viernes, 20 de noviembre de 2020

El h@mbre acecha... llamo al toro de España... ¡Hay c@s@s ante l@s que no cabe Abstención!


   
EL ANIMAL INFLUYE SOBRE MÍ con extremo, 
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones. 
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo 
para acallar en mí la voz de los leones.

Me enorgullece el título de animal en mi vida, 
pero en el animal humano persevero. 
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida, 
bajo tanta maleza, con su valor primero.

(...)

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos 
donde la vida habita siniestramente sola. 
Reaparece la fiera, recobra sus instintos
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría, 
y se quita la máscara, la piel de la cultura, 
los ojos de la ciencia, la corteza tardía 
de los conocimientos que descubre y procura.
  
  

(...)

Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido, 
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca, 
el pan, el día, el hambre no tenga compartidos 
con otras hambres puestas noblemente en la boca.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera 
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente. 
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera 
os doy la humanidad que mi canción presiente...
   
  


ALZA, TORO DE ESPAÑA: levántate, despierta.
Despiértate del todo, toro de negra espuma,
que respiras la luz y rezumas la sombra,
y concentras los mares bajo tu piel cerrada.

Despiértate.
Despiértate del todo, que te veo dormido,
un pedazo del pecho y otro de la cabeza:
que aún no te has despertado como despierta un toro
cuando se le acomete con traiciones lobunas.

Levántate.
Resopla tu poder, despliega tu esqueleto,
enarbola tu frente con las rotundas hachas,
con las dos herramientas de asustar a los astros,
de amenazar al cielo con astas de tragedia.

(...)  

Desencadénate
Desencadena el raudo corazón que te orienta
por las plazas de España, sobre su astral arena.
A desollarte vivo vienen lobos y águilas
que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.

Yérguete.
Es como si quisieran arrancar la piel al sol,
al torrente la espuma con uña y picotazo.
No te van a castrar, poder tan masculino
que fecundas la piedra; no te van a castrar.

Truénate.
No retrocede el toro: no da un paso hacia atrás
si no es para escarbar sangre y furia en la arena,
unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas
abalanzarse luego con decisión de rayo.

Abalánzate.
Gran toro que en el bronce y en la piedra has mamado,
y en el granito fiero paciste la fiereza:
revuélvete en el alma de todos los que han visto
la luz primera en esta península ultrajada.
  
   

(...)  

Revuélvete.
Partido en dos pedazos, este toro de siglos,
este toro que dentro de nosotros habita:
partido en dos mitades, con una mataría
y con la otra mitad moriría luchando.

Sálvate.
Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate.
Levanta, toro: truena, toro, abalánzate.
Atorbellínate, toro: revuélvete.
Sálvate, denso toro de emoción y de España...

               Miguel Hernández (1938)
   

"... ¿Quién sería, una persona: qué ha logrado? Sin seguir fiel a sí mismo nada tiene, ya. Decir lo que se siente, de veras, y no... repetir las palabras de quien se arrodilla..."

domingo, 15 de noviembre de 2020

Cosa por su nombre: 'dictadura constitucional'




"Durante la última de las sesiones de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, alguien le mencionó la bichaPedro Sánchez aludiendo a la “dictadura constitucional”. La reacción del presidente evidenció su ignorancia supina en la materia jurídico-política cuando le espetó al diputado interpelante que 'de ninguna manera una dictadura podía ser constitucional por existir una contradicción entre ambos dos términos'. 

Tal vez él lo crea así, pues no parece percatarse de que, en su último decreto de alarma, lo que verdaderamente ha establecido es una dictadura constitucional que acaso pudiera servir al propósito de atajar la epidemia de coronavirus –aun cuando nada lo garantiza–, pero lo que sí es seguro es que nos cercenará algunas de las libertades y derechos fundamentales de los españoles.

Este concepto de dictadura constitucional ya lo empleó Carl Schmitt para designar la situación a la que podía conducir el artículo 48 de la Constitución de Weimar, que concedía al presidente del Reich alemán el poder de “suspender en todo o en parte los derechos fundamentales” cuando estuviera en peligro la seguridad o el orden público; una situación de excepción que, de hecho, podía instituir una dictadura en manos del canciller. 

Es decir, una dictadura derivada del ejercicio mismo de los poderes constitucionales cuando éstos tomaban la decisión de provisionalmente eliminar libertades públicas y el control del Gobierno por el Parlamento y los tribunales. 

Schmitt escribió en 1925: “Ninguna Constitución de la tierra había legalizado tan fácilmente el golpe de Estado como la de Weimar”. Luego el ascenso de Hitler al poder en 1933 –cuando el 30 de enero el presidente Paul von Hindenburg le nombró canciller y dos meses más tarde el Reichstag aprobó la 'Ley para el Remedio de las Necesidades del Pueblo y del Reich'– permitió constatar que, en efecto, Carl Schmitt había acertado en su pronóstico.

Una dictadura constitucional ahora es lo que propone y dispone Pedro Sánchez con su declaración del 'estado de alarma'. Una declaración que otorga a su Gobierno el poder de legislar al margen del Parlamento, regulando hasta el mínimo detalle la vida de los españoles –como ya ocurrió durante el estado de alarma anterior– y cercenando sus libertades de manera generalizada (sin considerar el límite que imponen las leyes sanitarias al autorizar la restricción de los derechos individuales sólo a las personas contagiadas o que hayan tenido un estrecho contacto con éstas). 

  

Y ahora con el agravante de haber suprimido el control parlamentario de la acción del Gobierno durante 6 meses –lo que choca frontalmente con el mandato constitucional de que sea el Congreso de los Diputados quien, cada quince días, decida acerca del mantenimiento de la situación excepcional– y también el de los jueces ordinarios; pues la naturaleza de la norma obliga a que el control jurisdiccional lo ejerza el Tribunal Constitucional. 

El remedo de que el presidente vaya por el Congreso un rato cada dos meses -para charlar del asunto...- no es un verdadero control parlamentario, pues se ha eludido la posibilidad de realizar cualquier votación que pudiera retirar al Gobierno los poderes de excepción adquiridos con la alarma.

La anterior experiencia del confinamiento ya preludiaba este abuso de poder actual, pues fueron numerosas las intervenciones gubernamentales que cercenaron los derechos de circulación y residencia, la libertad de expresión, el derecho de reunión pacífica y sin armas, la libertad de empresa y el derecho a la negociación colectiva. Pero lo que ahora se produce es un salto cualitativo de imprevisibles consecuencias. 

La dictadura constitucional es un hecho que emerge de la aprobación misma de la renovación del estado de alarma por parte del Congreso. Éste se conforma a ser retirado de sus funciones de control del Ejecutivo y, de esta manera, otorga al Palacio de la Moncloa un poder que se asemeja al que, en otro tiempo, se ejerció desde el Palacio de El Pardo. 

Pedro Sánchez debiera haber aprendido que las dictaduras no siempre se derivan de una guerra y que sí es perfectamente posible que, tergiversando y retorciendo la Constitución, sea ésta la que aparentemente las ampara. 

Alguien señaló hace unos meses que el presidente del Gobierno tiene vocación de autócrata. Ahora lo estamos constatando sin la menor duda. Ojalá que ya no sea demasiado tarde."

(Mikel Buesa, 29.10.2020: 'Dictadura constitucional')