jueves, 19 de julio de 2018

"Diversidades: farlopa que a la Izquierda el capitalismo le ha vendido" (Juan Soto Ivars)


Sería difícil decirlo mejor que aquí, clara mente, sí: el capitalismo no es en esencia racista, homófobo ni sexista, sino explotador netamente (...) y aunque las luchas por la diversidad siguen siendo necesarias, el poder económico no se siente amenazado frente a ninguna minoría...

Si esas luchas de la diversidad terminan conduciendo hasta el que alguna mujer [o incluso cualquier LGTB] alcance cimas de la pirámide social para desde allí explotar a mujeres más hombres, lo mismo nos dará que cuando el explotador es del otro género...

Y nos importaría, en fin, lo mismo para ese caso siendo tanto liberal-popul(ar)ista... o afect@s al nacional(ista)-socialismo... ¿No se ve, aún, bien obvio?
   
"Algo le pasa a la izquierda para que, en los años más proclives al cambio, es decir, tras la constatación de la estafa que fue el 'crack' de 2008, haya ido dando tumbos por el mundo como si estuviera drogada. No solo no consiguió vender sus soluciones en la mayor parte de los países, sino que en aquellos donde triunfó, como en Grecia, fue desarticulada por opacas instituciones neoliberales como la "Troika" que derechizaron su rumbo bajo amenaza de intervención. El desánimo se ha dejado notar en el plano teórico, donde la izquierda ha perdido el aura de excelencia y ha caído en una guerrilla interna que se sucede al ritmo de las batallas tuiteras.
  

De ahí que los libros proliferen, llenos de preguntas, desde la victoria de Trump, el Brexit y el ascenso de los neofascismos centroeuropeos. Una pregunta particularmente interesante es la que se ha propuesto responder el periodista Daniel Bernabé en su libro 'La trampa de la diversidad' (Akal), que me suena más o menos así: ¿por qué la pléyade de movimientos sociales de izquierdas no hace peligrar al capitalismo neoliberal? ¿Cómo es que toda esa energía reivindicativa, capaz de infiltrarse en la prensa internacional y tumbar a empresarios tan poderosos como Weinstein, no cristaliza en una nueva propuesta económica y política?
  

El autor señala acertadamente la raíz del problema: nos encontramos ante una batalla posmoderna. Desde esta perspectiva, los efectos de la posmodernidad en el pensamiento de izquierdas han sido devastadores por tres motivos: primero, barrió con su relativismo el materialismo histórico, es decir, abolió la concepción marxista del pasado como lucha de clases; segundo, difuminó las clases con el vaporoso giro foucaultiano del concepto de opresión; tercero y mezcla de los dos anteriores, introdujo una perspectiva que, pese a sus ventajas innegables para las minorías oprimidas, desarmaba el discurso económico de la izquierda ante el deslizamiento neoliberal.
  

La diversidad se convierte para Bernabé en la trampa donde la izquierda del siglo XXI tropieza una y otra vez. El autor no ataca la diversidad (de hecho la defiende) sino que la somete a análisis y la acopla de manera inteligente al funcionamiento del mercado. Nos habla así de un 'mercado de la diversidad' donde las identidades se disputan la cuota de pantalla pujando con su opresión contra la opresión de otros colectivos, y encaja con audacia dos piezas que generalmente quedan desligadas en esta clase de análisis: la representación y la explotación. Para Bernabé, en la sed de representación (queremos estar representados para normalizarnos) muchas identidades han olvidado que la explotación es muy diferente, por ejemplo, en una hipotética lesbiana perteneciente a la élite de Hollywood y en una hipotética lesbiana de los suburbios de Detroit.
   
  

Bernabé propone una recuperación del discurso de clase sin abolir la contribución a la igualdad que han supuesto las luchas por la diversidad. Es decir: centrarnos nuevamente en la explotación, atacar al motor del capitalismo, sin descuidar la lucha por los derechos civiles de mujeres y minorías. Por lo tanto, el libro de Bernabé se inscribe en esta sana tendencia autocrítica que, desde puntos de vista tan dispares como el de Zizek o Jones, pretende refundar la izquierda quitándole el pos al modernismo. Una vuelta al enfoque marxista adaptado, por supuesto, a las inmensas transformaciones (o deformaciones) que la precariedad neoliberal ha introducido en lo que se llamó entonces clase obrera.
  
   
En el mundo posterior al 'crack' de 2008, los trabajadores compiten entre sí en un ambiente de inseguridad extrema. Son incapaces de agruparse por sus intereses de clase, de refundar la lucha sindical, en parte por sus condiciones volátiles pero en parte también porque el discurso de la izquierda los divide por género, raza, orientación sexual y demás. Como bien apunta Bernabé, casi citando a Jim Goad y su 'Manifiesto Redneck (o sea, Paleto)', el capitalismo no es en esencia racista, homófobo o sexista, sino netamente explotador. La facilidad con la que el PP o Ciudadanos adaptan su discurso a la ola feminista o se quitan el polvo tradicionalista para dejarse fotografiar el día del orgullo LGTB es una prueba de que, si bien las luchas por la diversidad siguen siendo necesarias, el poder económico no se siente amenazado por ninguna minoría.
    
  
Como señala Crispin, si estas luchas de la diversidad terminan conduciendo a que una mujer alcance la cima de la pirámide social para explotar desde allí a hombres y mujeres, lo mismo nos daría que el explotador siguiera siendo un hombre. Dicho de otra manera: la diversidad se ha convertido en una farlopa que lleva a la izquierda a un estado de frenesí cultural y de representación, es decir: a una aparente actividad que en realidad es quietud, mientras el capitalismo gana todas las batallas importantes."

( 'Diversidad: la farlopa que el capitalismo ha vendido a la izquierda', según JSI...)
    


4 comentarios:

  1. De acuerdo; pero esta 'farlopa' no sólo sería, en exclusiva, para las Izquierdas (¿acaso nadie vio a las dos líderes oficialistas -en ambas orillas, o sea, Susana D. y Soraya SdeS...- del PPSOE coincidir entre argumentos de sus mayores méritos, por ser del 'género correctísimo', durante las respectivas Primarias partidistas?):


    "¿En qué momento de la política española la Moncloa habría dejado de ser un zoco para obscenas transacciones políticas? Cada que PSOE o/y PP no sacaron mayorías absolutas, la sede de la presidencia del Gobierno de España se convirtió en un mercado. Así que nadie —como sucede ahora— rasgue sus vestiduras porque Torra se haya comportado según antes ya Pujol o Arzalluz. El bipartidismo insuficiente ha otorgado a los ahora independentistas catalanes y nacionalistas vascos un poder extraordinario sobre la política española con la que, sin embargo, no se comprometían pese a que 2 presidentes del Gobierno —González y Aznar— les ofrecieron gobiernos de coalición. Nunca los aceptarían porque deseaban condicionar al Ejecutivo, pero no contaminarse con poder de un Estado que siempre les fue ajeno. Su objetivo, de PNV y CDC, fue a largo plazo: la nacionalización de Cataluña y Euskadi. Los resultados han sido, de momento, el plan Ibarretxe en 2005 y el proceso independentista del otoño de 2017.

    Torra el pasado lunes 9 de julio acudió a la Moncloa sabiendo que contaba con una inercia favorable. En 1993 Felipe González fue investido por los escaños de un Jordi Pujol que escribió descripciones sobre el 'hombre andaluz' a la altura de las barbaridades xenófobas del ahora 'president' de la Generalitat. El periódico que dirigí durante años le nombró "español del año" en 1984, aquel en el que Mena y Villarejo, los fiscales de Barcelona, impulsaron la querella contra él por el asunto de Banca Catalana, y cuando el hombre que dirigió Cataluña durante 23 años defraudaba al fisco y algunos de sus hijos, después, perpetraban comportamientos delictivos. Por supuesto, ya entonces el 3% en comisiones ilegales nutría las arcas de los convergentes.

    Lo mismo hizo José María Aznar en 1996, suscribiendo en Barcelona el Pacto del Majéstic; los votos de CiU le auparon hasta presidencia del Gobierno como 3 años antes a González. No solo: Aznar quiso también la colaboración del PNV. Por primera y única vez en la historia, Xabier Arzalluz (otro xenófobo que envió a los vascos españoles a la diáspora con la frase: 'ancha es Castilla') pisó la sede del PP en la calle Génova y afirmó que se fiaba de 'un castellano viejo como Aznar'. Tanto en 1993 como 1996, nacionalistas catalanes y vascos obtuvieron porciones extraordinarias de poder en forma de financiación y de nuevas competencias, mientras desde Cataluña y el País Vasco se gestaban las peores deslealtades al Estado que los gobiernos centrales silenciaron. González y Aznar miraron a otro lado exactamente igual que Sánchez con Torra, salvando las distancias de contexto.

    Zapatero y Rajoy tampoco fueron ajenos al mercadeo. El presidente socialista lo fue en ambas legislaturas (2004 y 2008) sin mayorías absolutas, pero con apoyos —en formas activas o con abstención— desde nacionalistas vascos y los ahora independentistas catalanes. Un origen del llamado proceso soberanista hay que situarlo en aquel tripartito catalán que presidió primero el socialista Maragall y luego el también miembro del PSC, Montilla. En ambos gobiernos estuvo ERC. Y fueron quienes tanto impulsaron el Estatut (2006) como fueron echando las gentes a la calle tras la sentencia del Tribunal Constitucional (2010).

    Entre 2010 y 2012, el aliado de Artur Mas era... ¡el Partido Popular!..."

    [ continuará ]

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    1. [es continuación...]

      "Y... Rajoy: en esta legislatura pactó la Mesa del Congreso con los hoy exconvergentes... y se apoyó decisivamente en un PNV que, desde hace muchos meses, tramita otro borrador de nuevo estatuto llevando camino de convertirse en la segunda parte del 'Plan Ibarretxe'. Por supuesto, todos, socialistas y populares, aprobaron los 'Cupos' con el País Vasco y Navarra. Tuvieron que llegar al Congreso UPyD y, sobre todo, Ciudadanos, para que se pusiera negro sobre blanco lo intolerable por tales privilegios incompatibles con el principio de solidaridad.

      Torra había venido a Madrid y Pedro Sánchez le ha recibido reiterando una escena política propia de algunas otras épocas autonomistas. El catalán ha practicado el 'peix al cove' ('pájaro en mano') con el más depurado estilo pujolista, y Sánchez se comporta —muy autonómicamente también— como presidente que depende del voto por quienes hoy sostienen a su interlocutor en la Generalitat de Cataluña. ¿Dónde la novedad? ¿Por qué tal escándalo? ¡Cuánto hipócrita! Torra sabe que el 'procés' es inviable —aunque jamás lo reconocerá— y Sánchez que sin votos por ERC y JxCAT en el Congreso se quedaría sin su presidencia. Se trata, pues, del ayuntamiento de necesidades; o sea, debilidad y conveniencias: nada nuevo pero empeorando...

      El 'procés' fracasado —al que le quedan retórica de la resistencia y dialéctica del desafío—, como en su momento aquel también fracasado 'Plan Ibarretxe' (ya se gesta otro segundo) han sido brotes que podrían repetirse porque los factores de incentivación a deslealtad nacionalista están instalados en el propio modelo electoral y de partidos. El bipartidismo insuficiente ha creado y alimentado las amenazas segregacionistas y sigue haciéndolo, hasta que un vuelco electoral —ahí está Ciudadanos— cambie la rasante del sistema. Sánchez tragó el pasado lunes 9 lo mismo y muy parecidamente que González, Aznar, ZP o Rajoy... Y Torra se comportó como Pujol o Arzalluz, sólo que con una dosis de tosquedad mayor...

      Quede clara, sin embargo, la distribución de responsabilidad constante a partes iguales entre Madrid, Barcelona y Bilbo. Padecemos, en consecuencia, una crisis endógena del sistema que solo se podrá superar con gobierno mediante coaliciones donde no dispongan ya los nacionalistas del poder arbitral que ahora detentan y utilizan contra el propio Estado."

      (J. A. Zarzalejos en ELCONFIDENCIAL, 14/07/2018: 'El obsceno mercado de la Moncloa')

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    2. Esto de ahora mismo, sin tener que más lejos ir, sí que puede ser buena muestra del asunto. Lo importante, como nos explicó Alicia (en el país de las maravillas), es quién decide lo que deban significar las palabras. Por ejemplo, "fascista". Según tenía claro P. Schez. hasta hace menos de 3 meses, lo escrito por Torra le caracterizaba sin duda como tal... aunque ya hoy nada es igual, así: desde que le debe la investidura, "facha" pasó a ser cualquier decidida oposición a su auto-proclamado (por ese "Molt Honorable President"...) dizque "ataque, contra este -democrático- Estado" de la Unión Europea (en el cual Pedro Sánchez fue investido Jefe del Ejecutivo) actual.

      No sería relevante ya que su Gobierno tenga un "récord" por cuanto a Decretazos dictados en sus 10 primeros Consejos de Ministros, entre todos los últimos conocidos (comparándole a Rajoy, Rguez. Zapatero y Aznar...) desde 1996.

      Ni tampoco que hayamos llegado (hasta sustituir a Grecia como) país de la Unión Europea con el mayor Déficit Público subiendo cada vez nuestro suicida Endeudamiento (y hoy único por encima del límite, "sostenible", de 3% frente al PIB), sin visos de ir a cesar en adelante...

      Lo importante parece considerarse "que se desentierre a Franco" (en la más carpetovetónica tradición del -muy cobarde mente- castizo "alancear sólo moritos muertos") 45 años después de su muerte, aunque hoy una mayoría entre nuestro pueblo ya no pueda contar ni tan siquiera con memoria personal directa y consciente sobre tal historia...

      La "diversidad" que ha de contar para (vencernos, al) dividir(nos), aquí ahora, es con respecto del cómo se vea tal "urgente" asunto nacional.

      ¡Spain is diferent, con Torra o P. Sánchez, como cuando hace medio siglo decretaba... el Dictador... Olé, olé y olé!

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  2. En efecto: urge decretar sobre la tan actualísima cuestión del mausoleo mantenido desde 1975, por si cuela repintar divisoria con las 2 Españas de 1936; como urgió decretar las "no patria-potestades de facto sin pasar por decisión judicial" para unos cuantos ciudadanos incursos en la Ley de Género, porque daba ese nuevo filón electoral maniqueo del dividirnos entre "machistas" y hembristas, en vez de solo feministas y anti-discriminaciones de cualquier género en toda la comunidad; o como urgía poner a dedo por decreto la nueva mandamás de RTVE, para cambiar cuanto antes a las voces de sus am@s que azucen toda esta diversión de dividirnos por la diversidad...

    Pero no urgió, por ejemplo, decretar cambios en unos Presupuestos de los Rajoy+Rivera+PNV... ni tampoco les urge decretar que se haya recuperado anterior actualización automática a todas las Pensiones por el IPC, sobre lo cual basta con vagas promesas menos fiables que cualquier urgente decreto...

    Así es, pese a que no se quiera reconocer.

    Salud,
    J

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