jueves, 27 de julio de 2023

Palabras que llevarnos al monte...

   

Una primera palabra para la mochila, es: 


montivago, ga.- Se dice de la persona o del animal que vaga por los montes y que es amigo de las anchuras y del monte raso.


Creo que me gusta, todavía más, una muy parecida que también al monte podríamos llevar: 


nubívago.- Que está en las nubes, pues vuela por el aire como los pájaros.


“Es calificativo especial de Dédalo” nos dice la versión de 1876 del Nuevo Diccionario para la Lengua Castellana.


También otra palabra es antigua, mucho más que la de bosque, o sea:


luco.- [m.] Selva o espesura de árboles.


“Un luco, es a saber una espesura de árvoles, tan grande en que la luz solar entrar non podía por rayo paresçido, muy alegre de sombra”. (Enrique de Villena, 1384-1434)


Me llama la atención la “v” de los árboles en su acepción más antigua, que se escribiera de otra manera; e imagino aquellos “árvoles” con “v” muy distintos de los que podemos contemplar hoy en día, y aquellos bosques, aquellos lucos, que eran mucho más que bosques, los lugares de la vida silvestre y los ritos y los secretos, sagradas catedrales de la Naturaleza, hoy desaparecidas.


Que no toda la Historia está escrita en las piedras sino en la Biodiversidad para siempre perdida: Luco es el origen del nombre de la ciudad de Lugo, y también SanLúcar viene de solluco, el bosque consagrado al sol.

 

Pradera en la entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
  

Pero estábamos en el monte, y en las palabras para llevarnos, como, por ejemplo, ésta muy bonita:


alebrarse.- Echarse al suelo quedándose inmóvil como las crías de las liebres, los lebratos.


O también, otra palabra que me parece muy curiosa, en especial para esta época cuando los venados están:


curnicumplidos.- Dicho de los gamos o ciervos que ya tienen toda su cuerna.


Me gusta mucho el nombre de la cría del corzo


        corcino.


Y todas las denominaciones que puede llegar a recibir el jabalí


albar, arocho, bermejo, cerdoso, macareno y guarro, entre otros;

o, asimismo, rayones... para sus crías..


Sin olvidar dos palabras que son esenciales para llevar al monte: 


columbrar.- Vislumbrar de lejos.


Es también sinónimo para entrever, conjeturar, divisar imaginando lo que se mira. A los ojos, se les llamó columbres.


Y, por supuesto, me parece indispensable:


atalayar.- Escrutar el paisaje desde lo alto.


Hay una obra de Valle-Inclán, la 'Sonata de Invierno', donde se lee: “(…) sentada al borde de una ventana desde donde se atalayaba un camino entre álamos secos, y un fondo de montes sombríos”


Es una palabra que no deberíamos dejar caer en desuso porque además, a mi modo de ver, expresa no sólo esa cierta altura -que también buscan algunos animales como el lince o el lobo para divisar el territorio- sino una cierta altura de miras que necesitamos para conducirnos por la vida.


Y también, si hay que atajar, atrochar por una:


trocha.- [f.] Sendero que hacen los animales al pasar por el mismo lugar una y otra vez en su ir y venir. También para el sendero, camino, o calle que abren las personas a su paso.


Atrochar es andar por las trochas para poder atajar.


Y así, atajando, atrochando por los montes ya para hoy terminamos.


('Lugar de vida': Mónica Fdez.-Aceytunoen 'República de las ideas')

  

Puente de San Lázaro, por Senda de los Monjes, 
hacia la Tebaida berciana en el Valle del 
Silencio y a Peñalba de Santiago,
cabe Montes del Valdueza

No hay comentarios:

Publicar un comentario