miércoles, 26 de junio de 2019

Tian An Men: 30 años desde la mayor crisis, de toda su historia, en la República Popular China


Contamos con el privilegio de poder transcribir aquí algunas breves páginas conmemorativas resumidas -para un blog del 'Real Instituto Elcano'- por Enrique Fanjul Martín, quien recuerda la historia partiendo del entonces haber sido testigo inmediato en primerísimas lineas:


"Se cumple ahora este mes de junio el 30 aniversario de los violentos sucesos de Tiananmen, que provocaron una enorme conmoción en el mundo. Fue un trágico desenlace de un proceso que se había iniciado un mes y medio antes. Tuve ocasión de vivir directamente ese proceso, pues en aquellos momentos ocupaba el puesto de Consejero Comercial en la embajada de España en Pekín.

Tras la muerte, el 15 de abril de 1989, de Hu Yaobang, un dirigente del partido comunista que tenía fama de ser relativamente liberal y aperturista, comenzaron a producirse manifestaciones de estudiantes, que poco a poco fueron creciendo, y en ciertos momentos contaron con un amplio apoyo de la población.

El primer gran hecho llamativo del fenómeno de Tiananmen es el carácter espontáneo que tuvo el desarrollo del movimiento estudiantil. Estamos en 1989 en una China que ha salido hace poco de la etapa maoísta, un país que se caracteriza por un férreo control social y político, por un sistema que se puede calificar de totalitario.

Sin embargo, los estudiantes comienzan a manifestarse por las calles, y desarrollan una organización sofisticada que en un momento dado llega prácticamente a controlar el centro de Pekín. Todo esto en medio del desconcierto y la sorpresa tanto de la población como de los dirigentes chinos.

Muchos esperaban que el movimiento se desvanecería por sí solo. Pero si bien es cierto que la participación ciudadana disminuye fuertemente a partir de un determinado momento, sobre todo a partir de la proclamación de la ley marcial, un importante grupo de estudiantes persistirá en la protesta, hasta que a principios de junio los gobernantes chinos deciden que intervenga el ejército y restablezca el orden. Se produce un violento final que provoca la muerte de un número difícil de determinar de personas, probablemente unos cientos, entre los cuales se hallan también policías y soldados.

Muchos análisis caracterizaron el movimiento estudiantil como un movimiento democrático de oposición al régimen del Partido Comunista Chino, un movimiento que postulaba el advenimiento de un sistema democrático. Esta apreciación debe ser matizada teniendo en cuenta el sentido que en China, por regla general, se atribuye al concepto de democracia.



Durante las protestas de Tiananmen muy pocos pedían la implantación de un régimen democrático tal como lo entenderíamos hoy en Occidente; es decir, un régimen político con multipartidismo, elecciones libres, alternancia en el poder. Muy pocos de los que protestaron en las calles de Pekín en aquel 1989 se cuestionaban el papel central del Partido Comunista (era frecuente ver a grupos de estudiantes cantando La Internacional).

Para la mayor parte de la población china, la democracia se refiere al imperio de la ley, tener un gobierno justo, la obligación de los dirigentes políticos de responder a las necesidades de los ciudadanos, la lucha contra la corrupción, la lucha contra la arbitrariedad y el nepotismo, etc.
  
   
Los efectos indeseados de la reforma

Detrás de las protestas de Tiananmen de 1989 se encuentran en una medida determinante los efectos indeseados de la política de reforma, la nueva orientación de apertura al exterior y liberalización económica que China había adoptado en 1978. La reforma había traído consigo un gran crecimiento económico, pero también había generado corrupción, desequilibrios en la distribución de la renta, inflación, enriquecimiento de muchos dirigentes, el retorno de actividades como la prostitución.

Tras de aquellos sucesos de Tiananmen numerosísimos analistas nos pronosticaron el colapso del régimen comunista chino, ya, como... cayeron por esa época los regímenes comunistas de la Europa del este... Otros pronosticaron una involución en la política de reforma que se había adoptado en 1978; China abandonaría la reforma y la apertura al exterior y volvería hacia pautas cercanas a las de la época maoísta.



Ambos pronósticos se mostraron equivocados. China prosiguió con la política de reforma y apertura al exterior, que la ha convertido con el paso del tiempo en la segunda economía del mundo. Y el poder del Partido Comunista se ha mantenido incólume, reforzado incluso en la última etapa de Xi Jinping.

En este sentido, las consecuencias de Tiananmen no han sido muy apreciables, ni en la evolución económica ni en la política. Quizás la principal consecuencia es que los dirigentes chinos adquirieron una especial conciencia de la necesidad de mantener la estabilidad (vigilando para controlar férreamente los movimientos de disidencia que pudieran surgir), así como de evitar que crezca el descontento social (de ahí la prioridad que tiene mantener un alto nivel de crecimiento económico, o las campañas contra la corrupción).
  
  
¿Una revisión de Tiananmen?

Muchos consideran que la herida de Tiananmen no se ha cerrado, y que en algún momento tendrá que producirse una revisión de los hechos y de su valoración oficial. Lo cierto es que la censura del gobierno chino ha borrado cualquier referencia a los sucesos de Tiananmen en medios de comunicación y libros.

Gran parte de la población china, la más joven, la que no vivió aquellos hechos, desconoce prácticamente lo que ocurrió, y que hubo una crisis –probablemente la crisis más grave de la República Popular China. Como han contado por ejemplo algunos periodistas y cineastas que han mostrado fotos de los sucesos de Tiananmen a estudiantes chinos de nuestro tiempo, casi ninguno de éstos era capaz de identificar a qué correspondían esas imágenes.



Tiananmen, como suceso histórico, está dejando de existir en la memoria de China, gracias a la eficiencia del aparato de control gubernamental, reforzada en los últimos años con las nuevas tecnologías.

Es difícil hacer previsiones a largo plazo. A corto, desde luego, con la involución que está sufriendo China en la etapa de Xi Jinping, hay que descartar un cambio en la política del gobierno chino en relación con Tiananmen."

Y por otra parte una segunda versión mucho más pormenorizada, incluyendo citas literales imperdibles y referencias para documentación complementaria muy esclarecedora, puede ser libremente disfrutada también mediante su texto paralelo 'Tiananmen: 30 años de la mayor crisis de la historia de la República Popular China':
  
"(...) Hasta muy poco antes de 1989 la sociedad china podría calificarse de totalitaria. El gobierno lo controlaba todo. La población estaba sometida a una férrea disciplina. No existía libertad de discusión ni libertad de prensa, la vida personal de la gente estaba controlada y organizada por el Estado. Por eso, lo que sucedió en Pekín en esas semanas tiene un carácter extraordinario. En un breve espacio de tiempo los estudiantes desarrollaron con independencia un movimiento muy bien organizado. Cientos de miles de ciudadanos se manifestaron en las calles, de manera libre y espontánea. No estaban siguiendo las consignas del poder político, como habían hecho en las décadas anteriores de la República Popular.

La determinación de los estudiantes fue aumentando a lo largo de las semanas. El 13 de mayo decidieron iniciar una huelga de hambre. Las manifestaciones se extendieron a otras ciudades, a Tianjin, Shanghái… Los estudiantes de diversas ciudades chinas empezaron a coordinarse entre ellos. El gobierno proclamó la ley marcial en el centro de Pekín el 20 de mayo. Sin embargo, las tropas del ejército que intentaron entrar en la ciudad para hacer efectiva la ley marcial fueron detenidas por los manifestantes, que formaron barricadas con autobuses y vallas.

El centro de Pekín pasó a estar controlado por el movimiento estudiantil. De la calle desaparecieron hasta los policías de tráfico. La capital de la República Popular China adquirió un aire irreal, festivo. Hubo noches en las que la plaza de Tiananmen y la avenida Changan se llenaban con cientos de miles de personas, familias enteras, que acudían a contemplar y participar en lo que más parecía una gran celebración festiva. Había puestos de helados, de golosinas, la gente paseaba sonriente.

Grupos de estudiantes, con bandas de tela en los brazos que los identificaban como miembros del servicio de orden, controlaban y dirigían la circulación. Pekín era una ciudad en la que normalmente la gente se retiraba temprano a casa, en la que la actividad en las calles a las nueve o diez de la noche era mínima. El hecho de que varios cientos de miles de personas estuvieran por las calles hasta la madrugada, en aquellas noches primaverales, mientras regía en teoría una ley marcial, constituía un fenómeno que, visto con la perspectiva del tiempo, parece algo irreal.

A finales de mayo los estudiantes erigieron en la plaza de Tiananmen una estatua, que llamaron la «Diosa de la democracia». Estudiantes de la Academia de Bellas Artes prepararon la estatua, que parecía estar inspirada en la Estatua de la Libertad norteamericana. Situada frente a la entrada de la Ciudad Prohibida, justo enfrente del retrato de Mao Tse-tung, aquella estatua, inspirada en un popular símbolo democrático del mundo occidental, representaba una nueva provocación al gobierno.

La “primavera de Pekín” tendría, en la noche del 3 al 4 de junio, un final violento. El gobierno decidió enviar las tropas del ejército para que desalojaran a los estudiantes de Tiananmen y restablecieran el orden y el control de la capital. Los soldados irrumpieron en la plaza desde varios de los edificios públicos que la rodean, a donde llegaron a través de la red de túneles subterráneos que los comunican (construidos en la época de Mao). En paralelo, las tropas avanzaron en vehículos militares hacia el centro de la ciudad desde diversas direcciones, arrollando las barricadas y los obstáculos con los que se intentó frenarlas. Las cámaras de televisión transmitieron a todo el mundo escenas de gran violencia: vehículos incendiados, heridos que eran evacuados con precipitación, carros de combate que arrollaban a los manifestantes, disparos, humo, sangre, y heridos y muertos.

La evidencia proporcionada por personas que estuvieron presentes en la plaza durante la noche del 3 al 4 de junio parece confirmar que los soldados no entraron en la plaza disparando contra los estudiantes, sino en todo caso al aire. Los estudiantes se concentraron alrededor del monumento a los Héroes del Pueblo, en el centro de la plaza. Desde allí, y tras una pequeña negociación, abandonaron la plaza en relativo orden. En la negociación tuvo una participación destacada el conocido intelectual, Liu Xiaobo, que se encontraba en la plaza en solidaridad con los estudiantes. Liu adquiriría posteriormente una fama notable. 

[Liu fue uno de los principales promotores de la Carta 08, un manifiesto firmado por intelectuales y defensores de los derechos humanos. Xiaobo recibió el Premio Nobel de la Paz en 2010, algo que irritó enormemente a los gobernantes chinos. En 2009 fue juzgado y condenado a 11 años de cárcel, la cuarta vez que era condenado. Liu falleció en 2017]. Tras convencer a los estudiantes de que lo mejor era retirarse, se negoció con los jefes de las unidades militares para que permitieran el abandono pacífico de la plaza. A eso de las 5 de la mañana los estudiantes comenzaron a marcharse de la plaza de Tiananmen, sin que se produjeran incidentes violentos [*].

Enfrentamientos y muertes se produjeron en numerosas otras partes de Pekín, en especial en la parte oeste de la avenida Changan. Por qué y cómo se produjeron estos hechos violentos no está claro. Probablemente hubo una diversidad de situaciones y motivos (...) La líder estudiantil más famosa, Chai Ling, llegó a declarar en una ocasión que «lo que estamos esperando es el derramamiento de sangre, el momento en el que el gobierno esté dispuesto a masacrar descaradamente al pueblo. Solo cuando la plaza (de Tiananmen) esté bañada en sangre, el pueblo de China abrirá sus ojos» [IHT, 3-5-95]. 
 
Algunos de los intelectuales que participaron en las protestas criticaron después la política de los estudiantes. Liu Xiaobo llegó a describirlos como «niños jugando a la guerra». Otro intelectual, Dai Qing, diría que «los intelectuales estábamos atrapados entre un gobierno irracional y unos estudiantes irracionales». El 15 de mayo, uno de los dirigentes estudiantiles, Shen Tong, propuso una retirada táctica de los estudiantes de la plaza de Tiananmen, con el fin de darle una oportunidad al gobierno de salvar la cara y facilitarle a Zhao Ziyang una oportunidad de maniobra. Con ello se trataba de favorecer a los sectores más reformistas y moderados dentro del Partido Comunista...
Un trabajador le gritó: «Estás abandonando al pueblo de Pekín. Estás abandonando a los trabajadores. Pedirnos que abandonemos te hace un traidor al movimiento». Según una versión bastante aceptada de los acontecimientos, el 27 de mayo hubo una reunión de estudiantes e intelectuales en la que se acordó que habría una retirada el 30 de mayo. Sin embargo, los grupos radicales boicotearon este acuerdo, e impusieron la idea de que había que seguir adelante.
A mediados de los años 1990 el director de cine Michael Apted realizó un interesante documental sobre los sucesos de Tiananmen, llamado “Moviendo la montaña”. En ella se recoge el enfrentamiento entre las tendencias moderadas y radicales que hubo en el movimiento estudiantil. En la película impresiona la sinceridad con la que habla una de las líderes estudiantiles, Wang Chaochua: «No puedo decir que he matado a nadie, pero hay un viejo dicho chino de hace miles de años: ‘Tal vez tú no hayas matado a una persona, pero es posible que haya muerto por una acción tuya'» [en el documental, cuando Wang Chaochua dice estas palabras, la cámara enfoca durante unos instantes a Chai Ling]. «Siempre he pensado eso. Que puede que hubiera mucha gente que murió por mi culpa. Por mis acciones, por los errores que cometí», continúa Wang Chaochua, rompiendo a llorar..."
  
(íntegro en el 'Observatorio de Política China', 2019-05-30)
  
   
Finalmente nos añadía otro dato clave Juan Restrepo, corresponsal entonces allí presente, de TVE: "(...) Teníamos noticias de hechos similares en Polonia aquel año, y en otros países del este de Europa, y hay que admitir que eso también nos confundió. Muchos pensamos que China tomaría por aquel mismo camino y eso precisamente era lo que los dirigentes chinos no estaban dispuestos a tolerar. Por eso se sumieron en un silencio que dio la impresión de vacío de poder y desgobierno y lo que había era un dramático debate en el interior del Comité Central del partido sobre la forma de salir de aquel atolladero y conservar el control de una ciudad sumida en el caos.

Deng Xiaoping y los demás dirigentes chinos también pagaron un precio muy alto para lo que son los valores de una sociedad tan alejada de la nuestra. "Perdieron la cara" ante el líder soviético Mijail Gorbachov, que visitó por aquellos días la capital china y no pudo hacer una visita obligada a la plaza de Tiananmen, y esto es una afrenta que solo los chinos saben valorar. Si quienes cubríamos aquellos acontecimientos para medios occidentales entonces hubiésemos comprendido la verdadera dimensión de la ofensa quizá habríamos podido intuir la reacción violenta que se incubaba..."
  
  
   
.    .[Enrique Fanjul acaba de publicar el ebook 'Memoria de Tiananmen. Una primavera de Pekín' sobre los sucesos de 1989]


2 comentarios:

  1. Hola bonito , me gustan los seres elementales , bendiciones

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  2. Buen blog .. j .. .. .. . . .

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