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Y aun más [siempre con 'Oleaje'], igualmente por las mismas gozosas coordenadas =
Pulsación de lo azul: / desnudez en activo. / Un aleteo blanco / se vislumbra, latido / de frescor en relumbre, / por entre arranques vivos / -sí, gozan- a compás / de un pulso. No hay abismo. / ¡Cuánto sol, sol y yo! / ¡Nuestro el poder, qué brincos! / Alegrías de peces / saltan sobre los riscos / -¡Soy, soy, soy!- de una crisis / de cima en vocerío. / Cárdenos ya, los verdes / se atropellan. ¡Perdidos / los aleteos, fugas / ya planas! ¿El abismo / tal vez? Vuelve la espuma. / Rotación de dominio.
.
Pero entonces, nos deberíamos preguntar, ¿no tiene acaso Luis Cernuda razón? =
[... El mar es un olvido, / una canción, un labio, / el mar es una amante, / fiel respuesta al deseo.
Es como un ruiseñor, / y sus aguas son plumas, / impulsos que se levantan / a las frías estrellas.
Sus caricias son sueño, / entreabren la muerte, / son lunas accesibles, / son la vida más alta.
Sobre espaldas oscuras / las olas van gozando ...]
..
Todo, en fin, puede ser dudable... y hasta fallar, clarísimo está. Pero ¿qué más nos dará? Como bien concluía Eugénio de Andrade =
A música é assim: pergunta,
insiste na demorada interrogação
-sobre o amor?, o mundo?, a vida?
Não sabemos, e nunca
nunca o saberemos.
Como se nada dissesse vai
afinal dizendo tudo.
Assim: fluindo, ardendo até ser
fulguração -por fim
o branco silêncio do deserto.
Antes porém, como sílaba trémula,
volta a romper, ferir,
acariciar a mais longínqua das estrelas.
Dijo, en sus 'Proverbios y Cantares', Antonio Machado sobre todo esto de las músicas más la mar y los peces: "Bueno es saber que los vasos / nos sirven para beber; / lo malo es que no sabemos / para qué sirve la sed"...
ResponderEliminarQue andamos atentos a procurar saciar de la mejor manera lo que nos falta y, sin embargo, casi nada podemos controlar las desazones que nos mueven a precisar tamañas tareas. Con el agravante de que resulta muy difícil llegar hasta comprender con cierta verdad lo que realmente nos encontramos enfrente.
Resulta que las cosas [o animales e, incluso, personas] no son lo que nos parecían, sensible mente; aunque al fin y al cabo tampoco tiene demasiada importancia práctica para nosotros [el que, por ejemplo, cuanto creemos ver claro como un par de superficies lisas y sin huecos pero con colores distintos ... tan solo sean sendas nubes de similares átomos -espaciadísimos entre mucho más vacío- pero con capacidades de reflejar distintas longitudes de onda en la misma emisión solar de fotones incidente, etc]...
Lo peor es cuando interaccionamos, subjetivamente, con otros cuerpos por igual dotados de subjetividades también engañosas. Ahí sí que tropezaremos con un serio problema, insoluble casi, a la hora del obviar las consecuencias operativas de nuestra errónea perspectiva para poder interpretar sin demasiada confusión con qué nos enfrentamos.
Y es que, como también avisa ese mismo texto ya citado, "El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas; / es ojo porque te ve"...
Por ello, acaso quizá tal vez, lo más probable será que debamos intentar practicar con mucha más frecuencia un simplísimo ejercicio: ¡el de llegar a ponernos EN LOS ZAPATOS DE QUIEN SE PRESENTA ENFRENTE... y -olvidados de lo que ya 'veíamos' antes...- remirarnos desde ahí!
Sí, además, como tan bien canta Pastora Soler:
ResponderEliminar"Tenemos LA MALA COSTUMBRE de querer a medias / y no mostrar lo que sentimos a los que están cerca, / tenemos la mala costumbre de echar en falta lo que amamos, / sólo cuando lo perdemos es cuando añoramos.
Tenemos la mala costumbre de perder el tiempo, / buscando tantas metas falsas tantos falsos sueños, / tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que en verdad importa, / y sólo entonces te das cuenta de cuántas cosas hay que sobran.
(...) Tenemos la mala costumbre de buscar excusas, / para no desnudar el alma y no asumir culpas / tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que en verdad importa, / y sólo entonces te das cuenta de cuántas cosas hay que sobran.
(...) Tenemos la mala costumbre."
Cosas del Mar como esas recuerdan aquello de L. E. Aute =
ResponderEliminarVoy buscando un amor
que quiera comprender
la alegría y el dolor,
la ira y el placer,
un bello amor sin un final
que olvidé para perdonar;
es más fácil encontrar
ROSAS EN EL MAR...
¡Caray, qué realistas andáis! Manque aun hay algo peor, como dijo Enrique Santos Discépolo en su celebérrimo "YIRA, YIRA":
ResponderEliminarCuando la suerte que es grela / fallando y fallando / te largue parao. / Cuando estés bien en la vía / sin rumbo, desesperao. / Cuando no tengas ni fe / ni yerba de ayer secándose al sol. / Cuando rajés los tamangos / buscando ese mango / que te haga morfar. / La indiferencia del mundo / que es sordo y es mudo / recién sentirás.
Verás que todo es mentira / verás que nada es amor / que al mundo nada le importa / yira, yira... / Aunque te quiebre la vida / aunque te muerda un dolor / no esperes nunca una mano / ni una ayuda ni un favor.
Cuando estén secas las pilas / de todos los timbres / que vos apretás / buscando un pecho fraterno / para morir abrazao. / Cuando te dejen tirao / después de cinchar / lo mismo que a mi. / Cuando manyés que a tu lao / se prueban la ropa / que vas a dejar. / Te acordarás de este otario / que un día cansado se puso a ladrar. /
Verás que todo es mentira / verás que nada es amor / que al mundo nada le importa / yira, yira... / Aunque te quiebre la vida / aunque te muerda un dolor / no esperes nunca una mano / ni una ayuda ni un favor.
Cuando rajés los tamangos / buscando ese mango / que te haga morfar / la indiferencia del mundo / que es sordo y es mudo / recién sentirás.
Verás que todo es mentira / verás que nada es amor / que al mundo nada le importa / yira, yira... / Aunque te quiebre la vida / aunque te muerda un dolor / no esperes nunca una mano / ni una ayuda ni un favor...
Y, sin embargo, tan bien es cierto:
ResponderEliminarParece, MAR, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
(JRJ)