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Gracias a generosidades del mexicano ángel, en sus comunicantes desvelos por cada Noctambulario, llegan hasta nosotros:
He de amoldarme a ticomo el río a su cauce,
como el mar a su playa,
como la espada a su vaina.
He de correr en ti,
he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo,
como le sobra al río el aire,
al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme
blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo;
fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;
todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo,
fui hechura a tu medida;
pero si fuera en mí donde algo falta,
me crezco...
Si fuera en mí donde algo sobra,
lo corto.
('He de amoldarme a ti', Dulce María Loynaz)
Bajo el peso nocturno del cabello
o bajo la luna diurna de tu hombro
busqué el orden intacto del mundo,
la palabra no escuchada.
Largamente bajo el fuego o bajo el vidrio
busqué en tu rostro
la revelación de dioses que no conozco.
Pero pasaste a través de mí
como pasamos a través de la sombra.
('Antínoo', Sophia de Mello Breyner Andresen)
No sé cómo será en otras partes
pero aquí en la tierra hay bastante de todo.
Aquí se fabrican sillas y tristezas,
tijeras, violines, ternura, transistores,
diques, bromas, tazas.
Puede que en otro sitio haya más de todo,
pero por algún motivo no hay pinturas,
cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.
Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.
Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentra bonitos.
Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.
La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.
Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.
Pero date cuenta: los elementos se cansan rápido
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.
Y sé qué más estas pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes -la gente es mala.
Descansen- la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.
La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.
Y por si fuera poco,
giras sin billete en un carrusel de planetas
y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.
Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento te lleve a ninguna parte.
('Aquí', Wislawa Szymborska)
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Bien está lo, por tales tres Gracias, acá traído.
ResponderEliminarOtro ÁNGEL, GONZÁLEZ, tan bien respondía:
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
De acuerdo. Mas él mismo había también añadido:
ResponderEliminar"Yo sé que existo
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
─oscuro, torpe, malo─ el que la habita..."
¿Por que no cierran los libros esos tan lindos y meramente se ponen un ratito a sentir lo que canta Concha Buika de Chavela Vargas con piano del Chucho Valdes en "El ultimo trago"? Pruebe por ejemplo con "Un mundo raro" o "Las simples cosas", para empezar, y no mas falta le haran otras letras...
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