domingo, 15 de octubre de 2023

'EL VERDADERO ENEMIGO ES LA GUERRA' [apabullante texto antibelicista en castellano]

    
 
Ahora que la locura criminal se ha desatado ya unánime alrededor -cuando todas aquellas voces oíbles nos gritan "¡Venganza: es nuestra Guerra Justa...!", con inhumano desprecio para todas cuantas ultrabarbaries están siendo desatadas por quienes tan rabiosamente atacan "en defensa de las víctimas [propias, o sea, consideradas únicas o/y primeras...]"- parecería vital recordar el cómo siempre han existido algunas pocas otras muy distintas: justo el día previo al reciente comienzo de la hecatombe actual desencadenada por los jinetes del apocalipsis contra Gaza y sus vecinos tuvo lugar un acto en dicho sentido, del cual queda transcrita seguidamente su presentación.
    
'Solo quienes conocen bien casi todos los vericuetos del pensamiento anarquista del siglo XX completo "de pe a pa" encontrarían quienes nos pudiesen dar cuentas del autor estadounidense Randolph Bourne  (New Jersey, 1886 – New York, 1918). Alguna persona más conocerá su frase más célebre, la única huella que parece hubiera dejado: 'La guerra es la salud del Estado'. Y ese es el título del delicioso librito que nos ha tenido a bien publicar 'Ediciones El Salmón', traduciendo (hasta donde yo llego, por una primera vez en castellano) dos opúsculos de este original, malogrado y compasivo autor.
 
 
Un repaso a la bibliografía científica demuestra que nadie de la Academia se ha preocupado por él en nuestra lengua, y poco de las otras, salvo excepciones en inglés. Tampoco entre los entornos militantes ha sido conocido. Desde luego, reconocido, no. Quizá les suene algo más a quienes hayan profundizado en cuestiones anticoloniales o internacionalistas, pues además de un antibelicista declarado (y tan declarado) fue el autor que ahormó el concepto de “transnacionalismo”. Consistía esta teoría, en trazo de brocha gorda, en dar voz a las minorías oprimidas y denunciar el mito que cimentaba la hegemonía WASP del Melting Pot tan en boga en EE.UU. a principios del siglo XX; es decir, que afirmaba que ese país era un crisol de las culturas poco menos que en pie de igualdad: Bourne afinó la crítica y exigía que habría que dar la voz a las minorías étnicas oprimidas, que en su tierra eran (son) tantas; más allá de quedarse en eslóganes vacuos. A partir de ahí viene su diferenciación entre Estado, nación y pueblo.

Influye en este poco interés que ha despertado la corta vida que tuvo este hombre, breve y difícil; por las enfermedades que le retorcieron el cuerpo y la cara, por su origen humilde y por su insobornable pensamiento. Quizá también, si nos vamos a nuestra tradición, por lo poco que conocemos del pensamiento libertario (libertario en el sentido que le damos en nuestra lengua, no en aquel que los gringos utilizan) de Estados Unidos: exporta la potencia mundial en casi todo… menos lo que no le interesa; y más allá de nombres como Emma Goldman, Murray Bookchin, ya históricos, del prolífico Noam Chomsky o el del historiador Howard Zinn... poco conocemos de la rica tradición de pensamiento anarquista de allá, o de los grupos que activamente se mueven.
 
 
Los dos escritos que componen el libro titulado con la frase de calendario son La guerra y los intelectuales más El Estado, redactados en 1917 y 1918 respectivamente. Una mirada a las fechas nos lleva a recordar que fue el primero de los años cuando EEUU decidió, con un presidente demócrata, entrar finalmente en la I Guerra Mundial y dejar su postura neutral. En el segundo, llegó el armisticio. Contra el desatino de la entrada en la contienda Bourne afiló el lápiz y comenzó una lúcida argumentación que hoy en día nos suena tan actual que si cambiamos algunos nombres propios y de países asusta, dirigida principalmente a la intelectualidad y a la clase política. A la segunda, por razones obvias. A la primera, por justificar el horror de la guerra en nombre de la “democracia” y mirar para otro lado frente a las leyes internas que trataban de reprimir la disidencia de quienes la denunciaban. 

Hace un tiempo escribíamos cómo l@s antimilitaristas somos insultables, como demuestran tantas proclamas que vienen de la “gente de bien”. No sabíamos entonces que en 1917 este norteamericano, a quien le cerraron las revistas en las que participaba denunciando aquella guerra acusadas de hacer propaganda de Alemania, escribió: “el ex-humanitario [es decir, el intelectual pragmático opuesto a los pacifistas “idealistas”], convertido en realista, se mofa de la neutralidad snob”. Ay, cuántos nombres nos vienen a la cabeza en el coro casi unánime que la intelligentsia patria ha conformado en los últimos dos años para decirnos que hay que armar más y más a un país en guerra en aras de la consecución de la paz.
 
 
Las circunstancias vitales de este autor, su físico maltrecho y su callada persecución tratando de silenciar su voz nos hacen recordar a esos seres míticos aparentemente tan débiles, monstruosos, que, ante todas las adversidades, llevan a cabo su misión, aceptan su destino, un héroe en sentido estricto. Una voz de las pocas, junto a la citada Goldmann, que más de un siglo después de los hechos son espejos en los que mirarnos y enorgullecernos, frente a otros grandes y admirados autores que, llegado el momento, dejaron el internacionalismo atrás y apoyaron el afán bélico de sus estados nacionales. Bourne cumplió su misión y la recibimos más de cien años después. Nos fortalece.

Me sorprendió una exigencia que plantea Bourne que pudiera parecer blanda pero, si se piensa bien, es demoledora: lo mínimo que necesitaría un país para poder declarar la guerra es un referéndum, afirmaba, que se le pregunte al pueblo plebiscitariamente. Ya sabemos cómo responde el Estado, al menos el nuestro, ante consultas públicas si no piensan que les puede favorecer.
 
 
La guerra ha de ser a la guerra, y no entre países (ni Estados), en opinión de Bourne, y lo dice así explícitamente antes de que Ernst Friedrich pariera un libro homónimo de fotografías de los horrores de la I Guerra Mundial ('¡Guerra a la guerra!', disponible en Sans Soleil Ediciones). No sabemos si el estadounidense era antimilitarista o no, pero desde luego la frase va más allá del antibelicismo. En otro de los textos que llegó a publicar, 'El ocaso de los héroes', se preguntaba: “Si la guerra es demasiado fuerte para ser detenida ¿cómo luego podrá ser lo bastante dócil para controlarla y darle forma con fines liberales?”.

Se presenta hoy en la librería asociativa Traficantes de Sueños (Madrid) este libro que nos descubre a un autor lúcido, necesario y de tan oportuna publicación ahora. Porque vivimos tiempos de guerra y de eso van los dos ensayos que la editorial alicantina nos regala, con prefacio, por cierto, escrito por John Dos Passos en 1919, recién fallecido Bourne (por la epidemia de gripe), una suerte de elegía en verso libre, más unas notas del traductor, Salvador Cobo, y un afilado prólogo de Rafael Poch sobre la coyuntura de la guerra actual que no hay que resaltar, porque todo el mundo conoce al autor y dónde se sitúa. A todos ellos les damos las gracias.

Esta tarde continuará la discusión.'

Volodymyr Zelensky, left, meeting with Benjamin Netanyahu in 2020
 
Quien a hierro mate... a hierro morirá...
 
Ya en Israel se vislumbra el final de un espejismo, clara imposibilidad para mantener sostenible feliz e indefinidamente un modelo como aquél tan injustamente desequilibrado sólo fundable sobre una violación de los derechos humanos masiva (por aquello del que la "ley del Talión actual" implica "100 víctimas palestinas por cada una judía", un "derecho a bombardear, además de las ciudades en Gaza, los aeropuertos turcos y jordano-libaneses o sirios", etcétera). Cuando se amenaza con el "hacer regresar al enemigo hasta la Edad de Piedra"... no es factible "tener la fiesta [rave] en paz" justo al lado de una frontera con el campo de concentración gazatí (¡mostrado como impúdica "experiencia..." temática para t@nt@s turistas mercantilmente convocad@s!). Y el dislate de creerse protegidos por una tecnología tan dizque infalible como "la Cúpula de hierro del Mosad&IDF", también llamada "el ojo de Dios", resulta por fin "absolutamente..." vano.

Pero ni EE.UU. ni sus perritos falderos de la UE han dado aún algún mínimo paso hacia reconocer tales evidencias. Por lo cual, es de temer que sólo nos quepa esperar seguidamente algunas otras catástrofes a propósito de Ucrania también, donde -sin que importen sangrías de aquellos que usan para criminal carne de cañón interpuesta- los únicos planes consistirían en atizar siempre más armamento con que presionar a Rusia (e, incluso, indirectamente hasta China)...  



2 comentarios:

  1. .
    Lo resume Varoufakis: << Compare & contrast...!
    Attacking "civilian infrastructure, especially electricity, are WAR CRIMES... Cutting off men, women, children of water, electricity and heating with winter coming - these are acts of PURE TERROR". Unless the attacker is ISRAEL... Then... all that... it's NOT terror!???!!! >>

    O sea, 9 millones de personas judías llegadas de otras tierras tienen "todo el derecho" a imponerse por cualquier medio sobre más de otros 10 millones de personas palestinas -desde hace generaciones...- a las que se somete confinadas por mitades en los reductos aún sin colonizar (de Cisjordania más la franja de Gaza) y campamentos para las poblaciones refugiadas tras del expatriarse (a Líbano, Jordania, Siria o Egipto)...
    .

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  2. .
    Parecería casi digno de no creerse cuando recordamos cómo hubo una época no muy lejana en la que todo lo ahora visto tan imposible sucedió ya efectivamente:

    - Prevención ante una nueva Guerra Mundial con potencias nucleares llevó a vías de Distensión abiertas.

    - Había diversos tratados entre superpotencias para una No Proliferación de las Armas, y en especial más Nucleares.

    - En variados focos de violencia internacional se organizaban Fuerzas para Interposición o Desarme por parte de Naciones Unidas.

    - La llamada 'Guerra Fría' rebajaba el ardor de los graves conflictos pre-bélicos para que no llegasen a estallar como las Guerras Totales hoy en día.

    - En la 'Crisis de Cuba', se llegó a pacto por el cual Rusia obtuvo garantías de no beligerancia para poder retirar los misiles que había desplegado frente a su rival EE.UU.

    - Se firmó Acuerdo de Paz entre Israel y palestinos, comprometidos a una próxima coexistencia pacífica entre 2 Estados vecinos judío y árabe, incluyendo éste último a Gaza más Cisjordania...

    Sin embargo todo eso fue cambiando, siempre para mayores peligros a continuación, por una sucesiva cadena de acontecimientos clave como:

    - Al firmante israelí en los Acuerdos de Oslo -y premio Nobel- para la Paz lo asesinó un judío ultraortodoxo de los que hoy mandan en Tel Aviv.

    - El estado de Israel no aceptó ningún otro nuevo en Palestina, ocupó más territorio ('ajeno': según los acuerdos de la ONU) y segregó a Gaza confinándola.

    - EE.UU denunció y revocó anterior tratado de No Proliferación para las Armas Nucleares, a la vez que retiraba tanto su presencia como financiación en varias agencias de ONU.

    - Por recibirse garantías del que Occidente no le presionaría más agresivamente, Rusia independizó a repúblicas de la URSS y disolvió el Pacto -defensivo- de Varsovia con sus vecinos.

    - La organización armada rival de OTAN aprovechó esta nueva situación para extender las zonas de sus bases con misiles hasta las repúblicas -antes en la URSS o el Pacto...- fronterizas con Rusia.

    - En la crisis de Ucrania se rechazó por EE.UU garantizar que la ex-república soviética llegase a terminar siendo nuevo 'portaviones' de la OTAN con armas apuntando contra Rusia en su misma frontera...

    Y así hemos llegado hasta la presente situación de Guerras: declaradas ya en tanto Ucrania como el Oriente Próximo, aparte de azuzándose para Taiwan...

    ¡Pero lo verdaderamente inaudito es cómo Europa no muestra ningún poder significativo discordantes con tamaña deriva suicida que apadrina su mayor aliado de la OTAN... y todo lo que parece importar es, tan solamente, qué partidismos ganan cargos institucionales para seguir este Programa Único de 'Más Guerra'...!
    .

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