jueves, 10 de noviembre de 2022

Lucideces místicas del extraordinario Maestro Eckhart, O.P., hace más de 7 Siglos ya públicas

     
«Si yo no existiera, Dios no sería "Dios". Cuando yo me hallaba aún en mi causa primigenia, no tenía Dios alguno [...] Mas cuando, por libre decisión, salí y recibí mi ser de criatura, tuve uno entonces; porque antes de que fueran las criaturas, Dios aún no era "Dios"; pero, cuando las criaturas llegaron a ser [...] Dios no lo era en sí mismo, sino que era "Dios" en las criaturas» (Sermón 'Beati pauperes spiritu'). 
  
   
«En el espíritu hay una potencia y sólo ella es libre. A veces he dicho que es una custodia del espíritu; otras que una luz del espíritu y otras que una centellita (scintilla animae). Pero ahora digo que no es ni esto ni lo otro, y sin embargo es algo que está por encima de esto y lo otro y por encima de lo que el cielo lo está sobre la tierra. Por eso la llamo, ahora, de la manera más noble que nunca he hecho y, con todo, se burla tanto de la nobleza como del modo y queda por encima de ellos. Está libre de todo nombre y desnuda de toda forma, totalmente vacía y libre, como vacío y libre es Dios en sí mismo. Es tan completamente una y simple como uno y simple es Dios, de manera que no se puede mirar en su interior. Esa misma potencia de la que estoy hablando, en la que Dios se halla dentro, floreciendo y reverdeciendo con toda su deidad...» (Sermón 'Intravit Jesús in quoddam castellum').

Dicho con otras palabras: el hombre ha de esforzarse por encontrarse con Dios, y hacer de este re-encuentro su plenificación en el Uno. La unidad del hombre con Dios ya es posible desde el momento que el hombre sea consciente del modo en que posee su existencia. En efecto, cuando el hombre toma conciencia de que no posee el ser a partir de sí mismo, sino que se lo debe reiteradamente al don de Dios, percibe que Dios le es más interior que él mismo. Sólo el regreso del hombre a su ‘hombre interior’ puede hacer que se manifieste la procedencia ontológica de la criatura como un momento de presencia experimentada de Dios y de unidad última... ¿Cómo? Principalmente tomando conciencia de sus propios límites, renunciando a todo lo que el alma tiene de ser particular y determinada, y percibiendo en sí misma la continuidad de su ser con el Ser que es su causa. En la "scintilla animae" tenemos una relación viviente con la eternidad de Dios, en la que no puede reconocerse diferencia alguna entre nacimiento del Verbo, creación y encarnación, pues todo es ya una Unidad. Y esa Unidad tiene lugar en nuestra alma como un "unum in anima", como gracia, como don, y no como puro mecanismo. Por eso, el alma es beata cuando ‘toca’ la Unidad y así se singulariza, pero se ‘conoce a sí misma’ sólo cuando dice a Dios: «Tú eres». A partir de aquí, el alma se sitúa más allá del ‘conocimiento discursivo’: hay un a modo de suprarracionalidad que invita al hombre a ponerse de parte del misterio, sin el cual el intelecto no tendría vida y que es la fuente del auténtico entendimiento, es decir, del conocimiento completo...
 


  
El ‘desprendimiento’ aparece en la doctrina erckhartiana como virtud superior a todas las demás, incluido el amor. Porque todas las virtudes tienen alguna morada en las criaturas, mientras que el ser separado (‘desprendimiento’, ‘recogimiento’) está vacío de todas las criaturas: «[...] Yo alabo al ser separado por encima del amor». A partir de este desprendimiento, el hombre inicia un proceso de disolución de todos los vínculos de lo relativo, encontrándose entonces en disposición de unirse con el unum necessarium: «[...] debes saber que el recto ser separado no es otra cosa sino que el espíritu permanezca inmóvil ante todo asalto del cuerpo y del dolor, honor, vergüenzas y oprobios, tanto como lo hace una montaña de plomo ante un viento débil. Este ser separado inmóvil conduce al hombre a la mayor igualdad con Dios. Pues que Dios sea Dios le viene de su ser separado inmóvil, y del ser separado le viene la pureza, simplicidad e inmutabilidad. Por eso el hombre debe igualarse a Dios –en la medida en que una criatura puede ser igual a Él y esto debe suceder gracias al ser separado. Pues éste arrastra al hombre a la pureza y de ella a la simpleza y de la simpleza a la inmutabilidad, y ellas traen consigo una igualdad entre Dios y el hombre [...] Y debes saber: estar vacío de todas las criaturas es lleno de Dios estar; y estar lleno, de todas las criaturas, es vacío de Él estar» (Tratado 'Del ser separado').

Pero este desprendimiento puro –insiste Eckhart– se refiere absolutamente a todo: «[...] el objeto del puro ser separado no es ni esto ni lo otro. Se halla sobre una pura nada». Por lo tanto, hay que pasar por la nada para llegar al todo y unirse al Uno: «Uno con Uno, Uno de Uno, Uno en Uno, y en Uno, Uno eternamente». Esta negación voluntaria provoca a pari que el hombre vuelva a encontrarse a sí mismo; el abandono de sí en Dios conlleva que el alma alcance su independencia, su completa libertad, su esencia más pura, su más elevada virtud. Entonces es cuando el hombre puede renunciar a todas las cosas, e incluso al mismo Dios, pues no tiene que desear lo que ya posee: la contemplación, entendida ésta como la reunión de la realidad última del alma y de Dios en su identidad. Según Eckhart, nosotros no podemos ver a Dios si no vemos todas las cosas y a nosotros mismos como una pura nada (Tratado 'Del Hombre Noble').

Es necesario alcanzar a Dios, buscándolo en el punto central del alma: solamente allí revela Dios el fundamento de su divinidad, su entera naturaleza, su verdadera esencia. En ese punto culminante el hombre se convierte en una cosa con Dios, se convierte en Dios mismo; las propiedades de Dios se convierten en las suyas. No por esto el alma se anula enteramente en Dios; una línea sutilísima separa siempre el hombre de Dios: el hombre es Dios por gracia, Dios es Dios por naturaleza. Al Maestro Eckhart le interesa subrayar esta experiencia de unidad del hombre con Dios: éste es su "intuitus mysticus", que se refleja a través de todas las preocupaciones y todas las afirmaciones metodológicas de sus escritos.¿Cuál es el punto de partida de la enseñanza del Maestro Eckhart? Si hay alguno, es el sufrimiento del hombre. ¿Y éste de dónde proviene? Pues resulta que su origen se halla en la separación del hombre con Dios tras de su expulsión del "Paraíso" y entrada consiguiente al reino de la desemejanza; esto lo explica con el siguiente ejemplo; "cuando se me coloca en la mano un carbón ardiente me duele por tener algo que no tiene mi mano". En consecuencia sufro por no encontrar similitud a la divinidad, o mi desigualdad con lo sagrado (Tratado 'Del Hombre Noble').
  
Puerta del Meister Eckhart en Erfurt (S. Jn, 1:5)
 
"Por eso el hombre quiere ora una cosa, ora otra; ora se ejercita en la sabiduría, ora en el arte. Por no poseer lo Uno, el alma nunca llega a descansar hasta que todo sea uno en Dios, que es uno solo; ésta la bienaventuranza del alma o su adorno y su descanso es". Pero el hombre continúa insatisfecho porque no obtiene plena satisfacción en el mundo externo. Entonces, llega un momento en que se repara en que no se trata de experimentar sino de ser... y que el camino para ser no está afuera, en los objetos externos y en las experiencias, sino dentro. No se trata sin embargo de poseer, añadir o amontonar cosas sobre uno, sino en todo caso más bien del pulir, limpiar y desasirse de lo que es accesorio (Sermón 'Unus Deus et Pater Omnium').

En esa búsqueda, la felicidad, parece que nos rehuye; pero "la culpa del estar escondiéndose no la tiene nadie más que nosotros. Somos causa de todos nuestros impedimentos" (Sermón 'In hoc apparuit charitas dei in nobis quoniam'). Y el primer obstáculo que al buscador se presentaría es el de representarse o querer hallar a Dios como un objeto que ha de ser localizado y asido por el sujeto; así, es convertido en algo externo a uno mismo. ¿Cómo un objeto o una nada puede unirse a Dios, que no es objeto? ¡De ninguna manera! Sólo puede asemejarse Dios con aquella parte del hombre que tampoco es un objeto. Eso es para Eckhart la "chispita" o fondo del alma. Descubrir cuál es esa parte del hombre, pues, equivale al averiguar qué o quién es divinidad […] "Dios no es ni esto ni aquello" (Sermón 'Omne datum optimum').

«No es absolutamente nada», es decir, está fuera de nuestras categorías intelectuales. Es «lo Uno, donde toda multiplicidad es una sola cosa y una no-multiplicidad» (Tratado 'Del Consuelo Divino'), porque «donde hay dos, hay defecto». Todos los atributos pertenecen a Dios sin que Él sea uno de ellos; «por esto, libre de todas las cosas es Dios y, por tal, todas las cosas». Mas, "no se contenta con ello, antes bien, regresa a lo primigenio, a lo más íntimo, al fondo y al núcleo del ser-Padre donde ha estado adentro eternamente en sí mismo [...] Allí, todas las hierbecillas y la madera y las piedras y todas las cosas son uno" (Sermón 'Hec dicit dominus')

Cuando se descubre que «en verdad, tú eres el Dios escondido» (Isaías 45, 15), es por ser el alma testigo de que hay un lugar, que es no-lugar, y un momento, que es no-momento, en el que Dios y Alma son semejantes; "en el fondo del alma, allí donde el fondo de Dios y el fondo del alma son uno solo" (Sermón 'Homo quidam nobilis')
 
 
M. Eckhart y el Duque de Brabante en el ayuntamiento de Colonia
  
«Cuando yo residía aún en el Fondo y el Lecho, en el Riachuelo y en la Fuente de la Deidad, allí nadie me preguntó hacia dónde me dirigía ni lo que hacía; en realidad, no había nadie para interrogarme. Cuando llego al Fondo y al Lecho, al Riachuelo y Fuente de la Deidad [...] nadie se ha percatado de mi ausencia, pues es allí donde "Dios" desaparece» (Sermón 'Nolite timere eos')

Por tal, "soy la causa de mí mismo en cuanto a mi ser que es eterno, y no en cuanto a mi devenir temporal. Así soy un no-nacido y según ese carácter, no podré morir jamás; esto es, he sido eternamente, soy ahora y habré de ser eternamente [...] Muchas simples gentes imaginan que deberían ver a Dios como si allí estuviera; ¡mientras que sin embargo, y a la vez, ellos están aquí! No es así: Dios y yo, somos uno" (Sermón 'Iusti autem in perpetum vivent').

"La culpa de la perturbación, no la tienen los modos de proceder ni las cosas: quien te perturba eres tú mismo a través de las cosas, porque te comportas desordenadamente frente a ellas" ('Collatio in Libros Sententiarum' 3). Por eso, no se trata de renunciar a los bienes exteriores sino de renunciar al ego, desapegarnos de la idea de un "yo" que hay, hace y desea: se ha dicho «Quien me quiere seguir que se niegue primero a sí mismo» (Mateo 16, 24)
 
 
"Por ende, comienza primero contigo mismo y ¡renuncia a ti mismo! De cierto, si no huyes primero de tu propio yo, adondequiera que huyas encontrarás estorbos y discordia [...] Caminan como alguien que pierde el camino: cuanto más lejos va, tanto más se extravía. Pero entonces ¿qué debes hacer? En primer término debes renunciar a ti mismo, con lo cual has renunciado a todas las cosas".

Ni el lenguaje poético expresa lo inefable; abundan metáfora o giro equívoco y paradójico: 'camino, peldaños, grados, viaje, peregrinación' ven el alma como un móvil a Dios ajeno y extraño; cual objeto desplazado por espacio que no existe; acción -'alcanzar, hacer, meditar, purificar, realizar, nacer'- del alma imperfecta e incompleta necesitando experiencia para madurar. 

Proceso, en fin, para llegar a Dios, como si el alma no estuviera ya en Él; pues, mientras aún ahí no está, ¿entonces, dónde? ¿qué lugar ajeno y distinto? ¿acaso hay alteridad o alienación tal posible? Es racionalmente irresoluble; sólo cabe comprensión espiritual que transcienda conocimiento basado en la relación sujeto-objeto, es decir, unitivo transpersonal o supraindividual.
 
Maestro Eckhart, en BadWörishofen
 
El místico Eckhart topa con la paradoja: su itinerario es «Camino sin camino (wec âne wec)», pues "A Dios hay que tomarlo en tanto que ser sin ser, no tiene ningún modo" (Sermón 'Surrexit autem Saulus de terra'). Requiere sutileza comprenderlo: si dice salir de sí (ûzgân), no trata de proyectar al exterior nada; en tal caso "cuanto más lejos va, menos halla lo que busca. Camina como uno errando el camino: cuanto más avanza, más se dirige al error. ¿Qué debe hacer? Dejarse... y todo lo habrá abandonado". Un modo «sin modo» (âne wîse) de comprender. Solo el que a Dios así busca, lo aprehende tal cual es en sí, sin razón ni porqué. "Si alguien estuviera miles de años preguntando a la vida ¿Por qué vives tú? y la vida pudiera contestar diría: Yo vivo porque vivo".

No hay verdadero conocimiento sin transformación del sujeto en objeto de comprensión. Ese es el círculo sin centro de la eternidad en el que sujeto y objeto son transcendidos a la unidad. Allí hay una paz y estabilidad perfectas, sin deseo del ser alguien o llegar a ninguna parte, porque se Es; "Dios no es una luz creciente, aunque hay que haber llegado mediante un crecer. donde no se ve nada de Él. Si Dios tiene que ser visto, debe ser en una luz que es Dios mismo" (Sermón 'Surrexit autem Saulus de terra'). Pero el hombre se deja engañar por espejismo de la apariencia de los objetos, tomándolos como si fueran verdaderos.

La causa del problema es que creemos ver dualidad donde unidad solo hay sin tiempo ni espacio que pueda ser recorrido.
 
 
Eckhart recalca la importancia del no caer en el error de verse como un ser diferente y separado de los demás, pues todos somos un ser. La dualidad implica verse distinto, es decir, creerse un individuo autónomo que tiene ser por sí mismo y vive de compararse con otros alimentando las diferencias. Tal arrogante actitud no hacemos más que perjudicarnos: "si queréis ser un solo hijo, separaos de cualquier «no», porque produce diferenciación. ¿Cómo? ¡Fijaos! Por el hecho de que no seas aquel hombre, el «no» produce una diferenciación entre tú y él. Por consiguiente: si queréis carecer de diferenciación, libraos del «no». Porque en el alma hay una potencia separada del «no», que no tiene nada en común con cosa alguna; pues en esta potencia no hay nada fuera de Dios solo" (Sermón 'Haec est vita aeterna').

El hombre podrá "encontrar" a Dios porque en él existe un «algo» divino e in-creado capaz de tocar-Le directamente. En eso consiste su nobleza. Para ello, ha de vaciarse de sí mismo, recoger sus sentidos externos e internos y entregarse a la Gracia: «el Señor se descubre en nuestro fondo más íntimo, siempre y cuando Él nos halle en casa y el alma no haya salido de paseo con los cinco sentidos» (Tratado 'Del Hombre Noble').

"He investigado con seriedad y perfecto empeño cuál es la virtud suprema y óptima [...] debido a la cual el hombre puede llegar a ser lo que es Dios por gracia [...] y no lo encuentro posible sino, tan solo, con puro desasimiento (Abegescheidenheit) superador de todas las cosas; pues [tan solo él] se halla libre de toda criatura" (Tratado 'Del Desasimiento').
 
  
Mediante desprendimiento (Abegescheidenheit), el hombre debe renunciar por completo a sí mismo, y no aspirar a nada, ni siquiera al reino celestial. Eckhart invoca a San Pablo para afirmar lo que es preciso: "por consiguiente le ruego a Dios que me prive de Dios". 

Comentando la experiencia extática que lo descabalgó -a Pablo- del caballo (Hechos... 9, 3-8) -"se levantó Saulo del suelo, y abiertos los ojos, nada veía- San Agustín dice que ahí vió a Dios. Ahora lo invierto y es mejor así: cuando veía la nada, veía a Dios... porque cuando el alma llega a lo uno, allí entra en un rechazo puro de sí misma, encontrándose de tal manera a Dios como en una nada" (Sermón 'Surrexit autem Saulus de terra'). «Quien odie a su alma en este mundo, la guardará para la vida eterna» (Juan 12, 25).

"Pues has renunciado a ti mismo y has salido de tus potencias y de su actividad y de la propiedad personal de tu esencia; por esto es absolutamente preciso que Dios entre en tu esencia y en tus potencias: porque te has despojado de todo lo que te es propio, has desertado de ello como está escrito: 'La voz clama en el desierto' Deja gritar a esta voz eterna en ti como le plazca y sé un desierto de ti mismo y de todas las cosas" (Tratado 'Del Nacimiento Eterno').
 
Eckhart en Sta. Mª Novella...
 
"Reza el Padrenuestro: «¡hágase tu voluntad!» (Mateo 6,10). Mas mejor sería: «¡hágase tuya la voluntad!»; para que mi voluntad llegue a ser Su voluntad, que yo llegue a ser Él" (Sermón 'Praedica verbum'). Ya que «bienaventurados son los pobres en espíritu» (Mateo 5, 3).

"El fin es universalmente aquello mismo que es el principio de todo y para todas las cosas. No tiene porqué. Desde tal fondo más entrañable has de obrar todo sin porqué alguno: mientras hagas tus obras por el reino de los cielos, Dios o tu eterna bienaventuranza -es decir, desde fuera- realmente andarás mal" (Sermón 'In hoc apparuit caritas dei in nobis').

En definitiva, "la gente nunca debería pensar tanto en lo que tiene que hacer; tendrían que meditar más bien sobre lo que son. Pues bien, si fueran buenos, sus obras podrían resplandecer mucho. Si tú eres justo, también tus obras lo son. Que no se pretenda fundamentar la santidad en el actuar; sino en el ser" ('Collatio in Libros Sententiarum' 4).
  
 
«La luz, que es Dios, brilla en las tinieblas... Dios es una luz verdadera; quien quiera verla debe ser ciego» (Sermón 'Surrexit autem Saulus de terra').

"El hombre no debe tener un Dios pensado ni contentarse con Él, pues cuando se desvanece tal pensamiento, también Él lo hace; uno debe tener más bien un Dios esencial que se halla muy por encima de los pensamientos" ('Collatio in Libros Sententiarum' 6).

"Por eso dice S. Juan (17,1) "en esto consiste la vida eterna; en un conocerte a ti solo, como Dios, uno y verdadero". No dice ni Dios «sabio» ni «justo» ni «poderoso» sino únicamente «Dios, uno y verdadero»; y quiere decir que el alma debe apartar y mondar todo cuanto se agrega a Dios en el conocimiento, y tomarlo desnudo tal como un ser acendrado: así es Dios verdadero" (Sermón 'Nuestro Señor levantó').
  
 
"¿Cómo puede ser que el desasimiento del conocimiento conoce en sí mismo todas las cosas? Por su simplicidad; pues el hombre, cuanto más puramente simplificado se halla en sí mismo, con tanta más simplicidad conoce toda multiplicidad en él mismo y se mantiene inmutable" (Sermón 'Homo quidam nobilis').  Así, «mi casa y la de Dios es el mismo ser del alma, en la que sólo Él habita».

"Dios actúa sin intermediarios; Dionisio exhortó a su discípulo: ¡Querido hijo Timoteo, con el espíritu libre de preocupaciones debes elevarte por encima de ti mismo y las potencias de tu alma en la silenciosa oscuridad escondida, para llegar a un conocimiento del Dios desconocido supradivino! Para eso es preciso desapego de todas las cosas: a Dios le repugna actuar entre toda clase de imágenes" (Tratado 'Del Nacimiento Eterno').

Eckhart recuerda que Moisés «penetró en la niebla» y fue subiendo a la montaña; «allí encontró a Dios» y en las tinieblas halló la luz verdadera" (Exodo 20, 21). Por eso "el hombre debe no ser nada en sí mismo, enteramente despojado de toda igualdad y ya no ser igual a nadie, entonces es verdaderamente igual a Dios" (Sermón 'Convescens praecepit eis')
 
 
"San Pablo dijo: «Erais tinieblas, anteriormente, pero ahora sois una luz en Dios» (Efesios 5,8)... Aquí «aliquando» se lee 'anteriormente'. Y para quien sabe interpretar plenamente la palabra, ella significa lo mismo que «en algún momento» referido al tiempo que nos impide llegar a la luz, porque a Dios nada le repugna tanto como el tiempo; y no sólo el tiempo, se refiere también especialmente a todo apego al tiempo" (Sermón 'Eratis enim afiquando tenebrae').

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Más BIBLIOGRAFÍA para consulta:

      Maestro Eckhart

      Alfonso Maestre

      Javier Alvarado

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"¿Cuándo está encima un hombre? Cuando en todo lo ve todo. ¿Y cuándo en mero conocimiento es? Cuando ve las cosas separadas unas de otras(citado en 'Filosofía y Mística' por S. Panikker del 'Mysticism East&West' de R. Otto).

" has de atravesar y sobrepasar toda virtud tomándola solo en ese fondo primigenio donde uno es con la naturaleza divina solo(Sermón 'Quasi vas auri')...

De modo que, "si te amas a ti mismo, amas a todos los hombres como a ti mismo(citado por Iñaki Preciado en 'La ruta del silencio: viaje por los libros del Tao'). 
 
  


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P.S.-

En relación con las prédicas del Meister Eckhart merece la pena no dejar sin memoria también a la singular corriente de Beguinas y/o Beghards, en particular por lo que atañe al caso descollante de la incinerada Margarita Porete...  


 

5 comentarios:

  1. O sea, en conclusión, llegamos a que:

    - «Dios y yo somos Uno» (según el Meister Eckhart, en sus 'Sermones')

    - «Somos de la misma sustancia que los sueños» (William Shakespeare, en 'La Tempestad')

    - «Los dioses no tienen más sustancia, sino la que tengo yo» (Juan Ramón Jiménez, en 'Dios deseado y deseante')

    AK Cía...

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  2. Recordemos a Heráclito: "es sabio decir, junto al 'Logos', que todo es uno". Ahí se nos acercó a otros previos conceptos para la 'Totalidad' (tanto desde primigenio 'Caos' cuanto luego en el 'Cosmos'), del 'Brahman' o 'Tao', por el Oriente; encajando también con lo de Juan 1,1: "en el principio fue el Verbo [...] con Dios [...] y era Dios"...

    Y asimismo Schopenhauer (en 'Senilia') declaró: «Buda, Eckhart y yo enseñamos esencialmente lo mismo, Eckhart sujeto a las ligaduras de la mitología cristiana. Los mismos pensamientos se hallan en el budismo no contaminados, sin embargo, y por tanto expuestos de forma simple todo la clara que una religión pueda ser. Yo los he expuesto con total claridad».

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  3. Según explicó Salvador Panikker:

    Lo místico no tiene que ver en principio con teología ninguna, es previo, el acceso apofático a la No-dualidad última de la infinita realidad: algo estrictamente inconceptualizable y únicamente metaforizable con el concurso paradójico del lenguaje negativo. Pero cuando hablamos de No-dualidad (Advaita) no implicamos unidad ni multiplicidad, sino ambas a la vez.

    Vislumbre inicial de la filosofía fue que sólo existe lo Único, y la indefinida diversidad aparente de las cosas se reduce a diversificación de tal Uno, la Physis, llámese Agua, Ápeiron, Fuego, Ser o como fuere.

    Heráclito (fragmento 10): "de todo brota Uno y de Uno todo" (o 'En panta éinai': sólo la doctrina china del Yin y el Yang se le parece, con su conciliación 'I Ching' entre Mística y Cambio); "Dios es noche-día, invierno-verano, guerra-paz y saciedad-hambre pero cambia como Fuego..." (fr. 67); "Physis, que sale a la luz, ama esconderse oculto" (fr. 123); "la misma cosa son lo vivo y lo muerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo, ya que cada uno de tales opuestos al cambiar es el otro y a su vez este otro al cambiar es aquél" (fr. 88); "la justicia es discordia, todo pasa según el orden y la necesidad" (fr. 80). Reconoce la unidad entre contrarios que no reconcilia, sino vive de su propio conflicto (Pólemos), en una lucha constitutiva del fondo común de todas las cosas...

    Lao-tzé: "ser y no-ser están engendrándose mutuamente; el bien y el mal son tan indisociables como los valles y picos en una cadena montañosa."...

    Los cultos dionisiacos, como los métodos del Shivaismo, Yoga o tantrismo budista, son intentos de aproximación al origen perdido del caos previo a la colonización del Logos (por Aristóteles, formulando principio de No-contradicción).

    Platón (en el 'Timeo'): "de la sustancia eterna decimos equivocadamente que era, que es y que será, cuando en verdad no le corresponde más que el es"; el tiempo es "la imagen móvil de la eternidad".

    La crisis de la Sofística representa primera ruptura radical en relación a la mística del Uno y harán falta siglos de mucho empirismo crítico para que al fin pueda lograrse otro nuevo enfoque 'místico' del cómo lo mismo es la diversidad que la unidad; que tal es precisamente la experiencia no mediatizada por las teorías ni los mecanismos defensivos del Ego: en suma, que lo 'místico' es también la experiencia de tal infinita pluralidad descentrada donde no se detiene juego de los símbolos bajo ninguna coacción monoteísta ni se aboca a ningún significado último, ya sea con el nombre de Dios, Ciencia, Razón o Ley.

    Junto a la religión oficial de las Polis había en Grecia los "misterios", con antiquísimos orígenes rurales; por sucesivos refinamientos, y a través del orfismo, llegaron a desarrollar cierto concepto de la 'interioridad': es la vía que tomarán los pitagóricos. Lo peculiar de Sócrates fue su conciliación entre Polis e interioridad...

    Interpretaciones neoplatónicas trataron de solventarlo: "el ser no es sino la huella del Uno" (Plotino) y "al Uno tampoco se le puede dar ningún atributo" (Proclo)...

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    1. ...Escolásticos de filiación aristotélico-bíblica tuvieron que resolver su problema 'teológico' de otro modo, entre más razones por tener que identificar a Dios con el Ser; y también para Heidegger "el fundamento del fundamento (Grund des Grundes) es libertad".

      Platino simuló encontrar en Platón lo que recibía de los Upanishads... Es clara la herencia del Yoga en prácticas del hesicasmo cristiano y alquimias. Aparecen elementos hindúes en la mitología celta. Pueden establecerse las ecuaciones entre jñana yoga, gnosis y ma'rifah... o equivalencia parcial de karuna y ágape. ¿Conoció Miguel de Molinos las enseñanzas del budismo por Eckhart (con el plotinense Proclo), vía Tauler, acaso?

      A partir de Kant, y sobre todo Hegel con Marx, nueva 'mística' será precisamente la conciencia histórica... El siglo XX ha descubierto la vuelta del Cosmos al Caos.

      Se arranca de una ingenuidad pre-racional, se alcanza lo racional, se somete la racionalidad a crítica y, finalmente, desde lucidez se asciende/desciende a lo místico".

      No hay Mundo que no sea para una conciencia, ni conciencia que no se determine como aprehensión de aquél. La fenomenología pretende llegar a las cosas mismas, no como perciben los sentidos sino como las capta intuitivamente una conciencia evitando cuidadosamente vicios tanto de formular hipótesis sobre la realidad física de las cosas cuanto del identificar nuestro pensamiento con un mecanismo psicológico: procede retrotraerse más allá del discurso al modo como las cosas se ofrecen ellas mismas cuando la conciencia se depura de todos sus prejuicios y particularmente del objetivista en las ciencias de la naturaleza.

      Nosotros, animales post-conceptuales, podemos ser más lúcidamente místicos que los pre-conceptuales; el concepto, la ciencia, el ego, la limitación, no son sino aspectos de una fase provisional para el desarrollo del ser: no hay que ser retros sino retro-progres.

      Aristóteles ya enfatizaba (desde 'Las partes de los animales') cómo "en cada criatura de la naturaleza hay un no sé qué de maravilloso', aunque "no hay que pretender definir todas las cosas"... O también (tal cual nos aclaró según su 'Metafísica'): "decir que las Ideas son paradigmas, y que de ellas participan las otras cosas, sólo es pronunciar palabras vacuas creando meras metáforas poéticas".

      Einstein: "con nuestro incompleto y transitorio entendimiento, poco podemos comprender de la realidad"; nuestra inteligencia, un producto de la evolución, tropieza finalmente con el misterio absoluto de lo último. No vivimos en la realidad, sino en una 'descripción' de la realidad. ¿Acaso hay alguna manera de poder atisbar lo realmente real?

      El grado de realidad que alcanza la lucidez "mística" no es traducible al ámbito restringido de las "verdades universales". Pero no se trata de irracionalismo. Sino de otro ámbito suprarracional, donde se supera la dualidad, otra faz de la ciencia, su límite crítico: "sabemos que no sabemos". Es pues incomunicable a un lenguaje intersubjetivo, con lo cual se cortan caminos al fanatismo.

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  4. ¡Genial arte del dominico Eckhart para los arabescos dialécticos, haciendo pasar por tomista ortodoxia de la Santa Madre Iglesia Romana Católica este pensamiento suyo que para nada tendría orígenes en Revelación o Doctrinas de autoridad Teo-Lógica ningunas, aun cuando rehúya hogueras inquisitoriales con las florituras 'demostrativas' del cómo cohonestar entrambas argumentaciones discursivas...!

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