Desde su primer ejemplar
del presente mes, la revista “Investigación y Ciencia” (Enero de 2015) difunde un artículo -ya editado: 'Scientific American', Nov. 2014- por Richard J. Davidson, Antoine Lutz y Matthieu Ricard, previa mente...
"Meditar produce cambios fisiológicos del cerebro, como en el volumen tisular de ciertas áreas. Quienes lo practiquen también experimentarán efectos psicológicos beneficiosos: reaccionan más rápido, a sus estímulos, y siendo menos propensos al sufrir determinadas formas del estrés.
Tres formas comunes de meditador (atención focalizada, consciencia plena y compasión) se practican ahora en muchas partes, desde hospitales hasta colegios; cada vez más, han ido sometiéndose a un escrutinio científico con laboratorios por todo el mundo…
La meditación constituyó actividades antiguas que, por diversas maneras, ya formaban partes en casi todas las religiones del mundo. Sus prácticas, derivadas de varias ramas del budismo, se han abierto camino en el mundo secular durante los últimos años como algún modo para promover la calma y el bienestar general.
"Meditar produce cambios fisiológicos del cerebro, como en el volumen tisular de ciertas áreas. Quienes lo practiquen también experimentarán efectos psicológicos beneficiosos: reaccionan más rápido, a sus estímulos, y siendo menos propensos al sufrir determinadas formas del estrés.
Tres formas comunes de meditador (atención focalizada, consciencia plena y compasión) se practican ahora en muchas partes, desde hospitales hasta colegios; cada vez más, han ido sometiéndose a un escrutinio científico con laboratorios por todo el mundo…
La meditación constituyó actividades antiguas que, por diversas maneras, ya formaban partes en casi todas las religiones del mundo. Sus prácticas, derivadas de varias ramas del budismo, se han abierto camino en el mundo secular durante los últimos años como algún modo para promover la calma y el bienestar general.
Cuando la Sociedad de Neurociencia invitó a Tenzin Gyatso, el decimocuarto dalái lama (líder del budismo tibetano),
para que pronunciase un discurso ante la reunión anual de 2005 en Washington
D.C, unos cientos de los casi 35.000 miembros que iban a estar en el encuentro
pidieron que se le anulara la invitación. Pensaban que un dirigente religioso
no tenía lugar en una reunión científica. Sin embargo, él supo plantear a la
concurrencia una pregunta provocadora mas, en última instancia, productiva:
«¿qué relación podría existir entre la ciencia moderna y el budismo, una tradición
filosófica o espiritual antigua india?».
El dalái lama, siguiendo el lema
«hechos, no palabras», había tratado ya de responder a esa pregunta. En los
años 1980 inició un debate sobre ciencia y budismo que llevó a la creación del
Instituto Mente y Vida, dedicado al estudio de la ciencia contemplativa. En
2000, dio un nuevo enfoque a su empeño. Puso en marcha la subdisciplina de
«neurociencia contemplativa» proponiendo a los científicos estudiar actividad
cerebral para meditadores budistas expertos (con más de 10.000 horas en su
práctica).
Durante casi 15 años más de 100 practicantes del budismo monacales y
laicos, así como numerosos principiantes, han participado en aquellos experimentos
científicos con la Universidad Wisconsin-Madison y otras 19 universidades
más al menos. El presente artículo, de hecho, es producto de una colaboración
entre sendos neurocientíficos y un monje budista que inicialmente se formó como
biólogo molecular.
La comparación entre imágenes cerebrales en meditadores expertos con las de
neófitos y no meditadores ha permitido empezar a vislumbrar por qué tales
conjuntos de técnicas para el mejor entrenamiento mental pueden proporcionar beneficios
cognitivos o emocionales. Los objetivos en la meditación, de hecho, se solapan
con muchos otros referentes a psicología clínica, psiquiatría, medicina preventiva
y educación. Según se indica por cada vez más datos, meditar puede ser
tratamiento eficaz para las depresiones o el dolor crónico; y, además, ayudando
a cultivar una sensación de bienestar general.
El descubrimiento de los beneficios con la meditación coincide junto al
reciente hallazgo neurocientífico que muestra cómo el cerebro adulto puede
seguir transformándose por la experiencia profundamente. Esos estudios nos
han demostrado ya que, cuando aprendemos al hacer –por ejemplo- malabares o
tocando un instrumento musical, el cerebro sufre cambios a través del proceso
llamado neuroplasticidad. La región del cerebro que controla movimiento de
los dedos en un violinista experto se vuelve progresivamente más grande por tal
dominio sobre su instrumento. Un proceso similar parece ocurrir cuando meditamos.
Nada cambia en el entorno, pero cada meditador regula los estados mentales para permitir así cierto modo del enriquecimiento interior, con algunas experiencias que se ha comprobado terminan afectando al funcionamiento de su cerebro y hasta por otras estructuras físicas.
Determinadas evidencias acumuladas con esta investigación han comenzado a demostrar cómo la meditación puede reorganizar los circuitos cerebrales y -‘cableándolos’, adecuada mente- acabar incluso hasta produciendo saludables efectos, no sólo en la mente o su cerebro, sino por todo el cuerpo (…)
En principio, la meditación es relativamente simple (…) El meditador comienza por asumir una postura física confortable no muy tensa ni demasiado laxa, deseando auto-transformarse y el bienestar de los demás, así como un alivio de su sufrimiento. Más tarde los practicantes deben estabilizar su mente, que muy a menudo se les alborota con desorden, viéndose ocupada por un incesante correr de cháchara interna. El dominio de nuestra mente requiere liberarse del condicionamiento mental automático y las confusiones internas (…)
Hace poco, los neurocientíficos han empezado a investigar lo que sucede por el interior del cerebro durante diversos tipos de meditación. Wendy Hasenkamp y sus colegas, entonces aun desde la Universidad en Emory, usaron imágenes cerebrales para identificar las redes neuronales que se activaban por los tipos de meditaciones con 'atención focalizada'. Durante algunas exploraciones con escáner, los participantes entrenaron su atención en la sensación producida por el respirar. Como es típico por tal tipo de meditación, durante las prácticas la mente tiende a vagar hacia otro cualquier objeto, desviándose desde sus propósitos; y los meditadores deben reconocerlo, para volver a restaurar su atención de nuevo, al ritmo gradual de la inhalación y exhalación (…)
Desde nuestro laboratorio en Wisconsin pudimos observar además diferentes patrones con respecto a las actividades en función del nivel de la experiencia para cada practicante. Meditadores veteranos –o sea, tras más de 10.000 horas en su práctica- mostraron mayor actividad por zonas cerebrales relacionadas con la atención, comparados con los novatos. Y paradójicamente, los más experimentados practicantes demostraron una menor activación que otros de menos experiencia. Meditadores avanzados parecen adquirir un tal nivel de sus habilidades que les permite alcanzar el estado centrado, enfocando la mente con menos esfuerzos. Esos efectos se asemejarían a las posibilidades del músico experto y el atleta, capaces para sumergirse en el 'flujo' por su actuación, effortful control; o sea, sin sentido apenas de controles intencionados (…)
ENTRE LA CORRIENTE DE NUESTRAS CONSCIENCIAS
Nada cambia en el entorno, pero cada meditador regula los estados mentales para permitir así cierto modo del enriquecimiento interior, con algunas experiencias que se ha comprobado terminan afectando al funcionamiento de su cerebro y hasta por otras estructuras físicas.
Determinadas evidencias acumuladas con esta investigación han comenzado a demostrar cómo la meditación puede reorganizar los circuitos cerebrales y -‘cableándolos’, adecuada mente- acabar incluso hasta produciendo saludables efectos, no sólo en la mente o su cerebro, sino por todo el cuerpo (…)
En principio, la meditación es relativamente simple (…) El meditador comienza por asumir una postura física confortable no muy tensa ni demasiado laxa, deseando auto-transformarse y el bienestar de los demás, así como un alivio de su sufrimiento. Más tarde los practicantes deben estabilizar su mente, que muy a menudo se les alborota con desorden, viéndose ocupada por un incesante correr de cháchara interna. El dominio de nuestra mente requiere liberarse del condicionamiento mental automático y las confusiones internas (…)
Hace poco, los neurocientíficos han empezado a investigar lo que sucede por el interior del cerebro durante diversos tipos de meditación. Wendy Hasenkamp y sus colegas, entonces aun desde la Universidad en Emory, usaron imágenes cerebrales para identificar las redes neuronales que se activaban por los tipos de meditaciones con 'atención focalizada'. Durante algunas exploraciones con escáner, los participantes entrenaron su atención en la sensación producida por el respirar. Como es típico por tal tipo de meditación, durante las prácticas la mente tiende a vagar hacia otro cualquier objeto, desviándose desde sus propósitos; y los meditadores deben reconocerlo, para volver a restaurar su atención de nuevo, al ritmo gradual de la inhalación y exhalación (…)
Desde nuestro laboratorio en Wisconsin pudimos observar además diferentes patrones con respecto a las actividades en función del nivel de la experiencia para cada practicante. Meditadores veteranos –o sea, tras más de 10.000 horas en su práctica- mostraron mayor actividad por zonas cerebrales relacionadas con la atención, comparados con los novatos. Y paradójicamente, los más experimentados practicantes demostraron una menor activación que otros de menos experiencia. Meditadores avanzados parecen adquirir un tal nivel de sus habilidades que les permite alcanzar el estado centrado, enfocando la mente con menos esfuerzos. Esos efectos se asemejarían a las posibilidades del músico experto y el atleta, capaces para sumergirse en el 'flujo' por su actuación, effortful control; o sea, sin sentido apenas de controles intencionados (…)
ENTRE LA CORRIENTE DE NUESTRAS CONSCIENCIAS
El segundo tipo en la meditación, bien estudiado también, se refiere a otra
forma de atención: mindfulness, o conciencia plena. El meditador debe
tomar nota de cada imagen o sonido, reparando en todos ellos, a la vez que se hace
un seguimiento sobre las sensaciones corporales internas y su monólogo interior.
La persona se mantiene consciente de lo que va pasando sin llegar a estar demasiado
preocupada por ninguna percepción o pensamiento en particular, regresando a tal
enfoque desapegado cada vez que la mente se aleja distrayéndose.
A medida que la conciencia sobre cuanto va sucediendo por los alrededores de cada uno crece, factores irritantes normales entre lo más cotidiano –colega molesto en el trabajo e inquieto niño del hogar, como ejemplo– se vuelven menos perturbadores, al desarrollar sensación hacia bienestar psicológico (...)
A medida que la conciencia sobre cuanto va sucediendo por los alrededores de cada uno crece, factores irritantes normales entre lo más cotidiano –colega molesto en el trabajo e inquieto niño del hogar, como ejemplo– se vuelven menos perturbadores, al desarrollar sensación hacia bienestar psicológico (...)
Mantenerse al tanto y dándonos cuenta de una sensación desagradable
puede reducir las respuestas emocionales inapropiadas a ese problema, ayudando
además al ir más allá del sentimiento negativo, lo que puede ser muy útil particularmente al tratar dolor.
También desde los laboratorios de Wisconsin, hemos estudiado a profesionales
con experiencia en atención plena mientras realizaban formas avanzadas de meditación
llamadas ‘consciencia pura’ o ‘presente abierto’. Durante aquéllas la mente buscará
mantenerse tranquila o relajada, no centrándose sobre nada en particular,
aunque también esté vívidamente clara y libre de cualquier excitación u ofuscamiento
aburrido. El que medita observa estando muy abierto a la experiencia pero sin
hacer ningún intento para modificar, interpretar, rechazar o ignorar
sensaciones dolorosas. Y hallamos que, si bien la intensidad del dolor en los
meditadores no se redujo, en cambio, sí les molestó menos que a otros miembros
del grupo de control.
En comparación con quienes más novatos eran sólo, a meditantes
expertos les disminuye actividad cerebral en zona relacionada con ansiedades –como la corteza insular y su amígdala– durante un período anterior al
estímulo doloroso. La respuesta cerebral de los meditadores en regiones relacionadas
con el dolor, después de varias exposiciones repetidas a lo mismo, fue acostumbrarse
al estímulo más rápidamente que los principiantes (...)
ESTADOS MENTALES COMPASIVOS Y BENEVOLENTES
Más reciente, Tania Singer y Olga Klimecki, ambas del Max Planck
Institute for Human Cognitive and Brain Sciences en Leipzig, Alemania, colaborando
con uno de los autores (M. Ricard), intentaron distinguir efectos para el
meditador por las empatías o la compasión. Se dieron cuenta de que lo compasivo
y el amor altruista estaban asociados a emociones positivas y sugirieron que
los agotamientos emocionales por consumirse -tras quemazón, o del burn out-
son, efectiva mente, una especie de ‘fatiga’ en la empatía (…)
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CAMINO AL BIENESTAR DEL SER EN LA CONSCIENCIA
Quienes meditan producen cambios, no sólo a procesos
cognitivos y emocionales bien definidos, sino también sobre volúmenes de ciertas
áreas del cerebro; lo que posiblemente nos refleje alteración en el número de
conexiones entre las células cerebrales o neuronas.
Unos estudios preliminares realizados por Sara W. Lazar y sus colegas en la Universidad Harvard mostraron cómo entre los meditadores de toda la vida, comparándolos con un grupo control, el volumen de tejido más oscuro del cerebro –'materia gris'– les crece para la ínsula y cortezas prefrontales (sobre todo, las regiones denominadas ‘Áreas de Brodmann 9 y 10’, que se activan frecuentemente durante diversas formas de meditación). Estas diferenciaciones fueron más pronunciadas en los participantes con mayores edades del estudio, lo cual sugiere cómo la meditación podría ralentizar el adelgazamiento de tejido cerebral propio del envejecimiento.
Unos estudios preliminares realizados por Sara W. Lazar y sus colegas en la Universidad Harvard mostraron cómo entre los meditadores de toda la vida, comparándolos con un grupo control, el volumen de tejido más oscuro del cerebro –'materia gris'– les crece para la ínsula y cortezas prefrontales (sobre todo, las regiones denominadas ‘Áreas de Brodmann 9 y 10’, que se activan frecuentemente durante diversas formas de meditación). Estas diferenciaciones fueron más pronunciadas en los participantes con mayores edades del estudio, lo cual sugiere cómo la meditación podría ralentizar el adelgazamiento de tejido cerebral propio del envejecimiento.
Por un estudio siguiente para otros contrastes, Lazar y colaboradores
también nos demostraron ya cómo entrenamiento en mindfulness
o conciencia plena hizo disminuir volúmenes de la amígdala, una región
implicada para procesamiento del miedo, en aquellos participantes que
mostraron reducción más notable de su estrés durante todo el tiempo transcurrido
al entrenarse. Además, Eileen Lüders y sus colegas en la Universidad para
California, de Los Angeles, observaron más diferencias para los meditadores en
las fibras -llamadas 'axones'- que conectan diferentes regiones del cerebro
entre sí; lo que sugiere algún mayor número de conexiones cerebrales.
Estos datos observables pueden apoyar hipótesis de que las meditaciones logran hasta provocar alteración estructural en algún supuesto dentro del cerebro (…)
Estos datos observables pueden apoyar hipótesis de que las meditaciones logran hasta provocar alteración estructural en algún supuesto dentro del cerebro (…)
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Ya existen algunas pruebas del cómo la meditación –o su capacidad para mejorar bienestar general– puede disminuir inflamaciones y otros problemas del estrés biológico ocurridos a escala molecular. Una colaboración entre nuestro grupo y otro liderado por Perla Kalimán del Instituto de Investigación Biomédica en Barcelona mostró cuánto un día intensivo de práctica sobre atención plena en meditadores experimentados rebaja las actividades de genes relacionados con la inflamación y altera el funcionamiento de aquellas enzimas que participan activándolos o al desactivarlos.
Por fin, un estudio de Cliff Saron -en otra Universidad californiana, de Davis- examinó efectos del meditar en... algunas moléculas involucradas por las regulaciones para todas [nuestras] longevidades celulares; y la principal molécula en cuestión es una, llamada telomerasa, que alarga segmentos del ADN en los extremos de cada cromosoma. Esos segmentos, o telómeros, aseguran la estabilidad del material genético durante nuestra división celular. Se acortan cada vez que los cromosomas tienen sucesivas divisiones y es detenida toda nueva partición, mutando la célula gradualmente a su estado en senescencia ya, cuando dicha longitud mengua por debajo de algunos umbrales críticos.
Por fin, un estudio de Cliff Saron -en otra Universidad californiana, de Davis- examinó efectos del meditar en... algunas moléculas involucradas por las regulaciones para todas [nuestras] longevidades celulares; y la principal molécula en cuestión es una, llamada telomerasa, que alarga segmentos del ADN en los extremos de cada cromosoma. Esos segmentos, o telómeros, aseguran la estabilidad del material genético durante nuestra división celular. Se acortan cada vez que los cromosomas tienen sucesivas divisiones y es detenida toda nueva partición, mutando la célula gradualmente a su estado en senescencia ya, cuando dicha longitud mengua por debajo de algunos umbrales críticos.
Al ser comparados frente a unos grupos de control, los meditadores que mostraron más pronunciadas reducciones en el estrés fisiológico también tuvieron una mayor actividad de la telomerasa tras finalizar su retiro. Ese hallazgo sugiere que la conciencia plena -o 'mindfulness'- podría retrasar entre sus practicantes incluso alguno de los mismos procesos del envejecimiento celular..."
en el Cerebro del meditador', traduc. castellana de 'Neuroscience &... Mind of the Meditator' )
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ResponderEliminarDel coreano Yu Chi-Hwan (1908-1967), traducido por Kim Hyun-Chang:
"En la vereda por donde van y vuelven
mañanas o tardes azules como el agua,
hay que vivir entre los buenos vecinos
bajo un gran cielo azul, con las flores.
Yo camino en soledad todas las noches
por la cumbre solitaria que protege mi vereda;
nunca será inevitable ningún destino,
el destino es no evitar lo evitablle."
Con saludos,
del almirante Ruina
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Excelente artículo! muchas gracias
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