Y
hace ya unos 3.500 años, desde un 'R[i]g Veda' (o primer Himno de Sabiduría sobre los conocimientos)
aparece:
"Mil cabezas tiene Purusha (Persona o Conciencia), mil ojos, mil pies (...) esta Purusha es todo lo que hasta ahora ha existido y todo lo que existirá; el señor de la inmortalidad que crece aun más por la comida (...) Él formó las criaturas del aire, y animales salvajes y mansos... Cuando ellos dividieron a Purusha, ¿cuántas porciones hicieron? ¿Qué es lo que llaman su boca, sus brazos? ¿Qué es lo que llaman sus muslos y pies? La casta de los brahmanes (o sacerdotes) fue su boca, la casta Kshatriya (noble y guerrera) hecha fue con sus dos brazos. Sus muslos se hicieron Vaishya (el pueblo, que comercia); de sus pies salió Shudra (última, servil, clase). La luna engendrada desde su mente fue, y de su ojo nació el sol; Indra y Agni nacieron en su boca, y Vayu con su aliento. De su ombligo surgió el aire intermedio; el cielo emergió desde su cabeza; la tierra por sus pies, y de su oreja las regiones. Así se formaron los mundos"...
Igualmente, cerca de un milenio después, el 'Kena Upanishad' reflexionaba: "¿Impelido por quién se eleva la mente? / ¿Impelido por quién respira por primera vez el aliento? / ¿Impelido por quién es el habla por la cual se comunican las personas? / Y ¿qué dios une la vista y el oído? (...) Aquello que no puede ser expresado por la palabra, / y por lo cual la palabra misma es expresada. / Debes saber que aquello es el eterno Brahma[n], y no aquello que otros veneran aquí. / Aquello que no puede ser aprehendido con la mente, / y por lo que, dicen, la mente es aprehendida... / Debes saber que aquello es Brahma[n], y no lo que otros veneran aquí. / Aquello que no puede ser visto con la vista..."
Antes de nuestra era,
también, el Bhagavad-Gita del épico Majábharata (en el siglo III a. C.) dijo:
"Al comienzo este mundo fue Atman (el Yo), solo en la forma de Purusha (...) Por todos lados Aquello tiene pies y manos, / por todos lados ojos, cabezas y caras, / por todos lados en el mundo oye; / abraza todas las cosas". Y dice la
'Mundaka Upanishad' (coetánea del texto anterior):
"En verdad el atman (Yo, como la Conciencia de sí mismo) -dijo el poeta- viaja por la tierra de cuerpo en cuerpo". La filosofía hindú no ha cometido el error de imaginar que se puede pronunciar un juicio informativo, fáctico y positivo acerca de la realidad [última]... Como la misma 'Upanishad' añade: "Donde el conocimiento carece de dualidad, de acción, de causa o de efecto, donde es inefable, incomparable y está más allá de lo que puede describirse, ¿qué es? Imposible decirlo"...
Cualquier juicio positivo acerca de las últimas cosas debe hacerse en la forma sugestiva del mito y la poesía. En este campo el lenguaje indicativo sólo puede decir "Neti, neti" (No, no), pues lo que puede describirse sometido con las categorías tiene siempre que pertenecer a este campo convencional. En general toda filosofía india es primordialmente la experiencia o estado de conciencia que se conoce por moksha (o 'liberación'), y tan sólo muy secundariamente un sistema de ideas intentando traducirla con lenguaje convencional. En el fondo pues, tal filosofía se torna inteligible sólo si participamos de dicho tipo del conocimiento no convencional, que también hallamos en el Taoísmo chino...
Asimismo se lo llama atma-jñana (auto-conocimiento) y atma-bodha (o despertar del Yo), puesto que puede considerarse como el descubrimiento de quién o qué soy yo cuando ya no me identifico por ningún papel ni definición convencional de la persona. La filosofía india no describe el contenido de dicho descubrimiento salvo en términos mitológicos, utilizando la frase "aham brahman" (yo soy Brahman: la Conciencia universal) o "tat tvam asi" (tú eres eso) para sugerir que auto-conocimiento es darnos cuenta de nuestra original identidad con Dios. Por esta razón la filosofía india se concentra en la negación, en liberar la mente de conceptos de Verdad. No propone ninguna idea ni descripción de lo que debe llenar el vacío de la mente, porque la idea excluiría el hecho, del mismo modo a como un cuadro que representase al sol colgado sobre la ventana tampoco deja entrar luz del verdadero sol...
Así como los hebreos no permitían imágenes de Dios en madera o piedra, los hindúes proscriben las imágenes mentales, salvo que sean tan evidentemente mitológicas que nunca se las confunda con realidad ninguna. Por tanto la sadhana (disciplina práctica) que caracteriza el camino de liberación consistirá en un progresivo desprendimiento del propio atman (Yo) con respecto a toda identificación: darse cuenta del cómo yo no soy este cuerpo, estos pensamientos o sentimientos, estas sensaciones y conciencia. La realidad básica de mi vida no es ningún objeto concebible. En última instancia no debe ser identificada tampoco con idea ninguna, ni tan siquiera la de Dios o del atman...
Se trata, conforme a la
'Mandukya Upanishad' (en el siglo II d. C.), de:
"Aquello que no es consciente ni de lo subjetivo ni de lo objetivo, ni de ambos; que no es ni simple conciencia, ni indiferenciada sensibilidad, ni mera oscuridad. Es invisible, sin relaciones, incomprensible, ininferible e indescriptible: es la esencia de la Autoconciencia (o conciencia del Yo), el final de maya (la ilusión)". Traducido al lenguaje convencional y -repitámoslo- mitopoético, el conocimiento de
Brahman se representa como un descubrimiento del cómo este
mundo que parecía ser Muchos en verdad es Uno, que
"todo es Brahman" y que
"toda dualidad es el falso producto de la imaginación":
Brahman carece de dualidad; o sea, es
AdVaita...
Para una comprensión adecuada sobre dichas doctrinas de maya: el mundo no es ninguna ilusión de la mente en el sentido de que, ante los ojos del jivan-mukta (hombre liberado), no haya nada por ver salvo un vacío sin huella. El liberado ve también el mundo que nosotros vemos; pero no lo amojona, mide ni divide de nuestras mismas maneras. No lo considera como real o concretamente quebrado en sucesos y cosas disjuntas. Ve que la piel puede considerarse tanto siendo lo que nos une a nuestro ambiente como lo que de él nos separa. Ve, además, que la piel será considerada como algo que une sólo si antes había sido considerada como algo que separa, o viceversa...
Por tanto su punto de vista no es monista; ni piensa que todas las cosas son en realidad Uno porque, hablando concretamente, nunca hubo 'cosas' que debieran considerarse Uno: unir es tan
maya como separar. Por esta razón tanto los hindúes como los budistas prefieren decir que
la realidad es "no dual" más bien que 'una', pues el concepto de uno siempre tiene que estar en relación con el de muchos. Por consiguiente,
la doctrina sobre maya de relatividad es; consistiendo en decir que las cosas, los hechos y sucesos no se delinean por la naturaleza sino desde alguna descripción humana y que la manera en que los [d]escribimos (o dividimos) es a nuestros variables puntos de vista relativa...
Y más convencionales que naturales los límites, por ello, son; en el sentido de cuando se dice comenzar la vida del hombre con el momento del parto, por ejemplo, más bien que desde su concepción o destete. Pero también las doctrinas del maya dicen que rupa (las formas) carecen de svabhava (naturaleza en sí o del propio ser): no existen por derecho propio sino sólo en relación con las demás, así como un sólido sólo cabe distinguirlo en relación con el espacio; nada más que convencionalmente pueden separarse vida y muerte...
En realidad, "lo moribundo es cuanto vive". O son inseparables, en este sentido, e interdependientes: el uno del otro surgen, y tan sólo por maya o la división convencional se los puede llegar a considerar aparte; para las filosofías indias, rupa (la forma) es -toda ella- maya, por impermanente...
Maya, pues, generalmente equivale a nama-rupa (o nombre y forma); al intento de la mente por captar las formas fluidas de naturaleza en su red con clases fijas; pero para la mente que deja seguir su curso a las cosas moviéndose con el flujo del cambio (según la metáfora del Budismo Zen, se ha convertido en algo similar a una pelota por arroyos de montaña), el sentido de lo transitorio y vacío se vuelve una especie del éxtasis. Por esta razón tanto para Oriente como en Occidente la im-permanencia es a menudo tema de la poesía más profunda y conmovedora; en el 'Macbeth' de Shakespeare se reza: "El mañana y el mañana y el mañana / avanzan a pequeños pasos, de día en día, / hasta la última sílaba del tiempo recordable / y todos nuestros ayeres han alumbrado a locos / el camino hacia el polvo de la muerte. / ¡Extínguete, extínguete, fugaz antorcha!"...
En resumen, la doctrina de maya señala en primer lugar cómo es imposible capturar el mundo real con la red mental de palabras y conceptos; y en segundo, el carácter fluido para esas mismas formas que intenta definir el pensamiento. Mas incluso hay algo engañoso hasta en la idea de Brahma[n] como eterna realidad que subyace bajo el flujo, y del atman como divina base de la conciencia humana; pues, en la medida que son conceptos, tan incapaces de aprehender lo real como cualquier otro son. En el fondo del Budismo encontramos este acto, del darnos cuenta de cómo el mundo se nos escapa, totalmente. Es tal cambio de acento el que distingue, más que ninguna otra cosa, la doctrina del Buddha con respecto a la enseñanza de los 'Upanishads' (o textos para «sentarse con atención» frente al Conocimiento... de sí mismos)...
Gautama Buddha (o «el Despierto»), que murió alrededor del año 545 a. de C., era enteramente tradicional en su abandono de la casta y aceptando a seguidores también sin casta ni hogar; pues tal renuncia es un signo exterior y visible del que han realizado el verdadero estado de 'no clasificable', ya que su propio papel o persona es puramente convencional, y la verdadera naturaleza, en cada cual, no es ni una cosa ni un cuerpo: es decir, nada ni nadie. Esa realización era punto crucial de la experiencia del bodhi (despertar): durante 7 años, utilizando los medios tradicionales del yoga y tapas (la contemplación y el ascetismo), había luchado para entender la causa del que seamos tan esclavos de maya; por liberarse del círculo vicioso de trishna (el apego en la vida), lo cual era como intentar que la mano se agarre a sí misma...
Todos esos esfuerzos habían sido en vano. El eterno
atman (o Yo real) no aparecía. Por mucho que se concentrara en su propia mente para buscar la raíz y base, sólo hallaba el esfuerzo de tal concentración. La tarde anterior a su despertar el
Buddha sencillamente "abandonó", relajó su ascética dieta y se alimentó un poco. En seguida sintió cómo le iba ocurriendo un profundo cambio. Sentose bajo el árbol
Bo jurando no volverse a levantar hasta el haber alcanzado supremo despertar y -según tradición- quedó así toda la noche hasta que su primer vislumbre del lucero del alba de pronto provocó
un estado en perfecta claridad y comprensión. Eso era
"anuttara samyak sambodhi" (o el completo e insuperado despertar), la liberación con respecto a
maya o al
samsara (la Rueda de nacimientos y muertes), que seguirá mientras el hombre trate de apresar su propia vida...
Pero el contenido real, de tal
experiencia, nunca pudo ser expresado con palabras ni podría serlo; porque su decir son los bastidores de
maya, o las mallas de su red, y la experiencia es como el agua que se desliza sólo a través de los agujeros. Por lo tanto, cuanto más puede decirse sobre aquello son las palabras atribuidas al
Buddha en la
'Vajracchedika' (o Sutra del Diamante):
"Justamente así, Suhhuti, del completo e insuperado despertar no saqué absolutamente nada, y por esta misma razón 'completo e insuperado despertar' se lo llama"...
El
'Canon pali', sin embargo, dice que inmediatamente después de su despertar el
Buddha fue al Parque de los Ciervos en Benarés y expuso su doctrina para quienes antes habían sido sus compañeros de ascético vivir; expresándola en la forma de las
"Cuatro Nobles Verdades" conforme al modelo Védico tradicional en el cual un médico da su diagnóstico y la receta: identificación de la enfermedad con su causa, más declaración del si es curable, y prescripción de remedios...
Una "Primera Noble Verdad" se refiere a la dukkha (sufrimiento, insatisfacción por frustraciones) o trishna (sed, avidez ansiosa del agarrar) designando la gran enfermedad del mundo cuya cura se obtiene con dharma (el método) del Buddha: el nacimiento igual que la vejez o enfermedad y muerte, así como congoja por estar ligado a cosas que desagradan y separado de cuantas nos agradan, son dukkha. Lo es, con una palabra, este cuerpo del quíntuple compuesto basado en trishna...
En otra de las formulaciones para esta enseñanza, dukkha es una de las 3 características del bhava (ser o/y devenir); las otras dos resultan anitya (falta de permanencia en la realidad o, más bien, que mientras más uno agarra el mundo menos queda sin cambiar) y an-atman (o ausencia de todo Yo): "El verdadero Yo es no-Yo", pues todo intento de concebir el Yo, creer en él o buscarlo, inmediatamente lo aleja. Los 'Upanishads' distinguían atman (el Yo verdadero, supra-individual) de jivatman (o alma individual); y Buddha concuerda con aquéllas en negar la realidad del último. Así, todo intento de aferrarse al ego y convertirlo en fuente de acción eficaz está condenado al fracaso ..
La "Segunda Noble Verdad" se refiere a la causa de dukkha, que recibe el nombre de trishna (el aferrarse o apegarse) basada en avidya (la ignorancia o inconsciencia). De ahí surgen inútiles intentos del aprehender o controlar perfectamente la vida, que pura auto-frustración resulta, y modelo de vida consiguiente es el círculo vicioso al que samsara (Rueda del nacimiento y de la muerte) llaman tanto Hinduismo cuanto Budismo; el principio activo de la Rueda se conoce con el nombre de karma (o acción condicionada, es decir, la que surge de un motivo y persigue otro más enredando hasta las necesidades de controlar diversos otros): el destino de todo aquel que "trata de ser Dios" y le pone al mundo una trampa en la cual él mismo cae prisionero...
La
"Tercera Noble Verdad" se refiere al poner un fin en tal auto-frustración (por apegarse a toda la pauta viciosamente circular del
karma), lo que se llama
nirvana; y es el acto por quien ha ya visto la futilidad en tratar de contener su
prana (o aliento vital) indefinidamente, lo cual significaría perderlo. Así
nirvana es equivalente de
moksha (liberación). Si se relaciona con la
nir- (cesación) al
vritti (las vueltas), es un sinónimo de la finalidad del
yoga, que por el
'Yogasutra' se define como
"cita vritti nirodha":
cesación del darle vueltas a la mente por los pensamientos...
La
"Cuarta Noble Verdad" describe un
"Óctuple Sendero" del Dharma (es decir, doctrina o método) de
Buddha, para ponerle fin a
dukkha; el compendio del
'Shiksha Samuccaya' lo resume:
"Donde haya un objeto, allí surge el pensamiento." ¿Son, pues, el pensamiento una cosa y otra el objeto? No, lo que un objeto es, tal el pensamiento. Si fueran una cosa y otra, distintas, entonces tendríase otro estado de pensamiento doble. Así pues, el objeto mismo es justo pensamiento. ¿Puede pasar revista el pensamiento entonces al pensamiento? No. Como la hoja de una espada no puede cortarse a sí misma, ni la punta del dedo puede tocarse a si misma tampoco, así nunca el pensamiento puede verse a sí mismo"...
Esta no-dualidad de la mente, en la que ya no está dividida contra sí misma, es samadhi (la contemplación), y debido a que desaparece infructuoso manotear de la mente que trata de captarse a sí misma, resulta en un estado de profunda paz. No es quietud o samatha (calma mental) por total inactividad, pues una vez que la mente retorna a su estado natural samadhi persiste siempre: "caminando, de pie, sentado y acostado"...
Tal como se lo usa en el Budismo, el término dhyana (meditación) comprende tanto samadhi como smriti (el recogimiento); y la mejor manera de indicar su significado es caracterizarlo como el estado de conciencia unificada en sentido del estar enfocada sólo al presente, puesto que para la conciencia clara no hay ni pasado ni futuro sino sólo ekaksana (este único momento), que los místicos occidentales han llamado el Eterno Ahora...
También tiene
"una sola punta" en el sentido del ser un estado de conciencia
sin diferenciación entre cognoscente o conocido y conocimiento. En el
'Anguttara Nikaya' se nos ha enseñado:
"Un Tathagata (esto es Buddha) es un vidente de lo que hay que ver, pero no piensa -na mannati- o ni concibe lo visto y no visto, lo visible o el vidente. Igual que ocurre con lo sentido, u oído, y lo conocido; no piensa en ellos con estas categorías". Quizás ahora estemos en condiciones de comprender aquel resumen de la doctrina de
Buddha en su
'Visuddhimagga' dado:
"El sufrimiento solo existe, ninguno que sufra; / el hecho existe, pero no quien lo haga; / Nirvana existe, pero nadie que lo busque; / el Sendero existe, pero nadie que lo recorra"...
Y según las doctrinas
bodhisattva (del ser iluminado), la tarea propia de cada hombre liberado es liberar a todos los demás mediante
upaya (
"los medios hábiles"): con
prajna (o sabiduría intuitiva) percibe la naturaleza interior de las realidades; lo cual a su vez despierta
karuna (compasión, por todos quienes aún están encadenados a la ignorancia)...
La sola sabiduría, para un Tathagata, quedaría del todo insuficiente sin ser acompañada por su compasión; el Buddha mismo había comparado
esa posibilidad a "la locura del hombre asaeteado
que no consintiera le sacasen una flecha del cuerpo, sino hasta que le hubiesen contado todos los detalles de la
fisonomía, familia y motivos en su agresor"...
P.D.-
En última instancia, por lo demás, conviene tener presente siempre la confluencia de todo esto con otras variantes paralelas del pensamiento en Oriente; como un ejemplo más aparte de los ya mencionados aquí (
Taoísmo y -su derivado, por fusión con raíz
[madhyamika] budista-
Zen...), también está
un Karma-yoga (o sea, el
Yoga de las acciones), muy equivalente al
Samu para prácticas del
zen: consistiendo en la dedicación de cualquier
trabajo como una ofrenda, sin albergar ningún deseo de recompensas; al renunciarse al fruto de las acciones propias, éstas resultan desinteresadas, facilitando así un poderse
"vivir lo extraordinario en la vida ordinaria"...
Cierto fragmento representativo del '
Bhagavad Gita [Divino Cantar]' decía:
"Tienes derecho sólo al actuar, a sus frutos nunca. No seas causa para los frutos de tu acción, ni tampoco te apegues a la inacción" [Ya en el siglo XX un poema sufí, 'El profeta' de Khalil Gibran, lo particularizaba muy concretamente: "Tus hijos no son tuyos, / tan sólo son hijos e hijas que se da la vida / deseosa de sí misma. / No vienen de ti, sino a través de ti / y aunque contigo estén / tampoco te pertenecen… // Tú eres el arco del cual, tus hijos / como flechas vivas son lanzados"...]
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A este post le precedió, anterior mente (24/07/23):
... y a este post le sigue, ulterior mente (17/09/23):