Nuestra sociedad practica, entre otros ahora, ese consenso -política mente- correcto del que no a todas las muertes de personas debe dárseles la misma publicidad; o sea, tampoco todo ser humano vivo que sea muerto se verá tan digno, para lamentar(se)... Pues habría víctimas 'de primera' -por violencias terrorista o 'del género', como ejemplos notorios- frente a otras mucho menos dadas al rechazo generalizable con 'tolerancia 0', muy en especial las disculpables en tanto que causadas por siniestralidades (daño "colateral" durante los conflictos bélicos, del transporte o/y laborales, etcétera): Business as usual...?
Han pasado ya varias semanas, pero
más allá del incendio, se han sucedido las protestas con denuncias ante unos
hechos en los que convergen recortes sociales, negligencia de instituciones más clasismo importantes; así como también destacan las
muestras de solidaridad entre la comunidad para con sus vecinos. Hasta este aquí
todo lo que ya sabemos. Pero como siempre, nunca mejor sino acercarnos a estas
historias desde la experiencia de quienes las han vivido cerca.
Es por ello que, gracias al excepcional y oportuno eco transmitido desde ‘Todo por hacer’, la libertaria revista, se reproduce a continuación parte del texto publicado en Londres el 20 de junio:
Es por ello que, gracias al excepcional y oportuno eco transmitido desde ‘Todo por hacer’, la libertaria revista, se reproduce a continuación parte del texto publicado en Londres el 20 de junio:
Puede
que nunca sepamos cuánta gente perdió su vida en este horroroso incendio. Las
imágenes y las historias de estos últimos días han sido insoportables; gente
atrapada en habitaciones en llamas, sosteniendo a sus hijos, pidiendo ayuda.
Una mujer huyendo de su vivienda en llamas en el piso 21º junto a sus 6 hijos,
pero sólo logrando escapar de la torre con 4 entre ellos. La Brigada de
Bomberos de Londres ha descrito el fuego como algo “sin precedentes”.
Pero
para otros, tristemente, este incendio no ha sido una sorpresa. Los inquilinos
de Grenfell sabían que su edificio no era seguro. El "Grenfell Action Group” lleva años clamando esto mismo. En su blog, el grupo ha
catalogado los pobres estándares de seguridad contra incendios del edificio, ha
descrito las continuas sobrecargas eléctricas que han supuesto graves riesgos
de incendio a lo largo de mucho tiempo, escribieron sobre el humo que a veces
se producía en los accesorios de iluminación así como avisaron de los problemas
para el acceso al edificio de las emergencias en caso de incendio que suponía
el cierre del aparcamiento del bloque. Han organizado campañas en este sentido
durante años, llevando sus conclusiones hasta la Organización de Gestión de
Inquilinos de Kensington y Chelsea (KCTMO), que administra el bloque al
tratarse de viviendas sociales.
En 2016
escribieron un artículo titulado “Jugando con fuego” sobre las
inadecuadas salidas de emergencia. Todas sus quejas fueron ignoradas, refutadas
o marginadas. En 2013, tras publicar un texto en el que decían que “solo
una catástrofe pondría de manifiesto la ineptitud e incompetencia de los dueños
del inmueble”, fueron amenazados con acciones legales en su contra (con el
abogado del KCTMO acusándoles de un “ejercicio de difamación y acoso”).
Una ex trabajadora de KCTMO ha escrito en el periódico The Guardian sobre
las dificultades a las que se enfrenta el personal en el terreno, y cómo los
recortes realizados a partir de 2010 han hecho cada vez más difícil defender a
los inquilinos al reducirse las inspecciones de seguridad.
La realidad es que, para las autoridades, los inquilinos de la torre Grenfell no importan en absoluto. El inmueble está encajado en una bolsa de pobreza en medio de uno entre los barrios más ricos del país. Fue reformado el pasado año por un coste de 8,6 millones de libras, pero desde el principio la seguridad de los inquilinos fue ignorada y así el contratista original fue sustituido por opción más barata. El trabajo fue llevado a cabo de una forma tan lamentable que varios vecinos se negaron al que sus trabajadores entraran en sus domicilios. En ningún momento, el KCTMO consideró la opción de instalar un sistema de rociadores contra incendios como parte de la reforma.
También
se produjeron quejas por el hecho de que parte del escombro con la obra se
alojó en los pasillos, obstruyendo salidas de emergencia. Documentos de
planificación para la reforma sostenían que tal revestimiento debía utilizarse
porque: “Debido a su altura, la torre es visible desde el Área de
Conservación de Avondale al sur y desde el Área de Conservación de Ladbroke al
este”. El bloque se encuentra en una de las zonas más ricas de Londres, a
dos millas de una nueva torre de 21 plantas donde los pisos de un dormitorio
cuestan 1 millón de libras. Así que era importante que Grenfell pareciera
bonito. Aquellos documentos seguían: “Los cambios en la torre existente
mejoran su apariencia, especialmente, cuando sea vista desde el área
circundante.”
De modo
que se tomó la decisión de revestir la torre con un material barato. El KCTMO
encontró el contratista que suministraba un revestimiento 2 libras por metro
cuadrado más barato del material ignífugo alternativo. Únicamente 4750 libras
hubieran salvado muchas vidas. Pero el material que eligieron tan
inflamable fue que su fuego, empezado en una vivienda a primera hora de la mañana
y que los bomberos creyeron que tenían controlado, de hecho se había extendido
al revestimiento y rápidamente envolvió todo el bloque, convirtiéndolo en un
infierno en menos de una hora. El fuego era tan virulento que continuó
ardiendo bien entrada la tarde.
En los próximos meses y años, a medida que avancen las investigaciones, el revestimiento sin duda será examinado. Éste está prohibido en Alemania y no se usa en EEUU en grandes alturas. Parece que existe cierta confusión en torno a su legalidad en el Reino Unido. Y esto es muy revelador, dados los repetidos recortes en su regulación de los últimos años. La política de los sucesivos gobiernos Blair ha sido reduciendo la regulación en general como una forma para estimular el crecimiento de los negocios.
Al entrar en vigor la ley local de 2011, introducida por Eric Pickles, el Estado se libró del monitoreo independiente por los gobiernos locales, y en torno a 2.400 reglamentos han sido recortados a través del “Red Tape Challange”, con lo cual los constructores se ahorraban sobre unos 100 millones de libras en su negocio. Para la vivienda social, esto supuso una disminución del control en todos los ámbitos, desde sus estándares espaciales hasta reglamentos anti-incendios. Éstos últimos, solían ser revisados cada dos años para mantenerse al día en innovaciones tecnológicas y de materiales de construcción, pero ya no lo hacen desde hace una década.
Ministros
y funcionarios "no saben" si el revestimiento es ilegal; pero se les advirtió
del "inseguro" ser, varias veces. En los años 1990, el arquitecto Sam Webb
llevó a cabo una investigación en cientos de edificios residenciales y
encontró que la mitad de los inspeccionados no cumplían con los reglamentos
básicos contra incendios. El Ministerio del Interior recibió el informe y no
hizo nada. De hecho, en los años posteriores se recortaron regulaciones ya
existentes bajo el pretexto de reducir la burocracia e introducir “mejores”
(lo que quiso decir, menores) reglamentos. Incluso cuando el desastre que
los informes de Webb predijeron se produjo, en 2009 en la vivienda Lakanal en
Southwark, nada cambió.
En el
incendio de Lakanal murieron 6 personas, 3 de ellas niños, cuando el fuego se
extendió por los revestimientos inflamables que se habían fijado al exterior
del bloque de viviendas. De nuevo, no había rociadores contra incendios, se
había producido una falta de inspecciones y se aconsejó a la gente que se
quedara en sus pisos. El forense del caso hizo una serie de recomendaciones
urgentes. La mayoría fueron ignoradas: 3 ministros consecutivos no hicieron
caso a las demandas para instalarse rociadores contra incendios en las viviendas
sociales. Gavin Barwell, el nuevo jefe de personal de Theresa May, fue Ministro
de Vivienda hasta que perdió su escaño en las elecciones. Prometió revisar los
reglamentos de construcción relacionados con la seguridad contra incendios,
pero nunca lo hizo. En su lugar, rechazó toda petición de reunión sobre el
tema.
Siendo
cierto que los arrendatarios de Grenfell fueron tratados con todo desprecio
por los miembros de la clase dominante antes del fuego, también lo es que lo
han seguido estando desde la catástrofe. Mucho se ha dicho del fracaso de May
en demostrar cualquier signo de compasión con los supervivientes, pero también
hay que remarcar que la respuesta a la tragedia de los gobiernos central y
local ha sido aterradora cuanto menos. El gobierno tardó al menos 72 horas en
anunciar un paquete de ayudas para los afectados, e incluso todavía entonces era
contradictorio e inadecuado. A supervivientes traumatizados solo se les ha ofrecido
alojamiento temporal en bloques de gran altura, y otros en "Bed &Breakfast’s" sin duchas. Se les facilitó una insultante ayuda de 10 libras al
día.
Tras 5
días se aumentaron las ayudas, pero sólo después de que una delegación de
supervivientes fuera a Downing Street y de que se sucedieran varias
manifestaciones por Londres y otras ciudades: hay gente que todavía... está
durmiendo en el Polideportivo de Westway sin una idea clara de dónde les
realojarán y sin ninguna garantía de que será en su, hasta hace poco, zona de
residencia. Muchos temen perder sus beneficios en materia de vivienda durante
este tiempo.
El KCTMO, que gestionaba el bloque y que ha estado ausente desde el incendio, ahora está presentando cartas sobre comportamientos antisociales y amenazando con repercusiones legales a los vecinos del bloque adyacente. El Consejo de Kensington y Chelsea también se ha mantenido en silencio. La mayoría de los que buscan a sus seres queridos no han recibido casi ninguna ayuda por parte de las instituciones. Como dijo un voluntario: “Estamos en el vecindario más rico del país. Estamos sentados en casi 300 millones de libras. ¿No se podría gastar algo en conseguir personal de emergencia?”.
Se ha dejado a los supervivientes y su comunidad como casi únicos organizadores de la ayuda. Fueron jóvenes inquilinos musulmanes que volvían de celebrar el Ramadán los que se encargaron de despertar a sus vecinos cuando el fuego comenzó, lo que salvó muchas vidas. En pocas horas, la comunidad se ha encargado de recopilar ropa, comida (tanta que los voluntarios acabaron pidiendo no entregarse nada más), a lo cual se sumó la Cruz Roja y varias iglesias o mezquitas cercanas. Fue la comunidad quien creó inmediatamente un comité recogiendo demandas de los vecinos y éstas se llevaron a Downing Street. Ellos fueron quienes organizaron sus numerosas y muy pobladas reuniones, eligieron delegados, organizaron protestas. La comunidad se ha demostrado a sí misma estar bien organizada, ser eficiente, compasiva y democrática, real mente... Todo lo que no es el Estado capitalista
Vecinos como éstos de Grenfell han soportado el peso de la austeridad, desde el “impuesto del dormitorio” hasta los recortes sobre los beneficios de la vivienda para reducir la seguridad. Es el resultado tras años de abandono para gente como los inquilinos en Grenfell, desde fracaso en las políticas a largo plazo sobre construcción de viviendas sociales adecuadas -o mantener actuales alojamientos dentro de unos estándares mínimos para seguridad- hasta cierres en estaciones de bomberos, desmantelamiento para las regulaciones de su seguridad, los recortes tanto en la financiación del NHS como sobre beneficios individuales y así sucesivamente.
Son víctimas del sistema que se nutre por la desigualdad, donde su beneficio es el objetivo y todo lo demás son daños colaterales. Durante una de las marchas de protesta estos días podía leerse algún cartel con el texto “el capitalismo mata”, y este incendio ha demostrado trágicamente lo acertado en tal afirmación.
Vecinos como éstos de Grenfell han soportado el peso de la austeridad, desde el “impuesto del dormitorio” hasta los recortes sobre los beneficios de la vivienda para reducir la seguridad. Es el resultado tras años de abandono para gente como los inquilinos en Grenfell, desde fracaso en las políticas a largo plazo sobre construcción de viviendas sociales adecuadas -o mantener actuales alojamientos dentro de unos estándares mínimos para seguridad- hasta cierres en estaciones de bomberos, desmantelamiento para las regulaciones de su seguridad, los recortes tanto en la financiación del NHS como sobre beneficios individuales y así sucesivamente.
Son víctimas del sistema que se nutre por la desigualdad, donde su beneficio es el objetivo y todo lo demás son daños colaterales. Durante una de las marchas de protesta estos días podía leerse algún cartel con el texto “el capitalismo mata”, y este incendio ha demostrado trágicamente lo acertado en tal afirmación.
Los
inquilinos de Grenfell tienen por delante una difícil lucha para conseguir
justicia; de repente se encontrarán con que toda aquella burocracia que
fallaba para ellos, se pondrá a trabajar para proteger a los que tienen el
poder... Tendrá que caminar a través de una compleja cadena de “quiénes conocían
qué” y “qué contratistas estaban al cargo cuándo”, así como “quiénes le subcontrataban a quién y para qué”...
Tratar
de averiguar quién es el responsable de entre todos los contratistas, equipos
de trabajo, servicios privatizados y consejos en fase de recortes no será
fácil. Y tendrán que hacerlo con la ayuda de abogados voluntarios, a no ser
que puedan conseguir ayuda legal gratuita, otra cosa con los años arrebatada.
Sin lugar a dudas, durante tal camino deberán escuchar a políticos que
casualmente "recuperan la humanidad" ante las cámaras, a pesar del que tan claramente inhumano su sistema es. Los restos carbonizados de la
torre se erigen como un monumento a todo el sistema fallido y sus animadores.
Deberían de avergonzarlos.
Y no podría darse por concluido este informe sin hacer referencia a una frase -sobresaliente- del texto 'Atascada por la regeneración: el fuego de la torre Grenfell...', que libcom.org fue publicando y actualizando el mismo día de la tragedia con las nuevas informaciones que llegaban de los hechos: “Si bien debemos analizar sin piedad las causas políticas y económicas del fuego, también debemos politizar sin vacilar la respuesta.”
Así como de un modo similar, sería recomendable la lectura del otro artículo “El tablero del Monopoly en la ciudad: la torre Grenfell, ¿dónde andaba el HCA, regulador de Viviendas del Gobierno?”, también,
bastante clarificador sobre la relación y actuaciones entre las diferentes
agencias para regulaciones -y los propietarios públicos- en materia de vivienda social.
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