domingo, 31 de mayo de 2020

Ese 'calaboz...al...ar!' de Mando único (solo sin más) NO acabará con la pandemia, ya se avisó

     
Vietnam, junto a China: 95 millones de personas y... ¡ningún muerto!
   
Esta hoja de ruta seguida "contra el Covid-19" en España NO es ninguna mejor estrategia planteada "por los expertos", ni tampoco se urde "para nuestra salud"; en realidad, tal rancio plan del "medieval" confinarlo todo... sirve a otros fines y motivos:

 1/ mal podría esto creerse a niveles del conocimiento epidemiológico actual si hasta hoy es únicamente utilizado tantísimo por otro Estado miembro de la UE que comparte nuestros trágicos récords entre mayores "mortalidades per capita"  (Italia),

  
 2/ nada con "asegurarnos" de verdad se compadecerá el aplicar esa vieja receta del poder según la cual "un ganado en redil no puede dar -para cuidarse- tantos trabajos precisos como cuando se le deja suelto moverse"... 

 3/ además de cargarse con los agravantes de cómo, si -aun encerrados...- "distanciamiento social" nos hacen guardar así, ni siquiera viable avanzar en inmunidades "del rebaño" resultará. 
   

Hace dos meses ya quedó advertido desde aquí mismo. Y posteriormente han abundado las argumentaciones paralelas:

"La presente pandemia ha destapado enormes carencias de los sistemas -políticos- actuales: incapacidad generalizada para tomar decisiones sensatas. El conocimiento avanza, la información fluye a una velocidad de vértigo pero las sociedades se muestran aterradas, paralizadas, desorientadas ante fenómenos que, lejos de ser novedosos, suceden de forma recurrente.

* Hemos contemplado una clase política demasiado pendiente de su imagen, una población extremadamente asustadiza, alarmada por todos los medios de comunicación; muchas respuestas improvisadas y pocas estrategias coherentes. Abundaron las medidas que aparentan seguridad, más dirigidas a tranquilizar momentáneamente al público que al aportarse soluciones permanentes. Y escasearon otras más eficaces, pero que requieren ciertas dosis de sinceridad, visión del largo plazo, valentía y generosidad.

* Como excepciones caben citarse 2 estrategias, ambas coherentes, pero completamente opuestas: una, ejemplificada por COREA del Sur, empeñada en suprimir la enfermedad utilizando medios tecnológicos avanzados; y otra, que abanderaba SUECIA, dirigida para mitigar o, sobre todo, reconducir los contagios, buscando la inmunidad colectiva con el menor número posible de fallecidos. Ambas vías resultan dispares en planteamiento, método y objetivos, con distintas fortalezas y riesgos; pero coinciden en algo fundamental: igualmente, descartar confinamiento general a la población y cierre de actividades económicas.
  

  
Las autoridades de Corea del Sur reaccionaron con prontitud para reducir al mínimo la enfermedad mediante una vigilancia electrónica capaz de trazar el movimiento de cada persona. Una aplicación de geolocalización, obligatoria en cada teléfono móvil, determina los contactos de cada infectado para ponerlos instantáneamente en aislamiento. Si alguien intenta burlar el sistema escapando sin su teléfono se expone a que le sea implantado un brazalete localizador del que no podrá zafarse. Las cámaras de tráfico y los datos de pago con tarjeta complementan un amplio sistema de información que permite a las autoridades conocer en tiempo real donde va cada uno y con quien se relaciona. Y los viajeros deben guardar cuarentena por 14 días antes de someterse al control general.



Corea logró reducir los casos al mínimo, mantener una mortalidad muy reducida y una curva de contagios muy plana mediante una estrategia que no perjudica sustancialmente la actividad económica… salvo al turismo. Ahora bien, tan estrecha vigilancia suscita serios reparos. Los ciudadanos podrían aceptar una suspensión momentánea de ciertos derechos democráticos para evitar un peligro, pero un sistema de vigilancia tan orwelliano no resulta muy compatible a largo plazo con una sociedad abierta.

Pero la principal dificultad es que apenas se genera inmunidad, con peligro constante de rebrotes capaces de arraigar rápidamente en una población carente de anticuerpos. Por ello, la estrategia de Corea del Sur se basa implícitamente en la esperanza de una vacuna temprana. Las autoridades afirman que pueden mantenerse en guardia meses o años, pero el sistema, aun siendo muy eficiente, nunca es perfecto. Si la vacuna se comercializa en pocos meses, Corea habrá superado la enfermedad con muy pocos fallecidos y los ciudadanos podrían recuperar su privacidad. Si se demora mucho, quedaría estancada, cerrada, condenada a una intensa vigilancia, a unos usos muy discutibles en un sistema democrático.

Suecia, por el contrario, estableció el enfoque basado en unas recomendaciones, sin apenas casi restricciones, con sus escuelas abiertas, total actividad económica funcionando y, sobre todo, respetando todos los derechos y libertades propios de un régimen democrático. El planteamiento aprovecha el enorme porcentaje de asintomáticos (más del 90%) y el hecho de que la enfermedad es mucho más peligrosa para algunos grupos (mayores y personas con enfermedades previas) que para el resto, aun cuando pueda generar en todos el mismo temor.
  


Tal como se ha descrito, la estrategia consiste en mantener una velocidad de transmisión moderada, aconsejando cierta distancia social y, sobre todo, en redirigir los contagios hacia los grupos de muy poco riesgo, instando a los vulnerables a aislarse completamente. El objetivo es conseguir mucha inmunidad con poca enfermedad y el mínimo de fallecimientos. La meta última es la inmunidad colectiva, que el 60% desarrolle anticuerpos y, por supuesto, que los vulnerables se encuentren en el 40% restante. 

Porque las distintas mortalidades para cada país dependerían del, no tanto cuántas... personas, como quién se haya infectado. Y, por lo tanto, la mortalidad no es directamente comparable entre países: lo correcto sería comparar tasas de mortalidad para el mismo nivel de inmunidad alcanzado.

Por supuesto, el sistema se basa en la confianza de la gente en sus gobernantes y en sus conciudadanos, pero también en la propia generosidad: si no pertenezco a un grupo de riesgo debo mantener ciertas medidas de autoprotección, pero realizar mucho más esfuerzo en impedir el contagio de mayores y enfermos que el mío propio. Al igual que la estrategia coreana, la sueca también implica un riesgo: que el virus traspase las barreras que protegen a los vulnerables, que logre entrar en las residencias de ancianos, cosa que ocurrió al principio en alguna ocasión.

Que la enfermedad no estallara en Suecia, que la mortalidad se mantuviera dentro de la media europea, enojó a muchos observadores por refutar la necesidad del confinamiento. Pero su planteamiento comienza a marcar el camino a otros países, que van remodelando su estrategia. Dinamarca y Finlandia, que aplicaron una cuarentena bastante estricta, ya han abierto las escuelas. Y el Reino Unido también se plantea la apertura el 1 de junio, aunque los sindicatos de profesores ejercen una fuerte presión sobre el primer ministro para que las mantenga cerradas; quizá una señal de que los intereses corporativos también desempeñen cierto papel en la toma de decisiones.

La gran ventaja de la estrategia sueca es que no sólo posee un fin último, también estaciones intermedias. El crecimiento paulatino de la inmunidad va reduciendo de forma natural la velocidad de contagio y permite relajar todavía más las restricciones. Mientras Corea permanece inmóvil, vigilando permanentemente puertas y ventanas, Suecia se mueve, avanzando a buen paso. Que una estrategia domine a la otra dependerá de lo que se demore la vacuna. Si, como vaticinan los expertos, tarda muchos meses, o más de un año, aun los más recalcitrantes quizá acepten que Suecia acertó.



Muchos otros países reaccionaron instintivamente y, en un ambiente dominado por el miedo, implantaron, no el aislamiento de los enfermos o sus contactos, sino un prolongado encierro indiscriminado de todos los sanos. Y no solo con graves consecuencias económicas, quiebras para las empresas, desempleo, pobreza; también sociales, incrementando la población dependiente de las ayudas del Gobierno, agravando ciertas enfermedades mentales. Sin olvidar las consecuencias políticas pues, como mínimo, el confinamiento obligatorio puso en entredicho libertades fundamentales y creó un caldo de cultivo propicio a la censura de opiniones contrarias. Y, también, consecuencias culturales, pues muchos niños fueron privados de una formación, una disciplina y unos hábitos que serían imprescindibles en su futuro.
  
  
De hecho, algunos países muy pobres no aplicaron esta medida porque buena parte de sus habitantes se gana la vida en actividades informales, de mera subsistencia. No nos engañemos: solo en los países más ricos podrían... permitirse tal lujo de permanecer dos meses encerrados en casa; difícilmente podrían hacerlo aquellos que necesitan imperiosamente salir cada día a la calle en busca de sustento para alimentar a su familia.

Nadie niega que el confinamiento pueda ser necesario en momentos críticos, en zonas determinadas. Pero resulta muy discutible cuando se aplica de forma generalizada y prolongada pues, al no discriminar entre vulnerables y no vulnerables, no reduce las muertes: solo las aplaza en el tiempo. Comparado con el enfoque sueco, crea mucha menos inmunidad para la misma enfermedad visible.
  
  
Paradójicamente, hasta los más contumaces partidarios del statu quo reconocerán que, tras el proceso de reapertura, comenzarán a parecerse a Suecia casi todos los países: establecimientos abiertos con medidas de precaución, cierta distancia social, fomento del teletrabajo etc. Pero la similitud sería tan sólo aparente, superficial, porque sus elementos fundamentales, lo que determina que la pandemia finalice o se estanque, es el trato diferenciado que deben recibir las personas vulnerables frente a las no vulnerables. Aunque no lo estipulen los gobiernos, quienes no pertenecemos a grupos de riesgo debemos preocuparnos mucho más por el contagio de ancianos y enfermos que por el propio.

Algunos afirman que todo se reduce a una disyuntiva entre salud y dinero. Pero tales dilemas desapareceán cuando comprendemos el que solo retrasan, no evitan la enfermedad, ciertas medidas. Hay que entender que, al contrario que ante alguna imaginación infantil, el monstruo no desaparece por escondernos en casa. Y que hay determinados momentos de nuestra existencia que invitan a actuar con elevadas dosis de madurez, valentía y generosidad."

Sin embargo, como recordatorio adicional de lo ya dicho, es importante tener claro que ambos "2 modelos..." citados -de Suecia y Corea...- no son en absoluto exclusivos para dichos casos. Por el contrario, en el segundo podrían tomarse igualmente de paradigma otros Estados ejemplares en análogo sentido (Japón, Vietnam, Australia, Nueva Zelanda ¡o hasta China...!); y para la primera opción había también alternativas (desde Alemania -¡e incluso Portugal...!- a Israel): muchísimo mejor, todos, comparándose con España.
  


Por fin, varias fuentes científicas de las más rigurosas confirman cómo se nos manipula (para reprogramársenos...) hoy aquí, hacia una opresiva 'Nueva Normalidad' global... que contagiarán todas las cadenas del confeso 'Mando Único'. 

Aprovechando "Una coartada sanitaria", en realidad se buscarían más que nada otros objetivos precedentes al Covid-19... 

Para ello está siendo fundamental mantener, generalizándolas con razones o sin ellas, las mayores histéresis en los 'Estados de Alarmas'... 

Y aparte de ciertos reequilibrios con otra composición de fuerzas a nivel geopolítico, se plantea un impulso definitivo al 'Shock digital' que domeñaría toda nuestra vida ya sin escapatorias ni posibles vueltas atrás.

   MUERTES del COVID-19, por cada 100.000 habitantes  



    
 

10 comentarios:

  1. EL CONFINAMIENTO MÁS LARGO DEL PLANETA

    80 días han pasado ya desde que estalló una descomunal crisis sanitaria que nos va a dejar en herencia otra económica de dimensiones quizás nunca vistas antes (...) La propaganda oficial nos insiste con que Sánchez no tiene más remedio sino prorrogar las Alarmas, pues tal es la única manera de "salvar miles de vidas". Sin embargo (...) hasta incluso la propia vicepresidenta Calvo en su comparecencia del Senado ha demostrado que hay alternativas para mantener las restricciones y sin necesidad de prolongar por más tiempo esta situación con excepcionalidad. De hecho, es lo que pasará en España a partir del 21 de junio, cuando teóricamente se termine otro -¡séptimo, ya!- estado de Alarma: pese a ello seguirá también aplicándose igual el plan de 'desescalada' previsto por el Gobierno, a concluir en principio sólo el 5 de julio, con la entrada de Barcelona y Madrid a la 'nueva normalidad'.

    La mayoría de los votantes a Sánchez parecen estar de acuerdo con su emperrarse por mantener Alarma; e incluso comparten esa visión inocentemente muchos ciudadanos que, tras vivir dos meses y medio con miedo metido en el cuerpo, consideran lo mejor en estos casos el ser precavidos. Paradójicamente, el desastre del Gobierno a la hora de ver venir esta crisis en marzo es ahora su mejor defensa para justificar una estrategia conservadora.

    Pero España no es una isla en mitad del océano. Y si bien es evidente que fuimos de los primeros países europeos sufriendo estrago del coronavirus, ¿cómo es posible que aceptemos mansamente si vamos a ser también los últimos en salir de tan largo túnel? Ello sólo puede significar dos cosas: o hemos gestionado peor que nadie la crisis o estamos prolongandolo artificialmente más tiempo del necesario. Y probablemente nos encontremos ante una combinación de ambas.

    Si la próxima prórroga fuera la última, lo cual con este Gobierno es difícil de asegurar por mucho que Sánchez lo diga, nos iríamos a los 100 días (...) Pero la realidad es que, si nadie se preocupa de recortar los plazos antes (el cuco de Sánchez ha decidido dejar en manos de los presidentes autonómicos esa potestad para poderles echar el muerto ante posibles rebrotes en sus regiones), hasta el 5 de julio la 'desescalada' no acabará. Mientras tanto, los ciudadanos de las 2 provincias más pobladas en España siguen ahora con un absurdo toque de queda entre las 23 y las 6 horas de cada día, así como secuestrados dentro de los límites para sus respectivos territorios.

    ... [continuará]

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    1. ... ... ... [es continuación]

      El contraste entre lo que pasa en el resto de la UE y España es abrumador. Hay que ser muy sectario o estar muy aterrorizado para no darse cuenta. Italia o Francia tienen más contagios y muertos diarios, pero ni siquiera eso les llevó a dar marchas atrás en sus planes. Para nuestro país, por el contrario, el Gobierno y ese pseudoexperto que actúa como portavoz han decidido ahora contar los muertos por semanas... tratando burdamente de ocultar cómo, en realidad, apenas hay 1 muerto al día (aunque se trata de personas que llevaban semanas en las UCI luchando contra la enfermedad). Ya muere más gente de cualquier otra enfermedad que por coronavirus; y hasta reputados médicos se atreven a escribir tribunas en los medios de comunicación para pedir que se revierta esta locura, en donde nos quieren seguir teniendo durante varias semanas más.

      Sánchez anunció varias veces que pretende acelerar la 'desescalada', pero lo cierto es que lo único acelerado fue un volver a la liga de fútbol. Mientras nadie nos diga lo contrario, el plan de 'desescalada' sigue su curso previsto y los cambios de fase siguen durando 14 días. Él anunció que acabarían las alarmas el día 21, pero ha dejado en el aire qué ocurrirá después. Veremos.

      Sí será el Gobierno responsable de las consecuencias por este prolongado confinamiento, y del que sea España de los países europeos donde más tarde se vuelve a la normalidad. La culpa de los muertos se la podrán seguir echando a los recortes del PP por los siglos de los siglos; pero la magnitud en la catástrofe posterior, sobre todo si es mucho mayor que para nuestros vecinos, ya no podrán esquivarla. El hundimiento de la economía, los cierres para empresas y las colas del paro estarán directamente relacionados con cómo se van gestionando estos 100 días clave. Y de tamañaa responsabilidad jamás podrá huir el presidente Sánchez.

      Álvaro Nieto, 1/6/2020 (vozpopuli.com)

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    2. Si llamanos 'confinamiento' a la supresión o suspensión del ordenamiento legal/constitucional,

      Posiblemente,
      La explicación hay que buscarla en
      'razones de ESTADO'

      > se ha utilizado la alarma sanitaria para librar una lucha soterrada:

      Margarita Robles sería el punto de encuentro entre los dos movimientos golpistas protagonizados por gobierno y oposición

      San-chez prolonga el estado de excepción, con PNV y ERC,
      para sofocar la rebelión de la guardia civil,
      que la mini-ministra contempla con simpatía
      (si no con verdadero entusiasmo)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. REALIDÁ INMUNE A CONSIGNA

    El pomposo 'Mando único' -desde
    esa cúpula partidista que asiste al
    presidente de gobierno en España-
    ni controla la comunidad autónoma
    más populosa (Andalucía) ni la más
    grande (Castilla y León), ni la que es
    más 'conflictiva' (Cataluña), ni la más
    "empoderada" (País Vasco), ni aun la
    más rica (Madrid) hoy, tampoco...

    ¡Menuda vista para formar alianzas!
    (Así "no hay plan B" a una dictadura)

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  4. Se coge antes a unos mentirosos que al cojo:
    entre los contagios totales mueren un 11,32%
    (27.121 fallecidos para 239.000 contagiados)
    pero personal sanitario infectado sólo tiene
    mortalidad en un 0,1% (ó sea 63 / 51.482)...

    Estos analfabrutismos confían en que todo el
    personal 'ignore' toda cuenta, también, para
    poder tragar su desvergonzado cuento. ¡Puaf!
    (Para tapar como 'contagiaos' tanto inaudito
    absentismo en esa SS que había de aplaudirse
    mientras casi cerró la Red Primaria en Madrí
    ¡por sólo montarnos un -temporal- IFEMA...!)

    Ya les vale: supuestamente, serían los que a
    peor carga viral estaban expuestos y en esta
    realidad "de una ¡centésima! parte no pasan"
    sobre tasa de mortalidá entre sus pacientes.

    ¡Otro caso de "jueces y parte"! Las muertes en
    general se minusvaloran. Y ellos computan como
    mártires de Covid hasta los que reventaban por
    cualquier adicción... O los tests que niegan a
    sus defendidos, que ni siquiera se autopsiaron
    post mortem para diagnosticarles infección, en
    cambio sí les valen por computar cualquiera de
    sus bajas como contagios...

    Pero es que no conseguiría salir cuent@ ni aun
    así: de ser verdá esa tasa de 0,1% mortal, los
    43.000 fallecidos del país (s/. Registro Civil
    e Instituto de Salud Carlos III, una vez todas
    las muertes en geriátricos incluidas...) haría
    falta en España sumar no esos cientos de miles
    contagiados sino un 90% de todas las gentes ya
    infectao: ¡ahí va súper-fake, de vergúenza...!

    GRANDES TROLAS QUE AQUÍ CUELAN EN UN
    PUEBLO YA SUMISO A TÓ LO QUE SE DIGA.

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  5. ¿DE VERDADSALIMOS MÁS FUERTES?

    “Hemos superado lo peor de la pandemia”, ha dicho Sánchez. Es muy probable, sí, pero con el peor resultado de los posibles y un récord mundial de muertos por millón de habitantes, que ronda el millar, según las cifras incorporadas por el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo). Este servicio que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III ha incorporado otras 13.250 muertes que no se habían incluido hasta ahora por retrasos en los registros civiles durante los peores momentos de covid-19. Aunque no se hubiera dado a conocer el resultado de la macabra repesca que también refleja el “Financial Times” en los datos país por país, partiendo de las cifras oficiales del INE España también se situaría a la cabeza con el Reino Unido y Bélgica.

    El presidente del Gobierno insiste en la idea de que nadie en el mundo estaba preparado para una emergencia sanitaria de esta naturaleza. Trata de camuflarse en la responsabilidad colectiva del planeta, pero los datos demuestran que unos estaban menos preparados que otros o actuaron peor. España, que suma además a su triste récord el mayor número de sanitarios contagiados se supone que por falta de protección, es un paradigma de la nefasta gestión del virus. Busquen otro subterfugio; el juicio de las cifras resulta inapelable en el caso de este Gobierno, en el que el ministro del Interior sigue sin dimitir después de que quedase demostrado que mintió en la purga por la investigación sobre el 8-M que la Guardia Civil llevaba a cabo por orden de la juez.

    España, el único país de Europa en decretar un estado alarma, 6 veces prorrogado, es, a la vez, el que cuenta con mayor número de muertos por población del mundo. El responsable de la estrategia sueca ha admitido, tras 4.500 víctimas, que las restricciones pudieron ser insuficientes. Aquí son más de 43.000 y ni asomo de autocrítica. ¿“Salimos más fuertes”, consiste en esto?.

    Luis M. Alonso ('La Nueva España', Oviedo)

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    1. Cómo se atreven a decir que salimoos más fuertes, después de más de cuarenta mil muertos y cientos de mes de enfermos, muchos de ellos sobrevivirán con afecciones graves !.
      Y el daño social y económico que la pandemia está ocasionando ?.
      Y el miedo a la nueva vida unida a la mascarilla ?.
      Salimos mas fuertes ?.
      Sinvergüenzas.

      Ricardo

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    2. UN GRAN FRACASO COLECTIVO

      Al día de hoy, ya en los inicios de junio, a casi tres meses del comienzo de la pandemia, nadie, a ciencia cierta, sabe cuántas personas han fallecido por esta causa en España. En el mundo tan desarrollado y tecnológicamente infalible en el que vivimos, una cuestión aparentemente tan sencilla no tiene respuesta. (...) La sensación que yo tuve durante las primeras semanas en que Madrid fue el epicentro de la pandemia y quedamos en manos de gentes insolventes de todos los colores es que, por primera vez en mi vida, estaba en manos del destino. Y aún me debato con esta misma idea. (...) 

      En medio de la peste política en la que llevamos viviendo durante estos últimos meses, por si no fuera poco esta penalidad, nos llegó la sanitaria. Y hemos puesto tarde, y mal que bien, orden en esta segunda. Mientras que el desorden, en la primera, no deja de crecer incluso hasta lugares sospechados pero a los que creíamos que no se llegaría: el pacto con Bildu. Pactar con los asesinos de ETA, pactar con los ejecutores despiadados de tantas personas y de tantos militantes socialistas.

      Sánchez se ha entregado a Iglesias, dicen, mientras que lo que yo creo es que el presidente le está disputando a su vicepresidente el liderazgo de toda la extrema izquierda independentista o no. El juego con Ciudadanos es eso, un mero juego político que a él le beneficia. Es como darle celos a la novia oficial y luego volver a ella con más amor. Así, el presidente ya lo abarca casi todo: desde el centro ahora inclinado a la izquierda, hasta el populismo de Podemos. Y por si no fuera poco, continúa su caminar funambulista entre nacionalistas e independentistas manchados de sangre. Por eso, por la mañana firma con Arrimadas un acuerdo para mantenernos encerrados, a medio día otro con Bildu, y por la noche silencia manifestarse contra el ataque de los propios de Bildu contra el domicilio de la secretaria general del PSE. 

      Y todo esto sin que se enteren los ministros. Un cuerpo que es quien tiene la obligación de tomar, colegiadamente, las decisiones del Gobierno. Escuchar al etarra Otegui darle consejos al presidente del Gobierno da náuseas.Todo lo mencionado sucede sin que nadie en el PSOE se mueva. Tanto en el partido de ahora como entre los grandes rostros del pasado, alguno de ellos acallado con un mendrugo de pan artístico. ¡Una vergüenza! De todo lo que pase nunca podrán ser exculpados, excepto que hubieran entregado su carnet. De no ser así, serán igual de culpables de la destrucción de este país. Pero algo debe haber pasado para que los mayores defensores de estos dislates hayan puesto el grito en el cielo, cuando ya muchos lo hemos venido previniendo desde hace largo tiempo.

      ... [continuará]

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    3. ... ... ... [es continuación]

      Cómo se puede permitir un Gobierno cuya mitad está abiertamente contra la otra. Cómo se puede permitir un Gobierno que ataca a las principales bases económicas de nuestro país, que está ya en trance de quiebra. Cómo se puede permitir que un pueblo trabajador, digno y honrado de su sustento quiera ser convertido en asalariado vacante del estado en compensación a votos cautivos. Lo que buscan Iglesias y sus secuaces es la creación de una legión de piqueteros que o bien votan y hacen votar mediante las consignas, o salen a las calles a amenazar o agredir a aquellos que no comparten sus ideas.

      Se habla mucho de Venezuela, y con razón, pero fíjense ustedes todo lo que ha venido aconteciendo en Argentina. La presencia en el Gobierno de Iglesias, su mujer y adláteres, es un cáncer para nuestro país y hay que echarlos. Y el presidente tiene que hacerlo antes de que se le eche a él mismo. De no ser así crecerán las amenazas. Y una violencia que los propios políticos no serán capaces de frenar. Todo esto no augura un favorable futuro.

      Cuando debería existir una gran unidad política para enfrentarnos a la cuestión sanitaria y económica, estamos viviendo los momentos más peligrosos de nuestra todavía joven e inexperta democracia, aquellos que nos pueden llevar al extremismo confrontacional en las calles como ya estamos viendo en sus inicios. Y esta situación de caos político, moral, económico y social no es la mejor carta de presentación para Europa. A Merkel, que vivió en la Alemania comunista, ¿le agradará ver en el Gobierno español a estos hijos o nietos de quienes la amordazaron? Porque sin la aquiescencia alemana o francesa no salimos solos de esta. ¿Van a poner el dinero en manos de un fanático, sectario y arribista como Iglesias? Yo no lo haría.

      El presidente del Gobierno ya ha jugado todas las cartas de la irresponsabilidad y la ignominia, apoyándose en su diablesca corte celestial, pero el país se sigue hundiendo, y nuestro prestigio también. Mientras tanto, él sentado en Moncloa, como Silver en su taberna de Bristol, entona esta canción: «Temible pandemia España asoló / En el dos mil veinte / Cincuenta mil almas se llevó ,/ ¡Pero yo sobrevivo!».

      César Antonio Molina, ex-ministro de Cultura del PSOE (10.6.20)

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