Sigue sumiso Dictado 'Único' [de prejuicios], no científico, nuestra [des]información del Clima...
Nuevamente, como por estas fechas cada vez, deberemos afrontar rancia Cantinela [de las dizque 'serpientes'...] del Verano... Así pues, cuando los propagandistas del cambio climático aprovechan otra simple ola de calor para repetir sus cansinas letanías catastrofistas sobre unos apocalipsis que nunca llegan, entran ganas de volver a recordarles lo mismo de hace años: “en invierno hace frío y en verano mayor calor”...
En este antiquísimo mundo nuestro, tan impermanente, hay algunas cosas que no serían tampoco ningún gran 'Cambio' nuevo: para el planeta solar que habitamos han venido sucediéndose desde siempre glaciaciones o "Calentamientos" por una manera del todo natural, los humanos tendemos a pretender retener lo que ya nos ha sido habitual (aumentando dicho intento cuanto más edad cumplimos)... aunque no seamos poderosos como lo precisaría tamaño 'detenerlo'... y cualquier forma de Vida subsistirá sólo adaptándose al entorno cambiante.
Incendios forestales en agosto de 2025 vistos por el satélite Copernicus
"Ante las habituales campañas del persistente alarmismo climático, que hiberna como los osos para resurgir con fuerza cada verano aprovechando unas olas de calor propias de tal estación («época más calurosa del año»), la creatividad jamás ha sido el fuerte para esta ideología climática; así que ya conocemos las consignas: temperaturas jamás registradas, voraces incendios forestales, insectos transmisores de enfermedades que jamás nos habrían aparecido de no serpor el cambio climático… En fin, un rosario de desgracias. La escala cromática de los mapas en los telediarios continúa su evolución alarmista: del azul, naranja y rojo ha pasado a una constelación de rojos cuyos tonos más oscuros marrones prácticamente son.
Y las temperaturas del mar... tampoco se libran.Verano tras verano, los medios publican el mismo artículo con datos inventados: el Mediterráneo «hierve». En realidad, medir la temperatura de un fluido sujeto a todo tipo de corrientes horizontales y verticales y con un volumen tan inmenso no es tan fácil. La mejor estimación nos la ofrece el sistema de boyas Argo, disponible sólo desde hace unos 20 años, según el cual el ritmo de calentamiento del Mediterráneo (0-700 m profundidad) es de 0,04ºC (4 centésimas de grado) al año[1]. De continuar esta tendencia, en una década supondría un calentamiento de 0,4ºC (es decir, cuatro décimas de grado centígrado), cifra absolutamente imperceptible para los peces y para el ser humano [¡Disfruten del baño!]...
Un mal año para la ideología climática
Este año, sin embargo, los publicistas del cambio climático andan cabizbajos: el Apagón de abril puso de manifiesto la estupidez y peligrosidad de cierta obsesión por algunas energías renovables, intermitentes, inestables, caras e ineficientes; asimismo la sequía, utilizada recurrentemente como eslogan climático, acabó sin que la AEMET hubiera sabido predecir ni su comienzo ni su final. Así, para colofón de las lluvias que comenzaron el otoño pasado, el mes de marzo fue el tercer marzo más lluvioso desde 1961.
Pero antes del seguir entrando en materias, satisfaría dar primero las buenas noticias climáticas, ésas que alegran a las personas normales e irritan a los caraduras que viven del cuento climático y a sus pobres víctimas sugestionadas. En efecto, durante este año se han publicado algunos estudios interesantes que continúan desmontando propaganda climática:
- Recientemente, la revista Science se hacía eco de una reconstrucción paleoclimática de temperaturas que muestra que «la mayor parte de Europa era más templada y húmeda en el período preindustrial del Holoceno de lo que es hoy»[2]. El estudio lo achacaba a variaciones en la radiación solar, ese elefante en la habitación ignorado por la ideología climática, obsesionada por ese maravilloso gas residual llamado CO2, sin el que no habría vida en nuestro planeta. Además, el aumento de CO2, alimento por antonomasia de las plantas, facilita el crecimiento de las mismas: por cada aumento de CO2 de 100 ppm (0,01%) aumenta la producción de alimentos vegetales un 40%[3].
- Por otro lado, el último informe del Instituto Meteorológico Danés, que cubre Groenlandia (por el momento, según Trump), muestra cómo en la estación occidental de dicha inmensa isla hoy son las temperaturas muy parecidas a las de hace casi un siglo[4]:
- Asimismo, otro estudio publicado hace pocos meses reconocía que «en las últimas dos décadas, la pérdida de hielo marino en el Ártico se ha ralentizado considerablemente, sin que se haya registrado una disminución estadísticamente significativa desde 2005 en la superficie de hielo marino de septiembre»[5]. Recuerden que, cuantitativamente, el hielo ártico es bastante irrelevante, pues supone sólo el 0,07% del hielo del planeta. Además, al estar flotando en el océano su eventual derretimiento no afectaría al nivel de los mares [principio de Arquímedes]. La masa de hielo verdaderamente relevante del planeta (1.250 veces superior a la del Ártico) es la de la Antártida, pero al tener el hielo un grosor medio de más de 2 km, protegido por una temperatura media del aire de -55ºC (¡sí: bajo cero!), parece que podemos dormir tranquilos. De hecho, la Antártida posee uno de los climas más estables del planeta y su temperatura se ha mantenido constante desde que hay registros. Es más: un estudio publicado enNaturesugiere que hace unos 1.000 añosen el continente (durante cierto Período Cálido Medieval) la temperatura era superior a la actual[6].
Volviendo a la AEMET
En el artículo del año anterior sobre Cambio Climático se citaba extensamente a Ignacio Font (1914-2003), uno de los más prestigiosos meteorólogos del s. XX, quien, tras casi medio siglo en activo, primero en el Servicio Meteorológico Nacional y luego en el Instituto Nacional de Meteorología que acabaría dirigiendo (hoy AEMET), nos legó en su magnífica obra 'Climatología de España y Portugal' un apéndice de gran valor para comprender por qué el problema de la predicción climática «es irresoluble»[7]. En aquel entonces la AEMET no era la agencia de propaganda que es hoy, sino una institución científica seria.
En la mencionada obra, Font desmitificaba los poco fiables modelos matemáticos de predicción del clima y la pretenciosidad de científicos que apenas tienen un conocimiento «precario» sobre un problema complejo y multifactorial como es el clima. Este asunto tiene enorme relevancia, pues esos modelos son la base para las catequesis de ideología del cambio climático que ha encontrado en esta sociedad cientificista el caldo de cultivo perfecto para hacer pasar por ciencia lo que no es más que ciencia-ficción, y por científicos serios a charlatanes entregados a inconfesables intereses (entre ellos, los suyos propios).
Algunos podrían pensar que las conclusiones de Font, escritas en el año 2000 y en aquel entonces completamente ortodoxas, habrían quedado obsoletas un cuarto de siglo después. Sin embargo, no es así. En efecto, otro extenso artículo del 2023 de Richard Lindzen, doctorado en Harvard y catedrático de Ciencias Atmosféricas en el MIT durante 30 años (hoy emérito), y su colega William Happer, catedrático emérito de Física de la universidad de Princeton, manifiesta las mismas preocupaciones que manifestaba Font en aquel entonces[8].
El artículo de Lindzen y Happer primero critica la política pro Cero emisiones de CO2, tildándola de «desastrosa para millones de personas en todo el mundo», pues «eliminaría los fertilizantes basados en nitrógeno, esenciales para alimentar a la mitad de la humanidad, reduciendo así la cantidad de alimento en el mundo, especialmente en las zonas más proclives a las sequías, y eliminaría la fuente de energía más fiable, eficiente y barata». Esto es lo que Font resumía como «el colapso de la economía mundial».
Lo segundo que hacen Lindzen y Happer es criticar los modelos matemáticos que pretender predecir el clima y cuyos resultados se presentan a los medios como profecías de inevitable cumplimiento. En este sentido, Lindzen cita a otros prestigiosos físicos atmosféricos, como Christy y Koonin, que ponen el dedo en la llaga: las predicciones de los modelos fallan cuando se comparan con observaciones reales. Por lo tanto, «son inapropiados para ser utilizados como predictores del clima». Font lo denominaba «el irresoluble problema de la predicción climática».
Tal y como mencionaba antes, a mayor complejidad del modelo, peor capacidad predictiva tiene. En este sentido, Lindzen y Happer afirman que «uno de los problemas más sorprendentes» es que los modelos más recientes (utilizados en el AR6 del IPCC) «son en realidad más inciertos que los anteriores».
Asimismo, Font describía en su libro los múltiples y complejos factores que incidían en el clima de nuestro planeta a largo plazo, de los que el CO2 es sólo uno de ellos. Lindzen y Happer van más allá y ponen de manifiesto que la evidencia paleoclimática muestra dos datos muy relevantes.
El primero es que el nivel de CO2 en la atmósfera es hoy de los más bajos... entre los últimos 600 millones de años. En este período, la concentración de CO2 en la atmósfera se ha movido entre un mínimo del 0,02% (por debajo de 0,015% no hay vida vegetal) y un máximo del 0,7%. Hoy se encuentra en el 0,04% (casi 20 veces por debajo del máximo), cifra sólo un poco superior al umbral de supervivencia por debajo del cual no habría vida vegetal ni vida humana por falta de alimento. En este sentido, el aumento del CO2 resulta tranquilizador.
El CO2 no determina la temperatura del planeta
El segundo elemento es que, con todas sus limitaciones, la evidencia paleoclimática muestra en determinadas épocas una relación inversa entre CO2 y temperatura. Cuando el CO2 estaba en sus máximos históricos de concentración atmosférica, las temperaturas del planeta se encontraban cerca de sus mínimos. En otros momentos de la historia de la Tierra, el CO2 tendía a subir unos 800 años después de la subida de la temperatura. Y esto nos indicaría quizá una correlación temporal inversa a la proclamada, es decir, que podría ser el aumento de temperatura el que produciría casi un milenio después un aumento del CO2, y no al revés. Por lo tanto, «ni las observaciones contemporáneas ni los registros geológicos apoyan la afirmación de que el CO2 sea el elemento de control del clima terrestre».
De hecho, en su primer informe (AR1, 1990), el propio IPCC lo reconocía incluyendo gráficos de temperaturas en distintas escalas temporales que mostraban con claridad períodos en los que la temperatura del planeta era claramente superior a la que tenía a finales del s. XX a pesar de que las concentraciones de CO2 fueran mínimas[9]. En el primer gráfico (aprox. últimos 10.000 años) se identifica con claridad el Máximo del Holoceno, mientras que en el segundo (aprox. desde el año 1.000 d.C hasta hoy) se identifica con claridad el Período Cálido Medieval, tras el que sobrevino, por razones que aún se ignoran, la Pequeña Edad de Hielo (aprox. 1350-1850), de la que estamos afortunadamente recuperándonos:
Este último gráfico del IPCC fue ratificado 20 añosdespués en un conocido estudio de temperaturas del hemisferio norte (Ljungqvist, 2010)[10]:
Lindzen y Happer también coinciden con Font en dos cuestiones adicionales. La primera es en considerar que, en todo caso, sería «pequeño y benigno» el calentamiento global coadyuvado por un aumento de gases de efecto invernadero, puesto que la Historia muestra que los períodos con una temperatura de unos pocos grados centígrados más «han sido buenos para la Humanidad».
La "saturación" del CO2
El segundo aspecto es el de la llamada «saturación del CO2», es decir, el hecho de que el CO2 se vuelve menos eficaz como gas invernadero a concentraciones más altas: «cada aumento de su concentración atmosférica de 50 ppm (0,005%) produce cada vez un menor cambio en forzamiento de la radiación o en la temperatura, de modo que si se dobla la concentración de CO2 en la atmósfera (de 400 ppm a 800 ppm), éste tendrá muy poco efecto de calentamiento. Este fenómeno de saturación explicaría por qué las temperaturas terrestres no eran catastróficamente altas con concentraciones de CO2 10 y 20 veces superiores a las actuales». Lo mismo afirmaba Font: «aunque las emisiones de gases invernadero sigan creciendo, el calentamiento tendrá un límite, alcanzado el cual (…) la temperatura media global se mantendría constante, independientemente de cualquier incremento posterior en la concentración de dichos gases».
Finalmente, Lindzen y Happer coinciden también con Font en la importancia de las nubes y en la dificultad que entraña «un sistema complejo y multifactorial» como es el clima, que Lindzen define sumariamente como «un sistema que consiste en dos fluidos turbulentos interactuando entre sí (la atmósfera y los océanos) en un planeta rotatorio que está calentado por el sol».
Cuando -antes- la AEMET no era una asociación de propagandistas, sino una institución científica seria, podía producir científicos de la talla de Font. Pretender eso hoy es imposible..."
Al menos, tras de tanto ruido, nos han ido quedando claras unas pocas conclusiones relevantes en esto: * Aparte de consideraciones climáticas, nuestro modelo del crecimiento económico basado en las energías por ahora realmente desarrolladas, está ya en grave Crisis de inviabilidad progresiva evidente... * En consecuencia, las grandes Compañías líderes de los Mercados van desinvirtiendo en combustibles fósiles y se proponen apostar por el negocio siguiente de su "Energía verde"... * Pero las "energías limpias" (hidráulica, eólica, solar, fotovoltaica, geotérmica, marina o biomasa) no podrán llegar tampoco ni al 50% de la potencia total prevista... * Y con energía eléctrica por las nuevas fuentes renovables (¡a su vez dependiente también de las anteriores!) no se podrá cubrir el 100% de tal déficit... [ver, como ejemplo entre otros, el post "Causa real de Políticas 'anti Cambio Climático': crisis, o decrecimiento, en materiales y energía" del 12/09/2023 publicado por este mismo blog = https://duendesatiricodelasnoches.blogspot.com/2023/09/causa-real-de-politicas-anti-cambio.html]
Después de días de máxima preocupación en las Comunidades afectadas y presiones desde todas partes para que el Estado aportare más medios que ayuden a trabajos de la extinción, Pedro Sánchez ha comparecido este domingo ante los medios de comunicación: el notición estrella, como cuestión prioritaria para estos días de INCENDIOS DESCONTROLADOS fue repetir su propuesta del año 2022 sobre "un gran pacto de ESTADO COMBATIENDO... EL CAMBIO Climático"...
"16 días de ola de calor que ha sufrido España. Según los registros históricos, es la mayor y más larga desde que tenemos registros históricos, que es desde 1975". Con estas palabras, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, justificaba en su discurso desde la localidad cacereña de Jarilla la necesidad de alcanzar pactos de estado sobre el clima para hacer frente a catástrofes como la actual racha de incendios que asola al país.
Sin embargo, este dato no es correcto: la ola de calor que termina ha sido excepcional, pero NO es la más larga desde que existen registros en España, y de hecho empata en 3ª posición con las de dos otros años. Ha habido otras 2 más largas en años previos según explicaba desde la mañana del martes la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en un hilo en la red social X (https://x.com/AEMET_Esp/status/1957561477906534870): "...En cuanto a duración, la ola de calor que termina fue superada por la de julio 2022 que duró 18 días, y el récord lo sigue manteniendo la de junio-julio de 2015. Durando 26 días, mantuvo prácticamente un mes entero a España bajo temperaturas extremas..."
No deben imputarse a CAMBIO Climático unas culpas en los incendios forestales que tan sólo les corresponderían muy claramente a otra MALA POLÍTICA con PPSOEtc. ¿Es que acaso no son de igual riesgo físico tantos bosques de Navarra, La Rioja o País Vasco más a salvo que todos esos ardientes en Cantabria, Castilla y León, Asturias, Galicia?
En prevenir incendios (para lo que aquí últimamente se destinaron 221 millones) España, mucho mayor, sufraga sólo 26% de lo que otros Estados invierten; como por ejemplo Grecia 837 millones [14 veces más por km2] o incluso el vecino de Portugal [615 millones: 15 veces por km2]. Así se extrae del "Informe Especial 16/2025: Financiación de la UE para luchar contra los incendios forestales" elaborado por el Tribunal de Cuentas de la UE, que analiza la manera en que los Estados miembros hicieron uso de la financiación de la Unión Europea para abordar la prevención, la preparación y la restauración frente a los incendios forestales: Entre tod@s peleando... pero sin debatir Presupuestos en el Parlamento a que obliga la Constitución durante años... ¡Y cada cual sólo aplaudiendo palabrería inútil de su partidismo contra los otros, pero sin actuar salvo para sus corruptos lucros, a plenas luces de los fuegos...! https://www.eca.europa.eu/es/publications?ref=SR-2025-16
Ahora, más que nunca, lo que toca es tratar CUANTO DEBE HACERSE y NO... vemos nunca. Lo demás es añadir escarnio al abandono criminal. Pero lo único que podemos hallar como señuelo es más uso carroñero para la competición de ruin turnismo interminable: cada cual nos convoca sólo al derrocar a l@s de la competencia que les ganó en cualquiera de los niveles de gestión que sufragamos; o para concretar 'nivel de las alarmas' que defina ser prioritario uno u otro de todos ellos dependiendo de por qué color estén siendo mandados hoy, sin CONCRETAR en qué iba eso a cambiar la desidia prolongada de tod@s. Creen obligada la fé ciega en que alguno mejora todo, seguro, por el sólo hecho de ser tal; ¡mas... NO!: arden Galicia (PP) o Asturias (PS) salvándose Rioja (PP) y Navarra (PS). ¿Cuáles vienen siendo para todo ello las DIFERENTES PRÁCTICAS en cada caso... y quién se planteará su corrección reincidiendo con lo que otros casos mostraron ya ser DE MENOS INEFICACIAS...?
Tod@s nuestr@s Representantes polític@s estatales, autonómic@s o locales tenían y tienen el grave deber de acordar unas MEDIDAS PREVENTIVAS CONCRETAS llevándolas a cabo en los marcos de las competencias de cada Administración, pero de una forma coordinada y colaborativa. Al final, como han demostrado estos días, los incendios no parecen estar muy al tanto de las fronteras humanas, igual que tampoco a los virus les preocupa demasiado nuestra distribución de la sanidad pública en zonas de salud. Ante una catástrofe de tales magnitudes, todas las Administraciones son responsables de hacer lo que para el caso en sus manos esté.
Por otra parte, además, todo esto ya lo decía con muchísima claridad Exposición de MOTIVOS EN LA LEY de Montes de 2003: «La ley designa a las administraciones autonómicas como las responsables y competentes en materia forestal, de acuerdo con la Constitución y los Estatutos de Autonomía. Al mismo tiempo, clarifica las funciones de la Administración General del Estado, fundamentadas en su competencia de legislación básica en materia de montes, aprovechamientos forestales y medio ambiente, además de otros títulos. En todo caso, opta con claridad por la colaboración y cooperación entre administraciones para beneficio de un medio forestal que no entiende de Fronteras administrativas. Por estos mismos motivos, se revitaliza el papel de las administraciones locales en la política forestal, concediéndoles una mayor participación en la adopción de decisiones que inciden directamente sobre sus propios montes, reconociendo con ello su papel como principales propietarios forestales públicos en España y su contribución a la conservación de unos recursos naturales que benefician a toda la sociedad».
Pues eso. Como decían en los anuncios de la tele hace ya medio siglo, si un monte se quema, algo suyo se quema. Que nuestr@s polític@s no entiendan algo tan básico es otro motivo más para la desafección y la desconfianza ciudadana...
Fue el historiador árabe Ibn Jaldún quien, mediado el siglo XIV, observó en su «Muqaddimah» que si bien «el desierto es la base y reserva de la civilización y las ciudades», los beduinos solían aspirar a la vida sedentaria urbana en tanto que los ciudadanos se desentendían de la naturaleza. El contraste entre lo rural y lo urbano se ha desarrollado así durante siglos, aunque sólo en nuestro tiempo se ha llegado al extremo de casi anular el primero para acentuar el segundo. En España, la población rural apenas llega al 16 por ciento del total, aunque su hábitat se extiende sobre más de las cuatro quintas partes del territorio. Las ciudades han vaciado una gran parte de su entorno, ensanchando su poder de atracción y desvinculando a sus moradores de su fundamento civilizatorio. Es en este contexto en el que, en las últimas décadas, el ecologismo radical ha encontrado el medio para imponer un supuesto conservacionismo que pugna por dejar a la naturaleza que siga su curso sin ninguna intervención, poniendo así tabas a la cultura rural, a su manejo de los recursos y a su habilidad para obtener un rendimiento de la tierra. Hoy el medio agrario desaparece bajo el influjo de unas instalaciones energéticas «renovables» que no le ofrecen nada para su desarrollo, al contrario de lo que hicieron los embalses que, si bien ahogaron valles y pueblos, proporcionaron el agua para los cultivos de regadío y el aumento de la producción de alimentos. Pero ahora la política agraria propugna su abandono ofreciendo rentas para no producir nada, en la confianza de que podremos importar barato lo que comemos -terrible credulidad ésta que puede llevarnos al hambre en el convulso siglo en el que vivimos, cuando los tambores de guerra resuenan con alarmante insistencia-. De este modo la cultura rural experimenta un borrado orwelliano que convierte a la especulación conservacionista en única verdad. Las ciudades se expanden así glamurosas, con sus parques y jardines, remedo de la naturaleza, hasta que ésta, como hemos vivido en estos días agosteños en los que quiebra el verano, dejada a su suerte, estalla en los colores del incendio y propaga la humareda que ahoga a sus habitantes.
"Si acaso hubiese algún grupo para quienes no están seguros de tener razón, perteneceríamos a él; pues toda idea equivocada termina en derramamiento de sangre, pero siempre la de otros..." (Albert Camus)
Al menos, tras de tanto ruido, nos han ido quedando claras unas pocas conclusiones relevantes en esto:
ResponderEliminar* Aparte de consideraciones climáticas, nuestro modelo del crecimiento económico basado en las energías por ahora realmente desarrolladas, está ya en grave Crisis de inviabilidad progresiva evidente...
* En consecuencia, las grandes Compañías líderes de los Mercados van desinvirtiendo en combustibles fósiles y se proponen apostar por el negocio siguiente de su "Energía verde"...
* Pero las "energías limpias" (hidráulica, eólica, solar, fotovoltaica, geotérmica, marina o biomasa) no podrán llegar tampoco ni al 50% de la potencia total prevista...
* Y con energía eléctrica por las nuevas fuentes renovables (¡a su vez dependiente también de las anteriores!) no se podrá cubrir el 100% de tal déficit...
[ver, como ejemplo entre otros, el post "Causa real de Políticas 'anti Cambio Climático': crisis, o decrecimiento, en materiales y energía" del 12/09/2023 publicado por este mismo blog = https://duendesatiricodelasnoches.blogspot.com/2023/09/causa-real-de-politicas-anti-cambio.html]
Después de días de máxima preocupación en las Comunidades afectadas y presiones desde todas partes para que el Estado aportare más medios que ayuden a trabajos de la extinción, Pedro Sánchez ha comparecido este domingo ante los medios de comunicación: el notición estrella, como cuestión prioritaria para estos días de INCENDIOS DESCONTROLADOS fue repetir su propuesta del año 2022 sobre "un gran pacto de ESTADO COMBATIENDO... EL CAMBIO Climático"...
ResponderEliminar"16 días de ola de calor que ha sufrido España. Según los registros históricos, es la mayor y más larga desde que tenemos registros históricos, que es desde 1975". Con estas palabras, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, justificaba en su discurso desde la localidad cacereña de Jarilla la necesidad de alcanzar pactos de estado sobre el clima para hacer frente a catástrofes como la actual racha de incendios que asola al país.
EliminarSin embargo, este dato no es correcto: la ola de calor que termina ha sido excepcional, pero NO es la más larga desde que existen registros en España, y de hecho empata en 3ª posición con las de dos otros años. Ha habido otras 2 más largas en años previos según explicaba desde la mañana del martes la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en un hilo en la red social X (https://x.com/AEMET_Esp/status/1957561477906534870): "...En cuanto a duración, la ola de calor que termina fue superada por la de julio 2022 que duró 18 días, y el récord lo sigue manteniendo la de junio-julio de 2015. Durando 26 días, mantuvo prácticamente un mes entero a España bajo temperaturas extremas..."
No deben imputarse a CAMBIO Climático unas culpas en los incendios forestales que tan sólo les corresponderían muy claramente a otra MALA POLÍTICA con PPSOEtc. ¿Es que acaso no son de igual riesgo físico tantos bosques de Navarra, La Rioja o País Vasco más a salvo que todos esos ardientes en Cantabria, Castilla y León, Asturias, Galicia?
ResponderEliminarEn prevenir incendios (para lo que aquí últimamente se destinaron 221 millones) España, mucho mayor, sufraga sólo 26% de lo que otros Estados invierten; como por ejemplo Grecia 837 millones [14 veces más por km2] o incluso el vecino de Portugal [615 millones: 15 veces por km2]. Así se extrae del "Informe Especial 16/2025: Financiación de la UE para luchar contra los incendios forestales" elaborado por el Tribunal de Cuentas de la UE, que analiza la manera en que los Estados miembros hicieron uso de la financiación de la Unión Europea para abordar la prevención, la preparación y la restauración frente a los incendios forestales:
EliminarEntre tod@s peleando... pero sin debatir Presupuestos en el Parlamento a que obliga la Constitución durante años... ¡Y cada cual sólo aplaudiendo palabrería inútil de su partidismo contra los otros, pero sin actuar salvo para sus corruptos lucros, a plenas luces de los fuegos...! https://www.eca.europa.eu/es/publications?ref=SR-2025-16
Ahora, más que nunca, lo que toca es tratar CUANTO DEBE HACERSE y NO... vemos nunca. Lo demás es añadir escarnio al abandono criminal. Pero lo único que podemos hallar como señuelo es más uso carroñero para la competición de ruin turnismo interminable: cada cual nos convoca sólo al derrocar a l@s de la competencia que les ganó en cualquiera de los niveles de gestión que sufragamos; o para concretar 'nivel de las alarmas' que defina ser prioritario uno u otro de todos ellos dependiendo de por qué color estén siendo mandados hoy, sin CONCRETAR en qué iba eso a cambiar la desidia prolongada de tod@s. Creen obligada la fé ciega en que alguno mejora todo, seguro, por el sólo hecho de ser tal; ¡mas... NO!: arden Galicia (PP) o Asturias (PS) salvándose Rioja (PP) y Navarra (PS). ¿Cuáles vienen siendo para todo ello las DIFERENTES PRÁCTICAS en cada caso... y quién se planteará su corrección reincidiendo con lo que otros casos mostraron ya ser DE MENOS INEFICACIAS...?
EliminarTod@s nuestr@s Representantes polític@s estatales, autonómic@s o locales tenían y tienen el grave deber de acordar unas MEDIDAS PREVENTIVAS CONCRETAS llevándolas a cabo en los marcos de las competencias de cada Administración, pero de una forma coordinada y colaborativa. Al final, como han demostrado estos días, los incendios no parecen estar muy al tanto de las fronteras humanas, igual que tampoco a los virus les preocupa demasiado nuestra distribución de la sanidad pública en zonas de salud. Ante una catástrofe de tales magnitudes, todas las Administraciones son responsables de hacer lo que para el caso en sus manos esté.
EliminarPor otra parte, además, todo esto ya lo decía con muchísima claridad Exposición de MOTIVOS EN LA LEY de Montes de 2003: «La ley designa a las administraciones autonómicas como las responsables y competentes en materia forestal, de acuerdo con la Constitución y los Estatutos de Autonomía. Al mismo tiempo, clarifica las funciones de la Administración General del Estado, fundamentadas en su competencia de legislación básica en materia de montes, aprovechamientos forestales y medio ambiente, además de otros títulos. En todo caso, opta con claridad por la colaboración y cooperación entre administraciones para beneficio de un medio forestal que no entiende de Fronteras administrativas. Por estos mismos motivos, se revitaliza el papel de las administraciones locales en la política forestal, concediéndoles una mayor participación en la adopción de decisiones que inciden directamente sobre sus propios montes, reconociendo con ello su papel como principales propietarios forestales públicos en España y su contribución a la conservación de unos recursos naturales que benefician a toda la sociedad».
Pues eso. Como decían en los anuncios de la tele hace ya medio siglo, si un monte se quema, algo suyo se quema. Que nuestr@s polític@s no entiendan algo tan básico es otro motivo más para la desafección y la desconfianza ciudadana...
Elisa de la Nuez
Fue el historiador árabe Ibn Jaldún quien, mediado el siglo XIV, observó en su «Muqaddimah» que si bien «el desierto es la base y reserva de la civilización y las ciudades», los beduinos solían aspirar a la vida sedentaria urbana en tanto que los ciudadanos se desentendían de la naturaleza. El contraste entre lo rural y lo urbano se ha desarrollado así durante siglos, aunque sólo en nuestro tiempo se ha llegado al extremo de casi anular el primero para acentuar el segundo. En España, la población rural apenas llega al 16 por ciento del total, aunque su hábitat se extiende sobre más de las cuatro quintas partes del territorio. Las ciudades han vaciado una gran parte de su entorno, ensanchando su poder de atracción y desvinculando a sus moradores de su fundamento civilizatorio. Es en este contexto en el que, en las últimas décadas, el ecologismo radical ha encontrado el medio para imponer un supuesto conservacionismo que pugna por dejar a la naturaleza que siga su curso sin ninguna intervención, poniendo así tabas a la cultura rural, a su manejo de los recursos y a su habilidad para obtener un rendimiento de la tierra. Hoy el medio agrario desaparece bajo el influjo de unas instalaciones energéticas «renovables» que no le ofrecen nada para su desarrollo, al contrario de lo que hicieron los embalses que, si bien ahogaron valles y pueblos, proporcionaron el agua para los cultivos de regadío y el aumento de la producción de alimentos. Pero ahora la política agraria propugna su abandono ofreciendo rentas para no producir nada, en la confianza de que podremos importar barato lo que comemos -terrible credulidad ésta que puede llevarnos al hambre en el convulso siglo en el que vivimos, cuando los tambores de guerra resuenan con alarmante insistencia-. De este modo la cultura rural experimenta un borrado orwelliano que convierte a la especulación conservacionista en única verdad. Las ciudades se expanden así glamurosas, con sus parques y jardines, remedo de la naturaleza, hasta que ésta, como hemos vivido en estos días agosteños en los que quiebra el verano, dejada a su suerte, estalla en los colores del incendio y propaga la humareda que ahoga a sus habitantes.
ResponderEliminarMikel Buesa (30/8/25, en 'La Razón')