sábado, 3 de octubre de 2020

Ponzoñoso politiqueo aquí agrava pandemia y economía: lo peor de ambas entre toda la UE...


El hospital Infanta Leonor, encajado entre una autopista y un ferrocarril suburbano, sirve a los densos distritos obreros del sureste de Madrid. El mes pasado, 402 de sus 480 médicos firmaron una carta al gobierno regional advirtiendo que el hospital estaba en un estado de “pre-colapso”, con el 54% de sus 361 camas y los 27 espacios de cuidados intensivos ocupados por pacientes con covid-19. Con 784 casos por cada 100.000 habitantes en la última quincena, Madrid es actualmente la región más afectada de Europa.

Esto es parte de un fracaso nacional más amplio. El 5 de julio el primer ministro de España, Pedro Sánchez, proclamó que “hemos vencido al virus y controlado la pandemia”. Sin embargo, el país vuelve a ser el punto negro del coronavirus en Europa

¿Qué salió mal? Los expertos en salud señalan con el dedo un fracaso de gobierno por el que tanto la coalición minoritaria de izquierdas con Pedro Sánchez como el conservador Partido Popular (PP), que dirige Madrid, tienen la culpa. 

Después del bloqueo más estricto en Europa, España se apresuró a su liberación. El PP se unió a los nacionalistas catalanes y vascos para negarse a apoyar la renovación del estado de Alarma bajo el cual el gobierno podría restringir la actividad. Reprendido, Sánchez entregó el control de la pandemia a las regiones y se fue de vacaciones. Varias de ellas, especialmente Madrid, no lograron fortalecer la atención primaria de salud y el rastreo de contactos. 

El gobierno no les exigió tampoco que lo hicieran, ni reglas claras para manejar los brotes del virus. El verano hizo el resto: prestando atención al triunfalismo de Sánchez, los españoles volvieron a su feliz convivencia habitual en bares, discotecas y reuniones familiares. 


Isabel Díaz Ayuso, presidenta regional, en Madrid se opone a medidas más estrictas que dañarían la economía. Esta semana, el gobierno pensó que había asegurado un acuerdo para extender a toda la capital las restricciones sobre movimientos y reuniones no esenciales que se ha implantado en sus áreas del sur.

Las nuevas reglas requerirían que todas las ciudades de más de 100.000 habitantes sigan su ejemplo cuando los nuevos casos superen los 500 por 100.000 y se cumplan otros criterios. Pero a ello se opusieron Cataluña y otras 3 regiones más también gobernadas por el PP; el supuesto acuerdo con Madrid parece haberse desmoronado.

Esta falta de control sobre la pandemia ha dejado cortada de raíz toda recuperación económica. Los pronósticos ahora calculan que la economía se contraerá este año hasta un 13%, la peor cifra en Europa. Los nuevos brotes frenaron un esperado reinicio del turismo. Raymond Torres -de Funcas, un think-tank patronal- señala que la economía española es particularmente vulnerable, pues hostelería y el turismo representan en total un 26% del PIB, 5 puntos más que la media europea.

Cerca de 60.000 entre los 315.000 bares y restaurantes en España han cerrado; es probable que otros 40.000 lo hagan antes de fin de año, según el lobby del sector. Esta semana, el gobierno extendió hasta el 31 de enero un plan de bajas que actualmente ayuda a unos 800.000 trabajadores (tras llegar al máximo de 3,2 millones). Ha concedido 85.000 millones de euros en créditos a empresas. Es posible que se necesiten más herramientas para prevenir lo que el Sr. Torres teme puede ser una “cascada de quiebras”...


España confía en las ayudas de la UE, pero su mayor parte no llegará hasta el año 2022. Pueden estar ligadas a reformar el mercado laboral, pensiones, enseñanza y formación. Lo cual requiere del consenso político, que hoy es escaso. Pedro Sánchez ha pedido repetidamente la unidad nacional... ¡sólo para que al mismo tiempo los ministros claven cuchillos en la oposición! Sus relaciones con Pablo Casado, el líder del PP, están marcadas por la
desconfianza mutua total.

La coalición de los socialistas de Sánchez y Podemos, un partido de la extrema izquierda, asumió el cargo en enero con ayudas de los separatistas vascos y catalanes. Pero la clase gubernamental se queja del que las derechas niegan su legitimidad. La oposición acusó a Sánchez de poner en peligro la Constitución con sus aliados: Pablo Iglesias, líder de Podemos, también está en los ataques a la monarquía y al poder judicial.

Con cierta demora, es probable que Sánchez consiga un Presupuesto aprobado. Eso debería permitirle al gobierno sobrevivir por el resto de la legislatura, esto es, hasta 2023. Pero a un costo. El sector privado está sacudido por tal guerra política en España y la presencia de Podemos dentro del gobierno, aun cuando con poca influencia sobre la política económica. 

“Hay un mercado alcista del pesimismo”, dice un ex-ministro normalmente optimista y con vínculos comerciales. "Nunca me había preocupado tanto la situación política". La moderación de la clase media española y las limitaciones impuestas por la UE son su único consuelo.



3 comentarios:

  1. 'The Lancet' publicó los 5 fallos en la gestión del Covid-19:

    1/ El conocimiento de los niveles reales de infección... Recordemos a Fernando Simón diciendo hasta Marzo que "a España no" llegarían virus; y el 6 de Mayo reconoció que pudo ya estar aquí "desde antes de Febrero" (textual)

    2/ La participación de la ciudadanía... Hemos sido víctimas por decisiones en la desescalada desde un "comité de expertos" que luego se reconocía No haber existido nunca, del "mando único" en los geriátricos que tampoco Nunca hubo, etc....

    3/ Capacidad en los sistemas para seguir los contagios... Vemos que hacen falta rastreadores; lo que no dicen es que deben ser médicos y enfermeros por "competencia laboral exclusiva". Pero los gobiernos nunca retiran esas competencias, tan sólo cogen al ejército y así emplean 2.000 rastreadores que solo necesitarían habilidades sociales u ofimática.

    4/ Capacidad del sistema sanitario... Mermado ya de por sí más teniendo que dedicarse a "Atención Primaria" y hacer de rastreador... se desarmó prácticamente para todo síntoma no Covid.

    5/ Las medidas de control fronterizo son muy importantes para la hora de controlar las pandemias... España era
    el único país que nunca les imponía "Cuarentenas" -ni restricciones- a los viajeros procedentes del exterior tras abrir sus fronteras el pasado 1 de julio...

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  2. Lecciones de una pandemia: "LO QUE NOSOTROS NO HABRÍAMOS HECHO" [Rafael Matesanz, creador de la Organización Nacional de Trasplantes, un modelo internacional replicado por muchos países, compara la gestión de la pandemia que se está haciendo en España y se sitúa en las antípodas de su forma de trabajar]

    Me  han planteado varias veces en los últimos meses si las experiencias obtenidas a lo largo de los años por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) podrían haber contribuido a una mejor gestión de la pandemia ocasionada por el covid-19. A simple vista se trata de dos situaciones muy diferentes: de un lado, un grave problema de salud pública, con tremendas repercusiones médicas, económicas y sociales, y del otro, una parte relativamente pequeña del sistema nacional de salud, pero que salva muchas vidas y que se caracteriza por la necesidad de buscar la colaboración de la población en la donación de órganos y la participación mayor o menor de miles de profesionales sanitarios y no sanitarios de toda España.

    No obstante, un análisis más detenido pone de manifiesto que si nos fijamos en lo que ha sido hasta hoy la gestión de la pandemia en nuestro país, hay bastantes cosas que desde un organismo como la ONT, modelo de gestión integral descentralizada y que ha mostrado sobradamente su eficacia, jamás se habrían hecho porque van en contra de sus protocolos y su forma de actuar. Vamos a repasar a qué cosas me refiero con el fin de intentar aportar algo positivo para el futuro que pueda mejorar la situación actual.

    ¿Qué es lo que no habríamos hecho?

    Lo primero que no habríamos hecho en un tema que necesita de la colaboración transversal de tanta gente es actuar sin la participación, el consejo y el acuerdo de expertos en todas las áreas involucradas (desde epidemiólogos a gestores sanitarios, pasando por médicos de familia, de infecciosas, de urgencias…), a quienes se deben exponer y consultar cuantas decisiones relevantes haya que ir adoptando. La historia del comité que nunca existió es uno de los mayores sinsentidos de estos meses.

    Tampoco habríamos hecho pivotar la coordinación entre el Ministerio y las comunidades autónomas en las autoridades políticas, aunque de ellas sea la decisión final. Una de las claves de nuestro sistema de trasplantes es contar en cada comunidad con el coordinador autonómico, una persona de referencia a medio camino entre lo profesional y lo administrativo y perfecto conocedor de la materia que trata.

    Además, disponemos de una red de expertos en cada hospital liderados funcionalmente por la ONT y que son los que llevan a cabo los distintos procesos necesarios para que todo funcione. Ello permite una relación de colaboración mucho más fluida y una traslación eficaz de los acuerdos adoptados, evitando en todo momento el amateurismo que tanto ha abundado en esta crisis. No en vano uno de los aspectos más apreciados de la ONT, en gran medida por lo insólito, es haber conseguido que las 17 CCAA vayan en la misma dirección perfectamente coordinadas sin que las diferencias políticas influyan en las decisiones adoptadas. Muy probablemente, la tan deseada Agencia de Salud Pública debería tener una estructura similar.

    ... ... ... ... [Continuará]

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    Respuestas
    1. [Es continuación]

      En un asunto como este, en el que la confianza de la población es fundamental para ganar su colaboración, no habríamos lanzado mensajes continuamente cambiantes sobre multitud de asuntos como las mascarillas, las PCR, las compras de material, la inocuidad de asistir a manifestaciones hasta un día antes de decidir confinar a todo un país… (¿recuerdan la recomendación de llevar a pasear a los niños al supermercado?). Tampoco habríamos mantenido 'sine die' a un portavoz de aparición diaria, que comenzó haciendo una previsión de tan solo unos pocos casos y a lo largo de los meses ha ido verbalizando todas las incoherencias y los vaivenes del Ejecutivo. Los mensajes tienen que ir siempre en la misma línea y por alguien que inspire confianza y que tenga credibilidad, sin hacer predicciones o aseveraciones gratuitas si se desconocen las cosas ni confundir a la gente.

      Coordinación técnica versus sainete político

      No habríamos dado cifras incompletas, contradictorias, erróneas, cambiantes o simplemente maquilladas, incompatibles con un mínimo de credibilidad en el proceso. Es imposible gestionar nada de manera adecuada si no se dispone de una información rápida, completa y fiable.

      No habríamos tomado decisiones ni lanzado mensajes aparentemente técnicos, pero que en realidad obedecieron estrictamente a directrices políticas. Tanto el Ministerio como algunas autonomías han hecho uso y abuso de esta práctica de manera irresponsable. El bochornoso serial entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid, que si no fuera un asunto tan grave, bien podría calificarse de sainete, supera cualquier capacidad de aguante por parte del sufrido ciudadano.

      No habríamos repetido hasta la saciedad eso de “tiempo habrá…” cuando alguien sugiriera que habría que evaluar las actuaciones realizadas. Simplemente las habríamos evaluado como hacemos siempre.

      No nos habríamos escudado en la OMS para explicar a posteriori errores o retrasos en las tomas de decisiones. Este organismo, como otros internacionales, está compuesto por distintos países, y entre ellos, los hay que se adelantan a los hechos y van marcando la pauta que seguirán los demás, y los hay que simplemente esperan pasivamente a que les lleguen las instrucciones que no siempre son las más correctas ni llegan a tiempo. Toda la política de trasplantes de la OMS estuvo y sigue estando marcada por la ONT, y fueron nuestras líneas de actuación las que se transmitieron a todo el mundo a través de este organismo. Muy probablemente, todas estas cosas no se habrían hecho si las administraciones sanitarias central y autonómicas funcionaran con el modus operandi y la eficacia de la ONT. El problema es que tener una estructura bien trabajada y que funcione como un reloj es algo que no se improvisa, es el resultado del trabajo de mucha gente a lo largo de los años y en la dirección adecuada, anteponiéndose a los problemas, seleccionando las personas más capaces, formándolas, apoyándolas y dando todos los días buena muestra de lo que es trabajar juntos.

      Por eso, algunas cosas funcionan y otras… pues ya se ve

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