En las últimas 16 semanas (posteriores a la jornada del 7-O en que Israel sufrió 1.200 bajas), durante los más de 100 siguientes días transcurridos las [auto-denominadas] "Fuerzas para la Defensa Israelí" han estado bombardeando todo (incluso a l@s civiles, no tan solamente objetivos militares) en la Franja de Gaza causando 26.000 muertes, de las cuales 16.000 mujeres y niños fueron...
Según la ONU, entre muertos, heridos y "desaparecidos" el total ya ronda las 100.000 víctimas, por ahora; pero suman y [han prometido que] siguen... Aunque para más inri, deberían computarse también otros tantísimos dañados más, que van a seguir... sin remedio:
"Luego del que Israel comenzara su invasión de Gaza poco después del ataque de Hamás el 7 de octubre, Aya Khrais, una dentista embarazada de 26 años, esposa de un médico y madre de una niña de 2 años que vive en la ciudad de Gaza, perdió contacto con los médicos y servicios de salud que necesitaba para la atención prenatal y el control de su diabetes.
Ella y su familia se vieron forzados al abandonar su hogar mudándose 5 veces seguidas para huir de los constantes bombardeos, a veces recorriendo varios kilómetros a pie. Cuando hablamos a principios de diciembre, se hallaba en casa de su cuñada en el sur de Gaza. La Dra. Khrais tenía 32 semanas de embarazo y dormía sobre un colchón delgado directamente en el suelo, compartiendo casa con 74 personas de 11 familias. Carecían de agua o alimentos adecuados, medicamentos, electricidad y herramientas para la higiene básica.
Durante los últimos 2 meses no ha recibido atención prenatal ni vitaminas y no ha aumentado de peso. El 10 de diciembre encontró a un obstetra privado que le informó que tenía un exceso de líquido amniótico y que necesitaba una cesárea inmediata. Encontró un hospital privado que abrirá el 16 de enero. El costo estimado sería de 4,000 $; la familia ha perdido todos sus ahorros y su casa fue bombardeada: no tiene ropa de bebé, pañales ni lugar o ningún modo adecuado para su recuperación postparto. “Tengo mucho miedo”, dijo por WhatsApp.
El relato del Dr. Khrais está lejos de ser infrecuente: aproximadamente hay unas 50.000 mujeres embarazadas en Gaza, todas ellas luchando contra la falta de un refugio estable, una nutrición inadecuada y con agua salada o contaminada. Es difícil obtener atención prenatal, posnatal y pediátrica. Las agencias de la ONU han enviado medicamentos y equipos que salvan vidas a Gaza, pero no son suficientes para satisfacer las necesidades de la población. Es común la escasez extrema de analgésicos, antibióticos, medicamentos para las convulsiones y la diabetes y sangre. Según la Organización Mundial de la Salud, de las más de 180 mujeres que dan a luz cada día, es probable que un 15% sufra complicaciones y no pueda obtener servicios de emergencia obstétricos o pediátricos adecuados. Mientras tanto, acecha la amenaza de lesiones o muerte por bombardeos y acciones militares, al igual que un trauma emocional inimaginable.
Si estas madres e hijos logran sobrevivir a la guerra, tendrán que lidiar con efectos por el resto de sus vidas. Toda la investigación sanitaria en múltiples áreas de conflicto armado (como Siria , Afganistán, Somalia y Kosovo) revela que este tipo de condiciones están relacionadas con un aumento de abortos espontáneos, anomalías congénitas, muertes fetales, partos prematuros y mayor mortalidad materna. Otros estudios sobre conflictos armados entre 1945 y 2017 muestran que los niños expuestos a la guerra tienen más probabilidades de sufrir unas malas condiciones de vida o saneamiento, con pobreza multigeneracional causada por la pérdida de infraestructura educativa y económica.
“Gaza simplemente se ha vuelto inhabitable”, afirmó Martin Griffiths, el subsecretario general de los asuntos humanitarios y coordinador de ayuda de emergencia de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Las mujeres y los niños han sido los más afectados por esta tragedia. La única posibilidad que tienen de vivir una vida sana libre de consecuencias permanentes es que los combates cesen ahora y que los servicios de salud se restablezcan o reconstruyan de inmediato, una perspectiva que se vuelve más difícil de alcanzar cuando se prolonga la guerra.
El embarazo y el parto siempre ocurren en un contexto sociopolítico; los repetidos ataques militares, el colapso del sistema de atención de salud o suministro de alimentos, la falta de alojamiento adecuado y de seguridad general tienen impactos duraderos en las madres más los bebés, mucho después de que se sofocan sus combates.
Antes de la guerra, la vida de las mujeres embarazadas en Gaza era muy difícil. Se espera que allí tengan familias numerosas y sean atendidas por médicos y parteras sobrecargados de trabajo y con un suministro poco fiable de tanto electricidad como de oxígeno. Ya había poco tiempo para cada paciente. A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud de Gaza y la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas, las prácticas obstétricas tienden a ser una mezcla del mundo desarrollado con la del mundo en desarrollo. Los médicos rara vez obtienen permisos para salir de Gaza para actualizar sus habilidades, y las autoridades israelís restringen todos los medicamentos y tipologías de aquellos equipos que se les permite ingresar.
Tienen tasa de mortalidad infantil 7 veces más alta que para Israel, aproximadamente. Para las madres, hemorragias, infecciones, enfermedades tromboembólicas, hipertensión inducida por el embarazo, partos obstruidos e interrupciones inseguras del embarazo han sido las principales causas de mortalidad materna. Esas complicaciones se pueden prevenir o controlar en gran medida en el mundo desarrollado.
Esos peligros han empeorado durante la guerra a medida que los hospitales y servicios de salud se deterioran. Algunas mujeres están dando a luz por automóviles, la calle y refugios superpoblados en el mismo momento en el que aumentan enfermedades infecciosas como las respiratorias, hepatitis A y meningitis. Algunos hospitales, incluido el Centro Médico Al-Nasr en la ciudad de Gaza, y Kamal Adwan del norte de Gaza, han informado ya del ataque directo a secciones de neonatología-maternidad, con muertes de bebés y lesiones o muerte de madres.
Hay informes de mujeres que tuvieron cesárea sin anestesia y madres que fueron dadas de alta tan pronto como 3 horas después del parto. El trauma de la guerra también puede afectar directamente a los recién nacidos: durante el conflicto de Gaza de 2014, madres muy expuestas al trauma de la guerra dieron a luz a bebés que sufrieron un desarrollo sensoriomotor, cognitivo y emocional negativo.
La creciente escasez de alimentos y la desnutrición en Gaza como resultado del actual ataque probablemente generarán sus propias complicaciones. Según UNICEF, las mujeres embarazadas que padecen una mala alimentación y nutrición tienen un mucho mayor riesgo de preclampsia, hemorragia, anemia o muerte. Pueden ocurrir muertes fetales y los niños pueden verse afectados por bajo peso al nacer, emaciación o retrasos en su desarrollo.
Aunque Israel dice que está reduciendo algunos de sus combates en Gaza, lamentablemente todavía no se vislumbra un final. Los recursos médicos y los alimentos están llegando poco a poco, pero los grupos de ayuda en el sur de Gaza informan que sólo pueden satisfacer el 25% de las necesidades durante 2 meses para los niños desnutridos y sus madres vulnerables.
El Dr. Khrais y las aproximadamente 50.000 mujeres embarazadas en Gaza están desesperadas por poner fin a los combates para poder dar a luz con seguridad. Pero están igualmente desesperados por poner fin a la devastación que afecta a cada generación allí nacida y criada."