martes, 12 de agosto de 2014

"VALPOESÍA": dos lustros con Fiestas poéticas populares del vecindario en VALDANZO, Soria

 
 
Existe un modesto lugar, en tierras de nuestra Castilla la Vieja siempre poblada por labradores del pan llevar, hace ya 700 años citado por aquella protoguía verde remota para filoecologismo avant-la-lettre que supuso entonces el "libro de Caças del Infante don Juan Manuel"... y donde al comenzar a emplearse tractores [medio siglo atrás] fue descubierto cierto singular mosaico romano -resto del suelo de una villa, enterrada durante milenios, bajo los cereales del término de San Pedro- antes nunca topable con otros arados menos incisivos...


Allí, en esa otrora Villa de Valdanzo -entre Señoríos del condestable D. Álvaro de Luna integrada, desde Ayllón, u Obispados de Osma...- y anexa pedánea hoy del municipio Langa de Duero, comenzó años ha esta conspicua celebración artística debida por entero a la ya muy exigua [re]unión de sus convecinos...   
 

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Junto  al río que con hijuelilla vecinal de Valdanzuelo comparte nombre y antaño llegó a mover media docena de molinos hállase bosquecillo de 'viga' maderera -cabe cuya umbría son arropadas, ante cierta fuente "romana..." resistente, las efemérides tradicionales de su comunidad- tan sólo llamado (en vez de 'choperas' o 'alameda'...) la 'Pradera'...         
 
Por ahí pasa también la ruta que indican como 'Camino en destierros del Cid', desde otro contiguo Castillejo de Robledo (topónimo ahora de aquel 'robledal de Corpes' en el que fue la célebre 'deshonra' o afrenta por los Condes de Carrión a Doña Elvira y Dª Sol, las dos hijas del mismísimo D. Rodrigo Díaz de Vivar), donde pueden verse todavía restos de su iglesia templaria con varios capiteles entre -muy probable mente- lo más 'erótico festivo' aún conservado...
 
Además, otros muy sencillos asentamientos poblacionales próximos a tan sólo una escasa legua de distancia son Miño de S. Esteban -en dirección hasta la fortaleza de Gormaz- y Fuentecambrón (por rumbos espectaculares, hacia Montejo de T[i]ermancia o el cañón del Caracena), como ejemplo; e inmediatamente después asimismo queda también a gran cercanía el embalse Linares del Arroyo, con su notable reducto medieval de Maderuelo, junto al Parque natural Hoces del río Riaza...     
 
 
Por otra parte, no lejos (y tanto equidistante del propio núcleo municipal con el burgalés de Aranda como, a su vez, casi aledaño de otras históricas monumentalidades en Peñaranda...), un rico gran Seminario monástico agustino denominado Nuestra Señora Sta. Mª de la Vid guarda raíz del artesano cultivo que por la zona ya dio antiquísimos odres al vino Ribera del Duero...
 
Valdanzo, en fin, ha sido cuna de algún artista plástico... Pero, sobre todo, son de notoria nombradía sus plumas del último siglo: Emilio del Río Maeso, S.J (1928); el hijo de su prima hermana Isabel Maeso, conocido como 'Xabier Rekalde' por pseudónimo habitual tras una tempranera emigración todavía nonato, Francisco Javier Ayuso Maeso (1951/2006); y una hija del otro hermano de aquélla misma -Silvino Maeso Alcántara- con María Fda. Arribas Alcalde, o sea, la ya internacionalmente muy reconocida Mª Ángeles Maeso (1955)...
 
Si este curso 2014-2015 en el que vamos a entrar se vuelve a repetir otra edición siguiente por las animosas y meritorias gentes del 'VALPOESÍA'', podrían cumplir ya una primera década, desde aquella ocasión inaugural sembrada en 2006. ¡Ojalá que así sea!
 
 

1 comentario:

  1. LA REBELIÓN DE LOS ÁRBOLES

    No me queda otra que estar de acuerdo con la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, respecto a su justificación de la lluvia de materia vegetal que estos días soportan los vecinos de la capital. La edil señalaba como algo "normal" la caída de ramas…

    Madrid tiene muchísimos árboles, su patrimonio es excepcional: más de 2.000.000 y muchos ejemplares muy viejos. Hasta hace 20 años las podas eran tan salvajes que se acuñó el término ‘poda-tala’. Llegaban las brigadillas y en un pis-pás con la motosierra dejaban un árbol frondoso convertido en palitroque. Los expertos señalan que un corte de más de 20 cm. es difícil de asimilar por el árbol, convirtiéndose en puerta de entrada de insectos xilófagos, microorganismos y animales que anidan en el hueco, pudriéndole las entrañas.

    Los ejemplares mal podados entonces, son los que hoy aparecen huecos y podridos con esa lepra vegetal que los desmembra sobre nosotros. Las cosas ya no se hacen así. Aunque la estrechura de los contratos, hacen sospechar la contratación de personal no demasiado preparado para estos trabajos.

    La presencia permanente y extendida por toda la urbe de las obras es causa importante del deterioro de nuestro arbolado. Las aperturas de zanjas cercenan raíces de los árboles, que no por ello dejan de crecer. Cada vez más altos, se agarran al suelo cada vez con menor fuerza. El centro de gravedad se eleva, facilitando que caigan con el menor golpe de viento o por la fuerza de la gravedad.

    La plantación de especies inadecuadas al hábitat urbano, como pinos y olmos, y la falta de riego son otras razones que nos han llevado hasta aquí. Igual que la contaminación y los altos porcentajes de ozono en la atmósfera, algo en lo que Madrid es campeona de Europa, contribuyen a una alteración de los procesos bioquímicos del vegetal…

    Vienen a la cabeza las investigaciones que el biólogo Wouter Van Hoven realizó en las sabanas africanas en los años 1980. Después de observar el comportamiento de jirafas, antílopes y otros herbívoros, este profesor de la Universidad de Pretoria concluyó que las acacias se comunicaban entre sí:

    Cuando alguno de aquellos se acercaba a ramonear sus hojas, el árbol atacado emitía etileno gaseoso, señal que transmitía el viento y recibía el resto de ejemplares del bosquete; de inmediato, todos acumulaban grandes cantidades de letal tanino en las hojas, que les daba mal sabor y envenenaba de tal modo a quienes les mordían.

    Cientos de antílopes mueren cada año por esta causa en Sudáfrica, mientras que las jirafas han aprendido que soólo pueden comer acacias situadas cuando tienen el viento a favor.

    No tiene esto mucho que ver con la lluvia de ramas. O sí. Tal vez los árboles de nuestra ciudad se han hartado de unas condiciones, de lejos más insoportables que los mordiscos que reciben las acacias africanas. Así, en una suerte de confabulación secreta se han puesto de acuerdo para unos contratatacar, arrojando sus ramas sobre los que consideran culpables de tan infames circunstancias, mientras que otros simplemente se suicidan encima de nosotros.

    Alfredo Merino

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