lunes, 24 de agosto de 2020

Frente al presente "sopicaldo de Wuhan...", es decir, contra lo Capitalista o/y la pandemia [2]

 
Siguiendo el otro texto del trimestre previo... atendemos a Byung-Chul Han, brillante profesor de Filosofia y Estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlin:

"Estos meses Covid-19 supone un espejo, muestra cómo es la sociedad donde vivimos. Una de supervivencia, basada en última instancia sobre miedo a la muerte. Ahora sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si viviéramos con estado de guerra permanente. Todas las fuerzas vitales se van a emplear en prolongar vida. En sociedad para supervivencia se pierde todo sentido de la buena vida. El placer también será sacrificado al propósito supremo de la propia salud...

La pandemia vuelve a visibilizar la muerte, que habíamos suprimido y subcontratado cuidadosamente. Su presencia por los medios de comunicación está poniendo nerviosa, en general, a la gente. Una histeria de la supervivencia hace que sea tan inhumana nuestra sociedad

Quien tenemos al lado es un potencial portador del virus, y 'hay que mantenerse a distancia'. Los mayores mueren solos en los asilos porque nadie puede visitarlos debido al riesgo de infección. ¿Esa vida prolongada por unos meses es mejor que morir solo? En nuestra histeria por la supervivencia olvidamos totalmente lo que la buena vida es...  



Por sobrevivir, sacrificamos voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir; las sociabilidades, el sentimiento de comunidad y la cercanía. Además, por la pandemia se acepta ya sin cuestionar limitación en derechos fundamentales, incluso los sacerdotes practican el distanciamiento social y usan máscara protectora también. 

Sacrifican creencias a la supervivencia. La caridad se manifiesta mediante distanciamiento. Virología desempoderó a la teología. Ya están todos escuchando a los virólogos, que tienen absoluta soberanía de interpretación. La narrativa de la resurrección ha dado paso a otras ideologías de salud y supervivencia. Frente al virus, la creencia se acaba por convertir en una farsa...

Con la pandemia nos dirigimos hacia un régimen de vigilancia biopolítica. No solo nuestras comunicaciones, sino incluso nuestros cuerpos o/y estados de salud se han convertido en objetos de vigilancia digital. El choque pandémico hará que la biopolítica digital se consolide a nivel mundial, que con su control y sistemas para vigilancia se apodere de nuestro cuerpo, dando lugar a una sociedad disciplinaria en la que también se monitorizará nuestro estado de salud constantemente...  

El pánico ante la pandemia es exagerado. La edad promedio entre quienes mueren aquí en Alemania por Covid-19 es 80 u 81 años y su esperanza media de vida eran los 80,5 años. Lo que muestra nuestra reacción de pánico ante tal virus es que algo anda mal en nuestra sociedad...  

La pandemia no es solo un problema médico, sino social. Una razón por la que no han muerto tantas personas de Alemania es porque allí no había problemas sociales tan graves como en otros países europeos y los Estados Unidos. Además, el sistema sanitario alemán es mucho mejor al resto de los que tienen EE.UU. o Francia, Inglaterra e Italia...

La pandemia pone de relieve los problemas sociales, fallos y diferencias de cada sociedad, en particular. Con esta Covid-19  mueren y enferman trabajadores pobres con orígenes inmigrantes en zonas periféricas de las grandes ciudades. Tienen que trabajar: el teletrabajo no se lo pueden permitir cuidadores, los trabajadores de las fábricas, quienes limpian, las vendedoras o cuantos recogen la basura. Los ricos, por otra parte, se mudan a sus casas en el campo...




Un segundo problema es que la Covid-19 no sustenta democracias. Como es bien sabido, del miedo se alimentan autócratas. En la crisis, las personas vuelven a buscar líderes. El húngaro Viktor Orban se beneficia enormemente de todo ello, declara el estado de emergencia y logra convertirlo en una situación normal. Es el final de la democracia...

La Covid-19 probablemente no sea un buen presagio en Europa y Estados Unidos. El virus es una prueba para el sistema. Los países asiáticos, que creen poco en liberalismos, han asumido con bastante rapidez el control de la pandemia, especialmente por su aspecto de vigilancias digital y biopolítica, para Occidente inimaginables.

Europa y Estados Unidos están tropezando. Ante la pandemia van perdiendo su brillo. El virus no detiene los avances en China, que venderá sus estados de vigilancias autocráticas como modelo del éxito contra la epidemia. Exhibirá por todo el mundo aún con más orgullo la superioridad de su sistema. La Covid-19 hará que se desplace un poco más hacia el gigante de Asia el poder mundial. Visto así, el virus marca un cambio de nuestra era...  
  
Žižek afirma que ahora el virus asestó al capitalismo un golpe mortal, y nos evoca oscuros comunismos. Cree incluso que se podría terminar haciendo caer el régimen chino. Es una gran equivocación, pues nada de todo eso sucederá. Ojalá que tras la conmoción causada por esta Covid no llegue a Europa ningún régimen policiaco digital como el chino. Si llegase a suceder eso, según temía Giorgio Agamben, el estado de excepción habría pasado a ser normal situación. Entonces, un virus habría logrado lo que ni siquiera el terrorismo islámico consiguió del todo...  

El virus no puede reemplazar a la razón para vencer al capitalismo. La revolución viral tampoco llegará, pues, a producirse. Ningún virus es capaz de hacerla. Éste nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia.

Una solidaridad consistente hoy en guardar distancias mutuas no es nada que permita soñar con otra sociedad distinta, más pacífica o justa. Ni podemos dejar la revolución en sus manos. Confiemos en que tras esto venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo así como nuestra destructiva movilidad ilimitada; para salvarnos, a nosotros, el clima y nuestro bello planeta..."


  
Y volviendo a nuestros -más rabiosos- aquí ahora...


"LA HISTÉRICA 'SEGUNDA OLA'

Cada vez que leo titular europeo o estadounidense sobre Covid-19, recuerdo el fantástico libro de Ch. Mackay «Delirios populares extraordinarios y la locura de las masas», sobre los extremos de irracionalidad producidos por 3 burbujas financieras que pasaron a la historia. Poco texto más deslumbrante sobre cómo funciona la psicología de masas.

Europa y EEUU viven "rebrotes" del Covid que van produciendo el mismo frenesí de marzo y abril, según reflejan los media o redes sociales y, cada vez más, conversación en la calle. Ello a pesar del ser casos de mucha menor gravedad que antes y por causas estivalmente obvias. 

Tan nocivo como menospreciar el Covid-19 es abordar lo que pasa hoy como si se tratara de una 'nueva ola' y no un fenómeno de mucha menor intensidad, en los países mencionados, bastante controlado. Hay un repunte del número de casos por la relajación de la conducta social desde inicios del verano, pero no son remotamente comparables a marzo y abril, ni hay un número de hospitalizaciones, y mucho menos de muertes, alarmantemente elevadas. En marzo y abril morían en España, en ciertos momentos, casi 1.000 personas por día, y hace poco el hecho de que hubiera 46 muertos en una semana (no en un día: en una semana) provocó un desenfreno mediático que recordaba los delirios de los que escribió Mackay, el genial escocés del siglo XIX.

En Francia, hace poco se publicó que este país reunía casi el 17% de los casos de Europa (retorciendo un poco la geografía, esa «Europa» incluía toda Rusia). Pero en hospitalizaciones y muertes, no está ocurriendo en Francia nada realmente fuera de lo normal en las circunstancias presentes. En Alemania, un país mucho más poblado que Francia y con un promedio de edad mayor, hay 5, casi 6, veces casos menos que en Francia, a pesar de que por variadas ciudades alemanas es donde ya se vivieron durante muchos días las mayores manifestaciones políticas europeas de inicios del verano, epifenómeno del estallido antirracista en Estados Unidos. Y hablando de los teutones: allí morían, en los meses duros, 300 personas diarias por el Covid-19, mientras que hoy prácticamente no hay muertes causadas por él.

¿Y en la denostada Suecia? El tiempo va dando la razón, parece, a estos tercos escandinavos: es el único país de la Europa seria (lo de «Europa seria» parece un oxímoron en estos tiempos) donde ni siquiera obligan a usar mascarillas. El número de nuevos casos se columpia apenas entre 100 y 300 diarios, y el número de muertos por el Covid-19 es prácticamente nulo.

No es el Covid-19 lo que nos va a matar, sino que (si no tomamos aún otras precauciones más inteligentes) podría ser la histeria."
                                                   Álvaro Vargas Llosa, 24.08.2020


  
"...El uso exclusivo de la PCR resulta ineficiente, al no discriminar entre la detección de virus viable y los fragmentos de RNA viral que se excretan de forma prolongada en los infectados. El crecimiento del virus en cultivo celular se considera una buena aproximación a la viabilidad del virus y, por tanto, a su capacidad de infectar a otra persona, pero es costoso (...) La carga viral ha demostrado correlación con el crecimiento del virus en cultivo celular y (...) para capacidad infectiva del virus..." 

[Información pública en Web -oficial- del Ministerio de Sanidad y Consumo]

  
«Toda su vida la oveja tuvo miedo del lobo. Al final acabó comiéndola el pastor»

3 comentarios:

  1. Aquella misma cómoda
    mayoría Silenciosa que
    -pasiva mente...- apoyó
    Régimen, hasta permitir
    apurar su vida en Poder
    totalitario al Caudillo, es
    hoy Mayoría em Bozales
    dócil -acríticas mentes- a
    todo 'Fake' oficial de Tele-
    Simón, Maldita.es, La 6ª y
    demás Etc. de "Las Castas"
    [lavándose las manitas] para
    mejor aplaudir: ¡única mente!

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  2. ¡Hemos retrocedido medio siglo!
    [ https://youtu.be/bKnEaCweikg ]

    "... Como el aire que exigimos / Trece veces por minuto / ... Porque apenas si nos dejan / Decir que somos quien somos /... / Maldigo la poesía / Concebida como un lujo / Cultural por los neutrales, / Que lavándose las manos / Se desentienden y evaden, / Maldigo la poesía / De quien no toma partido, / Partido hasta mancharse. / Hago mías las faltas / Siento en mí a cuantos sufren / Y canto respirando. / Canto y canto, y cantando / Más allá de mis penas / De mis penas personales / Me ensancho, me ensancho. / Quiero daros vida / Provocar nuevos actos / Y calculo por eso, / Con técnica que puedo / Me siento un ingeniero del verso / Y un obrero que trabaja / Con otros a España, / ... / Estamos tocando el fondo, / Estamos tocando el fondo..."

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    1. Ayer, para mejor librarnos del
      encogimiento entre lo virtual
      hacia donde se nos conmina,
      fuimos a la inmersión en este
      júbilo japo -repitiendo festival
      participativo Bsara "buscando
      invitar al que toda la gente se
      anime, a brillar, desde rutinas
      cotidianas"- nel Doré: algo de
      la practicable "meditación" =>
      https://youtu.be/RwwPLLGU7Z8

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