viernes, 1 de mayo de 2020

Frente al presente "sopicaldo de Wuhan...", es decir, contra lo Capitalista o/y la pandemia [1]

  
Este 1º de Mayo hay amenaza real, mas otra (como Gustavo Esteva, por ejemplo, lo sintetiza)... Desde que salió el virus de China se sabía que determinadas personas son especialmente vulnerables, una minoría, por su edad o condiciones de salud delicadas. Otra reacción apropiada hubiera sido organizarse localmente para cuidar a esas personas de la mejor manera posible. El papel del Gobierno habría sido respaldar dicho empeño, garantizando apoyo económico y atención médica a quienes les hiciera falta.
   
  
Pero en vez de realizar eso, nuestros gobiernos imitan a China… en el confinamiento sólo. Allá dieron prioridad a su gente, no la economía, y el Estado garantizó condiciones materiales de supervivencia o atención médica gratuita para todas las personas. Implementó esas decisiones a través de amplias estructuras organizativas. Aunque por este Occidente desarrollado el virus hizo evidente la manera in­sensata y casi criminal de tratar a personas con edad avanzada. 
Aquí, ahora es la real amenaza un ejercicio autoritario sin precedentesAl tiempo que por un lado se multiplican una imaginación creativa y capacidades autónomas, así como la solidaridad con quienes nada tienen, en sentidos opuestos muchos millones presionan por volver a cualquier forma de normalidad: aprenden a vivir bajo una sociedad de control, obedeciendo sin rechistar hasta en las instrucciones más disparatadas, y exigen medidas policiacas contra quien siga su propio camino.
Mientras gobierno y corporaciones extienden sus tentáculos electrónicos de vigilancia, desde abajo se forma el caldo de cultivo social del autoritario ejercicio... Y muchas personas empiezan a reprimir o atacar contra quienes tan sólo pueden entender la vida como un ejercicio de libertad entre gentes. 
                                                           (diario 'La Jornada', de México, 20.04.2020) 
   
Se comparten desde las redes sociales nuevos textos -y recopilaciones- de muchos pensadores, como trabajo que libera conocimientos y expone visiones con menos miopía sobre la crisis. Ahora, es tiempo para la reflexión, nueva mente (sin copyright, o sea, 'free left' copy)..

Incluso cuando la gente ni sabe cómo mantenerse o se debatiría entre distancia social y permisos de salir a las calles, no se han detenido las ideas; pues el Mundo tampoco... Han aparecido en varios idiomas, medios y revistas de distintas partes de todo el Globo bajo perspectivas del compartir conocimientounas selecciones de proyectos que se han lanzado a la tarea para recopilar bastantes de dichas obras con publicaciones gratuitas. 

Podrían destacarse los 2 siguientes: "Sopa de Wuhan" más "Capitalismo y Pandemia"... Al respecto, a continución se transcriben apenas algunas cuantas lineas, como breve cata (inicial) representativa entre todo lo muy diverso recogido en sus tres centenares de páginas:  
   
.    Giorgio Agamben  (26 de febrero, 2020):

El Consiglio Nazionale delle Ricerche ha estimado que “la infección, según los datos epidemiológicos disponibles, provoca síntomas leves/moderados (una especie de gripe) en el 80-90% de los casos; para otro 10-15% puede desarrollarse una neumonía, cuyo curso sin embargo es benigno en la mayoría; y sólo un 4% de los pacientes requieren hospitalizarse con UCI”¿Por qué los medios de comunicación y autoridades se esfuerzan para difundir clima de pánico, provocando todo un verdadero estado de excepción, con muy graves limitaciones en cuanto a los movimientos autorizados y suspensión del funcionamiento normal para las condiciones de vida o trabajo en regiones enteras?

Hay una tendencia creciente a utilizar el estado de excepción como paradigma normal de gobierno. El decreto-ley aprobado inmediatamente “por las razones de salud y seguridad pública” da lugar a una verdadera militarización de los “municipios y zonas en que se desconoce la fuente de transmisión para por lo menos una persona o en que haya un caso no atribuible a persona de alguna zona ya infectada por el virus”. Una fórmula tan vaga e indeterminada permitirá extender rápidamente el estado de excepción en todas las regiones, ya que es casi imposible que más casos no se produzcan en otras partes...

La desproporción frente a lo que, según la CNR, no es muy diferente de las gripes normales que se repiten cada año resulta sorprendente. Parecería que, agotado el terrorismo como su 'causa', una epidemia inventada puede ofrecer pretexto ideal para extender las medidas excepcionales más allá de todos los límites.

Y el otro factor, no menos inquietante, es un estado de miedo extendido evidentemente los últimos años en las conciencias de los individuos; lo cual se traduciría en una necesidad real de constatar estados de pánico colectivo, para los que la epidemia vuelve a ofrecer el pretexto ideal. 
Así, en un círculo vicioso perverso, la limitación de libertad impuesta es aceptada en aras de seguridades deseadas que se indujeron por esos mismos gobiernos ahora intervinientes para satisfacerlas.
  
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.    Slavoj Žižek  (27 de febrero, 2020):

Una necesidad médica fundamentada de cuarentenas encontró su eco en la presión ideológica para establecer fronteras claras y poner en cuarentena a los enemigos que representan cualquier amenaza para nuestras identidades. Tal vez siguiendo estas lógicas, así al fin sólo la realidad virtual se consideraría ya segura, y el moverse libremente en un espacio abierto estará restringido a las islas propiedad de los ultra ricos...

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.      Franco “Bifo” Berardi  (2-11 de marzo, 2020):

La enfermedad se manifiesta, en este punto, modestamente letal; pero devastadora en el plano social y psíquico. Para las personas más jóvenes, solo es una gripe fastidiosa. Lo que provoca pánico es cómo el virus logra escapar a nuestro saber: no lo conocen la medicina ni el sistema inmunitario. Y lo ignoto de repente detiene la máquina.

Un virus semiótico en la psicoesfera bloquea el preciso funcionamiento abstracto de la máquina llamada Economía, pues le sustrae los cuerpos; que ralentizan sus movimientos, renuncian finalmente a cualquier acción, interrumpen la pretensión de gobierno sobre el mundo y dejan que el tiempo retome su flujo en el que nadamos pasivamente, según la técnica del «hacernos el muerto». La nada se traga una cosa tras otra pero mientras tanto la ansiedad por mantener unido el mundo, que así en efecto lo mantenía, se ha disuelto. No hay pánico, ni miedo, sino silencio. Rebelarse se ha revelado inútil, así que detengámonos.

¿Cuánto está destinado a durar el efecto de esta fijación psicótica que ha tomado el nombre de coronavirus? Poco importa, pues el efecto del virus radica en la parálisis relacional que propaga. Hace tiempo que la economía mundial ha concluido su parábola expansiva, pero no conseguíamos aceptar la idea del estancamiento como un nuevo régimen a largo plazo. Ahora el virus semiótico nos está ayudando a la transición hacia la inmovilidad. 
[2 de marzo.  

¿Cómo reacciona el organismo colectivo, su cuerpo planetario, la mente hiperperconectada sometida durante tres décadas a las tensiones ininterrumpidas de la competencia y por ultra-estimulaciones nerviosas, a una "guerra" por la supervivencia, o a soledades metropolitanas y tristezas, incapaz del liberarse de la resaca que le roba su vida transformándosela en estrés permanente; como cualquier drogadicto que nunca consigue alcanzar cierta heroína, sin embargo bailando ante sus ojos, y "condenado" a humillación de la desigualdad e impotencia?

He aquí la sorpresa, el giro, lo imprevisto que frustra cualquier discurso sobre lo inevitable. Lo imprevisto que hemos estado esperando, la implosión. El organismo sobreexcitado del género humano, siguiendo a décadas de aceleración y el frenesí, después de algunos meses en convulsiones sin perspectivas, encerrado por un túnel lleno de rabias, griteríos y humos, finalmente se ve afectado con estos colapsos: difúndese pura gerontomaquia que mata principalmente a los octogenarios pero bloquea -pieza por pieza- la máquina global de la excitación, del frenesí del crecimiento, de la economía...

Sólo después de alguna(s) muerte(s) al fin se podrá comenzar a vivir, tras de la muerte del sistema... los organismos extra-sistémicos podrán comenzar a vivir. Siempre que sobrevivan, por supuesto, y no hay certeza al respecto.

La recesión económica que se está preparando podrá matarnos, podrá provocar conflictos violentos, podrá desencadenar epidemias de racismo y de guerra.
Es bueno saberlo, no estamos preparados culturalmente para pensar el estancamiento como condición de largo plazo; o preparados para pensar la frugalidad, el compartir. Ni lo estamos para disociar el placer del consumo. 

                                                                                        [3 de marzo].
  
La revolución ya no era pensable, porque la subjetividad está confusa, deprimida, o convulsiva, y los cerebros políticos no tienen ya ningún control sobre la realidad. He aquí entonces una revolución sin subjetividad, puramente implosiva; una revuelta de las pasividades, o la resignación. Resignémonos. De repente, esta parece una consigna ultra-subversiva... ¡Basta con tanto agitarse inútil que debería mejorarnos y en cambio sólo produce un empeoramiento en la calidad de nuestra vida! Literalmente: no hay nada más que hacer.

Lo que no ha podido hacer la voluntad política puede hacerlo tanta potencia -mutágena- del virus. Pero esta fuga deberá prepararse imaginando aquello posible, ahora, cuando lo impredecible ha desgarrado el lienzo de la inevitabilidad.
                                                                                      [4 de marzo].
         
    
Es el cuerpo quien ha decidido bajar el ritmo. Y algún síntoma del estancamiento la desmovilización general por el coronavirus, incluso antes de ser una causa para el mismo. Mas cuando hablo de cuerpo aquí me refiero a la función biológica en su conjunto, al cuerpo físico que podría enfermar -aunque de una manera bastante leve– pero también y sobre todo a la mente; la cual por razones que no tienen nada que ver con el razonamiento ni la crítica, voluntad o decisión política, ha entrado en una fase de pasivización profunda.

Cansada de tanto procesar señales demasiado complejas, o deprimida después de su excesiva superexcitación y humillada por lo impotente de sus decisiones frente a la omnipotencia del autómata tecnofinanciero, la mente ha disminuido tensión. No se trata de que haya decidido nada: es la caída repentina de su tensión lo que decide por todos. Psicodeflación...   
                                                                                      [5 de marzo].
       
Aquí estamos ahora en el umbral hacia otras formas tecnototalitarias por las cuales los cuerpos serán para siempre repartidos, controlados, mandados a distancia. Según publicó en 'Internazionale' últimamente Srecko Horvat, «el coronavirus no es una amenaza para la economía neoliberal, sino crea el ambiente perfecto para esa ideología. Pero desde un punto de vista político sí es un peligro, pues «el miedo a una pandemia es más peligroso (...) Como un virus que necesita de una célula viva para reproducirse, el capitalismo también se adaptará a la nueva biopolítica del siglo XXI». Esa hipótesis es realista; pero creo que subestimaría un factor extrasistémico, representado por la dimensión subjetiva del colapso y los efectos a largo plazo de una deflación psíquica sobre todo el estancamiento económico. 
                                                                                      [6 de marzo].

Me informa mi amigo matemático: «Todos los recursos superinformáticos están comprometidos para encontrar el antídoto al corona con la batalla final entre tal bio-virus y simulaciones -virtuales- de modelizados virus. En cualquier caso, el humano ya está fuera, me parece». Mientras tanto, la energía se retira del cuerpo social, y las políticas muestran su impotencia constitutiva, por ser cada vez más el lugar del no poder; dado que la voluntad no tiene control sobre los infovirus para nuestra defensa.

El biovirus prolifera en el cuerpo estresado de la humanidad global y los pulmones, al parecer, son sus puntos más débiles. Pero un colapso sucede cuando, al encontrarse con las cadenas mediáticas entrelazadas a la red semiótica, el biovirus ha transferido su potencia debilitante hacia el sistema nervioso preciso para el cerebro colectivo forzado hasta ralentizar sus ritmos.
                                                                                      [7 de marzo].
     
Hoy el Primer Ministro Conte ha comunicado la decisión de poner a una cuarta parte de la población ya en cuarentena. En su comunicación, Giuseppe Conte, quien me parece una buena persona y presidente un tanto por casualidad sin haber dejado nunca ese aire de alguien que tiene poco que ver con l@s polític@s, dijo: «pensemos en salud de nuestros abuelos»... ¿Y si esta historia dura mucho tiempo?
                                                                                      [8 de marzo].
     
El más grave problema es el de sobrecargas a las que se ve sometido el sistema de salud: las UCI están al borde del colapso. Existe peligro de no poder curar a todos los que necesitan una intervención urgente. Durante los últimos 10 años, 'recortamos' 37.000 millones del sistema de Salud, que ha padecido una contracción progresiva de las camas a escala nacional, mucho más evidente para el número de las públicas comparando con la proporción de aquellas administradas por sectores privados.
                                                                                      [9 de marzo].
  
«Somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, del mismo jardín flores», está escrito en las docenas de cajas que contienen mascarillas llegadas desde China; las mismas mascarilllass que por Europa se nos han denegado.
                                                                                      [10 de marzo].
     
Llegan desde Wuhan fotos de personas celebrando, todas rigurosamente con la mascarilla verde. Un último paciente por el coronavirus fue dado de alta en los hospitales montados rápidamente para contener las afluencias repentinas con infectados. Sus trabajadores de salud en primeras líneas han asumido la misión más ardua, dijo allá el presidente Xi, llamándolos «las personas más admirables de la nueva era, que merecen los mayores elogios». He ahí cómo los presidentes no pueden hacer nada en la realidad y sólo unos médicos algo, aunque tampoco todo, ahora.
                                                                                      [11 de marzo].


.      Giorgio Agamben [bis]  (11 de marzo, 2020)

Una de las consecuencias más deshumanizadas del pánico que por tal medio buscan propagar en la llamada epidemia del coronavirus es la idea misma del contagioso, que subyacería como base de las medidas excepcionales adoptadas para esa emergencia por el gobierno: se trata de la figura del "untore", o ponzoñoso 'untador' (inmortalizado por Manzoni al escribir sobre las plagas de peste asolando ciudades italianas en el siglo XVI...) que siempre se invitó a denunciar por los ciudadanos.

Aún más triste que tantas limitaciones de libertad implícitas en las disposiciones sería, en mi opinión, la degeneración de relaciones entre los hombres factible de producirse por todas ellasNuestro prójimo ha sido abolido.

La situación creada es exactamente lo que quienes nos gobiernan han tratado de realizar repetidamente: que cierren las universidades y escuelas de una vez por todas y se den sus lecciones en línea sólo, que dejemos de reunirnos y hablar por razones políticas o culturales para tan sólo intercambiar mensajes digitales, que tanto cuanto sea posible las máquinas sustituyan todos los contactos -iguales a contagios...- entre seres humanos.
   
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.       Franco “Bifo” Berardi [bis]  (12-13 de marzo, 2020): 

Italia, el país completo, entra en cuarentena. El virus corre más rápido que las medidas de contención. Trump usó la expresión «foreign virus» [virus extrajero]: todos los virus lo son, "extranjeros", por definición [pero ese presidente no ha leído a William Burroughs].
                                                                                      [12 de marzo].

En realidad, el trabajo es abolido sólo para unos pocos. Los obreros de las industrias están en pie de guerra porque precisan ir a la fábrica como siempre, sin máscaras u otras protecciones, a medio metro de distancia uno del otro. El colapso, luego las largas vacaciones. Nadie podría decir cómo saldremos tras ésta. Timothy Snyder explica en el libro 'Black Earth' cómo no habría mejor condición para la formación de regímenes totalitarios que situaciones con emergencia extrema, donde la supervivencia de todos está en juego.

El SIDA creó la condición para un adelgazamiento del contacto físico y el lanzamiento de plataformas de comunicación sin contacto: Internet fue preparada por esa mutación psíquica. Muy bien podríamos ahora pasar a una condición de aislamiento permanente para los individuos, y las nuevas generaciones podrían internalizar el terror al cuerpo de los otros.
   
El terror es una condición en la cual lo imaginario domina completamente la imaginación. Lo imaginario es energía fósil de la mente colectiva, las imágenes que su experiencia tiene depositadas en ella, limitación para lo imaginable. Dicha imaginación es la energía renovable y desprejuiciada. No utopía, sino recombinación de los posibles.

Existe una disyuntiva en el tiempo que viene. Podríamos salir de la situación imaginando una virtualidad que hasta hoy parecía impensable: redistribución del ingreso, reducción del tiempo de trabajo; igualdad, frugalidad, abandonarse los paradigmas del crecimiento, inversión social de más energía en investigación, salud y eseñanza. Y también definitivamente solos, competitivos, agresivos. 
Pero igual, por contra, finalmente podríamos desde aquí ahora salir con un gran deseo de abrazar: solidaridad social, contacto, igualdad.

El virus es la condición de un salto mental que ninguna prédica política habría podido producir. La igualdad nos ha vuelto al verdadero centro de la escena, imaginémoslo como punto de partida para el futuro que vendrá.

                                                                                      [13 de marzo].

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.      Alain Badiu  (21 de marzo, 2020):

El auténtico nombre de la epidemia en curso debería indicarnos cómo ésta demuestra en cierto sentido el -cuantísimo- “nada nuevo bajo el cielo contemporáneo”SARS 2 (es decir, “Severe Acute Respiratory Syndrom 2”), nominación que inscribe de hecho una identificación “en segundo tiempo” después la epidemia SARS 1, que se desplegó por el mundo durante la primavera de 2003.

Un detalle revelador sobre la llamada doble articulación de una epidemia: hoy, el SARS-2 estaría suprimido en Wuhan, pero hay muchos casos en Shanghái; principalmente debidos a 
otras personas, chinas en general, provenientes del extranjero. China es pues un lugar donde observamos, por una razón arcaica primero y luego moderna, el anudamiento entre sendos cruces naturaleza-sociedad en los mercados mal mantenidos: de modo antiguo (que causó aparecer el virus) y otro (difusión mercantil planetaria desde tal punto de origen, acarreada por el más reciente intercambio mundial capitalista, con sus desplazamientos globales tanto incesantes como rápidos).

Y aquí llegamos a una gran contradicción del mundo contemporáneo: la economía, incluido su proceso para las producciones en masa de objetos manufacturados, es parte del mercado mundial. Pero, por otro lado, sus poderes políticos prosiguen siendo nacionales
 esencialmente. Y la rivalidad entre los imperialismos, antiguos (Europa y USA) o nuevos (China, Japón...) prohíbe todo proceso hacia un Estado capitalista mundial. La epidemia también supone un momento donde dicha contradicción -de política y economía- es obvia. Incluso ni siquiera logran ajustar sus políticas a tiempo, para enfrentar al, virus los países de la UE.

Mostraremos con valentía, públicamente, cómo las redes pretendidamente “sociales” una vez más prueban ser (además del servir, engordando, a los multimillonarios del momento) un lugar de viral propagación para la parálisis mental fanfarrona; por sus rumores fuera de control y descubrimiento de “novedades” antediluvianas, cuando no es más que simple oscurantismo fascista.

Démosle crédito -incluso, y sobre todo, ahora mismo confinados...- a únicamente afirmaciones verificables por la ciencia o perspectiva fundada sobre alguna nueva política, sus experiencias localizadas y objetivo estratégico.

[luego continuará, con más textículos y autorías]
  

2 comentarios:

  1. Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
    se escucha que transita solamente la rabia,
    que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
    y en las médulas arde continua la venganza,
    las palabras entonces NO SIRVEN: son palabras.

    Balas. Balas.

    Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
    humaredas perdidas, neblinas estampadas.
    ¡qué dolor de PAPELES que ha de barrer el viento,
    qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!

    Balas. Balas.

    Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
    lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
    cuando desde el abismo de su IDIOMA quisiera
    gritar lo que no puede por imposible, y calla.

    Balas. Balas.

    Siento esta noche -HERIDAS... DE MUERTE- A LAS PALABRAS.

    (Rafael Alberti: "Nocturno")

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    1. Cansado de todos quienes llegan con
      palabras -palabras, pero no lenguaje-
      parto hacia la isla cubierta de nieve.
      A lo salvaje no le sobran palabras.
      ¡Las páginas sin escribir aún se
      extienden en todas direcciones!
      Me encuentro con huellas... De
      pezuñas de corzo en la nieve.
      Lenguaje, pero no palabras.
      (TOMAS TRANSTRÖMER)

      No más verborrea, mendaz u ofensiva e inútil.
      ¡Que nos proporcionen los "tests"
      y permitan darnos un Abrazo...
      es lo único que, ya, deseo!

      "No me mandes papeles,
      que no ví... a leé...
      ni los podré leé...
      Y por el correo,
      mándame tu carita,
      que no la veo.
      No me mandes papeles,
      que no ví... a leé...
      ni los podré leé...
      Y por el correo,
      mándame a tu persona,
      que es lo que quiero..."
      (Cante de Sevillanas)

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