En la Europa más próspera y culta, según Escandinavia, Suiza o Alemania son ahora, unas mayorías entre toda su gente viven de alquiler. Y hasta los países más afectados por el neoliberalismo, como Reino Unido es, cuentan con grandísimas cuotas -del municipio, sindicales, etc.- referidas a vivienda social arrendable: tales mínimos logra un 'Estado de Bienestar', inédito aún por aquí...
Pero ahora, como antes de ayer, Spain is different (quienes dicen 'Somos la izquierda' están enfervorecidos hoy por sus despistadas prioridades del 'reconocérsenos -ya- Nación de naciones'; y otras aguerridas filas en 'Podemos' militantes proclaman febriles juzgando tan alarmante como 'terrible o gravísimo que les prohíban el derecho a -unilateral mente- decidir... soberanía' de Catalunya)...!
Aquí, pues, cualquier hogar hispano cree tener claro que le 'interesa' la opción practicada del ser propietarios... Y sus administraciones públicas han decidido construir casas que dicen "sortear" entre quienes aspiren al ser sus titulares, aunque algunas veces hay casos adjudicándose -'directas'- para socios de las Castas, tan bien...
Aquí, pues, cualquier hogar hispano cree tener claro que le 'interesa' la opción practicada del ser propietarios... Y sus administraciones públicas han decidido construir casas que dicen "sortear" entre quienes aspiren al ser sus titulares, aunque algunas veces hay casos adjudicándose -'directas'- para socios de las Castas, tan bien...
Es el truco de los grandes (Villar Mir, Florentino Pérez,
etc.) convenciendo siempre a cada familia del que si 'la burbuja inmobiliaria'
inflase precios para sus domicilios ya estaría enriqueciéndose todo quisque con tamaña especulación...
No hay ningún otro Estado en el cual un Vicepresidente
"socialista" -como Boyer- dé nombre a Ley que arrebata legítimos
derechos adquiridos antes por los inquilinos; ni donde alguna ministra de Vivienda dizque "progresista..." también cambie regulación para más 'agilizar desahucios exprés', igual a lo por la
"ZetaPerista" doña Carme Chacón ya hecho...
Pero no todo será tonta pasividad entretenida con mantras ideológicos inanes. Veamos alguien que aquí ahora tiene claro cómo está 'Todo por hacer':
* Jose,
Alicia y Ernesto son jóvenes con edades entre 30 y 35 años que comparten un
piso en Arganzuela de 75 m2. Ella estudia mientras que los otros cobran
un salario que no supera los 1.150 € mensuales. En julio del 2014 firmaron un
contrato de 3 años por 800 €/mes. Y a principios de junio del 2017, otros 3
años más tarde, su casero les ha comunicado que con el nuevo contrato quiere
subir su alquiler hasta 1.100 €. Ha visto en Idealista cómo el precio del m2 ha subido estos años y
no quiere perder dinero. Jose, Alicia y Ernesto tienen 2 opciones: o ceder y
pagar todavía más o marcharse a un piso más barato, seguramente en otro barrio
distinto. El casero no está preocupado, porque sabe que si ellas no aceptan la
subida sí habrá otras muchas personas dispuestas a pagar ese nuevo precio.
* Fátima
es una mujer soltera que vive de alquiler en una vivienda en Villaverde. Paga
300 € al mes por una vivienda que –afirma- está en muy malas condiciones. Ella
trabaja como empleada del hogar en un barrio del norte de Madrid. Cobra 800 €/mes
por una jornada de 7 horas diarias. La familia más acomodada para la que
trabaja le ha comunicado que desde septiembre le reducirán la jornada y pasará
entonces a cobrar 500 € mensuales. Casi al mismo momento, su casero -un
propietario particular- le ha dicho que cuando venza el contrato de
arrendamiento a finales del año le subirá su alquiler hasta 400 €. Está
desesperada porque no cree poder pagarlo ni sabe qué hacer. Con un salario como
el suyo es prácticamente imposible sobrevivir en Madrid. También está preocupada
porque un primo y su familia están con el mismo problema. Pagan por su piso 450
€ al mes pero su casero, también otro propietario particular, quiere subirles
dicho alquiler hasta 600 € a finales de julio, cuando vencerá el vigente contrato.
* Flor vivía
con sus 2 hijos en un piso de alquiler propiedad de CaixaBank por Carabanchel. Accedió hasta él a través de un programa
especial para el alquiler y pagaba 643 €/mes. Hace un año perdió su trabajo en
la hostelería y desde aquel entonces está ‘parada’, sin poder recibir
prestación por desempleo porque gran parte de su jornada laboral la cobraba ‘en
negro’... Tras hacer unos trámites, consiguió que la Comunidad de Madrid le
concediera una REMI por 580 € mensuales. Mas a los 2 meses tuvo que dejar de
pagar el alquiler por no poder asumirlo. Además, tenía que pagar las facturas
de los suministros, ascendiendo a casi 80 € al mes. Dada la situación, Flor
decidió seguir dentro del piso en situación irregular. Tuvo un primer
desahucio, que consiguió paralizar con ayuda del Grupo de Vivienda en su barrio; y otro segundo, el pasado 29 de
junio.
* Luz
Mari buscó un piso en alquiler por la zona pero los precios eran demasiado
altos para sus ingresos. Cuando encontraba un piso algo más barato le pedían
fianzas de hasta 6 meses, garantías y el mes para las agencias inmobiliarias:
casi 3.500 € para entrar a vivir en un piso, imposible de asumir por ella. En
medio de la desesperación e impotencia Luz Mari ha decidido pasar a okupar una vivienda propiedad actual de Bankia. Tiene muy claro que no debe
resignarse a quedar en la calle con sus hijos mientras por su barrio hay decenas
de casas vacías.
* Laura
y Antonio son una pareja que vive okupando
una vivienda en Usera. Él cobra 350 € por pensión de incapacidad y ella
trabaja como empleada del hogar, ganando 850 € al mes. Laura está embarazada
de 6 meses. El propietario del piso les ha denunciado por usurpación y el
pasado 3 de julio tuvieron un primer desahucio, que consiguieron aplazar
gracias al apoyo del Grupo de Vivienda
en Usera. Como ‘solución habitacional’ han intentado buscar un piso en alquiler
pero los precios y las condiciones siempre se lo impiden. Los caseros les piden
un mínimo de 600 € mensuales, 3 meses de fianza, más contrato de trabajo fijo a
jornada completa con ingresos mayores que 1.800 €: imposible de asumir para
ellos. Volverán a okupar otro piso.
* María
es una madre de 58 años viviendo en alquiler con sus 2 hijos más 3 nietos dentro
del mismo piso perteneciente al barrio San Blas. Gana 800 € mensuales
trabajando en un centro de ayuda para personas dependientes y paga 400 €/mes como
renta. Sus hijos están en paro, aunque a veces consiguen aportar algo de dinero
con trabajos esporádicos. Ese alquiler se lo concedió el banco en 2013 mediante
programa del Fondo Social de Vivienda
creado por el Gobierno para poder ‘apoyar’ a familias desahuciadas. En
diciembre de 2016 el propietario le mandó una carta comunicándole que había
traspasado a un Fondo de Inversión propiedad
total sobre la vivienda. Su contrato venció a finales de junio del 2017 y el
nuevo propietario no está interesado en renovarle más alquileres. Parece que lo
que quisiera es reformarlo y vender o alquilar a un precio superior. María está
desesperada pues con estos precios actuales no puede pagar un alquiler del
mercado, por San Blas ni en ningún otro sitio, y tampoco se atreve a okupar una vivienda.
* Patricia es enfermera y está
viviendo en un piso compartido del barrio de La Latina. Al cumplir los 30 años
decidió buscar una vivienda en alquiler para irse a vivir sola. Tras meses de
búsqueda en portales de Internet,
nada logró encontrar a un precio que pudiera permitirse con su salario de 1.250
€/mes. Cuando encontraba uno habían llamado ya 20 ó 30 personas antes de poder
hacerlo ella. Y además, cuando conseguía una cita, los requisitos que le pedían
eran imposibles: hasta 3 meses de fianzas, avales, garantías, ¡contrato
laboral fijo y a jornada completa! En muchos casos le dijeron que preferían a
parejas casadas y con hijos que una mujer soltera: según parece, al casero le
daba más seguridad. Finalmente, ha tenido que desistir de la búsqueda y
quedarse más en su piso compartido.
“Tantos
casos representan sólo una muestra de la compleja problemática del alquiler actual que padecemos
en Madrid y su Área metropolitana: elevados precios en proporción a los bajos
ingresos de la población, finalizaciones prematuras para los contratos del
alquiler como fruto de Reforma en la LAU
desde 2013, requisitos imposibles el accederse a un piso, desplazamientos forzados
a otros barrios, expulsiones y exclusión del mercado formal, hacinamiento en
pisos compartidos, malas calidades de las viviendas… Situaciones todas ellas
que generan sufrimientos y frustración, especialmente para las familias u
hogares de los barrios populares.
Es en
este contexto, que podemos llamar casi ‘emergencia’, cuando un grupo de
inquilinas -muchas proviniendo desde los movimientos sociales, como el de la
vivienda, feministas o municipalista- tomamos conciencia sobre la problemática
y decidimos organizarnos para intentar ofrecer soluciones. A finales del
pasado enero, un grupo promotor con 15 personas empezamos reuniéndonos en el Banco Expropiado La Canica (Lavapiés)
para ver cómo y de qué forma podríamos afrontar los problemas. La idea ya
estaba sobre la mesa. Crear algún Sindicato
de inquilinas como una herramienta del contrapoder, para defendernos ante
abusos en los caseros, y luchar por alquileres dignos. Tras meses con muchos
debates y trabajo, el reciente 12 de mayo presentábamos en un Centro –EVA- Social (Arganzuela) nuestro
Sindicato para Madrid ante unas 100 personas y varios medios periodísticos que
se habían interesado por la iniciativa.
Hoy el
Sindicato de Inquilinas es heredero directo de movimientos por la vivienda
como V de Vivienda, que hace ya una década denunciaba las dificultades
de acceso a la vivienda para la gente joven, u otros más recientes -como la Plataforma de Afectadas por Hipotecas (PAH)
o Grupos de Vivienda en los barrios-
que han marcado las agendas políticas y desde autonomía generaron poder
popular hacia transformaciones sociales.
También
están en nuestra memoria las huelgas de inquilinas desde finales del
siglo XIX -y la década de 1930- en diferentes localizaciones a uno u otro lado
del charco: desde las huelgas del inquilinato de Buenos Aires durante 1907,
pasando hasta Veracruz en torno a 1920 o Santa Cruz de Tenerife y la Barcelona
tomada por CNT de los años 1930; que rezumaban dignidad obrera auto-organizada
en un contexto impuesto por una crisis política, la migración interior hacia
las urbes industriales, con gran demanda de vivienda y unos caseros aprovechándose
de la situación para especular con uso y precios de la vivienda. Las
principales diferencias con respecto a esas épocas estriban en que aquello fue
contexto con fuerte organización y alto % de alquileres cuyo margen de presión
era mayor; cosa diferente de actuales coyunturas, cuando nos movemos por
contexto en que tal red compleja y creciente de inquilinas urbanas no tiene
tanta coyuntura favorable al no ser más del 20% de la población, cuanto menos
en Madrid ciudad.
Es precisamente
toda esa coyuntura tan desfavorable la que nos ha motivado, junto al empuje
de luchas contra los desahucios y por las
viviendas, a la mayoría de personas del grupo promotor en este Sindicato de Inquilinas de Madrid; para
ver cómo abordar esta lucha, ya que muchas de nosotras éramos activistas que
veníamos de otros colectivos y movimientos sociales, autónomos o vecinales,
ligadas también al sindicalismo social: entendiéndolo como nuestra proyección
de sindicar luchas sociales profundamente atravesadas por precariedades (en
diferentes aspectos), y que focalice la sostenibilidad de la vida contra las
perversiones del capital; desbordando los cauces del sindicalismo de clase
tradicional, por atender a la compleja diversidad de luchas urbanas tendiendo
alianzas desde los afectos en nuestras vidas cotidianas; procurando sindicar las
luchas de ‘kellys’, pensionistas, ‘manteros’, jóvenes precarias o
trabajadoras del territorio doméstico. Un sindicalismo, en definitiva, que
desde la base y las clases populares construya otras alternativas de vida que
merezcan la pena ser vividas.
Nuestro
Sindicato se ha estructurado en 4 Grupos
de trabajo. Por la gran demanda mediática y paralelo a urgencias en problemáticas
del alquiler, una primera comisión que funciona desde momento inicial es para Comunicación: encargada de prensa y
redes con gestión sobre las portavocías. Después de una primera gran Asamblea
general, el 26 de Mayo, se incorporaron otras Comisiones -para Extensión a Barrios, de Asesoramiento
y del Argumentario- que se reúnen en
momentos distintos a las asambleas; las cuales a su vez venimos celebrándolas con
periodicidad quincenal, los viernes alternativos a las 18:30 en el Espacio
Vecinal Arganzuela.
La
relación con las PAH, la Obra Social
Madrid más Coordinadoras de Viviendas
es una cuestión que también nos preocupaba y queremos construirla con mimbres
fuertes y duraderos; porque somos conscientes de que han sentado bases para un
movimiento por la vivienda muy amplio, popular, diverso y empoderado. Un
movimiento al cual nos queríamos adscribir, manteniendo vasos comunicantes con
esas luchas que, desde nuestra posición incipiente, comparten mismo espíritu
que el nuestro, resumible por la frase “vamos lentas porque vamos lejos”.
Nuestro
objetivo principal es defender unas condiciones habitacionales adecuadas y
dignas en los hogares precarios no propietarios (directos y, de forma indirecta,
okupas o no independientes). Incluiríamos
aquí dentro del ‘sujeto’ no sólo a hogares de inquilinos sino aquellos que
serían potenciales pero se hallan expulsados o excluidos del mercado del alquiler.
Este gran objetivo se desgrana en otros como reducción de los precios del
alquiler, mejora en la calidad para las viviendas, mayores facilidades de
acceso al alquiler (contratos más favorables a las inquilinas, tema de fianzas,
limitar abusos por los propietarios), apoyar a los hogares en sus
conflictos con propietarios, paralizar o revertir la expulsión de los
hogares precarios no propietarios que viven por el centro y la semi-periferia
al exterior fruto de los precios del alquiler frenando procesos de turistificación
que se dan fundamentalmente por ‘la almendra central’.
Apoyar a
los hogares con la defensa de sus derechos como inquilinas, en definitiva. Para
poder alcanzar estos objetivos queremos que sea el Sindicato un instrumento de presión al Estado y a las instituciones
públicas, para lograr la intervención-regulación en los precios o condiciones
de mercado del alquiler, presionar por una derogación de la LAU y exigir legislación
que nos ofrezca garantías para el acceso a la vivienda en condiciones dignas.
En
realidad, nuestros objetivos más concretos están por definir a medida que conectemos
con diferentes barrios y sus realidades sociales. Pero sí que hay dos
herramientas muy claras que a corto plazo ya tenemos claras: la movilización social en la calle más
intervención del mercado de alquiler. Esto nos da la potencialidad de seguir
lidiando a medida que conocemos casos reales en los cuales hayan obtenido sus
primeras victorias frente al capital inmobiliario. Ahí están las
paralizaciones a desahucios, los realojos y obras sociales de la PAH, o cierta victoria del Bloque Arganzuela contra URBANIA…
Mientras
tanto aquí seguimos, ‘perreando’ y luchando en nuestros barrios contras los
caseros y las inmobiliarias para que no nos expulsen de nuestros hogares; entre
tanto decimos alto y claro que la
vivienda es un derecho, no mero comercio. Más información en www.inquilinato.org..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario