados: ¡que se lo digan a Grecia!).

El equipo económico del Doctor Sánchez (él también dice ser economista) está en consonancia con su tesis doctoral: la ministra de Hacienda es licenciada en medicina, con sus 'mariachis' traídas todas de Andalucía; y otra con cartera para Economía, discípula de Solbes (que tuvo tanto éxito en la crisis anterior) ha sabido hacer carrera en la burocracia europea con el Presupuesto de la Unión (el cual, como se sabe, apenas tiene casi contenido y el poco que tiene es totalmente ajeno a los problemas fiscales que afectan al de los Estados)... 

Esta ministra de nuestras Economías, para cubrir al Gobierno en su despendole presupuestario, ha recurrido a la 'tasa de crecimiento'. Pero una vez más hay que incidir en el hecho de que las cosas cambian cuando se forma parte de la Unión Monetaria (Cuando un país carece de moneda propia y se endeuda en moneda extranjera o en una moneda que no controla, una tasa positiva de crecimiento tiene un carácter ambiguo, ya que si el crecimiento es a crédito constituye una bomba de relojería a medio plazo. 

Eso fue lo que ocurrió en los primeros 8 años del presente siglo: la existencia de una Moneda común, el Euro, propició que el saldo de la balanza por cuenta corriente alcanzase niveles jamás conocidos -9%- y que se disparasen sus contrapartidas, el endeudamiento exterior [esta vez privado]. Aunque nunca hubiese ocurrido, por lo menos a esos niveles, de ser las Pesetas nuestra divisa, ya que los inversores internacionales, temiendo el riesgo de tipo de cambio, no se hubiesen aventurado tanto). 

El “España va bien” de Aznar y las bravatas de Zapatero acerca de que la renta per cápita en España había superado a lo de Italia, estuvieron en aquel origen de la fuerte recesión que sufrió la economía española...

   
 
La ministra de Economía minimizaba (“no llegó al 100%”, ha señalado) el nivel del endeudamiento público: la cifra peor en los 50 últimos años y muy distinta de lo del 2007 (el 35%). Entonces eran deudas privadas las causantes de la crisis, pero ahora, dado su nivel, podría ser lo otro a poco que su déficit se incrementara. Los ultimísimos indicadores señalan que gran parte del crecimiento económico actual se debe al sector público... El exterior, por contra, se debilita progresivamente. El saldo de la balanza por cuenta corriente se reduce de manera notable, y aun cuando es verdad que se mantiene para zona positiva, el peligro de que pueda adentrarse por cifras negativas no es descartable...

La levedad en materia económica no es ajena tampoco a las formaciones a la derecha del PSOE, tanto en la composición de los equipos económicos como para sus propuestas. Sus líderes no son economistas, pero también se expresan con toda futilidad en esta disciplina. Los equipos económicos se habrían reclutado entre aquellos liberales más dogmáticos, economistas de laboratorios o/y periodísticos, totalmente divorciados de la realidad e ignorantes de las limitaciones que impone el hecho de no contar con una moneda propia. 

Solo así se pueden explicar ocurrencias tales como la propuesta en Ciudadanos de rebajar el 60% del IRPF para los contribuyentes que residan en zonas despobladas: se presiente que todas las grandes fortunas, y aun otras no tanto, van a establecer sus domicilios en estas zonas; las cuales por supuesto dejarán automáticamente de ser tales (y es increíble la propensión que tienen algunos a intentar solucionar todos los problemas mediante la bajada de impuestos, cuando cualquier manual de Hacienda Pública ha señalado los múltiples defectos que los gastos fiscales presentan en comparación con las políticas directas).

Y hablando sobre reducción de impuestos, el nuevo líder del PP ha perdido toda proporción y medida, promete a diestro y a siniestro cualesquier reducciones tributarias sin ninguna consistencia. En alocada gesta pretende barrer toda huella del 'marianismo' (ya se arrepentirán ahí...) y resucita el 'aznarismo', que tan nefasto fue desde puntos de vista económicos y en cuyo gobierno se fraguaron desequilibrios que nos dieron lugar a la peor crisis económica padecida por España este último medio siglo.

Los forofos 'pablistas' hablan con orgullo del retorno al liberalismo, enterrando 'socialdemocracia' de Montoro (nunca se le hubiera tenido por socialdemócrata, si bien es verdad que fiscalidad impulsada en sus etapas últimas fue más progresista que previas políticas de Solbes y Salgado: la explicación no hay que buscarla por su ideología, sino en el mero pragmatismo, Rajoy se vio obligado a enfrentarse con la desastrosa situación económica engendrada desde los otros Gobiernos de Aznar y Zapatero; no tuvo más remedio, con mejor o peor acierto, que pisar tierra).

Por el contrario,  parece que viven entre nubes los líderes actuales de todas las formaciones políticas; y que con anterioridad a ellos no hubiera existido nada, salvo tierra quemada... Iglesias, Sánchez, Ribera y Casado persiguen el vellocino de oro: son 'argonautas' pero sin carga, sin peso, ingrávidos, levitan, y con ellos hay el peligro de que lo haga toda España."