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En una bitácora cordobesa [*] que mantiene cierta meritoria personalidad autora, solo expuesta tras el titular discreto de Supersticiones, manuelharazem dejolo ya dicho en corto y por las vías más directas:
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"Todos recordaremos a algunos que estudiaron con nosotros o fueron amigos de adolescencia o de copas en los años mozos. Por eso los conocemos bien. La mayoría de -autollamables- socialistas con cargo en este país son arribistas sin ideología, ni principios.
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Gente mediocre que se arrimó al Partido porque tenía más hueco ahí desde el que medrar económica o ególatramente, pero lo mismo podía haberlo hecho en el otro, en el autollamado popular, del que al fin y al cabo desde hace tantos años se diferencia tanto como una punta de otra en las lenguas bífidas de ciertos reptiles.
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Receta del Transmorejo de la Exalcaldiosa y Papisable
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Pero es que además con una frecuencia pasmosa suelen actuar con un depurado cretinismo. En caso de que se confirme que la noticia es cierta, decir que los concejales del PSOE de Candeleda, provincia de Ávila son unos cretinos por exigir que se elimine la bandera republicana de un mural colocado en un cementerio en recuerdo de los republicanos que fueron fusilados por defenderla no debe considerarse un insulto, sino una precisión taxonómica.
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Una descripción meramente clasificatoria de un tipo de sujetos -y sujetas...- que no es ya que no tengan ni puta idea sobre en qué bando luchó ese Partido en el que militan y medran, ni lo que significa esa bandera, sino que en lugar de adecuar sus actuaciones públicas como servidores públicos a las más simples reglas de la lógica democrática, de la razonabilidad y de los principios de equidad, lo hacen a las de tonto el último.
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El mismo grado de cretinismo exhibirían también, por ejemplo, otros munícipes que exigieran a los familiares de aquellos católicos que resultaron asesinados en la revolución fascista el que se les eliminaran las cruces de sus tumbas.
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A quienes murieron 'defendiendo la II República' en Candeleda, Ávila...
Por más que haya quien lo relaciona, tan bien, con la vergüenza..."
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[*] "... esta Córdoba siempre fue una ciudad de profundas contradicciones. Tanto que un gran maestro de la descripción de espacios urbanos y caracteres humanos como Pío Baroja las coloca como sello local o aviso para caminantes lectores al principio de la novela 'La feria de los discretos', cuya acción situó en ella. Así, dejó para siempre en la historia de la caracteriología geográfica humana universal aquello del que '¡en Córdoba la Verdad está en el Campo, la Salud en el Cementerio y la Caridad en el Potro!'...
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El dicho hace referencia a 3 lugares cuyos nombres o ubicación se prestan al equívoco: el Hospital de la Caridad (actual Museo de Bellas Artes) se encontraba en la cervantina Plaza del Potro, llamada así por contar con una fuente en cuyo pináculo aún cabriolea un pequeño caballito. El juego de palabras es con aquel potro de torturas que usaba antiguamente (por fortuna) la Santa Inquisición. El barrio que se encuentra pasando el puente romano se llama El Campo de la Verdad por una batalla que en ese lugar se lidió en la Edad Media. Y al antiguo Cementerio de la ciudad se le sigue conociendo aun como el Cementerio de la Salud, por quedar -paradójica mente- bajo su advocación a Nuestra Señora de la Salud" [citado en 'Izquierda vergonzante'...]
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"Una pregunta insistente me venía a la cabeza mientras estaba en el cine, viendo 'Poetry', y cuando salí luego a la calle y seguía habitado por esa película, habitando en ella, acordándome (...) Volví al cine solo unos días después a ver otra película, de otro mundo, en otra lengua, 'De dioses y hombres', y la pregunta ya familiar de tan persistente apareció de nuevo, esta vez desde el mismo principio (...) era, es: ¿por qué es tan difícil que pueda haber películas así en España? (...)
ResponderEliminarMe consta que muchas personas aquí han vivido y viven historias parecidas o equivalentes a las que se cuentan en esas películas. Y no me cabe duda de que hay escritores capaces de construir relatos e inventar diálogos de una veracidad semejante, y actores que podrían interpretar a esos personajes de una manera tan pudorosa y tan honda que se nos olvida del todo que son criaturas de ficción, y directores con un sentido visual y rítmico lo bastante sutil como para volver memorables y hasta en cierto modo sagrados lugares tan de todos los días (...)
En España hay muchas personas con esa capacidad doble de contemplación y cordialidad, de ensimismamiento apacible y trabajo serio y competente. Pero si es tan difícil que se hagan películas sobre ellas es porque son invisibles en el discurso público. Una clase política omnipotente y omnipresente ha usurpado todos los espacios de la vida cívica, imponiendo el sectarismo y el clientelismo por encima del mérito, la demagogia halagadora sobre cualquier sentido de la responsabilidad personal, el griterío y el sambenito partidista por encima de los debates verdaderos y prácticos sobre una realidad que sería menos grave si al menos aceptáramos mirarla con los ojos abiertos.
Como el mérito, el esfuerzo, el trabajo apasionado, no sirven para ascender ni merecen reconocimiento público, los millones de personas que a pesar de todo hacen cada día escrupulosamente su tarea permanecen invisibles, y muchas veces han de pagar con la marginación y hasta el sarcasmo el ejercicio de su dignidad. En un país con casi 5 millones de parados a la gente la echan del trabajo por tener ya 50 años.
En un país de economía en quiebra se recorta el gasto en educación y en investigación pero no en coches oficiales ni en gabinetes de imagen ni en suntuosos viajes internacionales de gerifaltes ni en soeces televisiones corrompidas por la propaganda y el clientelismo. Robar dinero público es menos grave que pedir seriedad o que no acatar el juvenilismo o el victimismo o el narcisismo oficial.
Quién va a hacer películas que sean un ejemplo de trabajo inflexiblemente bien hecho y que traten de la nobleza de dedicarse a algo con los 5 sentidos, que recuerden que cada acto implica responsabilidades y consecuencias, o que existe belleza en la experiencia y en la vejez, que tan necesaria como la justicia es la compasión, que la fe religiosa puede no ser oscurantista ni ridícula, que se puede ser radical y heroico sin levantar la voz, haciendo cada día el oficio de uno."
(A Muñoz Molina: 'Vidas adultas en...', EL PAIS, hoy)
Magnifico blog y magnificos comenterios,pienso visitarlo mucho,enhorabuena
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