lunes, 29 de enero de 2024

En 63.000 crí@s [menores a 1 año...] y 48.000 preñadas de Gaza nunca terminará 'la Guerra'

 
  
Mientras las desalmadas voces de su Amo se nos ponen tan estupendas toreando cualquier razón contra lo más criminal mediante finísimas disquisiciones del cuánto es posible una carnicera destrucción masiva sin miedo al incurrir nunca en cierta tipificación legal precisa del Genocidio, más razones geopolíticas del "derecho" a responderse con "hasta ciento por una veces..." la otrora justa ley del Talión bíblica "en defensa de Israel...", vale la pena volver alguna vista mejor sobre tantísimas personas brutalizadas por toda esta "Guerra preventiva..." -de las Israel Defence Forces- en su PALEST...IETNAM...

(La historia se repite desde hace milenios: "...cuando Miriam estaba con Joseph caminando por las tierras de Palestina se puso de parto y, como el gobernador judío Herodes -por miedo a profecías del que creciera un mesías libertador allí...- había decretado ir dándose muerte a los Inocentes, nadie les prestó ayuda ninguna; tras de lo cual tuvo que ser alumbramiento del niñoJesús en un establo, entre la mula y el buey...")


   

En las últimas 16 semanas (posteriores a la jornada del 7-O en que Israel sufrió 1.200 bajas), durante los más de 100 siguientes días transcurridos las [auto-denominadas] "Fuerzas para la Defensa Israelí" han estado bombardeando todo (incluso a l@s civiles, no tan solamente objetivos militares) en la Franja de Gaza causando 26.000 muertes, de las cuales 16.000 mujeres y niños fueron... 

 

Según la ONU, entre muertos, heridos y "desaparecidos" el total ya ronda las 100.000 víctimas, por ahora; pero suman y [han prometido que] siguen... Aunque para más inri, deberían computarse también otros tantísimos dañados más, que van a seguir... sin remedio:  

  

 

"Luego del que Israel comenzara su invasión de Gaza poco después del ataque de Hamás el 7 de octubre, Aya Khrais, una dentista embarazada de 26 años, esposa de un médico y madre de una niña de 2 años que vive en la ciudad de Gaza, perdió contacto con los médicos y servicios de salud que necesitaba para la atención prenatal y el control de su diabetes.

 

Ella y su familia se vieron forzados al abandonar su hogar mudándose 5 veces seguidas para huir de los constantes bombardeos, a veces recorriendo varios kilómetros a pie. Cuando hablamos a principios de diciembre, se hallaba en casa de su cuñada en el sur de Gaza. La Dra. Khrais tenía 32 semanas de embarazo y dormía sobre un colchón delgado directamente en el suelo, compartiendo casa con 74 personas de 11 familias. Carecían de agua o alimentos adecuados, medicamentos, electricidad y herramientas para la higiene básica.

 

 

Durante los últimos 2 meses no ha recibido atención prenatal ni vitaminas y no ha aumentado de peso. El 10 de diciembre encontró a un obstetra privado que le informó que tenía un exceso de líquido amniótico y que necesitaba una cesárea inmediata. Encontró un hospital privado que abrirá el 16 de enero. El costo estimado sería de 4,000 $; la familia ha perdido todos sus ahorros y su casa fue bombardeada: no tiene ropa de bebé, pañales ni lugar o ningún modo adecuado para su recuperación postparto. “Tengo mucho miedo”, dijo por WhatsApp.

 

El relato del Dr. Khrais está lejos de ser infrecuente: aproximadamente hay unas 50.000 mujeres embarazadas en Gaza, todas ellas luchando contra la falta de un refugio estable, una nutrición inadecuada y  con agua salada o contaminada. Es difícil obtener atención prenatal, posnatal y pediátrica. Las agencias de la ONU han enviado medicamentos y equipos que salvan vidas a Gaza, pero no son suficientes para satisfacer las necesidades de la población. Es común la escasez extrema de analgésicos, antibióticos, medicamentos para las convulsiones y la diabetes y sangre. Según la Organización Mundial de la Salud, de las más de 180 mujeres que dan a luz cada día, es probable que un 15% sufra complicaciones y no pueda obtener servicios de emergencia obstétricos o pediátricos adecuados. Mientras tanto, acecha la amenaza de lesiones o muerte por bombardeos y acciones militares, al igual que un trauma emocional inimaginable.

 

 

Si estas madres e hijos logran sobrevivir a la guerra, tendrán que lidiar con efectos por el resto de sus vidasToda la investigación sanitaria en múltiples áreas de conflicto armado (como Siria , Afganistán, Somalia y Kosovo) revela que este tipo de condiciones están relacionadas con un aumento de abortos espontáneos, anomalías congénitas, muertes fetales, partos prematuros y mayor mortalidad materna. Otros estudios sobre conflictos armados entre 1945 y 2017 muestran que los niños expuestos a la guerra tienen más probabilidades de sufrir unas malas condiciones de vida o saneamiento, con pobreza multigeneracional causada por la pérdida de infraestructura educativa y económica.

 

“Gaza simplemente se ha vuelto inhabitable”, afirmó Martin Griffiths, el subsecretario general de los asuntos humanitarios y coordinador de ayuda de emergencia de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Las mujeres y los niños han sido los más afectados por esta tragedia. La única posibilidad que tienen de vivir una vida sana libre de consecuencias permanentes es que los combates cesen ahora y que los servicios de salud se restablezcan o reconstruyan de inmediato, una perspectiva que se vuelve más difícil de alcanzar cuando se prolonga la guerra.

 

  

El embarazo y el parto siempre ocurren en un contexto sociopolítico; los repetidos ataques militares, el colapso del sistema de atención de salud o suministro de alimentos, la falta de alojamiento adecuado y de seguridad general tienen impactos duraderos en las madres más los bebés, mucho después de que se sofocan sus combates.

 

Antes de la guerra, la vida de las mujeres embarazadas en Gaza era muy difícil. Se espera que allí tengan familias numerosas y sean atendidas por médicos y parteras sobrecargados de trabajo y con un suministro poco fiable de tanto electricidad como de oxígeno. Ya había poco tiempo para cada paciente. A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud de Gaza y la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas, las prácticas obstétricas tienden a ser una mezcla del mundo desarrollado con la del mundo en desarrollo. Los médicos rara vez obtienen permisos para salir de Gaza para actualizar sus habilidades, y las autoridades israelís restringen todos los medicamentos y tipologías de aquellos equipos que se les permite ingresar. 

 

   

Tienen tasa de mortalidad infantil 7 veces más alta que para Israel, aproximadamentePara las madres, hemorragias, infecciones, enfermedades tromboembólicas, hipertensión inducida por el embarazo, partos obstruidos e interrupciones inseguras del embarazo han sido las principales causas de mortalidad maternaEsas complicaciones se pueden prevenir o controlar en gran medida en el mundo desarrollado.

 

Esos peligros han empeorado durante la guerra a medida que los hospitales y servicios de salud se deterioranAlgunas mujeres están dando a luz por automóvilesla calle y refugios superpoblados en el mismo momento en el que aumentan enfermedades infecciosas como las respiratorias, hepatitis A y meningitis. Algunos hospitales, incluido el Centro Médico Al-Nasr en la ciudad de Gaza, y Kamal Adwan del norte de Gaza, han informado ya del ataque directo a secciones de neonatología-maternidad, con muertes de bebés y lesiones o muerte de madres. 

 

 

Hay informes de mujeres que tuvieron cesárea sin anestesia y madres que fueron dadas de alta tan pronto como 3 horas después del parto. El trauma de la guerra también puede afectar directamente a los recién nacidos: durante el conflicto de Gaza de 2014, madres muy expuestas al trauma de la guerra dieron a luz a bebés que sufrieron un desarrollo sensoriomotor, cognitivo y emocional negativo.

 

La creciente escasez de alimentos y la desnutrición en Gaza como resultado del actual ataque probablemente generarán sus propias complicaciones. Según UNICEF, las mujeres embarazadas que padecen una mala alimentación y nutrición tienen un mucho mayor riesgo de preclampsia, hemorragia, anemia o muertePueden ocurrir muertes fetales y los niños pueden verse afectados por bajo peso al nacer, emaciación o retrasos en su desarrollo.

 

 
 

Aunque Israel dice que está reduciendo algunos de sus combates en Gaza, lamentablemente todavía no se vislumbra un final. Los recursos médicos y los alimentos están llegando poco a poco, pero los grupos de ayuda en el sur de Gaza informan que sólo pueden satisfacer el 25% de las necesidades durante 2 meses para los niños desnutridos y sus madres vulnerables.

 

El Dr. Khrais y las aproximadamente 50.000 mujeres embarazadas en Gaza están desesperadas por poner fin a los combates para poder dar a luz con seguridad. Pero están igualmente desesperados por poner fin a la devastación que afecta a cada generación allí nacida y criada."

 

(Alice Rothchild, profes. Obstetricia en Facult. Medicina de Harvard y autora de 'Condición crítica: vida o muerte en Israel/Palestina', TNYT -9/1/24)

   




 

3 comentarios:

  1. DOS 'DERECHOS DE RETORNO' EN GAZA

    Aproximadamente el 80% de los 2,2 millones de residentes de la Franja han sido desplazados internos, más de un millón de los cuales se han refugiado en Rafah, la frontera con Egipto; y el gobierno de EEUU ha dicho que a los residentes desplazados internos de Gaza se les debería permitir regresar a sus hogares, un derecho salvaguardado por el derecho internacional. Pero muchos no tendrán hogares a los que regresar. La ONU ha informado que más del 60% de las unidades de vivienda de la Franja han sido dañadas o destruidas. La red eléctrica, el sistema de agua y alcantarillado, el sistema de salud, los molinos, las tierras agrícolas y otras infraestructuras civiles también han resultado gravemente dañados. Además, la mayoría de la gente en Gaza ya son refugiados o descendientes de refugiados que huyeron o fueron expulsados del territorio que pasó a formar parte del Estado de Israel. Entonces, ¿a qué hogares tienen derecho a regresar los palestinos de Gaza? SOY UNA JUDÍA ISRAELÍ-ESTADOUNIDENSE, CASADA CON UN REFUGIADO PALESTINO DE GAZA. Nuestras historias familiares sugieren una respuesta a esa pregunta.

    *
    La 1ª vez que el ejército israelí expulsó a mi suegra de su casa, ella tenía unos 5 años (no tiene certificado de nacimiento). En 1948, cuando los soldados israelíes se acercaban a su aldea en lo que hoy es la costa sur de Israel, su familia huyó a Gaza, entre los más de 700.000 palestinos que huyeron o fueron expulsados en la guerra que condujo a la creación del Estado de Israel (los palestinos llaman a ese desplazamiento masivo 'Nakba', o catástrofe). Vivían en una tienda de campaña del campo de refugiados antes de mudarse a una pequeña casa de cemento con techo de uralita. En el campo se casó con un hombre de su aldea, que finalmente las autoridades israelíes demolieron. Tuvieron 5 hijos juntos.

    La 2ª vez que el ejército israelí destruyó su casa, ella era una madre soltera de unos 30 años que criaba sola a sus hijos; su marido había huido a Egipto durante la conquista israelí de la Franja de Gaza en 1967. EL EJÉRCITO ISRAELÍ DE OCUPACIÓN DEMOLIÓ SU CASA en la década de 1970, presumiblemente para proporcionar más espacio a las maniobras militares en el superpoblado campo de refugiados. Luego ella y sus hijos vivieron con familiares. En la década de 1990, después de que Israel entregara gran parte de la gestión de la tierra de Gaza a la Autoridad Palestina, se le asignó un lugar en el campamento para construir un complejo familiar de 3 apartamentos, uno para ella y otros para 2 hijos y sus familias.

    Tenía 80 años cuando el ejército israelí la obligó a abandonar su casa por 3ª vez. En octubre pasado huyó a Rafah con sus hijos, nietos y bisnietos, después de que el ejército israelí ordenase al millón de habitantes del norte de Gaza que huyeran al sur. Poco después de huir, mi cuñado recibió una llamada de un oficial militar israelí advirtiéndole que evacuara la casa familiar, que iba a ser bombardeada en 10 minutos. “No me voy”, respondió, aunque ya estaba en Rafah. Mi cuñado tiene un resistente sentido del humor.

    Desde octubre, el resto de los hijos y nietos de mi suegra han sido testigos de la destrucción de sus casas o han recibido advertencias telefónicas similares. Tememos que ella y ellos se encuentren entre los cientos de miles de palestinos en Gaza que recientemente se han quedado sin hogar. Mientras tanto, las declaraciones de funcionarios israelíes que dicen a los residentes de Gaza que abandonen la Franja plantean el espectro de un DESPLAZAMIENTO FORZOSO, UN CRIMEN DE GUERRA. También alimentan el trauma intergeneracional, para mi suegra y alrededor de 1,7 millones de refugiados que viven en Gaza (el 77 por ciento de la población). Durante 75 años, el gobierno israelí se ha negado a permitirles regresar a los lugares que dejaron atrás, una de las graves violaciones del derecho internacional de los derechos humanos que alimenta la actual escalada de hostilidades.

    [continuará] ... ...

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    1. ... ... ... [continúa]

      Mi suegra tiene derecho a elegir dónde regresar: al hogar que perdió en octubre o al lugar donde lo perdió en 1948. Si los formuladores de políticas estadounidenses quieren apegarse estrechamente al derecho internacional de derechos humanos, no sólo deberían oponerse desplazamiento forzoso desde el norte de Gaza, como lo han hecho apropiadamente, pero también apoyan el derecho de los refugiados a decidir por sí mismos dónde regresar y reconstruir, incluso en áreas que ahora forman parte de Israel. Esto se debe a que el DERECHO AL RETORNO, CONSAGRADO EN LA DECLARACIÓN 194 DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NN.UU y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, persiste incluso cuando la soberanía sobre un territorio ha cambiado de manos, siempre que los refugiados y sus descendientes, independiente de dónde hayan nacido, han mantenido suficientes vínculos con la zona como para considerarla su “propio país”. Ese derecho no se puede eliminar negociando.

      **
      El otro lado de mi familia también tiene una experiencia colectiva de desplazamiento. 5 años después de que mi suegra perdiera su casa en 1948, mi padre perdió su casa en Bagdad, después de que el gobierno iraquí hiciera la vida casi imposible a los judíos tras la creación del Estado de Israel. Como condición para permitirle a él y a sus padres irse, el gobierno iraquí lo despojó de la ciudadanía. Encontró refugio en Israel, donde se convirtió en ciudadano. Para mi padre y muchos otros judíos israelíes, la perspectiva de que los refugiados palestinos regresen a Israel enciende el temor de perder tanto el refugio seguro que el país representa para ellos como la mayoría judía que quieren mantener.

      Muchos judíos israelíes tienen recuerdos intergeneracionales del Holocausto en Europa (que se hizo aún más mortífero por la negativa de países de todo el mundo a admitir a judíos europeos como refugiados) y de tener que huir de los países árabes después de 1948. Para muchos judíos, la guerra del 7 de octubre tras de los crímenes contra civiles israelíes exacerbaron este trauma. Todo el mundo tiene derecho a un refugio seguro, y el derecho internacional de los derechos humanos otorga al gobierno israelí una amplia libertad tanto para establecer políticas de inmigración (incluida la promoción de la inmigración judía) como para tomar medidas para proteger a sus ciudadanos y residentes. Pero ningún refugio seguro, estipula, debería lograrse a expensas de la violación del derecho de los palestinos a la seguridad y otros derechos fundamentales, incluido el derecho a regresar.

      ¿Lo que debe hacerse? A falta de cambios radicales en las políticas de los gobiernos de Israel y Estados Unidos, mi suegra no podrá reconstruir el hogar que perdió cuando era niña en el corto plazo. Me sentiré aliviado si a mis suegros simplemente se les permitiera regresar al norte de Gaza y recibir apoyo para reconstruir una casa allí. Si el gobierno israelí no permite que los refugiados palestinos en Gaza regresen a sus hogares originales, al menos no debería desplazarlos por la fuerza de los campos de refugiados donde construyeron nuevas vidas. Pero si queremos PONER FIN NO SÓLO A LA VIOLENCIA HOY SINO TAMBIÉN AL CICLO DE REPRESIÓN QUE ENVUELVE A ISRAEL Y PALESTINA, debemos adoptar un enfoque coherente y basado en los derechos (por incómodo o atemorizante que pueda resultar para algunos) que aborde los efectos de esa violencia. causas fundamentales. Eso incluye respetar el derecho de los refugiados palestinos a regresar.

      Sari Bashi (directora de 'Human Rights Watch') en 'The New York Review', 01/2024

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  2. EL SUFRIMIENTO NO ACABARÁ CUANDO TERMINE LA GUERRA

    Las asombrosas tasas de mortalidad ya observadas no reflejan el dolor y la miseria humanos plenamente.

    Las muertes debidas a la Guerra no son causadas sólo por su violencia directa ni concluyen al cesar los combates. Tanto civiles como combatientes pueden seguir sucumbiendo, debido a heridas pasadas o al hambre y enfermedades, aún después del conflicto. A largo plazo, las interrupciones en producción de alimentos, los daños a infraestructuras y la suspensión de tanto servicios médicos cuanto vacunaciones rutinarias pueden provocar más muertes en tiempos de paz; y, en última instancia, son atribuibles a guerra. Las mujeres y los niños se ven afectados de manera desproporcionada.

    Según las autoridades palestinas, más de 27.000 personas han muerto en Gaza. Decenas de miles de personas resultan heridas, en muchos casos con lesiones que les cambian la vida. ¿Qué será de los que ahora se conocen con la escalofriante abreviatura WCNSF (“Niño herido, sin familiar superviviente”)?

    El sufrimiento y la necesidad están casi más allá de la imaginación. Las condiciones continúan deteriorándose y los suministros escasean. Hospitales han sido dañados y destruidos, mientras las necesidades de salud crecen, con un número cada vez mayor de pacientes heridos en ataques aéreos o enfermando debido a sus condiciones de vida. En un relato desgarrador esta semana, una pediatra describió al cirujano que le advirtió tener casos más urgentes al del bebé víctima de una bomba que iba tratando ella: “Traté de imaginar qué sería más apremiante que un niño de un año sin mano ni piernas ahogándose con su propia sangre”, añadió.

    Ahora hay cada vez más rumores sobre presiones por EEUU para una pausa prolongada en los combates a cambio de liberar los rehenes, con la esperanza de que finalmente pudiere ampliarse hasta convertirla en un alto el fuego permanente. La diplomacia intensiva es bienvenida y necesaria, pero no dará resultados fácilmente. Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, ha dicho que no aceptará ningún acuerdo que requiera la liberación a miles de prisioneros palestinos o salida de las tropas israelíes desde Gaza.

    Cuando la guerra finalmente termine, los supervivientes quedarán entre los escombros. Las enfermedades transmisibles se propagarán más fácilmente por asentamientos densamente poblados y sin un saneamiento adecuado. Se ha estimado que hasta entre un 50 y 62% de los edificios en Gaza probablemente hayan resultado dañados o destruidos, y una proporción aún mayor de sus viviendas. Balakrishnan Rajagopal, relator especial de la ONU sobre derechos a viviendas adecuadas, pidió esta semana que un delito de "domicidio" –o arrasamiento masiva de barrios– se incluya en el derecho internacional humanitario y penal.

    Hay mucho que un trabajo de socorro puede hacer para mejorar tal catástrofe. Pero la suspensión masiva de financiación a la UNRWA -agencia de la ONU–por acusaciones, calificadas en EEUU como creíbles, del que unos empleados gazatíes participaron en las atrocidades de Hamás el 7-O es un golpe terrible. Exacerbará el sufrimiento en un lugar donde, dice el comisario Philippe Lazzarini, más de 2 millones de personas dependen de su ayuda para “pura supervivencia”. Los medios israelíes informan que los ministros también han propuesto limitar el flujo de ayuda a Gaza por debilitarle a Hamás y aumentar la presión para liberación de rehenes.

    Alex de Waal, director ejecutivo de la Fundación para la Paz Mundial en la Universidad de Tufts, escribió aquí esta semana: “Los niños palestinos en Gaza morirán, por miles, incluso si se levantan ya hoy las barreras a su ayuda”. Pero cada día que se suspenda la financiación, impidiendo ayudar, y que caigan bombas empeorará esta situación. NO SÓLO ISRAEL, sino también aquellos que mientras cortan la financiación de la UNRWA continúan proporcionándole armas, DEBEN responder.

    (Editorial en 'The Guardian', 01/02/24)

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