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Sin trastocar ni aun seis palabros del autor rememorable, al que por vez primera pude ver -absorto ante su papel y plumas, por una terracita junto a la gaditana Residencia Universitaria ’Puerta del Mar’, hace ya un cuarto de siglo justo- aquel día en que José L. Iglesias nos condujo hasta él tras haber quedado con nuestro queridísimo colega (del Puerto de Sta. Mª e ilimitado andurrial escogido para los mejores palos flamencos, como buen hijo de un condiscípulo infantil que recita en 'La arboleda perdida' Rafael Alberti entre sus primeras cuadrillas de alevines para las más pintureras faenas con torerías... ) Emilio Bootello Reyes, oídlo:
Sin trastocar ni aun seis palabros del autor rememorable, al que por vez primera pude ver -absorto ante su papel y plumas, por una terracita junto a la gaditana Residencia Universitaria ’Puerta del Mar’, hace ya un cuarto de siglo justo- aquel día en que José L. Iglesias nos condujo hasta él tras haber quedado con nuestro queridísimo colega (del Puerto de Sta. Mª e ilimitado andurrial escogido para los mejores palos flamencos, como buen hijo de un condiscípulo infantil que recita en 'La arboleda perdida' Rafael Alberti entre sus primeras cuadrillas de alevines para las más pintureras faenas con torerías... ) Emilio Bootello Reyes, oídlo:
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He vuelto ahora sin saber por qué
He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste más triste que un tintero.
Triste no soy o si lo soy no sé
la maldita razón porque no quiero.
He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste en calles con cerrazón.
He vuelto a estar más triste que un quinqué
más triste que un tazón.
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Estoy sentado ahora en un café
Estoy sentado ahora en un café
y mi alma late late
de sed de no sé qué
tal vez de chocolate.
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No quiero esta tristeza medular
No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde.
Pide cerveza y basta de pensar.
El cerebro está oscuro cuando arde.
(del Carlos Edmundo de Ory que recuerdo)
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