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Aquí otro asunto previsto antes para ocupar esta página hoy eran los 'apuros de Saiz, el aráCNIdo mayor en mega-Redes… o hacia un "impeachment" del mago Merlín por sus Gürtel-gate para ZP’. Y es que ya nos lo dijo el mismísimo Pérez Rubalcaba, ¡que “no se ganará la confianza en una sola tarde”! Pero, mejor, tampoco; según concluyó Wittgenstein su ‘Tractatus logico-philosophicus’: acerca "de aquello que no se puede hablar, mejor es callarse…”
Sin embargo, hay algo que no se podría callar hoy. No querremos que ningún hijo pueda nunca llegar a repetirnos aquel epitafio de Rudyard Kipling a su primogénito traducido por Jon Juaristi: “¿te preguntas, viajero, por qué morimos jóvenes y aun se mata tan estúpidamente? Nuestros padres mintieron: eso es todo”. Por ello es ya imposible seguir callados o alegando cualquier excusa.
Igual que cuando se mandaba tropas desde aquí a la Guerra, en Afganistán e Irak (…y aunque, ahora contra estos asesinos, no pueda ser ya juntos, con todos, ni la misma gente), nos alzamos para rechazar tanto el crimen cuanto a cualesquier complicidades o condenada cobardía equidistante al lado. ¡No en mi nombre!
Hace cuatro meses, solo 2 manzanas distante de nuestro lugar era colocada la bomba del anterior atentado por quienes profanarían palabras como abertzale (patriota) o gudari (defensor armado). Justo 22 años antes, otro 19 de junio causaron una carnicería con la que reventaba el ‘Hipercor’, en Barcelona… Siete y medio más tarde hicieron volar despanzurrados unos cuantos civiles en la calle Peña Prieta del obrero barrio madrileño de Vallecas…
Y justo 4 años antes también a dos manzanas de aquí en diferente sentido, estallaba otra cuya onda expansiva llegamos a sentir en esta misma mesa… Innecesario será el recontar, además, aquellos casos en que ‘armas de destrucción terrorista’ nos rondaron a solo pocos minutos casualmente de diferencia para alcanzarnos; o cuando acabaron con otras personas de ocupaciones, residencias, etc. coincidentes con las nuestras y de nuestra más próxima gente, incluso aquel político limpio inerme -ay- asesinado al que desde niños tratamos.
Nunca sabremos de cuántas muertes nos liberó combatiendo sin cejar para la paz (las de todos, o sea, la nuestra) durante más de un cuarto de siglo, y hasta terminar terriblemente masacrado por aquellos mismos de quien tantas veces nos había salvado ya como patriota servidor cívico, este -verdadero guardián de seguridad pública- ¡Eduardo Puelles!: él sí merece que lo recordemos así.
Aquí otro asunto previsto antes para ocupar esta página hoy eran los 'apuros de Saiz, el aráCNIdo mayor en mega-Redes… o hacia un "impeachment" del mago Merlín por sus Gürtel-gate para ZP’. Y es que ya nos lo dijo el mismísimo Pérez Rubalcaba, ¡que “no se ganará la confianza en una sola tarde”! Pero, mejor, tampoco; según concluyó Wittgenstein su ‘Tractatus logico-philosophicus’: acerca "de aquello que no se puede hablar, mejor es callarse…”
Sin embargo, hay algo que no se podría callar hoy. No querremos que ningún hijo pueda nunca llegar a repetirnos aquel epitafio de Rudyard Kipling a su primogénito traducido por Jon Juaristi: “¿te preguntas, viajero, por qué morimos jóvenes y aun se mata tan estúpidamente? Nuestros padres mintieron: eso es todo”. Por ello es ya imposible seguir callados o alegando cualquier excusa.
Igual que cuando se mandaba tropas desde aquí a la Guerra, en Afganistán e Irak (…y aunque, ahora contra estos asesinos, no pueda ser ya juntos, con todos, ni la misma gente), nos alzamos para rechazar tanto el crimen cuanto a cualesquier complicidades o condenada cobardía equidistante al lado. ¡No en mi nombre!
Hace cuatro meses, solo 2 manzanas distante de nuestro lugar era colocada la bomba del anterior atentado por quienes profanarían palabras como abertzale (patriota) o gudari (defensor armado). Justo 22 años antes, otro 19 de junio causaron una carnicería con la que reventaba el ‘Hipercor’, en Barcelona… Siete y medio más tarde hicieron volar despanzurrados unos cuantos civiles en la calle Peña Prieta del obrero barrio madrileño de Vallecas…
Y justo 4 años antes también a dos manzanas de aquí en diferente sentido, estallaba otra cuya onda expansiva llegamos a sentir en esta misma mesa… Innecesario será el recontar, además, aquellos casos en que ‘armas de destrucción terrorista’ nos rondaron a solo pocos minutos casualmente de diferencia para alcanzarnos; o cuando acabaron con otras personas de ocupaciones, residencias, etc. coincidentes con las nuestras y de nuestra más próxima gente, incluso aquel político limpio inerme -ay- asesinado al que desde niños tratamos.
Nunca sabremos de cuántas muertes nos liberó combatiendo sin cejar para la paz (las de todos, o sea, la nuestra) durante más de un cuarto de siglo, y hasta terminar terriblemente masacrado por aquellos mismos de quien tantas veces nos había salvado ya como patriota servidor cívico, este -verdadero guardián de seguridad pública- ¡Eduardo Puelles!: él sí merece que lo recordemos así.
En su honor cantaremos hoy el mismo himno ’Euzko Gudariak‘ con que homenajeamos a quienes contra la dictadura hace más de 40 años fueron salvados de "condenas" a muerte por el “Juicio” de Burgos, entre los que hubo dos –‘Teo’ Uriarte y Mario Onaindía- que tanto ayudarían luego en luchar desde hace décadas frente a 'sabinoara...naci...s'. ¡Por la libertad y democracia!
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