jueves, 22 de marzo de 2012

Igualdad, entre luz y sombras, del equinoccio primaveral: corazones para una revolución...

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De nuevo, cada vez que llega la primavera recordamos al Tolstoi del inicio de 'Resurrección', cuando empieza…”En vano millares de hombres, amontonados en un breve espacio de terreno, se esfuerzan por mutilar la tierra en que se apretujan; en vano tratan de aplastar el suelo bajo las piedras para que su germinación sea imposible”... Puede que sea este empeño de todos los años, esta disciplina en primavera, lo único que tengamos (...) Exceptuando lo llamado por los biólogos 'fotoperiodo', que es el número de horas de luz diaria que recibimos, todo lo demás es no fiable porque varía como el tiempo (o como el patrimonio, que ya lo estamos viendo: cómo se nos va la lluvia, cómo se nos viene la ruina encima); pero de la luz del sol sí que podemos, por el momento, fiarnos.
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Y por eso ”en vano arrancan hasta la postrera brizna de hierba; en vano impregnan el aire de petróleo y de humo; en vano cortan los árboles y sueltan las bestias y pájaros; porque hasta en la ciudad la primavera es siempre primavera”... prosigue Tolstoi. Esto se cumple porque la primavera no depende del cielo, ese niño maleducado y caprichoso, sino de la luz que se iguala en estos días por todo el mundo con sus noches (doce horas de luz más doce de oscuridad, del ecuador a los polos) y que nos trae el equinoccio de primavera a los que vivimos en el hemisferio Norte.

Las plantas (...) responden sólo con la Luz de los días y, para sobrevivir (las silvestres, no las que cultivamos), se han tenido que aclimatar a este tiempo de locos que tenemos. Nuestra vegetación mediterránea -incluso asolada por mil plagas e incendios...- parece saber mejor que nosotros lo voluble que es el cielo (...) sin ese otro error que solemos cometer todos, que es fiarnos del mismo; cuando lo único que de verdad tenemos es la luz de este día entrando, con la primavera, por la ventana.


"Atención: 'quiero destruir el orden de las cosas existente que divide a la humanidad -en pueblos rivales, en poderosos y débiles, en hombres con privilegios y otros sin derechos o en ricos y pobres- porque nos convierte a todos en desgraciados. Quiero destruir el orden de las cosas que convierte a muchos en esclavos de unos pocos y a éstos en los esclavos de su propio poder, de su propia riqueza.' Estas podrían ser las palabras de un activista en Wall Street o/y de un 'indignado' en España... La cita sin embargo proviene del escrito 'La revolución', de Richard Wagner, sobre la oleada revolucionaria de 1848 mientras Karl Marx y Friedrich Engels publicaban 'El manifiesto comunista' al igual que Wagner lo hacía con sus informes de barricada: cuando, tras los años con restauración política, por toda Europa hubo revueltas populares empezando desde la de febrero en Francia al exigir los liberales una reforma del derecho a voto. En junio se unieron los trabajadores y los parados y su revuelta fue reprimida con mucha violencia. Víctor Hugo lo describe en 'Los Miserables'.
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También en Alemania e Italia se produjeron revueltas populares con objetivos de corte liberal y social, aunque a la vez con reivindicación de comunidad nacional. En sus óperas, los compositores Richard Wagner y Giuseppe Verdi prestaron voz musical a los deseos de estos pueblos de vivir en libertad, mas unidos, colectivamente [como acabamos, en 'C(H)OEURS', de conmemorar]... Wagner, que ya en 1830 había participado en las revueltas estudiantiles de Leipzig cuando sólo tenía 17 años, reaccionó con entusiasmo a la lucha del pueblo alemán contra todo lo reaccionario. Se había adherido al movimiento literario 'Joven Alemania (Junges Deutschland)', que era más bien una amalgama de ideas inconexas, desde la resistencia a los políticos conservadores y contra la fragmentación de Alemania hasta la defensa de la llamada ‘emancipación de la carne’. Esta trataba del culto al amor libre, unos ideales de pureza mezclados sin disimulo con deseos de desahogo sexual sin ninguna relación con la emancipación de la mujer.

Los años anteriores a 1848 fueron cruciales para el desarrollo intelectual y político de Wagner. No sólo se dejó inspirar por el ateísmo de Feuerbach y el anticapitalismo de Proudhon, también se sintió atraído por la idea anarquista de la acción terrorista directa contra la explotación por parte de la clase en el poder. Por eso luchó en Dresde, en las barricadas de la insurrección de mayo de 1849, junto con el anarquista ruso Michael Bakunin. La emancipación de la carne propuesta por el movimiento Junges Deutschland es uno de los temas centrales de 'Tannhäuser'...
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En la ópera que precisamente Wagner terminaba ese año 1848, 'Lohengrin', confluyen todas sus ideas utópicas y progresistas. También esta obra escenificó la tensión entre el progreso y el conservadurismo, una tensión que se vivía a diario en la realidad política de entonces (...) Con la escena tercera del acto tercero (“Heil König Heinrich!”)... de una manera inequívoca, empleando el término 'des Ostens Horden (las hordas del Este)', Wagner advierte a sus contemporáneos sobre lo amenazador del régimen zarista que había apoyado la restauración política y reprimido con gran violencia revueltas del pueblo húngaro contra los Habsburgo.

Mas pronto se ahogó la ola de revoluciones de 1848 y Wagner se exilió hacia Suiza siguiendo fiel en sus ideas revolucionarias durante unos cuantos años. A partir de 1854 creció bajo la influencia de la filosofía de Arthur Schopenhauer y se convirtió poco a poco en un pesimista (...) Sin embargo un estudio más profundo de sus escritos demuestra que muchas ideas revolucionarias permanecieron presentes en su obra hasta después de 1854. Aunque terminaba 'Die Meistersinger von Nürnberg' veinte años después de la revolución de 1848, esta obra mantuvo fiel también el concepto básico de 1845, ese mismo año en el que creó 'Lohengrin'. Los conceptos de tal ópera eran revolucionarios: no hay en ningún lugar referencias a líderes políticos, o formas de gobierno o consejo municipal, en claro contraste con las fuentes históricas que Wagner consultó. El pueblo, que se une a los artistas (“Wach auf!”), decide todo y actúa como juez. El arte se convierte en la verdadera patria de los alemanes, y dado que según Wagner la esencia de Alemania no podía ser plasmada en la política, el coro canta en su final “zerging' in Dunst / das heil'ge röm'sche Reich, / uns blieb gleich / die Heil'ge deutsche Kunst (aunque se nos esfume como el humo un Sacro Imperio Romano Germánico, ¡existirá siempre floreciente otro Sagrado del Arte alemán!) ”...

Últimamente se ha llamado nuestra atención sobre unos paralelismos asombrosos entre los acontecimientos en 'la[s] PRIMAVERAS[S] árabes del 2011' y aquella otra revolución, que venimos en las líneas anteriores comentando, de 1848: “parecen tener el mismo origen anecdótico, la misma revuelta generalizada, la misma expansión hacia un espacio histórico compartido (toda Europa en 1848), las mismas diferencias de un país a otro, las mismas declaraciones colectivas encendidas pero vagas, la misma oposición a la tiranía, las mismas incertidumbres, la misma tensión soterrada entre intelectuales y clase media por un lado y los trabajadores por otro…” (del escritor francés Alain Badiou en muy reciente reflexión con respecto a 'El despertar de la historia')...

También hace poco, el filósofo esloveno Slavoj Žižek recomendó a los 'indignados' de Wall Street no perderse entre ningún romanticismo de la revolución y convertirla en el comienzo de una nueva manera de pensar: 'Enamórate de ti mismo, y de lo bien que lo estamos pasando aquí. Hay suficientes carnavales, pero su valor reside en cuánto perdura del carnaval el día después; o en qué medida habrá cambiado nuestra vida normal. Enamórate del trabajo duro y constante –estamos al inicio, no al final del camino. Nuestro mensaje básico es: se ha roto el tabú, no vivimos ya el mejor mundo posible, ¡podemos y debemos pensar en alternativas! Nos queda un largo camino por recorrer, y pronto tendremos que hacernos preguntas difíciles –preguntas no sobre lo que no queremos, sino sobre lo que queremos. ¿Qué sistema social podría sustituir al capitalismo existente que necesitamos?... Porque las alternativas del siglo XX han fracasado claramente'..."

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"Pero, ¿es el cambio realmente posible? Ese mismo Slavoj Žižek hizo esta pregunta el domingo 9 de octubre de 2011 en la Plaza de la Libertad de New York a los activistas de ‘Occupy Wall Street’. Les decía lo siguiente:

(...) Hoy, la separación entre lo posible y lo 'imposible' es un tanto curiosa. En términos de libertad personal y desarrollo tecnológico todo es posible, cualquier forma de sexo perverso... e incluso los viajes a la Luna. Soñamos con la inmortalidad guardando nuestra identidad en un programa informático.

En términos de relaciones sociales y económicas, 'Nada es posible', no se pueden permitir acciones sindicales, el Estado de Bienestar 'no se puede' preservar. Los recortes son presentados como leyes naturales; porque 'no puede ser de otra manera'...

Aboguemos por invertir las coordenadas de lo posible y lo imposible. A lo mejor no es posible tampoco ser inmortales, pero sí que podríamos aumentar la solidaridad y una mejor asistencia sanitaria..."

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8 comentarios:

  1. Sí que podríamos...

    PAQUITA -un abrazo-

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  2. Como dice Broncano, desde su blog Segura en Verde:

    "... De la primavera siempre se espera mucho. Que empuje las savias, que perfume los campos, que temple las brisas, que pueble los nidos. Y ella, que se sabe tan deseada, por nada del mundo quiere defraudar. Este año sabía que lo que todas las criaturas estábamos deseando era lo que un invierno indolente ha dejado de traernos: el agua, la nieve y hasta el frío.

    Por eso, esta vez, ha llegado vestida de blanco. Para satisfacer las cuentas pendientes. Para poner las cosas en su sitio. Para hacer que los suelos puedan cumplir su sueño de ser los cimientos del edificio de la vida que cada año por estas fechas se renueva. Gracias, PRIMAVERA BLANCA, porque has sabido despojarte de todo aquello de lo que merecidamente presumes para darnos lo que de verdad necesitamos. Es tu manera de seguir siendo fiel a ti misma, es decir, de ser la más creadora y la más creativa de las estaciones del año..."

    M. M.

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  3. Volar es cosa de pájaros y en su confianza,
    como lo supo todo Ícaro criado con Dédalo!

    Merecerá la pena no dejar sin ojeo por acá:
    www.youtube.com/watch?v=eyp7yU9Zux0
    www.youtube.com/watch?v=4Raw8lRzaPY

    O sea, como tan bien nos dijo el 'Camarón',
    y noches recientes re-oíamos en 'La Caleta':

    Volando voy, volando vengo
    por el camino yo me entretengo
    enamorao de la vida que a veces duele
    si tengo frío busco candela
    Y vola volando voy volando vengo vengo
    Señoras y señores sepan ustedes
    que la flor de la noche
    pa quien la merece
    y vola volando voy volando vengo vengo
    ...
    Yo no soy quien soy sin los que me quieren
    y vola volando voy volando vengo vengo
    por el camino yo me entretengo...
    Porque a mí me va mucho la marcha tropical
    y los cariños en la frontera me van.
    Que vola volando voy volando vengo vengo
    ...
    www.youtube.com/watch?v=o0-ED4e-r-U
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  4. También hoy tenemos aquí aun buen momento para ir escuchando a la cumbre brasileira del bossa nova, Ellis Regina:
    www.youtube.com/watch?v=xRqI5R6L7ow

    Pau, pedra, o fim do caminho, / um resto de toco, um pouco sozinho, / um caço de vidro, a vida, o sol, / a noite, a morte, um laço, o anzol, / peroba do campo, onda madeira. / Cainga, candeia, o Matita Pereira, / madeira de vento, tombo da ribanceira, / o misterio profundo, / o queira ou nao queira, / o vento ventando, o fim da ladeira, / a viga, o vao, festa da cumeeira, / a chuva chovendo, conversa ribeira. / Das AGUAS DE MARÇO, o fim da canseira, / op, o chao, a marcha estradeira. / Passarinho na mao (...)

    Sao as AGUAS DE MARÇO fechando o verao, / a promessa de vida no teu coraçao, / pau, pedra, o fim do caminho, / um resto de toco, / um pouco sozinho, / um passo, uma ponte, / um sapo, uma ra, / um belo horizonte...

    M. M.

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  5. Sí!
    Gracias, M...

    Y mucho mejor todavía con todo su texto traducido =

    www.youtube.com/watch?v=lvRBu91IpLs
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  6. Desde su reciente "PRIMERO COMO TRAGEDIA, DESPUÉS COMO FARSA", Žižek insiste en que «...el enemigo se ha apropiado de la dinámica revolucionadora: ya no se puede jugar a subvertir un Orden (...) que ya trae consigo su propia subversión permanente». Eso desorienta y desalienta. Aunque lo esencial es aprender que el enemigo se ha revelado, sobre todo, como un espectro cambiante, un 'flujo' capaz de adueñarse de las estrategias y los logros revolucionarios, un mutante metamórfico que hace añorar la robustez, tan identificable, del capitalismo o del Estado a la vieja usanza, y los viejos métodos de lucha.

    Sin embargo, no hay lugar (ni tiempo) para la nostalgia. Todo esto «cambia radicalmente las condiciones de la misma lucha»... La propia noción de 'comunismo' debe readaptarse a ese formidable enemigo y a una situación que va más allá de la explotación y la enajenación, de la lucha de clases y de un sujeto revolucionario en particular: directa hacia el apocalipsis, la enajenación absoluta, que es hacia donde se dispara el tren de la historia, con 'todos' dentro, a no ser que el comunismo tire del freno de emergencia. Pero hay que hacerlo controlando el pánico y la ira, que conducen a la impotencia: la herramienta es, antes que nada, «una glacial determinación de pensar» con detenimiento, pero «de una manera realmente radical».

    No basta con capear la crisis en falso y seguir ejerciendo una cómoda labor de izquierda crítica dentro del sistema, dando los grandes proyectos por fracasados o asimilados (...) Es mucho más que eso: asumir seriamente que el comunismo es una «Idea Eterna» (en el sentido fuerte, platónico) y que hay que reclamar, a despecho de errores, fracasos y abominaciones previas, una «tradición emancipatoria» basada en el «axioma de la igualdad». Žižek toma de Alain Badiou los «invariantes» comunistas, los cuatro conceptos fundamentales que persisten desde Platón a Mao, pasando por los levantamientos medievales, el jacobinismo y Lenin: «la 'estricta justicia igualitaria', el 'terror' disciplinario, el 'voluntarismo' político y la 'confianza en el pueblo'...», en defensa de eso «común» que da nombre al comunismo: la «sustancia compartida de nuestro ser social, cuya privatización supone actos violentos que, cuando sea necesario, deben resistirse por medios violentos».

    Pero sobre todo se trata de entender qué tipo de plasmación de la Idea platónica del Comunismo generan las contradicciones terminales de este tiempo, «lo común» que, en concreto, se nos está enajenando y el modo en que se nos está enajenando. Žižek enumera: lo común de la cultura (el «capital cognitivo», lenguaje, medios, educación, infraestructuras); lo común de la naturaleza externa (recursos naturales, medio ambiente); lo común de la naturaleza interna (herencia biogenética humana). Y, sacando el «filo subversivo» de todo ello, el conflicto extremo «entre Incluidos y Excluidos» del «espacio sociopolítico», sin el cual quedan como problemas parciales (desarrollo sostenible, legalidad de la propiedad intelectual, bioética...). Una de las insistencias más valiosas del pensamiento de Žižek es que no hay que distraerse en ésas y otras parcialidades (identidades nacionales o sociales, particularidades culturales o religiosas...); lo que cuenta es poner en «contacto directo» lo universal del uso público de la Razón emancipadora, a la manera kantiana, con lo singular del sujeto de emancipación.

    (continuará)

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  7. . . . . [Continúa del anterior] =

    ... ... Y ese sujeto vamos siendo 'todos'. Una de las ideas más comprometedoras de este comunismo preapocalíptico es que su protagonista no es una heroica clase de elegidos de la historia sino un sujeto 'damnificado' por la historia. El elemento escatológico, que Žižek asume plenamente, no es alcanzar la salvación mediante la lucha de clases sino evitar la condenación absoluta del género humano proletarizado. En vez de la utopía liberal de la globalización de las clases medias, lo que se globaliza aquí es la condición de proletariado, en el sentido de que todos estamos siendo enajenados de un modo u otro de aquella «sustancia común»... y compartiremos el mismo destino si no somos capaces de coger las riendas de la desbocada lógica capitalista. «El desafío ético-político está en reconocernos a nosotros mismos en esta figura», dice Žižek; pero no para tomarnos nuestra supervivencia ante el apocalipsis en una campaña de 'survivalismo' individualista a lo Mad Max, sino en un acto de 'justicia' común.

    El criterio de esa justicia es nítido: «la actitud ideológico-práctica hacia el proyecto emancipatorio universalista basado en el axioma de la igualdad». Además de jerarquizar los intereses de veras universales, semejante claridad permite trazar un mapa del campo de batalla, poniendo en su sitio a falsos aliados: ni la tecnocracia permisivo-liberal, ni el populismo-fascismo, ni el fundamentalismo de ningún género, desde luego. Tampoco necesariamente las «clases inferiores (...) a menudo esclavas del populismo fundamentalista». Pero sí los «liberales igualitarios», porque «el propio liberalismo no es lo suficientemente fuerte como para salvar su propio núcleo de valores» y además los socava en su alianza con el capitalismo... que éste está a punto de rescindir. De modo que hay que acudir en su auxilio entonando el 'With a little help from my friends': «la fraternal ayuda de la izquierda radical».

    J.C.G ( elcuadernocultural.com nº 23)

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  8. Muy de acuerdo con eso, resaltado por Juan Carlos Gea en 'La Voz de Asturias'... y aun es destacable algo más del mismo texto:

    Slavoj Žižek dibuja el 'comunismo', hoy, más que como «una solución» como «el nombre de un problema»: el que se plantea cómo «romper los límites del marco mercado-y-Estado», pero no ya para acabar con el Estado, sino para conseguir algún Estado que logre funcionar «de modo no estatal», con nuevos mecanismos representativos, y esquive la cíclica reabsorción de la REBELIÓN en la normalidad.

    Por otra parte, no hay nada fuera (salvo el futuro yermo post-apocalíptico, parece). EN RESUMEN: «El verdadero dilema no es “¿debería intervenir el Estado?”, sino “¿qué clase de intervención del Estado es necesaria?”»

    Bajo ese toque de cuerno hay que «reunir a los “MUERTOS VIVIENTES” del capitalismo global, a los que se han quedado abandonados por el “progreso” neocapitalista, a todos aquellos convertidos en inútiles y obsoletos, a todos aquellos incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones» (ya se ve que el 'nuevo proletariado' vamos siendo muchos).

    Y después provocar un «cortocircuito» que ponga «en contacto directo a estos ABANDONADOS DE LA HISTORIA con el aspecto más progresista de la historia». Suena épico, pero no lo es. Ni siquiera es esperanzado. Y existe el riesgo de que acarree, como otras veces, «oscuras consecuencias».

    Siempre atinado en sus citas, Žižek invoca conmovedoramente a Beckett: («Inténtalo OTRA VEZ. Fracasa otra vez. Fracasa mejor») pero también al viejo Mao («Todo bajo el cielo está en completo caos, la situación es excelente»).

    Y al escritor cubano-español Leonardo Padura: «Resulta horrible no conocer el pasado y, sin embargo, poder impactar sobre el FUTURO». Pero es aún más horrible lo que este libro plantea frontalmente: conocer el futuro y no hacer nada para impactar sobre él.

    Aunque, estrictamente, la lección de Žižek es que el apocalipsis no está en el futuro; está ya HOY AQUÍ: en sus condiciones presentes.

    Para oponer a ese fatalismo el puro voluntarismo, y por decirlo un tanto perversamente, urge a capitalizar «una INSATISFACCIÓN que la izquierda no pudo movilizar» hasta ahora y a competir en el mercado de la ansiedad global contra el capitalismo y sus narcóticos, contra los populismos y los fundamentalismos, contra las propias formas caducas o inoperantes del izquierdismo.

    Como proclamó el falso 'broker' Alessio Rastani (y sabe todo 'broker' verdadero), toda CRISIS encierra grandes beneficios potenciales. Así que hay que tomarse la crisis «en serio» como «una oportunidad que hay que explotar por completo».

    O, visto de nuevo desde el punto de vista de la permanente Idea de Comunismo, hay que perfeccionar las formas de fracaso, pero contando con la apremiante cuenta atrás de la historia. Pues ya no se trata del viejo «socialismo o barbarie» de Rosa Luxemburgo; esto suena a «comunismo o APOCALIPSIS».

    En todo caso, «el comunismo está otra vez a las puertas». O eso, o en el mejor de los casos, 'Mad Max' dando tumbos por el páramo o, como mucho, a las puertas de 'NEGOCIUDAD'... Ustedes verán.
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