jueves, 11 de abril de 2024

Ucrania: ¿el principio del Fin ya?... ¡tras (hasta más de) dos años, inmolándose por la OTAN...!

  
 
'La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz' (Thomas Man)
 
"Al igual que un Sol por la mañana disipa -muy lenta... pero inexorablemente...- la neblina, el paso del tiempo termina dibujando con claridad las líneas que separan mentiras de verdades. El mismo día en que -hace casi un año- comenzaba, ya se predecía el fracaso de una 'contraofensiva' ucraniana, tan jaleada por la voluntarista prensa occidental; y hasta hubo quien añadió que terminaría en el peor de los casos «como la suicida Carga de la Brigada Ligera» ['La lenta derrota de Ucrania']

El desastre ha sido clamoroso, y probablemente pase a los anales de la historia militar como una de las mayores y más inútiles pérdidas de vida humana de los conflictos bélicos modernos. Las fuerzas ucranianas, armadas y entrenadas con la OTAN, fueron lanzadas a muerte por cortoplacistas intereses geopolíticos sin que lograran en muchos casos llegar siquiera a la primera línea de defensa rusa, cuya eficaz estrategia de defensa estática diezmó a los atacantes, que podrían haber sufrido del orden de 160.000 bajas. En vez de construir con realismo defensas sostenibles, Zelensky, animado por Occidente y desde la seguridad de su búnker en Kiev, ordenó una ofensiva absurda en la que perdió su ejército y su moral de victoria. Estas son las consecuencias de dedicarse a ganar la guerra de la propaganda en vez de dedicarse simplemente a ganar la guerra, como ha hecho Rusia. Pronto la única línea defensiva viable será el río Dniéper.

La pérdida de Avdiivka

El rotundo fracaso de la contraofensiva ucraniana y la posterior pérdida de la población fortificada de Avdiivka ha debilitado irreparablemente la posición de Ucrania y acelerado su derrota. Para ser los defensores, las tropas ucranianas sufrieron un número desproporcionado de bajas en Avdiivka. Los motivos han sido variados.
 
 
El primero ha sido la abrumadora ventaja artillera enemiga, que incluso el alto mando ucraniano cuantifica ya en 6 a 1 (siendo la cifra real quizá el doble). «La artillería lo es todo», decía Napoleón, sobre todo «cuando converge con fuego nutrido sobre un punto». Doscientos años más tarde el fuego de artillería sigue provocando hasta el 75% de las bajas en batalla.

El segundo ha sido el notable incremento de la actividad aérea rusa con bombardeos de precisión masivos que aprovechan el ingenioso sistema UMPC para convertir bombas «tontas» (de caída libre) en bombas guiadas de forma barata. Parecido al JDAM norteamericano, se trata de un sistema de planeo mediante alas desplegables a las que se adjunta una unidad de control que dirige la bomba con precisión. Gracias al planeo, la bomba puede ser lanzada desde gran altitud a una distancia segura de hasta 70 km del objetivo, es decir, fuera del alcance de la defensa aérea ucraniana. Este uso ha dado una segunda vida útil al vasto arsenal de bombas pesadas que posee Rusia, de gran potencia destructiva e impacto psicológico.

Una tercera causa es que, según todos los indicios, fueron abandonadas posiciones en una retirada caótica ucraniana para evitar el inminente cierre del cerco a la ciudad. Una retirada desordenada o en pánico es una de las más peligrosas situaciones en que puede verse inmerso un ejército, pues causa un enorme número de bajas y facilita la toma de numerosos prisioneros, como ocurrió en Avdiivka.
 
 
Por último, la injustificable destitución del competente general Zaluzhny, decidida por parte del aún presidente Zelensky por razones exclusivamente políticas (las encuestas mostraban que era mucho más popular que él [newsweek.com]), también ha contribuido a un lógico deterioro de la voluntad de lucha del bando ucraniano. 

Que sea destituido un general competente y en plena guerra enviado a una embajada lejana es un indicio más de la amoralidad sin orillas del títere gobierno ucraniano y de su titiritero, la Administración Biden, responsables últimos de la destrucción de Ucrania... Probablemente el siguiente paso de Rusia sea la toma del bastión de Chasiv Yar, lo que implicaría prácticamente el fin de la conquista del Donbass. Asimismo, es posible que Zaporiyia y Jersón vuelvan a ser escenarios clave de la acción bélica antes del verano.

El posible colapso de las líneas ucranianas

El sustituto de Zaluzhny, el general Syrsky, reconocía recientemente en una entrevista que la situación era «realmente difícil y tensa», y que Rusia «estaba llevando a cabo ofensivas en un frente muy amplio [ukrinform.net]». Apenas mencionaba las armas enviadas por Occidente, que naturalmente no han cambiado el curso de la guerra sino su duración (para desgracia de Ucrania). Asimismo, admitía tácitamente que no habían construido líneas fortificadas entre Avdiivka y Jarkov (¿dónde ha ido a parar el dinero destinado a ello?), ciudad esta última que posiblemente Occidente dé por perdida. Quizá por eso, Macron la omitió en sus recientes bravuconadas sobre supuestas líneas rojas que Francia no toleraría (Kiev y Odessa), baladronadas que él denomina con elegancia muy francesa «ambigüedad estratégica».
  
  
Finalmente, el nuevo comandante en jefe ucraniano también admitía la carencia de vehículos (lo que ha llevado a transformar brigadas mecanizadas en otras de infantería [MilitaryLand.net]), la falta de munición y tropas así como las de rotación o descanso para éstas. Por ejemplo, la 110 Brigada Mecanizada ha estado ininterrumpidamente en primera línea en Avdiivka desde el comienzo de la guerra, ya 2 largos años.

Ucrania podría haber perdido desde el principio del conflicto más de 450.000 hombres, frente a un mínimo de 60.000-75.000 rusos, órdenes de magnitud (la precisión es imposible) inversas a las que publicita la despistada prensa occidental. En cualquier caso, un horror, como toda guerra.

La fatiga y el decaimiento de la voluntad de lucha de los ucranianos también aparece reflejado en encuestas en la propia Ucrania, a pesar de la propaganda de su gobierno. Según Gallup, el apoyo a una continuación de la guerra es de sólo el 52% en las regiones del Este y del 45% en las del Sur. Incluso en el Oeste, más nacionalista y alejado del frente, el apoyo a la continuación de la guerra ha disminuido al 70% [gallup.com]. Tampoco existe evidencia alguna de que los ucranianos emigrados desde el comienzo de la guerra estén volviendo a luchar por su país, y la nueva ley aprobada por Zelensky para reducir la edad para alistarse ha resultado enormemente impopular.
 
          

Parece claro el que los rusos no tienen prisa; ni pretenden realizar ofensivas espectaculares, que suelen ser frágiles y pueden resultar efímeras. Sin embargo, si sus tropas -con mayor número y maniobrabilidad...- son capaces de concentrar su capacidad ofensiva en algún punto de un frente que resulta demasiado largo para ser defendido por el bando más débil, cabe la posibilidad del que se desmorone la resistencia ucraniana precipitándose los acontecimientos en tiempo y espacio: al igual que para mecánica, la fuerza bélica es producto de masa por aceleración... Y en cualquier caso, los rusos aplicarán su refrán: «si vas demasiado deprisa alcanzarás la desgracia; pero si caminas demasiado lento, la desgracia te alcanzará a ti». Con su frialdad característica, sólo acometerán una ofensiva en masa si tienen claro que no van a encontrar oposición.

De producirse el colapso ucraniano, este sería el principio del fin de una guerra en la que el innegable heroísmo de las tropas ucranianas no ha podido compensar el irresponsable -e inútil...- liderazgo político del país, dirigido por los intereses extranjeros y exageradamente enfocado en sus éxitos propagandísticos.

La derrota inevitable

La mayor parte de estamentos políticos y militares occidentales parece ser ya consciente de que la derrota militar de Ucrania es inevitable, como filtró la prensa francesa recientemente [marianne.net]. Esto no sorprenderá sino a los incautos consumidores de medios, los cuales han tenido que cambiar su triunfalista relato sobre la marcha. La abrupta salida de la Subsecretaria de Estado yanqui Nuland, la figura neoconservadora más fanática y beligerante contra Rusia del gobierno Biden (autora de la famosa frase «que se joda la UE» [lavanguardia.com]), es otro indicio de que en Occidente se empieza a oler a fracaso. 

Y a pesar de la propaganda, incluso en Europa sólo el 36% de los europeos considera que las ayudas a Ucrania deben considerarse algo prioritario [Euronews]... y menos del 10% cree ya que Ucrania ganará la guerra [The Guardian].
 
 
Contrariamente a lo que afirman los medios, el avance ruso parece lento y metódico, destinado a conservar las vidas de sus propios efectivos y a destruir sistemáticamente la capacidad de combate del ejército ucraniano. Sus ambiciones geográficas parecen centrarse en las cuatro regiones ya anexionadas a Rusia y probablemente en una parte adicional importante de la zona oriental del río Dniéper, mientras en el sur su objetivo de máximos sería establecer un corredor paralelo al mar Negro hasta Odessa y Moldavia para aislar a la futura Ucrania del mar.

La lógica dicta que el objetivo de Rusia nunca fue para ganar más territorio... de Ucrania ni, desde luego, atacar otros países europeos miembros de la OTAN. De hecho, que los medios occidentales se sigan haciendo eco de una patraña tan burda produce cierto sonrojo aunque no sorprende, pues se han pasado dos años haciendo el ridículo. 

Más sorprende, sin embargo, el que todavía nos lo repita un secretario de Defensa norteamericano a sabiendas de su falsedad [newsweek.com], lo que demuestra hasta qué punto la Administración Biden se revuelca en descrédito.

En cualquier caso, la «operación militar especial», como cínicamente sigue denominándola Rusia, ha desembocado en una guerra de trágicas proporciones (especialmente para Ucrania) que cambiará el mundo y pudiere suponer una derrota estratégica para EEUU y la OTAN, posibilidad que convertiría esta fase crepuscular del conflicto en la más peligrosa e imprevisible de la guerra. En efecto, con un Occidente arrinconado entre sus propios errores y aplastado por un Himalaya de falsas expectativas desde creación propia bien se puede provocar alguna escalada del conflicto de impredecibles consecuencias. Ésta es la última esperanza de Zelensky, y lo que más debemos temer los ciudadanos europeos.
  
  
Una nueva forma de hacer la guerra

Desde el punto de vista militar, esta guerra ha puesto de manifiesto, una vez más, que las guerras del futuro serán muy distintas de las del pasado. Es ésta una constante en la Historia que, sin embargo, no parece modificar la esclerosis pedagógica (posiblemente inevitable) de los estados mayores, que en tiempos de paz siempre entrenan a sus ejércitos para ganar la última guerra pasada.

Cayendo en el mismo error y sin saber qué deparará el futuro, cabe permitirnos extraer algunas lecciones de la guerra presente. En primer lugar, en conflictos entre ejércitos modernos (y no contra desharrapados pobremente armados, que son la especialidad de EEUU en las últimas décadas), las tecnologías actuales permiten a los contendientes observarse mutuamente en tiempo real convirtiendo en vulnerable cualquier concentración de fuerzas y dificultando todo 'efecto sorpresa'. Tal hecho sólo podrá cambiar si se crean armas eficaces en interferir, cegar o destruir los ojos del enemigo, incluyendo los satélites, sea desde bases terrestres o espaciales.

Asimismo, la integración en tiempo real en la misma plataforma de los datos ISR (Intelligence, Surveillance & Reconnaissance) con artillería, aviación, misiles y drones permite la eliminación de unidades enemigas segundos o escasos minutos después de haber sido localizadas, antes de que puedan cambiar de posición.
 
                                         
  
Precisamente por esta limitación, ha cobrado mayor importancia la movilidad de las fuerzas, de modo que la ventaja esté del lado de quien pueda concentrarse con mayor rapidez en un punto determinado o incluso amagar con fintas que desconcierten y agoten al adversario, como está haciendo Rusia a lo largo del frente. Para ello, serán claves la logística y la velocidad de traslado (a su vez afectado por factores exógenos como el terreno y las infraestructuras existentes en la línea de frente).

Otra novedad ha sido la revalorización de los arsenales estratégicos, una especialidad soviética, que permiten cubrir el intervalo de tiempo existente entre la ruptura de las hostilidades y el incremento de la producción de armamento a ritmos adecuados a tiempos de guerra.
  

 
Por último, los drones han supuesto una revolución. A lo largo de la Historia, los avances tecnológicos han ido variando el equilibrio entre los elementos ofensivos y defensivos de la guerra. Al igual que la pólvora hizo obsoleta a la caballería y la artillería a las murallas, o al igual que los misiles anticarro o antiaéreos redujeron la ventaja de carros y aeronaves, los relativamente baratos drones supondrán a partir de ahora una amenaza muy seria para el hardware pesado, ya se trate de carros de combate (en el caso terrestre) o de carísimos buques de combate de gran tonelaje (en el caso naval).

Ucrania, probablemente con ayuda británica, ha obtenido éxitos notables en el hundimiento de buques rusos de la Flota del Mar Negro mediante el uso nocturno de drones navales con tácticas de saturación, es decir, mediante ataques simultáneos. Además, los drones son dirigidos a una misma banda del buque, para que escore y se hunda más rápidamente. Por el momento, estos ataques no han podido neutralizarse eficazmente ni con drones aéreos ni con cortinas de fuego desde los propios buques, y han contribuido al deterioro de la moral del enemigo. Dicho eso, sus éxitos han tenido más valor propagandístico que militar, pues para Ucrania la guerra se decide por tierra y no en la mar (salvo si se produce un desembarco anfibio en Odessa).
 

   
El horror de la guerra

Nos quedará todavía el analizar las posibles consecuencias estratégicas y a largo plazo por este conflicto, pero no se debería dejar de hacer antes una reflexión. Este análisis necesariamente frío no deben hacernos olvidar la tragedia humana que supone toda guerra: horrores que provocan sus consecuencias devastadores.

La guerra cambia, pero en cualquier caso todavía las víctimas mueren como siempre, y los vivos igualmente les lloran..." 
   
 

 
P.S.
Si "el paso del tiempo termina dibujando con claridad las líneas que separan mentiras de verdades", también, lo hará sobre la presente carnicería en Gaza: véase, por ejemplo, la siguiente noticia leída hoy mismo en un prominente diario de Tel Aviv...  

 


6 comentarios:

  1. ¡Muy de acuerdo... pero, también, mucho cuidado ante cualquier eventual optimismo ingenuo a la luz de tantos hechos ciertos reseñados!

    Nunca implica una fiera mayor peligro que si ya llegó a sentirse perdida mientras que aún tiene agresividad... Y cuanto más derrotados estén los brazos de la 'hidra' (USA... esta vez sobre Palestina o/y Ucrania) peor será nuestro riesgo del llegarnos a encontrar inmersos con graves consecuencias... ¡en Guerra!

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    1. Resulta muy sintomático leer el punto de vista chino que se cuela en una colaboración publicada por 'The Economist' (Londres) anteayer. Tras constatarse la DEBACLE DE CONTRAOFENSIVA UCRANIANA el profesor Feng Yujun, de la Universidad de Pekín, decía:

      "La guerra entre Rusia y Ucrania ha sido catastrófica para ambos países. Dado que ninguna de las partes disfruta de ventajas abrumadoras y sus posiciones políticas están en completo desacuerdo, ES POCO PROBABLE QUE TERMINE PRONTO el combate... 4 factores principales influirán en el curso de la guerra. El 1º es el nivel de resistencia y unidad nacional mostrado por los ucranianos, hasta ahora extraordinario. 2º es el apoyo internacional a Ucrania, que sigue siendo amplio. 3º naturaleza de la guerra moderna, que gira en torno a combinación de poder industrial y sistemas de mando, control, comunicaciones e inteligencia. Una de las razones por las que Rusia lucha en esta guerra es que aún no se recuperó de la dramática desindustrialización sufrida tras desintegrarse la URSS. Y último factor es la información. Cuando se trata de tomar decisiones, Vladimir Putin está atrapado en una maraña de información... Sus homólogos ucranianos son más flexibles y eficaces.

      Combinados, tales factores hacen inevitable la eventual derrota de Rusia. Con el tiempo se verán obligados a RETIRARSE DE TODO TERRITORIO OCUPADO, incluida Crimea. Su capacidad nuclear no es garantía de éxito. ¿No se retiró Estados Unidos con armas nucleares de Corea, Vietnam y Afganistán?

      Aunque la guerra ha sido enormemente costosa para Ucrania, se ha DESTROZADO EL MITO DE RUSIA INVENCIBLE militarmente. Ucrania, cuando termine la guerra, podrá esperar la posibilidad de unirse a la UE y la OTAN. La guerra condenó al régimen de Putin a un amplio aislamiento internacional. También ha tenido que lidiar con difíciles corrientes políticas internas, desde la rebelión de los mercenarios del Grupo Wagner y otros focos militares (por ejemplo, en Belgorod) hasta las tensiones étnicas en varias regiones rusas y el reciente ataque terrorista en Moscú. El riesgo político en Rusia es muy alto. Putin ha sido reelegido recientemente, pero se enfrenta a todo tipo de posibles acontecimientos tipo cisne negro.

      Sumándose a ellos, la guerra convenció a cada vez más ex repúblicas soviéticas de que la ambición imperial de Rusia amenaza su independencia, soberanía e integridad territorial. Cada vez más conscientes de que LA VICTORIA RUSA ESTÁ FUERA DE DISCUSIÓN, esos estados distanciándose de Moscú en diferentes maneras, desde forjar políticas de desarrollo económico que sean menos dependientes de Rusia hasta aplicar políticas exteriores más equilibradas. Como resultado, las perspectivas para la integración euroasiática que Rusia defiende se han atenuado.

      Mientras tanto, la guerra ha hecho que Europa se dé cuenta de la enorme amenaza que la agresión militar de Rusia representa para la seguridad del continente y el orden internacional, poniendo FIN A TODA DISTENSIÓN, TRAS LA GUERRA FRÍA, entre la UE y Rusia. Muchos países europeos han abandonado sus ilusiones sobre la Rusia de Putin.

      ... ... ... [continuará]

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    2. [continúa]

      Al mismo tiempo, la guerra ha sacado a la OTAN de lo que Emmanuel Macron, el presidente francés, llamó su estado de “muerte cerebral”. Dado que la mayoría de los países de LA OTAN AUMENTÓ SU GASTO MILITAR, el despliegue avanzado de la alianza en Europa del Este se ha visto enormemente reforzado. La incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN pone de relieve la incapacidad de Putin de utilizar la guerra para impedir la expansión de la alianza.

      La guerra también ayudará a remodelar el Consejo de Seguridad de la ONU. Ha puesto de relieve la incapacidad del organismo para asumir eficazmente su responsabilidad de mantener la paz mundial y la seguridad regional debido al abuso del poder de veto por parte de algunos miembros permanentes. Esto ha irritado a la comunidad internacional, aumentando las posibilidades de que se acelere la reforma del Consejo de Seguridad. Es probable que Alemania, Japón, India y otros países se conviertan en miembros permanentes y los cinco miembros permanentes actuales podrían perder su poder de veto. Sin reformas, la parálisis que se ha convertido en el sello distintivo de su CONSEJO DE SEGURIDAD LLEVA A MAYOR PELIGRO aún al mundo.

      Las relaciones de China con Rusia no son fijas y se han visto afectadas por los acontecimientos de los últimos dos años. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, acaba de visitar Beijing, donde él y su homólogo chino volvieron a subrayar los estrechos vínculos entre sus países. Pero el viaje parece haber sido más un esfuerzo diplomático de Rusia para demostrar que no está sola que un amor genuino. Observadores astutos señalan que la postura de China hacia Rusia ha pasado de la postura de “sin límites” de principios de 2022, antes de la guerra, a los principios tradicionales del “NO ALINEACIÓN O CONFRONTACIÓN NI ATACAR A TERCEROS”.

      Aunque China no se ha sumado a las sanciones occidentales contra Rusia, no las ha violado sistemáticamente. Es cierto que China importó más de 100 millones de toneladas de petróleo ruso en 2023, pero eso no es mucho más de lo que compraba anualmente antes de la guerra. Si deja de importar petróleo ruso y, en cambio, lo compra en otros lugares, sin duda CHINA SUBIRÍA EL PRECIO GLOBAL DEL PETRÓLEO, ejerciendo una enorme presión sobre la economía mundial.

      Desde que comenzó la guerra, China ha llevado a cabo dos rondas de mediación diplomática. El éxito ha resultado difícil de alcanzar, pero nadie debería dudar del deseo de China de poner fin a esta cruel guerra mediante negociaciones. Ese deseo demuestra que China y Rusia son países muy diferentes. Rusia busca subvertir el orden internacional y regional existente mediante la guerra, mientras que CHINA QUIERE RESOLVER DISPUTAS PACÍFICAMENTE.

      Mientras Rusia sigue atacando posiciones militares, infraestructuras y ciudades críticas de Ucrania, y posiblemente dispuesta a intensificar aún más la situación, parecen REMOTAS LAS POSIBILIDADES DE ARMISTICIO al estilo coreano. En ausencia de un cambio fundamental del sistema político y la ideología de Rusia, el conflicto podría congelarse. Eso sólo permitiría que Rusia siguiere lanzando nuevas guerras después de un respiro, poniendo al mundo en un peligro aún mayor."

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  2. "El desafío no es el Partido Republicano; son CUENTAS QUE NO CUADRAN: UCRANIA necesita más soldados de los que puede desplegar, incluso con políticas draconianas de reclutamiento. Y necesita más material del que EEUU puede proporcionar. Esta realidad debe informar cualquier política futura.

    La administración Biden ha ejercido una presión cada vez mayor para que se apruebe un paquete de ayuda suplementario de más de 60.000 millones de dólares para Ucrania. Voté en contra de este paquete en el Senado y sigo oponiéndome a prácticamente cualquier propuesta para que continuemos financiando esta guerra. Biden no ha logrado articular ni siquiera los hechos básicos sobre lo que Ucrania necesita y cómo su ayuda cambiará la realidad sobre el terreno. Sugiere que un suplemento de 60 mil millones de dólares significa la diferencia entre victoria y derrota en una guerra importante entre Rusia y Ucrania. Eso apenas es una fracción de lo que se necesitaría para cambiar el rumbo a favor de Ucrania. Pero esto no es sólo. Fundamentalmente, CARECEMOS DE LA CAPACIDAD para fabricar la cantidad de armas que Ucrania necesita que le suministremos para ganar la guerra.

    El Ministro de Defensa de Ucrania estimó que la necesidad básica del país para estos proyectiles de artillería de 155 mm. era de más de 4 millones por año, pero que podría disparar hasta 7 millones si esa cantidad estuviera disponible. Desde el inicio del conflicto, EEUU ha hecho todo lo posible para aumentar esa producción. Aproximadamente hemos duplicado nuestra capacidad y ahora podemos producir 360.000 por año, menos de una décima parte de lo que Ucrania dice necesitar. El objetivo de la administración es llegar a 1,2 millones (un 30% de lo necesario) para fines de 2025. Esto costaría muy caro a los contribuyentes estadounidenses y, al mismo tiempo, arrojaría un resultado desagradablemente familiar: OTRO FRACASO en el extranjero.

    Esta misma semana, el máximo comandante militar estadounidense en Europa argumentó que, a falta de más ayuda en materia de seguridad, Rusia pronto podría tener una ventaja de artillería de 10 a 1 sobre Ucrania. Lo que no acaparó tantos titulares es que la ventaja actual de Rusia es de al menos 5 a 1, incluso después de todo el dinero que hemos invertido en el conflicto. Ninguna de estas proporciones conduce de manera plausible a la victoria ucraniana. Los defensores de la ayuda estadounidense a Ucrania han argumentado que nuestro enfoque ha sido una bendición para nuestra propia economía, al crear empleos aquí en las fábricas que fabrican armas. Pero nuestros intereses de seguridad nacional pueden estar (y a menudo lo están) separados de los económicos. La idea de que deberíamos PROLONGAR UNA GUERRA SANGRIENTA Y ESPANTOSA porque ha sido buena para las empresas estadounidenses es grotesca.

    Podemos y debemos reconstruir nuestra base industrial SIN ENVIAR PRODUCTOS A UN CONFLICTO EXTRANJERO. La historia es la misma cuando miramos otras municiones. Por ejemplo el sistema de misiles Patriot, nuestra principal arma de defensa aérea. Es de tal importancia en esta guerra que el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania los ha exigido específicamente. Esto se debe a que sólo en marzo, Rusia supuestamente lanzó más de 3.000 bombas aéreas guiadas, 600 drones y 400 misiles contra Ucrania.

    [continuará] ... ... ...

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    1. ... ... ... [continúa]

      Para defenderse de esos ataques, el presidente ucraniano, Zelensky, indica que necesitan miles de interceptores Patriot al año. El problema es este: EEUU sólo fabrica 550 por año. Si aprobamos el paquete de ayuda suplementario que actualmente se está considerando en el Congreso, podríamos potencialmente aumentar la producción anual a 650, pero eso sigue siendo MENOS QUE UN TERCIO DE LO NECESARIO para Ucrania.

      Estas armas no sólo las necesita Ucrania. Si China pusiera su mirada en Taiwán, el sistema de misiles Patriot sería fundamental para su defensa. De hecho, EEUU ya prometió enviar a Taiwán misiles Patriot por valor de casi 900 millones de dólares, pero la entrega de esas armas y otros recursos esenciales se ha retrasado gravemente, en parte debido a la escasez causada por la guerra en Ucrania. Si esto suena mal, la situación de la mano de obra en Ucrania es aún peor. He aquí lo básico: Rusia tiene casi 4 veces la población de Ucrania. Ucrania necesita más de medio millón de nuevos reclutas, pero cientos de miles de hombres EN EDADES DE LUCHAR HAN HUÍDO ya del país. El soldado ucraniano promedio tiene aproximadamente 43 años , y muchos han servido ya 2 años en el frente con pocas o ninguna oportunidad de dejar de luchar.

      Después de años del conflicto, en algunas aldeas CASI NO QUEDAN HOMBRES. El ejército ucraniano ha recurrido a coaccionarles para entrar en servicio, y las mujeres han organizado protestas exigiendo el regreso de sus maridos y padres después de largos años de servicio en el frente. Se informó de algún caso en el que el ejército ucraniano intentó reclutar a un hombre con discapacidad mental diagnosticada. Muchos en Washington parecen pensar que cientos de miles de jóvenes ucranianos han ido a la guerra con una canción en el corazón y están felices por etiquetar cualquier pensamiento en sentido contrario como propaganda rusa. Pero los principales periódicos de ambos lados del Atlántico informan que la situación sobre el terreno en Ucrania es sombría.

      Estas realidades matemáticas básicas eran ciertas, pero discutibles, al comienzo de la guerra. Eran obvios e incontestables hace un año, cuando el liderazgo estadounidense trabajó estrechamente con Zelensky para emprender una DESASTROSA CONTRAOFENSIVA. La mala noticia es que aceptar la realidad bruta habría sido de gran utilidad la primavera pasada, antes de que los ucranianos lanzaran esa campaña militar extremadamente costosa y fallida. La buena noticia es que incluso ahora una estrategia defensiva puede funcionar. Excavar con zanjas antiguas, cemento y minas terrestres es lo que permitió a Rusia capear la contraofensiva de Ucrania en 2023. Nuestros aliados en Europa también podrían apoyar mejor esa estrategia. Si bien algunos países europeos han proporcionado recursos considerables, la carga del apoyo militar hasta ahora ha recaído más en Estados Unidos.

      Al comprometerse con una estrategia defensiva, Ucrania puede preservar su valioso personal militar, detener la hemorragia y dar tiempo para que comiencen negociaciones. Pero esto requeriría que tanto el liderazgo estadounidense como el ucraniano aceptaran que lo declarado por Zelensky para la guerra –EL retorno a las fronteras de 1991– es UN OBJETIVO FANTÁSTICO.

      La Casa Blanca ha dicho una y otra vez que no puede negociar con el presidente Vladimir Putin de Rusia. Esto es absurdo. La administración Biden no tiene NINGÚN PLAN VIABLE para que los ucranianos ganen esta guerra. Cuanto antes los estadounidenses enfrenten esta verdad, antes podremos arreglar este desastre y negociar la paz."

      (JD Vance, senador por Ohio, 'The New York Times' -15/4/24)

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    2. Las cuentas echadas [por este Senador yanqui] son irrebatibles: abandonarán -destrozada- Ucrania como Vietnam, Afganistán, Irak, Libia o Siria... dejándonos la Guerra que no seguirán y para la cual hoy 'exigen' nuestros Más Armamentos.

      ¡Esta UE [OTAN] como "el Siervo Tonto de lo sin-Ley" que decretan desde USA!
      .

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