miércoles, 25 de marzo de 2015

¡Anda... luces así, aún, con l@ que cayendo ya desde hace tanto tiempo nos habría venido...!

 

A ojos vistas para una mitad casi de sus circunscripciones municipales, la mayoría electoral en Andalucía terminó por transfugársenos hoy hasta ese peronismo andalucista del “¡Yo con Susana...!” desde otros prolongados nacional-sindicalismos tras los Girón de Velasco y Solís Ruiz o Utrera Molina... con notorias paradas intermedias en señoritos de rancio abolengo 'cortijano' luego tan profesos al felipismo guerrista, como Escuredo, 'Pepote' R de la B u otros [Chaves e incluso Griñán]...
   
  .
El PSOE siempre ha gobernado Andalucía desde la transición a esta democracia en España: lleva 35 años manejando las instituciones andaluzas, y ni su Paro -bastante más alto, incluso en mejores tiempos económicos, para todo nuestro Estado- ni tampoco sus Corrupciones (con más de 300 imputados, incluidos tanto altos cargos en la Junta de Andalucía como los ex presidente Chaves o Griñan...) cambiaron hasta hoy jamás ese rumbo político de la Comunidad autónoma
    

      
Podría sorprender tantísimo conservadurismo 'de izquierda', apegado -irremediable mente- a poderes gubernamentales que se siguen sosteniendo inmutables contra vientos y mareas, pese al deterioro siempre continuado en sus (des)convergencias con el resto del Estado sobre Desempleos, Pobrezas, Desigualdades, etc. según ratificaba último VIII Informe FOESSA sobre la Exclusión y desarrollo social en España 2014.
 
  
Mas la justificación, también válida para más regiones en el Reino actual de las Españas, estaría en lo que con escueta razón Iglesias bien ha explicado... Hay demasiados lugares de nuestra Celtiberia donde los usos y costumbres del muy 'viejo Régimen' (el franquista o aun los de otros caciques anteriores, como Romanones...) no cambiaron y el Poder -tanto social como político- es para 'padrinos' duchos en mandar sobre 'apesebrado nicho de fidelizadas voluntades' a pagarse mediante favores miserables [hay audio que oír]... 


 


 

2 comentarios:

  1. “Quiero denunciar que VOTÉ 65 VECES EL MISMO DÍA en favor de Almunia”. El escándalo tras aquella llamada telefónica, o ‘pucherazo’ de Jaén en las primarias del PSOE de Almunia contra Borrell, fue de los episodios más grotescos en la política española. Manuel Aguilar llegó a denunciar porque lo engañaron como a un bobo; le prometió Zarrías, que iban a darle puesto de trabajo fijo para la Diputación si metía votos en las urnas a favor de Almunia, y cuando pasó todo, se olvidaron de él. Por eso llamó, al sentirse burlado. Y lo único conseguido es que nunca más le dieran ya nada. Ni una chapuza.

    Oficialmente, el PSOE cerró su caso de un carpetazo: decidieron que Aguilar estaba loco. Lo que de verdad ocurrió en Jaén era sólo una muestra reveladora, de cómo funciona el aparato del PSOE-A cuando se vuelca por un objetivo electoral, esa vez interno. En aquellas primeras elecciones para elegir al candidato socialista a la Moncloa, de 1999, con Felipe dimitido, el aparato del partido apostó por su secretario general, Almunia, para taponar el ascenso del aspirante, José Borrell. Había que ganar a toda costa, y en esa tarea era imprescindible garantizar que en las urnas sólo habría un ganador. En Jaén, VOTARON LOS MUERTOS, EMIGRANTES Y RENEGADOS que ya habían abandonado la militancia.

    Uno a uno, iban confirmando aquella burda manipulación. “Mi padre murió hace años”; “No, no, mire, mi hermano se fue a trabajar a Suiza…” Pero ninguna llamada de confirmación impresionó más que la de Virtudes Parra, quien el día del ‘pucherazo’ se sentó junto a Manuel Aguilar en la mesa de votación. “Yo les pido por favor –decía llorando–que no saquen mi nombre. Manuel puede hacerlo, pues él es mayor, tiene hijos que le pueden ayudar, pero yo estoy sola. Con 3 BOCAS QUE ALIMENTAR. Y si la Diputación me quita el trabajo de limpiadora, no sé qué voy a hacer…” Cuando estalló escándalo, a Virtudes la montaron y llevaron en un coche del partido a Madrid para declarar ante la Comisión Federal de Garantías del PSOE. Allí aseguró que Aguilar estaba loco, que la amenazó, y que fue cosa de él meter papeletas en favor de Almunia. Caso cerrado. El denunciante fue expulsado y Gaspar Zarrías, exculpado.

    Lo que ocurrió en Andalucía desde aquel año hasta hoy, en distintos ámbitos y las más variadas circunstancias, es que aquel episodio ha vuelto a repetirse con el mismo vicio siempre: usar instituciones para conseguir un objetivo. Cuando, en el origen del caso Mercasevilla, un directivo les dice a unos empresarios que “la Junta tiene un esquema de FUNCIONAMIENTO MUY SIMPLE: yo colaboro con quien colabora”, pone de relieve la misma práctica, en ámbitos distintos, que hace días, esa delegada de Empleo les dijo a sus trabajadores, ante la última campaña electoral: “Esto es así de simple: os jugáis seguir trabajando aquí o que cada uno se busque la vida como pueda”. Casi las mismas palabras y flemas a la hora del exponerlo.

    ¿Lo mismo también que cuando la directora de Invercaria, llamó a un funcionario para decirle que, si se compromete con la ética, no puede trabajar en la Junta? O cuando Zarrías pidió votar por Almunia todas las veces que pudieran. A unos y otros les prometen lo mismo: un puesto de trabajo. Tan tozuda coherencia del ‘modus operandi’, en todos los casos, que por una última redada del fraude en los fondos de formación imputan a un detenido antes ya tras otro escándalo de la Junta: Antonio Rivas, hombre fuerte en Sevilla de José Antonio Viera, a su vez imputado con los ERE. Rivas fue procesado por el caso Mercasevilla, juzgado y condenado en 1ª y 2ª instancias. Hasta que llegó al Supremo y lo absolvieron porque “no eran lo bastante sólidas las PRUEBAS INCRIMINATORIAS…”

    Aun ganando el último recurso, un tipo detenido 2 veces por SIMILARES DELITOS hasta hoy solo se daba en los carteristas… Ayer, tras la nueva redada por los cursos de formación, las noticias eran que “Susana Díaz subrayó cómo para el Gobierno hay ‘una sola vara de medir’, que aplicará siempre al frente de su Presidencia en la Junta”.

    Javier Caraballo (en ‘El Confidencial’), hoy

    ResponderEliminar
  2. “Que sólo soy maestro y no entiendo de leyes”, repetía cuando le preguntaban por su escándalo inmenso de los ERE, en el desfile de los ex altos cargos de la Junta de Andalucía aforados. Era José Antonio Viera, primer imputado pasando por el Tribunal Supremo.

    Veterano dirigente socialista andaluz, representa bien el fondo, las tripas de todo lo que conduce a la trama de los ERE como sistema de gestión en un Gobierno hegemónico. Estaba desde un principio en el escándalo y ahora…

    “Maestro”, el único trabajo que no hay en su currículum: antes de afiliarse en 1981 fue entrenador de fútbol profesional, y a partir de ingresar al PSOE, inició su recorrido de cargos públicos desde un sillón de concejal en 1983 hasta el de ahora del Congreso. Lo más próximo fue cuando, a finales de los 80, le nombraron delegado de Educación. Y apuntaba ya entonces: un día, se fue a casa con un coche oficial de la JUNTA, lo dejó en la puerta con las llaves puestas, y se lo robaron. Ya entonces estaba en las ejecutivas del partido.

    Conforme fue ascendiendo, su nombre aparecía siempre asociado a los principales escándalos de corrupción que se han denunciado o investigado en Andalucía. Del ‘caso MERCASEVILLA’ quien estaba en el meollo era el ‘brazo derecho’ de Viera en Sevilla, Rivas. Fue aquel intento de extorsión a 2 empresarios, que tuvieron la osadía de grabarlo, en el cual enviados oficiales razonaban a sus interlocutores con toda naturalidad. Si querían subvención, tenían que pagar el peaje. “La Junta colabora con quien colabora”.

    El que estaba en lo alto de la jerarquía de esas subvenciones era Viera, ya consejero andaluz, pero nunca se vio implicado en el caso. Su delegado en Sevilla, Antonio Rivas, sí fue imputado, condenado 2 veces y, finalmente, exculpado por el Supremo. Ahora, han vuelto a imputar a Rivas en el fraude de los cursos de FORMACIÓN.

    De MERCASEVILLA se llega a los ERE, y ahí Viera sí está en el mismo origen del llamado ‘fondo de reptiles’. Con él como consejero se idea un sistema de ayudas opaco que ha degenerado en esa trama. Su firma en el documento propicia un reparto arbitrario de subvenciones, eludiendo todo control e inspección.

    Y hay que sumar su omnipresencia en una rama principal de la trama de los ERE, por la sierra norte de Sevilla, mientras era el líder provincial socialista. La cúpula que manejaba regaba de millones aquella comarca. Empresas sin trabajadores recibían subvenciones de millones de euros.

    Desciende auto judicial hasta la evidencia más grosera del despilfarro cometido con fondos para crear empleo: “Ninguna de tales ayudas se dedicó a la promoción del EMPLEO”. Entre los pocos contratados estaba una hija suya.

    Viera cuenta mil aventuras en jornadas de caza mayor que sólo se costean los ricos. Tan clamorosos eran sus manejos en el PSOE que, cuando le disputó a Caballos, otro histórico, la secretaría general de Sevilla, su adversario lanzaba contra él la mayor de las sospechas. “La coherencia frente al oportunismo, la lealtad frente a la traición, la dignidad frente al sometimiento, la voluntad frente al temor y la firmeza frente a la debilidad; yo tengo los bolsillos de cristal”, le espetó.

    El exconsejero andaluz se defendió entre críptico y torpe: “Tengo el alma de cristal y no los bolsillos”, dijo. Después Viera le dejó ese cargo a Susana Díaz, su protegida entonces. Se fue al Congreso, y desde 2011 ocupa escaño en las Cortes. En prensa lo llegaron a calificar como el ‘diputado 0.0’ por su nula actividad parlamentaria: 0 preguntas, solicitudes de comparecencia, información, comisiones, subcomisiones o ponencias...

    De lo único que le ha servido el Congreso a Viera ha sido para parapetarse en aforamiento durante todos estos años de investigación a los ERE, porque gracias a eso ha eludido siempre las comparecencias ante la juez Alaya, o incluso el encarcelamiento y las fianzas, como sí le ha ocurrido al otro exconsejero, Antonio Fernández, que con él firmó el documento origen del ‘fondo de reptiles’. Y todo porque Viera no sabía nada; sólo es maestro.

    J. Caraballo

    ResponderEliminar