miércoles, 4 de octubre de 2023

El declive de la(s) razón(es): para Occidente... desde Wuhan una(s) epidemia(s) de mentiras

  

Hace muchos años preguntaron al Premio Nobel Albert Schweitzer en una entrevista: “Doctor, ¿qué le ocurre al hombre de hoy?” Tras meditar unos segundos, Schweitzer respondió: “El hombre de hoy, simple mente, no piensa”. Si ésta era la respuesta hace décadas, preguntémonos cómo sería hoy cuando el teléfono móvil ha reducido nuestra capacidad de atención al nivel de un simio.
 
Porque saber en tiempo real todo lo que acontece o repetir como un papagayo lo que oímos de otros no es pensar. Como escribió el gran filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila, “en un siglo donde los medios de publicidad divulgan infinitas tonterías, el hombre culto no se define por lo que sabe sino por qué ignora [N. Gómez Dávila: 'Escolios a un Texto Implícito', editor. Atalanta]”.

Pensar es formar y combinar ideas en la mente tras atenta reflexión, y eso exige detenimiento, tiempo y esfuerzo. Cotorrear, sin embargo, no exige nada de eso, motivo por el que es una actividad más popular. Pero tiene otro atributo adicional el pensar, es un escudo que protege nuestra libertad.

Por este motivo, 'los yonquis del poder [o/y dinero...]' intentan disuadir al hombre para que ni piense por sí mismo, pues no quieren individuo pensante sino clon obediente, igual que tampoco desean seres libres e independientes sino meros hombres-masa, dependientes y controlables.

Para lograrlo, lo primero que se hace es enardecer pasiones, puesto que éstas entorpecen a la razón; e inclinarles hacia el vicio, que siempre esclaviza (del mismo modo que la virtud libera). En efecto, raro es que un político proponga hoy a los votantes ningún sacrificio, generosidad, esfuerzo, responsabilidades, cumplir con las palabras dadas, veracidad o respeto ante quien opine diferente.

Más bien les enseñará a temer (y, por tanto, a detestar) al adversario político, fomentará la envidia y la codicia de los bienes ajenos (bajo la coartada de la “solidaridad”) y prometerá fantasías como vivir sin trabajar (o sea, del trabajo de otros) evitando asumir ninguna responsabilidad, que asumirá el Estado Leviatán, cual carcelero benevolente. En palabras de N. Gómez Dávila, “aun sin querer tiranía, se quieren fines que la implican”.

Por lo tanto, el sistema de incentivos perverso de las elecciones en las democracias “del Bienestar” conlleva el paulatino debilitamiento moral del individuo y la pérdida de moral conduce a servidumbre; puesto que moral y libertad son conceptos indisolublemente ligados.
 
 
Poderoso miedo.- 'Los yonquis del poder [o/y dinero...]' conocen bien un atajo para lograr que el hombre deje de pensar, se deje dominar por las pasiones y acepte la servidumbre. Se trata de un gran poder, el del miedo.

El miedo puede ser una táctica de control para dirigir nuestras pasiones (generalmente la ira) hacia terceros: se crea un miedo, real o ficticio; se señala un culpable, real o inventado; y “los salvadores” se postulan para protegernos y devolvernos nuestra seguridad a cambio de entregarles nuestra libertad. Miedo y libertad acaban siendo incompatibles, por tanto.

Pero el miedo también puede ser utilizado para doblegar voluntades de forma más directa. No olviden que el poder trata siempre de someter la voluntad de los demás utilizando su capacidad de cambiar situaciones mediante administrar premios y castigos.

Un modo eficaz de intimidar es mediante la presión de grupo. ¿Cómo funciona? Por un lado, confunde la opinión de la mayoría con la verdad, confusión facilitada por la ficción democrática. Es fácil que el hombre, animal gregario y social, crea que si toda la manada se dirige hacia un lugar, allí debe haber comida y agua (aunque sea un despeñadero). No es estrictamente necesario que la mayoría real piense de un modo; basta con que el individuo así lo crea, y esto lo logran 'los yonquis del poder [o/y dinero...]' a través del martilleo mediático.

Asimismo, esa misma naturaleza social hace que el ser humano considere peligroso ir contracorriente y arriesgarse a ser estigmatizado y condenado al ostracismo, pues le asusta la soledad y frecuentemente construye su opinión sobre sí mismo en función del aplauso ajeno.

No olviden que enfrentarse a la masa requiere mucho valor. Como nos recuerda Hannah Arendt en Los Orígenes del Totalitarismo, “han existido hombres capaces de resistir a los más poderosos monarcas y de negarse a someterse ante ellos, pero ha habido pocos que resistieran a la multitud, que permanecieran solos ante masas manipuladas atreviéndose a decir no cuando se les exigía un sí”.
 
 
El último instrumento de manipulación que quiero comentar es el abuso del principio de autoridad. Antaño la autoridad podía ser política, militar o religiosa, pero dado el descrédito de la política, la preterición de lo militar y el declive en las creencias religiosas, 'los yonquis del poder [o/y dinero...]' han decidido convertir a la Ciencia (con mayúscula) en el nuevo dios y a los científicos en los nuevos sumos sacerdotes, siervos útiles del poder: eso "lo dice 'la Ciencia'; así que no discutan, obedezcan".

Naturalmente, todo esto está inventado desde hace milenios y los estudiantes de siglos anteriores, más inteligentes que los de hoy (pues carecían de tlfs. móviles), lo estudiaban en cualquier curso de lógica antes de cumplir los 16: son las falacias (ad verecundiam, que defiende algo únicamente porque alguien considerado una autoridad lo ha afirmado, la falacia ad hominem, que en lugar de argumentar desacredita a la persona que defiende la postura contraria, y la falacia ad populum, que defiende que algo es verdad sólo porque así lo opina una mayoría o la “opinión pública”).

Finalmente, cuando la intimidación blanda falla, el poder aumentará la presión a través del silenciamiento del disidente mediante la censura o la persecución judicial, y llegados al extremo, utilizará su privilegio de la violencia física, por ejemplo, arrestando al individuo en cuestión, legal o ilegalmente.

Hemos recorrido así el camino por el que 'los yonquis del poder [o/y dinero...]' manipulan, engañan e intimidan al hombre para que no piense y le controlan a través del miedo. Resulta irónico que esta destrucción de la razón se haya dado precisamente en nombre de la diosa Razón en sociedades que, habiendo abandonado la idea de Dios y el sentido de la trascendencia, se sentían por fin liberadas para alcanzar la iluminación a través de un cientificismo que prometía ser la cúspide de la civilización: por fin, el hombre [con mando...] se había declarado dios, tanto definidor del bien o el mal como dueño de la vida y muerte.

“Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra; elegisteis el deshonor, y tendréis la guerra”, espetó un premonitorio Churchill tras el infame acuerdo de Chamberlain con Hitler. Utilizando una paráfrasis, podría decirse de las sociedades occidentales: “Os dieron a elegir falazmente entre fe y razón. Elegisteis perder la fe, y acabáis perdiendo la razón”...

El declive de la razón se ha acelerado en la última década, como muestran la [obligada] ideología de género y el ecologismo [radical] que adora a la Madre Tierra como en épocas primitivas, pero voy a centrarme en dos cuestiones: el [oficial] relato sobre covid y su paralelismo con la religión climática [global], cuyo principal punto en común es el control a través del miedo. En ambos casos nos ordenan que no utilicemos la razón y -ciega mente...- confiemos en las autoridades (“científicas”, naturalmente). Desobedezcamos.
  
 
Terror y mentiras covid.El SAR-CoV-2 apareció a finales del 2019 en una ciudad china en la que un laboratorio (parcialmente financiado por instituciones norteamericanas) estaba investigando o más bien modificando genéticamente ese patógeno en concreto.

Imaginen que se produce un vertido de cacao en un pueblo donde hay una fábrica de chocolate. Como comprenderán ustedes, la probabilidad de que, de todos los lugares de la Tierra, de decenas de miles de ciudades en 195 países de los cinco continentes, la epidemia del coronavirus surgiera precisamente en una ciudad donde existía un laboratorio que trabajaba con ese coronavirus sin que el origen sea ese laboratorio es ínfima. Podía haber surgido en cualquier lugar, pero lo hizo precisamente en Wuhan. Fíjense qué puntería. Luego la razón sugiere claramente que el origen del coronavirus fue una filtración accidental... porque, obviamente, si el gobierno chino hubiera querido desatar una epidemia no lo habrían hecho en China sino en EEUU.

A pesar de ello, los medios enseguida se hicieron eco de la versión oficial chino-norteamericana respecto al origen supuestamente zoonótico de un pangolín que todavía sigue en busca y captura. Prevaleció una irracional e improbable explicación de un salto accidental de animal a humano sobre la racional y probable explicación de una negligencia en un laboratorio utilizando la falacia ad verecundiam (algo es verdad porque una autoridad lo dice), y a los que osaban discutir la versión oficial se les tildó de paranoicos de teorías de la conspiración (falacia ad hominem, criticando a la persona y no el argumento).

Tras esta cortina de humo, vino el control a través del miedo: el contubernio político-mediático-farmacéutico puso en marcha una campaña de terror sin precedentes para que la población aceptase alucinantes restricciones a sus libertades y se inyectara unas “vacunas” y terapias genéticas en gran medida experimentales.

Este pánico artificialmente creado permitió escenarios propios de dictaduras, como abusos policiales, toques de queda y confinamientos, mientras aparecía la figura del colaboracionista, típica de regímenes totalitarios, que denunciaba a sus vecinos.

Y la clave de la campaña del terror fue ocultar el dato esencial: desde mediados del 2020 se sabía que el covid sólo era una enfermedad peligrosa para una minoría de la población de riesgo, definida por edad y cuatro patologías concomitantes: obesidad, diabetes, hipertensión y cardiopatías. Para el resto el covid era una enfermedad estadísticamente leve, como pusieron de manifiesto numerosos estudios epidemiológicos realizados en muchos países [An empirical estimate of the infection fatality rate of COVID-19 from the first Italian outbreak & Infection fatality rate of COVID-19 inferred from seroprevalence data], España incluida [ITCoronavirus (Mº Sanidad)].
 
 
> Medidas absurdas, despóticas, arbitrarias.- Las medidas liberticidas e irracionales se sucedieron una tras otra. Los ilegales confinamientos fueron un completo desastre que arruinaron mental [Mental Health and COVID-19: Early evidence of the pandemic’s impact: Scientific brief, 2 March 2022 (WHO)] y económicamente a decenas de miles de personas sin beneficio epidemiológico alguno, llegándonos hasta la barbarie del condenar a nuestros mayores morirse solos.

Tras negar la utilidad de las mascarillas nos las impusieron caprichosamente hasta en el campo y en la playa, algo tan ridículo que da vergüenza recordarlo. En interiores la obligatoriedad de las mascarillas también constituyó un rotundo fracaso (salvo para los comisionistas), pues no impidió que se sucedieran ola tras ola de contagios [¿Las medidas físicas, como el lavado de manos o el uso de mascarillas, detienen o frenan la propagación de los virus respiratorios? (Cochrane) Landmark Danish study finds no significant effect for facemask wearers (The Spectator)]. Lo que sí logró la maldita mascarilla fue crear una permanente sensación de peligro convirtiendo al otro en potencial amenaza contra la salud, contribuyendo a la hipocondría, a la discordia y al aislamientoEl disparate llegó a obligar a familias que vivían juntas y viajaban en un mismo coche a sentarse separadas en un restaurante, ¿lo recuerdan?

Otro ejemplo de irracionalidad fue la negación de la inmunización natural de mano de quienes sin embargo glorificaban unas terapias genéticas experimentales incluso antes de ser desarrolladas, un acto de fe muy poco científico y una contradicción flagrante, pues casi siempre pasar una enfermedad infecciosa genera una respuesta inmunológica natural más potente y duradera que vacunarse contra ella [Will SARS-CoV-2 Infection Elicit Long-Lasting Protective or Sterilising Immunity? Implications for Vaccine Strategies -2020 (frontiersin.org)].

Quizá la mayor irracionalidad fue la imposición del pasaporte covid [Tribunal Supremo y pasaporte covid (fpcs.es)]. Las vacunas y terapias genéticas covid nunca previnieron el contagio ni la transmisión de la enfermedad, pero el contubernio político-mediático-farmacéutico, con el único fin de promover torticeramente la vacunación y a sabiendas de la falsedad del argumento, hizo creer que los vacunados estaban protegidos al desatar caza de brujas contra los no vacunadosacusándoles falsamente de propiciar la continuación de la epidemia. Así se completaba la tríada necesaria: un miedo, un culpable, un salvador.

Aunque los vacunados continuaron contagiándose a mansalva y muriendo por covid [Actualizacion_585_COVID-19.pdf (Mº Sanidad)], se siguió proponiendo nuevas dosis de unas inyecciones que no sólo no funcionaban [La ley del silencio -II (fpcs.es)], sino que causaban efectos adversos sin precedentes [La ley del silencio -I (fpcs.es)]

Por último, a quienes denunciaban estas contradicciones basándose en datos se les tildaba de “negacionistas” (crítica ad hominem) y se censuraban sus escritos. Mientras, los colegios médicos amenazaban a los pocos facultativos valientes que osaban alzar su voz en defensa de la evidencia científica. “Limítense a obedecer”, era la consigna. ¿Todo muy científico?
 
 
Terror y mentiras climáticas.El experimento totalitario del covid tiene muchos paralelismos con la manipulación climática. Es incluso probable que sus autores intelectuales sean los mismos (malos, pero poco creativos); pues no por casualidad el término denigratorio elegido, de "negacionista”, al etiquetar a quien no aceptó comulgar con las ruedas de molino del covid es el mismo utilizado para criticar a quienes ponen en duda la ortodoxia teórica del calentamiento global antrópico. 
 
Al igual que fue con el covid, el fanatismo ha construido un Himalaya de falsedades climáticas partiendo de algunas premisas reales, como el aumento de CO2 en la atmósfera y el ligero calentamiento global de 0,14°C por década desde 1979 [Latest Global Temps « Roy Spencer, PhD]. Los datos, sin embargo, desmontan sus eslóganes fetiche, de modo que la letanía catastrofista se ha convertido ya en una cansina reiteración de necedades... 
 
¿Sabían que la población de osos polares está aumentando [The State of the Polar Bear Report 2021 (thegwpf)], el coral en la Gran Barrera australiana es máximo en últimos 35 años [AIMS_LTMP_Report_on GBR_coral_status_2021_2022_040822F3] y la superficie de bosques del planeta crece [Global land change from 1982 to 2016 (Nature)]El hielo del Ártico, sujeto a enormes variaciones estacionales e influido por fenómenos poco comprendidos como las corrientes oceánicas, está revirtiendo su anterior tendencia y lleva varios años creciendo: 2021 marcó el segundo año con más hielo desde 2003 [Arctic Sea Ice Extent Second Highest in 18 Years at the end of 2021, Now Close to 13 million square kilometers, while the Hudson Bay Finally Froze in the Last 2 weeks (severe-weather.eu)]; además, como flota y ocupa ya un volumen, su derretimiento no supondría un aumento del nivel del mar (echen hielo a un vaso de agua, esperen a que se derrita y compruébenlo).

Dado que la Antártida contiene 1.250 veces más hielo que el Ártico, el hielo que debería preocuparnos es el antártico, pero la Antártida se ha enfriado ligeramente desde 1979, lo que quizá explique que esté estable o ganando hielo [NASA Study: Mass Gains of Antarctic Ice Sheet Greater than Losses]. De hecho, en 2021 vivió el semestre más frío jamás registrado [Antarctica’s last 6 months were the coldest on record – CNN]; la tranquilizadora realidad es que el nivel de los océanos ha aumentado unos 120 metros desde la última glaciación y en el último siglo ha aumentado entre 1 y 3mm anuales [Climate Change: Global Sea Level | NOAA Climate.gov], un ritmo despreciable y normal en una época interglaciar.

Asimismo, los huracanes están disminuyendo en número e intensidad al menos desde 1990 [Trends in Global Tropical Cyclone Activity: 1990–2021 –Klotzbach, 2022], la superficie total quemada por incendios forestales a nivel global ha descendido un 25% en las últimas dos décadas [A human-driven decline in global burned area | Science] “siguiendo sin haber evidencias a nivel global respecto al signo de la tendencia, magnitud y frecuencia de las inundaciones y de las sequías desde mediados del s. XX” según el mismísimo IPCC!: "AR5, WG I", capítulo 2.6, págs. 214-217).

Con estos datos en la mano, cuando las generaciones venideras estudien las histerias colectivas del s. XXI se preguntarán cómo la sedicente “élite” occidental decidió empobrecer a su población en nombre de una excéntrica teoría: sustituyendo fuentes de energía baratas, eficientes y fiables por otras que son caras, ineficientes e intermitentes (alias “renovables”) aunque sólo funcionan en determinados casos (latitudes, y cuando luce sol o sopla el viento). ¡Alucinante!
 
Rates of mass changes from ICESat 2003-2008 over: East Antarctica (EA, 2-17); interior West Antarctica (WA2, 1, 18, 19, and 23); coastal West Antarctica (WA1, 20-21); and the Antarctic Peninsula (24-27). A gigaton (Gt) corresponds to a billion metric tons, or 1.1 billion U.S. tons. [Credits: NASA's Operation IceBridge]
  
Covid y cambio climático: la anti-ciencia.El contubernio político-mediático primero nos dice por qué debemos asustarnos. Luego busca un culpable: los no vacunados, los “irresponsables” jóvenes o los combustibles fósiles. Seguidamente, nos intimida mediante la presión de grupo y figuras de autoridad (los famosos “expertos”). Se niega el debate, se censura cualquier información que no coincida con la mentira oficial y quienes osan mostrarse escépticos son tachados de “negacionistas”. Evidentemente, esto no es ciencia sino la antítesis de la ciencia, un dogma de obligada creencia que no está permitido discutir ni puede ser sometido al escrutinio de los datos.

Como es bien sabido, el método científico (o la inferencia de teorías a partir de hechos observados) tiene una parte inductiva, en la que de un número limitado de observaciones se intentan extraer leyes, reglas o principios generales que permiten hacer predicciones, y una parte deductiva en la que se aplica la teoría general y luego se debe observar si los datos reales validan hipótesis... Tanto con el covid como con el cambio climático el proceso de deducción ha fallado, por lo que si el proceso fuera científico dichas hipótesis habrían sido desechadas.

En el caso del covid, las intervenciones no farmacéuticas (confinamientos, mascarillas, etc.) no han funcionado: Suecia, que no hizo nada, ha tenido un exceso de mortalidad muy inferior a la mayoría de países que sí tomaron dichas medidas, España incluida [Excess mortality during the Coronavirus pandemic (COVID-19) -Our World in Data], y en EEUU, estados que no tomaron medida coercitiva alguna (como Dakota del Sur) han tenido similar o menor mortalidad que otros estados que sí las adoptaron [U.S. COVID death rate by state 2022 -Statista]Por otro lado, las “vacunas” y terapias genéticas no sólo han resultado ineficaces para acabar con la epidemia, sino que han causado efectos secundarios adversos sin precedentes (no hay más que ver los “inexplicables” excesos de la mortalidad [MoMo - Instituto de Salud Carlos III])...

En el caso del cambio climático, los modelos de circulación general en cuyas proyecciones se basan las predicciones catastrofistas llevan 30 años fracasando en sus previsiones de un apocalipsis que nunca llega. Si se tratara de ciencia, un historial predictivo tan lamentable hace tiempo habría desautorizado la hipótesis de origen. En realidad, el hombre aún ignora en gran medida el porqué de las variaciones climáticas, de modo que “los modelos matemáticos simplifican realidad compleja, tremendamente caótica, en aras a realizar proyecciones –hasta 30, 50 ó 70 años...– que carecen de robustez [La difícil modelización sin una teoría más sólida del clima, J. J. Calaza, CLAVES núm. 268, ene 2020]”. 
 
Una realidad orwelliana.En su novela 1984, George Orwell describe una distopía totalitaria en la que un Estado todopoderoso y opresivo tiraniza a la población mediante una vigilancia masiva y una represión implacable.

Parte importante del sistema es el control del pensamiento mediante la perversión del lenguaje, de modo que el significado real de las palabras sea el opuesto al que le corresponde. Así, el Ministerio del Amor se ocuparía de administrarnos los castigos y la tortura (¿en estados "alarmantes"?), el Ministerio de la Paz es encargado de lograr un estado de guerra perpetua (¿epidemia perpetua?), el Ministerio de la Abundancia se ha encargado de conseguir que la gente viva siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento (¿de la electricidad?) y el Ministerio de la Verdad se dedica a engañar constantemente (¿a través de los medios?).

¿Estamos viviendo el comienzo de esta pesadilla distópica? A la superstición la llaman ciencia; a la censura, libertad; a la envidia y la codicia de los bienes ajenos, solidaridad; a la histeria, sensatez; a un totalitarismo creciente, democracia; a los que ofrecen datos, “negacionistas”, y a los que los niegan, “científicos”; a los que aplican razonamientos lógicos, “paranoicos de la conspiración”, pero los que repiten consigna como papagayos, ejemplares ciudadanos.
 
 
Tanto la Cultura del Miedo como el declive de la razón, que difumina los contornos que separan la verdad de la mentira, son incompatibles con la libertad. Como nos advierte Hannah Arendt, filósofa judía alemana superviviente del nazismo, “el objeto ideal de la dominación totalitaria no eran el nazi o el comunista convencidos, sino las personas para quienes ya no existe distinción entre los hechos y la ficción, entre lo verdadero y lo falso”.
 
>>> Cuando llega el Nuevo Totalitarismo encontrará dos grupos de personas. El primero, mayoritario, estará compuesto por personas aborregadas, supersticiosas, esclavizadas por el miedo y las adicciones y corrompidas por las promesas de los demagogos. Éstas recibirán a los nuevos tiranos entre vítores, pues los considerarán sus salvadores. El segundo grupo, minoritario, estará formado por los centinelas de la verdad y de la libertad; o sea, personas sobrias, libres, valientes y pensantes que le plantarán cara. Constituirán las últimas líneas de una defensa, y... 
 
 
 
Postdata.-
 
Hace poco el director del FBI afirmó ya que “muy probablemente” el origen de la pandemia había sido un escape accidental de laboratorio en Wuhan [FBI director says China trying to thwart Covid origin probe -NBCnews]sumándose así a diversos informes que han ido aflorando recientemente y al informe eminentemente científico del Senado de EEUU, publicado en octubre de 2022, que descartaba la teoría de un origen zoonótico natural y espontáneo [Report An Analysis of the Origins of COVID-19 (senate.gov)]Aunque probablemente el momento elegido para estas tibias iniciativas esté relacionado con la situación geopolítica actual y por ahora carecen del énfasis que merece la responsabilidad por la muerte de millones de personas, estamos ante un cambio de relato radical, pues durante la pandemia los medios de comunicación negaron y censuraron la teoría de un escape de laboratorio, aunque prestigiosas publicaciones médicas como el BMJ lo consideraban verosímil [Covid 19: We need a full open independent investigation into its origins | The BMJ]. Dado que el único objeto de la censura es ocultar la verdad, de por sí éste era ya un indicio revelador, pero hay más. 
 
> Origen extremalmente probable de pandemia.-
Como es bien sabido, en Wuhan existían dos laboratorios biológicos de seguridad y se sabía que al menos uno de ellos estaba trabajando con el mismo tipo de coronavirus que el SARS-CoV-2 [In 2018, Diplomats Warned of Risky Coronavirus Experiments in a Wuhan Lab. No One Listened. – POLITICO]Como es obvio, la probabilidad a priori de que, de todas las ciudades del mundo, el virus emergiera precisamente en una ciudad donde existían dichos laboratorios sin que estos tuvieran nada que ver es ridículamente baja. Si se produce un vertido tóxico al lado de una fábrica de productos químicos, ¿de quién sospechamos?

En segundo lugar, la eficiencia con la que el SARS-CoV-2 se unía a los receptores ACE2 y la elevada contagiosidad del covid entre humanos encajaba mal con un origen zoonótico espontáneo. Existen escasos precedentes históricos de gran pandemia con tal origen zoonótico procedente de mamíferos en el que el vector de transmisión no haya sido un insecto y la probabilidad de que una enfermedad pase de forma natural de mamífero a humano y se convierta en altamente contagiosa entre humanos es muy baja. Asimismo, la evidencia genética del coronavirus no mostraba que hubiera circulado por otros animales que no fueran seres humanos.

Por último, tres años después no se ha encontrado el animal origen del SARS-CoV-2 ni el grupo de animales contagiados que hiciera de reservorio de la enfermedad. Si ellos fueron el origen de la epidemia, ¿dónde están esos animales enfermos? Tampoco han seguido contagiando a humanos: ¿sólo los contagiaron una vez y sólo en Wuhan? La realidad es que no hay evidencia científica ninguna que apoye la a priori muy improbable teoría del origen natural de la epidemia.
 
 
 
Interés en ocultar teoría del escape biológico.- El interés de la dictadura comunista china en ocultar un potencial escape biológico es evidente, pero ¿qué interés ha tenido la burocracia de EEUU en contribuir a tal ocultación hasta ahora? Existen tres motivos. El primero era un motivo político: Donald Trump ya le había acusado antes a China y el establishment norteamericano estaba juramentado para desacreditarle en todo lo que dijera, aunque fuera verdad [CNN ex-boss Jeff Zucker told staff not to probe ‘lab leak’ theory (nypost.com)].

El segundo motivo es que existía la preocupación de que culpar de la pandemia a un accidente biológico en un laboratorio gubernamental pusiera en riesgo los programas biológicos que todas las potencias –incluido EE.UU.– tienen en distintas partes del globo. Pero el motivo más relevante es que conocidas instituciones de salud norteamericanas dirigidas por conocidos científicos o/y burócratas han financiado parte de los experimentos en Wuhan debido a la prohibición legal de realizarlos en territorio estadounidense.

El intento de encubrimiento involucró a la corrupta OMS, que casualmente eligió a uno de estos científicos para unirse al equipo enviado a Wuhan “para investigar” el origen de la pandemia y aseverar, naturalmente, que los chinos nada habían tenido que ver [How can Peter Daszak be part of WHO’s team investigating the original source of the outbreak?  | Daily Mail Online], al fáustico Dr. Fauci [Fauci: No scientific evidence the coronavirus was made in a Chinese lab (nationalgeographic.com)], y a 27 científicos que publicaron una carta en The Lancet tildando de “teoría conspiratoria” la posibilidad de un escape de laboratorio. El escándalo fue mayúsculo, pues pronto se supo que 26 de los 27 tenían vínculos directos o indirectos con el propio laboratorio de Wuhan o sus financiadores [Revealed: How scientists who dismissed Wuhan lab theory are linked to Chinese researchers (telegraph.co.uk)].

Algunos creen que el escape no fue accidental y que la epidemia fue provocada. Sin embargo, si el gobierno chino hubiera querido desatar una epidemia nunca lo habría hecho en su propio territorio y mucho menos en una ciudad con laboratorios biológicos. Es más, aquellos que defienden que la epidemia fue provocada se verían obligados en pura lógica a mirar hacia algún adversario de China, como EEUU. Se considera muy improbable. Que el escape fuera accidental no exime al gobierno chino de responsabilidades ante la negligencia y ante algo mucho peor: su opacidad inicial, plagada de ocultaciones (consustanciales a un régimen comunista) y la exportación del virus al resto del mundo, de la que existen indicios de dolo al no prohibir presuntamente los vuelos internacionales una vez había prohibido los nacionales [How China locked down internally for COVID-19, but pushed foreign travel (indiatimes.com)].
 
 
Si no hemos vivido una pandemia natural sino un accidente de laboratorio 'a lo Chernóbil' con uno o varios escapes a lo largo del otoño del 2019, el relato sobre el covid cambia. Entre otras cosas, la psicosis sobre una futura epidemia se reduce considerablemente y Bill Gates queda en entredicho como sedicente profeta de pandemias y consejero sobre cómo prevenirlas. ¿Por qué no propone impedir que 'los yonquis del poder [o/y dinero...]', sus científicos arrogantes y las vampíricas empresas farmacéuticas sigan jugando al peligroso juego de la manipulación genética de patógenos con fines bélicos o lucrativos? 
 
> Confinamiento, mascarilla e inmunidad natural.- Fue una epidemia de mentiras... mas Nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse” (Lc 8, 16-18). Con el paso del tiempo el Himalaya de falsedades que ha rodeado la epidemia del covid está saliendo a la luz. Este aluvión de mentiras cimentó un programa de manipulación de masas sin precedentes para crear la histeria colectiva necesaria para lograr que la población aceptara mansamente una claustrofóbica dictadura sanitaria.

Las implantaciones (“dos semanas, para aplanar la curva”, ¿recuerdan?) de los ilegales confinamientos no sirvieron para nada... salvo arruinar mental y económicamente a millones de personas. Las mascarillas -primero denostadas y luego histéricamente impuestas, ¿¡como 'bozales'...!?- nunca dejaron de ser una completa farsa, una superstición, un símbolo de sumisión y un negocio para los comisionistas de turno. 

Ningún plan de epidemias previo contemplaba su uso y no existía evidencia sobre su utilidad para el público en general, pero ha sido un reciente estudio Cochrane (máxima fiabilidad estadística) el que ha dado la puntilla a la creencia de que las mascarillas valgan para prevenir la transmisión de virus como la gripe o el SARS-CoV-2. En efecto, su conclusión es que el uso comunitario de mascarillas quirúrgicas supone “poca o ninguna diferencia en el desenlace de gripe/SARS‐CoV‐2 confirmada en laboratorio en comparación con no utilizarla”, y que “las mascarillas N95 (FFP2) no implican diferencias claras en comparación con el uso de mascarillas médicas-quirúrgicas [Intervenciones físicas para interrumpir o reducir la propagación de los virus respiratorios –Jefferson, T– 2023, | Cochrane Library]”.

Si las mascarillas quirúrgicas y FFP2 no servían para impedir el contagio y la transmisión del virus (como evidencia que dos años de obligatoriedad no impidieran que éste circulara a voluntad), imaginen cómo nos tomaron el pelo con las mascarillas de tela. En España, tras torturar a los niños en colegios transformados en campos de concentración, la tomadura de pelo continuó en el transporte público y aún continúa en hospitales o farmacias.

La campaña de terror mediática también hizo creer que toda la población estaba expuesta a idéntico riesgo cuando se sabía que estadísticamente la enfermedad sólo revestía peligro para personas mayores y para quienes sufrían comorbilidades muy específicas. A pesar de que esta evidencia era conocida desde principios de 2020, Gates tuvo la desfachatez de afirmar en 2022 que “[al principio] no entendíamos que el covid tenía una letalidad bastante baja y que sobre todo afectaba a los ancianos, de modo similar a la gripe, aunque algo diferente [Martin Kulldorff en Twitter: «After pushing covid lockdowns, @BillGates admits that he and his foundation experts «didn’t understand that it’s a fairly low fatality rate and that it’s a disease mainly of the elderly»; basic facts known in early 2020. He should stay away from public health.»]”. Los adultos sanos y, sobre todo, los jóvenes, adolescentes y niños, nunca corrieron un grave riesgo, pero este dato se ocultó para mantener a la población aterrorizada y maximizar el lucro del escandaloso programa de vacunación universal.
 
 
Asimismo, por el contubernio político-mediático-farmacéutico se negó el poder de la inmunización natural exigiendo a quienes habían pasado la enfermedad que se vacunaran igualmente. La literatura médica y una robusta evidencia científica decían que esto era un disparate, y así lo denuncié desde el principio. Tres años después, un macro estudio financiado por la Fundación Gates ya concluyó el que la inmunización natural nos otorgaba una protección “igual o superior” a la de las vacunas, “muy elevada y duradera” contra la reinfección y gravedad para las variantes anteriores a ómicron y algo menor contra la reinfección, pero igualmente potente contra la gravedad, con 'ómicron' [Past SARS-CoV-2 infection protection against re-infection: a systematic review and meta-analysis –The Lancet]La realidad es que la inmunización natural de virus respiratorios, que excita la producción de anticuerpos IgA en las mucosas y la inmunidad celular (células T), es siempre superior a la provista por vacunas sistémicas como las del covid. 
 
Terapia génica: 'vacuna' ineficaz e insegura.- Finalmente topamos con las novedosas terapias genéticas o “vacunas” covid imprudentemente aprobadas e impuestas a toda la población sin que cumplieran con los requisitos exigidos a toda vacuna: necesidad (criterio incumplido salvo para la población de riesgo), eficacia y seguridad. Incluso crearon un pasaporte sanitario para forzar la vacunación de los renuentes a pesar de que las “vacunas” nunca fueron concebidas para impedir la transmisión (como reconoció la propia Pfizer), de modo que la meta del 70% de inmunidad de rebaño no dejó de ser otra quimera para vender más vacunas. El fracaso de las vacunas antigripales, que “60 años después de su introducción no han logrado nada para prevenir la infección”, es un ejemplo de que “ninguno de los virus respiratorios en mucosas ha sido efectivamente controlado por ninguna vacuna [Rethinking next-generation vaccines for coronaviruses, influenzaviruses, and other respiratory viruses: Cell Host & Microbe]”. Esto se sabía desde un principio, pero se ocultó.

En la edición de Davos de 2022 el propio Gates reconoció que las vacunas covid “no tienen un efecto demasiado duradero y no son buenas bloqueando la transmisión”, con lo que se preguntaba “qué sentido tenía” comprobar si las personas estaban vacunadas [Preparing for the Next Pandemic with Bill Gates | Davos | #WEF22]Irónicamente, en Davos la organización exigía prueba de triple vacunación [Davos is back but participants have to be vaccinated and tested -CNBC].

Las “vacunas” no sólo han resultado ineficaces e innecesarias para la inmensa mayoría de la población para la que el covid era estadísticamente leve (como se sabía, repito, desde 2020), sino que han provocado unos efectos adversos sin precedentes; lo cual explicaría el actual exceso de mortalidad cardiovascular y una multitud de bien documentados efectos isquémicos, inmunitarios, oculares, neuropáticos, herpes, menstruales, de fertilidad e incluso cancerígenos [El covid y la cultura del miedo – Fernando del Pino Calvo-Sotelo]. 
 
¿Quién asumirá las responsabilidades?.- Ante tantas acumulaciones de las evidencias, ¿qué responsabilidad asumirán los políticos y las autoridades “sanitarias” que nos encerraron ilegalmente impidiéndonos circular con libertades, y que abandonaban a nuestros mayores: condenados a morir solos, que nos obligaron a pasear como presos dos horas al día, a llevar mascarilla en el campo y a sentar familias separadas en restaurantes, que incitaron al odio hacia los no vacunados y nos empujaron mediante el pasaporte sanitario a inyectarnos unas cuantas terapias genéticas experimentales, ineficaces y poco seguras?

¿Qué responsabilidad asumirán los periodistas ignorantes y sin escrúpulos que aterrorizaron a la población durante dos años mintiendo constantemente, ocultando la realidad de las mal llamadas “vacunas” como si fueran agentes de ventas de la industria farmacéutica, animando escandalosamente a inyectarse a jóvenes, embarazadas y niños y censurando a quien aportó dato científico mientras estigmatizaban calumniándolo hipócritamente por ser supuesto “negacionista”?

¿Qué responsabilidad asumirán aquellas [turbias] 'Agencias del medicamento' controladas por Grandes empresas farmacéuticas, al parecer, y que fueron aprobándoles con enorme negligencia [FDA oversight of clinical trials is “grossly inadequate,” say experts | The BMJ] algunos productos ineficaces e inseguros mientras nos boicoteaban todo tratamiento terapéutico? ¿Y los colegios de médicos que amenazaron y persiguieron a los pocos facultativos que osaban levantar su voz para protestar ante tanto atropello acientífico?
 
 
¿Qué responsabilidades asumirán tantísimos médicos en especialidades de todo tipo que incitaron a sus pacientes al vacunarse indiscriminadamente sin distinción alguna de circunstancias o edad y ahora callan los efectos secundarios que ven de primera mano, que aceptaron como obedientes funcionarios las consignas de las “autoridades” sin pensar por sí mismos y sin leer un solo estudio científico sobre el covid mientras pontificaban desde su ignorancia abusando de la autoridad de la bata blanca?

¿Y qué decir de aquellos “expertos” entrevistados en los medios donde no paraban [¡como los "doctores" que nunca llegaron a ser...!] de repetir necedades políticamente correctas atraídos por el brillo de un protagonismo efímero y que ahora han vuelto a la sombra de la que nunca debieron salir?

Contrasten estas actuaciones con la de los pocos médicos que tuvieron el enorme coraje de poner en peligro su carrera para defender la verdad científica o la de aquellos que no tenían tiempo de dar su opinión porque estaban ocupados tratando desesperadamente de salvar vidas en aquella traumática primavera de 2020. O la de aquellos ciudadanos, por cierto, resistiendo heroicamente presión histérica de la masa y decidieron no vacunarse en ejercicio de su libertad. 
 
> ¿Qué lección debemos sacar de tal enorme fraude?.- La experiencia del Himalaya de falsedad que hemos vivido debería enseñarnos al desconfiar axiomáticamente de todo contubernio político-mediático-farmacéutico, de “autoridades” políticas o sanitarias, pues son la misma cosa, y de la enorme corrupción que engloba a la industria farmacéutica y el amplio campo de voluntades que puede comprar.

De modo más profundo, lo que hemos vivido es un colosal fracaso del cientificismo que propugna su omnipotencia del hombre y “La Ciencia”, el mismo que despreciaba nuestro maravilloso sistema inmunológico natural mientras ponía su fe en una chapuza de “vacunas”, y cuyas ínfulas no son más que un despliegue de soberbia.

Pero lo más importante que debemos aprender es que quienes han aprovechado un accidente de laboratorio para poner en marcha un experimento totalitario creen haber creado un precedente y aspiran a lograr el atajo hacia un gobierno mediante la ya ensayada dictadura sanitaria global. Ésta es la función del Tratado de Pandemias que la OMS (cofinanciada por la Fundación Gates) quiere aprobar antes de que el senil Darth Biden abandone el poder.

Este tratado otorgaría potestad absoluta a la OMS en caso de emergencia  e incentivaría estados de pandemia permanente. No olviden que también la OMS modificó su definición de pandemia [WHO and the pandemic flu “conspiracies” | The BMJpara que incluyera cualquier enfermedad contagiosa, aun cuando sólo fuese algún virus conocido y estadísticamente leve [WHO Changed Definition of Influenza Pandemic | The BMJ], que aprovechó la insignificante viruela “del mono”, que ya nadie recuerda, para declarar una “emergencia sanitaria internacional [WHO Director-General declares the ongoing monkeypox outbreak a Public Health Emergency of International Concern]” y que tres años después aún mantiene vigente la declaración de pandemia con el covid. Ésta es una amenaza real para nuestra salud y libertad. 

Tomémosl@ en serio.

  


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Postdata: sobre aplausos "al salvarnos la vida"...
  
 
 

¡Aquí habrá que arrostrar ya el riesgo de ser tomado como 'antisistema' si no se comulga con los crímenes, por acción u omisión, de 'gobernanza única' [en las 17 Comunidades Autónomas más 2 Ciudades Autónomas] del PPSOEtc ...!  





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