miércoles, 22 de noviembre de 2023

'Foucault estructuralista, "French Theory", Anti Edipo [Deleuze&Guattari] +Derrida...' {Onfray}

 
 
Desde su obra "Una historia de la Filosofía a través de la pintura" (2022) Michel Onfray nos brinda unas pinceladas útiles respecto del proceloso panorama cursado por la 'Nueva Filosofía' -gala- en las postrimerías del siglo XX
 
Jacques Derrida [y su «gata-gato»], por Valerio Adami
 
* El último libro debido a Derrida lleva por título "L'Animal que donc je suis: el animal que estoy si(gui)endo...". Y se inicia evocando el ritual de un gato que es una gata. El filósofo insiste al decirnos que no se trata de ninguna metáfora o alegoría, ni símbolo, figura estilística retórica; no, en absoluto: ese gato del que habla ha existido de verdad, y la historia fue la que cuenta: cada día de buena mañana, a la hora del aseo, la «gata-gato» acompaña al filósofo hasta el cuarto de baño; e indefectiblemente, ante su desnudez, el animal se va. De ahí la reflexión del filósofo que da lugar a un ejercicio deconstructivo de los más logrados.

¿Qué está pasando en la cabeza del gato que se larga? ¿Y en la del filósofo? El gato ve al filósofo desnudo, y el filósofo ve al gato desnudo él también. Pero uno vive sin problemas su desnudez en pelotas, mientras que el otro -en pelotas igualmente, es decir, en cueros- lo aprehende de otro modo. ¿Acaso el gato -de nombre 'Lucrecia'...- entiende la incomodidad del pensador, lo cual justificaría su huida? El caso es que Jacques Derrida se ve a sí mismo desnudo a través de su gato. Empieza entonces una larga meditación sobre la vergüenza, la vergüenza de la vergüenza, el pudor, la animalidad del hombre o la humanidad del animal; sin decir las cosas exactamente así, sino manteniendo el espíritu de reflexión sobre la posibilidad o no de una línea para demarcación entre la bestia y el 'homo sapiens sapiens'.

Derrida habla de lo «indecoroso» del encuentro matinal en el cuarto de baño. Luego, en plena meditación, crea un neologismo para calificar mejor esta situación: el «animaldecoro»...  Y deja escrito: «El animal está ahí antes de mi, ahí cerca de mí o delante de mi, que estoy después de él. Y por lo tanto también, ya que está antes de mi, aquí está detrás de mi. Me rodea. Y desde entonces este ser-ahí delante-de-mi puede dejarse mirar, sin duda, pero también -y quizás la filosofía lo olvida, puede incluso que sea ella misma ese olvido calculado- él puede mirarme a mí. Tiene su punto de vista sobre mi. El punto de vista del otro absoluto, y nunca nada me habrá dado tanto que pensar sobre esta alteridad absoluta del vecino o del prójimo como esos momentos en que me veo visto desnudo bajo la mirada de un gato».

En 'El animal que luego estoy si(gui)endo', se habla de «la familia de los gatos [...] de poetas y filósofos». Da nombres (Baudelaire y Rilke, Buber y Lewis Carroll), indicando que su gato «no pertenece todavía» a dicha familia; al tiempo que precisa, con malicia, «aunque nos vamos acercando». En efecto, ayuda a establecer la pareja Derrida y Lucrecia, igual que existieron las otras: Montaigne y su gata sin nombre, Apollinaire y Pipe, Balthus y Mitsou, Barbey d'Aurevilly y Démonette, La Fontaine y Minette, Michelet y Pluton, Hugo y Gavroche, Klee y Bimbo, Huysmans y Bibelot, Colette y Mitsou, Malraux y Essuie-Plume, Mallarmé y Neige o después Lilith, Céline y Bébert, Burroughs y Calice... Sorprendentemente, nos encontramos pocos filósofos en esta lista...

Lo que nos dice Derrida es que no existe ninguna diferencia de naturaleza entre el hombre y el animal, sino una tan sólo de grado. Esta afirmación equivale a una declaración de guerra contra el cristianismo que, por su parte, ha construido su visión del mundo sobre la afirmación de una diferencia radical por naturaleza: el hombre dispone de un alma; el animal, no. Y eso induce una jerarquía, una superioridad del hombre por encima de la bestia; lo que justifica la explotación, un empleo como esclavo al servicio de su amo, la ejecución, el consumo de su carne... Pero mostrándose costado contra costado (en el sentido etimológico: costillas de uno junto a las del otro), el Filósofo y su Gato le dicen al Tercero que son unos animales como los demás...

La lectura, o relectura, de 'Circonfessión' basta para mostrar hasta qué punto Jacques Derrida fue judío: completamente, y lo reivindicó durante toda su existencia como si estructurara su propio ser. La experiencia traumática de prohibición del saludar la bandera, como normalmente estaba previsto que hiciera el primero de la clase siempre y cuando no fuera judío, tal obligación de ceder su lugar al segundo para ese simulacro nacionalista, aquella exclusión del instituto debido a su identidad judía con inscripción en un curso paralelo impartido por profesores judíos expulsados de la función pública, eso es lo que marca profundamente al niño, al adolescente, al adulto y, evidentemente, al filósofo.

Jacques Derrida en vida nunca manifestó por ninguna parte una creencia en el Dios de Israel o ningún otro, los de Spinoza o de la teología negativa, de Isaac o de los filósofos. En cambio, una vez muerto, pero escenificando su muerte cuando todavía estaba vivo (luego estando vivo todavía una última vez, aunque muerto, última paradoja derridiana), el filósofo pidió que se leyera un texto ante su féretro. Lo leyó su hijo. Y los amigos pudieron oírle(s): «Os bendigo, os amo y os sonrío, desde donde -sea... que ahora- esté...». Jacques Derrida murió el 9 de octubre de 2004. Nuestro siglo XX filosófico se terminaba con él. 
  
Charles Darwin, Sir Charles Lyell y Joseph D. Hooker, s/ Victor Evstaf'ev
 
* Michel Foucault está vinculado a dos momentos de la historia de la filosofía: el estructuralismo y lo que se acordó llamar la 'French Theory'. ¿Qué es el estructuralismo? Un movimiento de pensamiento con el que, entre otros, se asocia al lingüista Roland Barthes, al antropólogo y etnólogo Claude Lévi-Strauss, al psicoanalista Jacques Lacan y al filósofo marxista Louis Althusser. Todos tienen en común el hecho de creer en la existencia de «estructuras» que constituyen y «arquitecturizan» el lenguaje, los sistemas de parentesco, el inconsciente, la historia y el capitalismo.

El problema está en que esas estructuras son invisibles, indescriptibles, se hallan en todas partes y en ninguna, producen todo lo que existe sin que sepamos necesariamente cómo, organizan lo que existe... Al menos eso es lo que se desprende de un artículo firmado por Gilles Deleuze que se supone lo explica y que lleva por título «¿Qué es el estructuralismo?», texto que apareció en una 'Historia de las ideologías', dirigida por el filósofo François Châtelet.

La «estructura» parece ser una enésima variación sobre el tema de la Idea platónica, de la forma aristotélica, de la esencia tomista, del 'noumenos' kantiano, del Espíritu hegeliano; en otras palabras: un momento en la historia idealista de la filosofíaComo buen materialista ateo y marxista, Sartre no se dejaba llevar a engaño. Comprendió perfecta y rápidamente que el estructuralismo funcionaría como una máquina de guerra lanzada contra su magisterio, o un carro de combate destinado a abolir su dominación absoluta en el campo filosófico desde la Segunda Guerra Mundial.

Sartre creía en el sujeto, en el 'cogito', en la libertad, en la conciencia, en la Historia, en el sentido de la Historia, en la revolución; los estructuralistas explican que ya no queda nada de todo eso: ningún sujeto sino un cuerpo que recorren unos flujos, ningún 'cogito' sino una energía que atraviesa la carne, ninguna libertad sino un determinismo total, ninguna conciencia sino un inconsciente estructurado como un lenguaje, ninguna Historia sino un juego de relaciones entre fuerzas.

El viejo Sartre nota que le empujan hacia la salida, pero comprende perfectamente -pues tenía una inteligencia formidable- que esta filosofía abre la puerta al nihilismo y que hace que en adelante todo cambio social resulte imposible. Entiende que con ella se abre una nueva era: la de una filosofía que trabaja objetivamente para la burguesía porque no representa ningún peligro para ella. No se equivocaba, el tiempo le ha dado ella. No se equivocaba, el tiempo le ha dado la razón más allá probablemente de lo que hubiera podido imaginar.

El estructuralismo produce obras confusas, oscuras, redactadas con un estilo nebuloso, en el límite de lo comprensible -como las que había generado la escolástica-. Es verdad que el carácter filosófico eminentemente gaseoso de la estructura llevaba a esta especie de callejón sin salida. Una increíble cantidad de libros de filosofía completamente incomprensibles salen entonces a la luz. También produjo unas ideas aparentemente extravagantes y descabelladas. Así, por ejemplo, «la muerte del hombre» contribuyó mucho a despertar la curiosidad intelectual y a promover el estructuralismo como si se tratara de una moda, que lo fue.

En 'Las palabras y las cosas' Michel Foucault escribe lo siguiente: «El hombre es fecha reciente. Y quizás [sic] el próximo final» ('Obras', tomo I). Foucault plantea una invención de la que la arqueología de nuestro pensamiento muestra fácilmente la hipótesis «quizás» y redobla esa hipótesis al escribir unas líneas más adelante que hay que contemplar esa posibilidad: «Entonces se puede apostar [sic] a que el hombre desaparecería [sic] como un rostro de arena en la orilla del mar». Después del «quizás», el filósofo «apuesta», luego emplea un condicional; pero es demasiada sutileza para esperar a recepción sutil: se dijo lisa y llanamente que Foucault anunciaba la muerte del hombre una cuando en realidad explicaba que podía acontecer.

De este modo, el anuncio se convirtió en predicción con sus aduladores, que no cejaron en su empeño de matar al hombre. Foucault había decretado su fecha de nacimiento, a finales del siglo XVIII, y en su lugar se anuncia su muerte, que él había evocado triplemente a modo de hipótesis: será por lo tanto 1966, fecha de publicación de 'Las palabras y las cosas'.

Después de Mayo del 68, los sesentayochistas se esforzaron en eliminar el «quizás» para sustituirlo por un «de hecho». De la misma manera, borran el «apostar» a favor de un «afirmar» y sustituyen el condicional del «desaparecería» por el presente «desaparece». Así pues tenemos: «Entonces podemos muy bien afirmar que el hombre desaparece, como un rostro de arena en la orilla del mar».

La «muerte del hombre», contemplada como una hipótesis, se transforma en «el asesinato del hombre» gracias a lo que se denomina la French Theory. Porque, tras dicha hipótesis, ¡Foucault no dejó de trabajar en una continuación del hombre! ¿Qué significarían, si no, los tres últimos volúmenes de la historia de la sexualidad como son: 'El cuidado de sí', 'El uso de los placeres' y 'Las confesiones de la carne'? Pues son explícitamente tres ladrillos construidos con la urgencia de una vida que se va -Foucault tiene el sida-, para construir un nuevo edificio que «sigue al hombre» después del cristianismo con la propuesta de una nueva subjetividad. El pensamiento precristiano le sirve de laboratorio para construir un pensamiento postcristiano.

Foucault ha leído la obra 'Ejercicios espirituales y filosofía antigua' (1981), de Pierre Hadot, a quien debe su ingreso en el Collège de France. Después de esta lectura, inicia una obra nueva que deja atrás los períodos psicológico, epistemológico y estructuralista en favor de un período que yo denomino moralista no en el sentido de la moral moralizante, sino en el sentido de una ética práctica fundada lejos de cualquier trascendencia y en un puro plano de inmanencia. «¿Qué puede hacer el cuerpo?» era la pregunta spinozista según Deleuze; y se convierte en la del último Foucault. Desgraciadamente, la muerte impide la culminación de ese trabajo.
 
       Lorenzo de Medici, Marsilio Ficino, Pico della Mirandola, Poliziano, Benivieni, etc..
 
* ¿Qué es la 'French Theory'? Esa «teoría francesa», cuyo nombre de bautismo se formula paradójicamente en inglés, da nombre a la homogeneización de una corriente heterogénea. Este corpus doctrinario está construido con obras fragmentadas, descontextualizadas, esencializadas y traducidas de Foucault, Deleuze y Guattari, Derrida, Bourdieu, pero también de una gran parte de la producción cultural de los años 70-80 del siglo pasado. Estos fragmentos seleccionados extraídos de la obra completa constituyen y alimentan lo políticamente correcto llegado de Estados Unidos: los estudios de género, los estudios descolonizadores, los estudios afroamericanos, los estudios llamados feministas proceden todos ellos de una lectura fragmentada e ideológica de esos pensadores que son bastante más complejos y sutiles que lo que presenta esa vulgata.

Cuando se lee alguno de estos textos oscuros de dichos autores, se puede medir lo que se pierde con las traducciones al inglés. Una parte de la producción de Lacan, de Derrida o de Deleuze y Guattari se refiere más al acto literario y poético que al análisis filosófico propiamente dicho. Pensemos en los 'Escritos' (1966) de Lacan, en 'Clamor' (1974) de Derrida, en 'El Anti Edipo' (1972) y en 'Mil mesetas' (1980) de Deleuze y Guattari y en la casi imposibilidad de dar un sentido a esos textos que, a menudo, aspiraban no tanto al sentido según la razón como al sonido de una bella aliteración según Mallarmé o al imaginario liberado de una creación literaria según Raymond Roussel.

Con sus neologismos forjados a centenares, por ejemplo, Lacan no propone tanto un corpus doctrinal como un inmenso poema mallarmeano en el que triunfa una glosolalia. Ahora bien, una lengua inventada no genera tanto discipulos como sectarios que se dedican a la repetición sin sentido y a la transferencia simplona de las palabras del maestro. Del mismo modo que hubo un momento que se llamó el arte por el arte, se puede decir que en filosofia hubo también un momento de «el texto por el texto», por lo tanto, de «la filosofía por la filosofía»...

Cuando los campus americanos abordaron dichas obras, estas se convirtieron en máquinas de guerra para 'de-construir', y por lo tanto destruir al sujeto clásico, la Historia occidental, la razón cartesiana, la biología de los sexos, en favor de un nihilismo integral en el que la genealogía nietzscheana utilizada por Foucault da paso a un catecismo que sirve a los intereses de una corrección política saturada de moralina, que es el otro nombre que se da a la moral durante las épocas sin moral. No es probable que Foucault se identificara con eso...

En 'Diferencia y repetición', Deleuze escribe: «Se acerca el momento en el que ya no será posible escribir un libro de filosofía como se venía haciendo desde hace tiempo: "¡Ah, el viejo estilo...". La búsqueda de nuevos medios de expresión filosófica fue inaugurada por Nietzsche, y hoy debe ser continuada en relación con la renovación de algunas otras artes, el teatro o el cine, por ejemplo», aunque podríamos añadir igualmente el arte contemporáneo.

Cuando leemos a Deleuze & Guattari, pensamos efectivamente en las producciones estéticas contemporáneas a ambos: las 'performances' de Beuys, los materiales del 'art brut' con cartón, cuerda, hilo eléctrico, arena, detritus, desechos, polvo, alquitrán...

Deleuze busca otra forma de escribir o de componer libros, pero busca igualmente otras formas de leerlos. En «Carta a un crítico severo», el primer texto de 'Conversaciones 1972-1990', invita a otra forma de leer: no a la antigua usanza, que consiste en buscar, tontamente, la relación entre significante y significado -es decir, entre la palabra que dice la cosa y la cosa dicha por la palabra- sino de una manera radicalmente revolucionaria, practicar «una lectura en intensidad», es decir, nada menos que una negativa a buscar un solo sentido, único, estereotipado y fijado, inmutable, y esto dentro de la lógica de una lectura en la cual «no hay nada que explicar, o comprender, ni que interpretar». Se puede calcular la dificultad de este tipo de texto nuevo en el que, según afirman los autores, se entiende inmediatamente o no se entiende. Escribir es un flujo: si leer no permite captar ese flujo, entonces mala suerte, no pasa nada....

Es así como, igual que con Lacan o Derrida, Deleuze & Guattari inventan un tipo de lengua que dispone de su léxico propio, una especie de estilo como el que existe para un pintor (Bacon, por ejemplo) o para un compositor (Boulez, si queremos) habiendo sido el pintor inglés y el compositor francés dos temas de reflexión para Deleuze. ¿Cuáles son esas palabras o esas expresiones que dieron nombre a los dos filósofos?

Máquina deseante y cuerpo sin órganos, desterritorialización y nomadismo, agenciamiento colectivo de enunciación y rizoma, espacio liso y espacio estriado, plan de inmanencia y esquizo-análisis, ritornelo y sentido del rostro, caosmos y plicatura, molar y molecular, spatium intensivo y planomeno, caosoide y pliegue -lista no exhaustiva-... Porque si hay neologismos como «perplicación» ('Diferencia y repetición'), reactivaciones de una noción escolástica como la «haecceidad», expresiones del tipo «zona de indiscernabilidad», hay que contar igualmente con un agenciamiento de escritura poética, en su sentido etimológico, de creación, creador, creativo.

Se entiende cuánto el deseo de una nueva escritura que integre neologismos y que no se proponga ser forzosamente explicable, comprensible e interpretable puede propiciar también los puntos muertos o las imposturas

Tenemos el punto muerto de los loros de repetición que han comprendido que hacer malabares con un puñado de conceptos tomados prestados de Deleuze & Guattari basta para causar impresión ante los tontos aturdidos por la glosolalia y que no reconocen que no entienden nada por miedo a quedar como imbéciles; tenemos el punto muerto de las jaurías de perros que saben que el reagrupamiento de loros puede servirles de modelo para cazar en bandadas; tenemos el punto muerto de los camaleones que obligan a decir a Deleuze & Guattari lo que nunca han dicho pero que se les ha hecho decir sin que esto preocupe a ninguno de los dos autores, puesto que han tomado la precaución de afirmar que sus libros eran una especie de caja de herramientas que uno puede utilizar sin preocuparse de nada más que de su utilidad teórica y práctica.

¿Es útil, va bien, funciona: remienda, atornilla, destornilla, secciona, corta, sirve? Está bien entonces, el libro cumple sus promesas... Poco importa si hemos respetado o no la matriz: está hecha para que nos apoderemos de ella, para que la ingiramos, para que la digiramos, para que la convirtamos en palabras y la gestionemos.
 
Erasmo de Rotterdam, según Hans Holbein
 
* ¿Qué podemos intentar decir, aun así, de 'El Anti Edipo'? Antes que cualquier otra cosa, que es el libro sesentayochesco por excelencia. No pudo «hacer Mayo del 68» por la buena y sencilla razón de que llega más tarde y se publica en marzo de 1972, pero «fue hecho» por Mayo del 68. Si queremos buscar unas raíces teóricas a Mayo del 68, mejor buscar por el lado de Marcuse y Lefebvre, de Debord y Trotski, de Mao y Reich, de Fromm y Marx o en ancestros más lejanos, Fourier y Lautréamont, Rimbaud y Saint-Just; pero si queremos saber en qué obra filosófica desemboca Mayo del 68, entonces debemos pensar incontestablemente en 'El Anti Edipo'.

¿Por qué razones? Como dirá Foucault en su prefacio a la edición americana, 'El Anti Edipo' es un gran «libro ético, el primer libro de verdadera ética que se haya escrito en Francia desde hace bastante tiempo» ('Obras esenciales', III). Precisemos que un libro de ética no es un libro de moral: la ética reflexiona sobre los principios de una regla de juego, la moral dicta unos principios de acciones de comportamiento. La ética es una teoría de la moral; la moral, una práctica de la ética.

¿Cómo se puede llamar ético a este libro en una época en la que, precisamente, la antigua moral judeocristiana se derrumba bajo los violentos ataques del Mayo del 68, que destruyó considerablemente el edificio ético y moral clásico? El poder del Dios monoteísta proporcionó el esquema de una ética en la que, durante más de mil años, el hombre había ejercido la autoridad sobre la mujer, el padre sobre los hijos, el marido sobre la esposa, el patrono sobre los obreros, el profesor sobre los alumnos, el oficial sobre los soldados, el sacerdote sobre los fieles, el blanco sobre el negro, el heterosexual sobre el homosexual, el cristiano sobre quien no lo era, el occidental sobre el resto del mundo.

'El Anti Edipo' desmonta todo este dispositivo judeocristiano y examina las antípodas o los márgenes de la civilización minada. Es una máquina de guerra lanzada: contra el capitalismo culpable de reprimir el deseo y de producir cuerpos neuróticos; contra el marxismo culpable de no abolir los amos sino de querer solamente cambiarlos; contra la familia cristiana que supone una restricción de los cuerpos, de los deseos y de los placeres con la perspectiva de crear familias; contra el psicoanálisis culpable de interpretar el mundo a partir de un triángulo edípico padre-madre-hijo; contra la razón clásica que somete la literatura, la escritura, el razonamiento, la dialéctica, la reflexión, el pensamiento y la filosofía en beneficio del discurso dominante.

Contra el capitalismo, Deleuze y Guattari proponen una «micropolítica». Esta palabra aparece más tarde, en 1977, en 'Diálogos', y es equiparable a una política de resistencia que, en 'El Anti Edipo', se denomina «esquizo-análisis». Es en 'Mil mesetas' donde «micropolítica» sustituye a «esquizo-análisis». ¿Qué abarca esta idea? El fascismo no es monolítico sino polimorfo, existen pues «micro-fascismos» ('Mil mesetas') a los que hay que responder mediante micro-resistencias. Contra el marxismo, Deleuze & Guattari afirman que el poder no está concentrado en Aparatos de Estado que habría que tomar por asalto en una Revolución, sino que está por todas partes. Para los partidarios de Marx, el poder está bien cuando está en manos del proletariado organizado como vanguardia ilustrada -en el caso de Lenin en el Partido-, pero es malo cuando se encuentra confiscado por los actores del Capital. Como libertarios que son, D&G rechazan el poder que consideran que es sometimiento de uno al otro, pero también de uno a sí mismo. Denuncian la servidumbre voluntaria, el deseo de someterse a un amo, las ganas de confiar la vida a terceros; procesos alienantes todos ellos de los que hay que deshacerse.

Contra la familia cristiana, D&G nos proponen «des-territorializaciones» y «re-territorializaciones», ya que la pareja o la familia son otras tantas «territorializaciones» que asignan a los seres un territorio en el que los flujos no circulan, han dejado de hacerlo o lo hacen mal. El pensamiento de los dos filósofos es vitalista, dinámico, fluido, energético y se inscribe en la lógica bergsoniana del impulso vital y de la energía creadora, dos realidades filosóficas pensadas de manera materialista y de ningún modo espiritualista o idealista. Para ellos, el inconsciente no metapsicológico, sino maquínico es.

Contra el psicoanálisis freudiano y lacaniano, fórmula de moda por aquel entonces, D&G proponen acabar con el inconsciente freudiano (que, de hecho, es el inconsciente de Freud ampliado a toda la humanidad...) para optar por un inconsciente maquínico: la «máquina deseante» que no es una metáfora o una alegoría sino un dispositivo de flujo. D&G toman prestado de Artaud el concepto de cuerpo sin órganos -también llamado CsO-. Es el cuerpo experimentado por el esquizofrénico, pero también por el masoquista o el drogadicto. Es impersonal, pero el nombre propio queda designado en él. Es el límite del cuerpo vivido. Se entiende que D&G puedan escribir que «una máquina deseante solo funciona cuando se estropea».

Contra la razón clásica, 'El Anti Edipo' otorga al esquizofrénico un papel arquitectónico. D&G hacen de la locura-neurosis, psicosis, paranoia, esquizofrenia un nuevo paradigma. Estamos lejos del método cartesiano, de la razón pura kantiana o de la dialéctica hegeliana, cuando no del materialismo dialéctico marxista. Toda la filosofía occidental se hunde bajo los violentos ataques del esquizo-análisis. 'El Anti Edipo' se parece entonces a un 'Discurso del anti-método' y también a una 'Crítica de la sin-razón pura', cuando no, parodiando a Hegel, a una 'Ilógica'.

'El Anti Edipo' es el título reservado para el libro, que va precedido por... un subtítulo; o un antetítulo, de hecho. Dicho antetítulo es "Capitalismo y esquizofrenia"; el mismo que corona 'Mil mesetas' (1980), un libro que podemos considerar como una continuación lógica de la primera obra. El volumen inicial fue un éxito de ventas; el segundo, no tanto: es una enciclopedia desordenada, muy en el espíritu de los dos compañeros, que se publica cuando están en boga los Nuevos Filósofos pasando página de tal filosofía sesentayochesca. 'El Anti Edipo' llegaba a tiempo como una síntesis de lo que fue Mayo del 68 dando un contenido y una forma al pensamiento de aquella década; 'Mil mesetas' llega con retraso a la historia, que pasó en otra parte...
 
Santo Tomás de Aquino confundiendo a Averroes, por Giovanni di Paolo
 
* En mayo de 1977, únicamente bajo su nombre, Deleuze escribe unas páginas duras aunque acertadas sobre los 'Nuevos Filósofos' (Bernard-Henri Lévy, André Glucksmann y algunos otros) en un breve texto titulado "À propos des nouveaux philosophes et d'un problème plus général". En él señala la llegada de una generación de «filósofos»   que no son tanto autores de una obra como dandis mundanos moviéndose en los medios para ofrecer apoyos intelectuales al poder liberal.

La pareja Deleuze&Guattari reaparece con su "¿Qué es la filosofía?" en 1991 (...) Deleuze fue monista, es decir, el más encarnizado adversario del dualismo platónico cuya fórmula más popular era el cristianismo. Platonismo es dualismo, idealismo, espiritualismo, ideal ascético; y el deleuzismo es monismo, vitalismo, panteísmo, hedonismo... 
 
Epicuro, en la Escuela de Atenas, por Rafael Sanzio

2 comentarios:

  1. ¡Ah, qué viejunez tan precoz la de aquellos jóvenes 'Nuevos Filósofos' tras del 68: desde "la imaginación al poder, seamos realistas y pidamos lo imposible" a... la más absoluta inanidad...!

    Como diría Shakespeare, "much ado... about nothing!"; o sea, ¡mucho ruido y pocas nueces!
    ...

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    1. Pues a lo que no le falta ninguna sustancia, en cambio, es al textículo de ONFRAY que se ha enlazado en esta entrada: www.youtube.com/watch?v=f7-_ja_YPdM&t=17s ("La potencia de existir. Manifiesto hedonista")

      ESO SÍ QUE MERECE MUCHO LA (NO) PENA
      ... y sus 86 primeras páginas están además dejadas por el autor accesibles, libre mente, aquí => www.google.es/books/edition/La_fuerza_de_existir/WNv-bNbWf7kC?hl=es&gbpv=1
      ...

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