El camino de la
emancipación es aquel por el cual vamos cambiando nuestra naturaleza
interior. Estamos tentados constantemente de cometer el error del
involucrarnos entre nuestros 'enemigos'. Al llevarlos dentro de
nosotros, difícil es reconocerlos. Antes que nada, debemos intentar
esquivarlos; para seguir después purificándonos, hasta que al fin ya ni
tan siquiera formen parte de nuestro ser...
Uno
entre todos ellos, que tanto estrago produce dentro de nosotros y
también por ende a nuestro entorno, es la cólera, malevolencia u odio.
Todo
empieza desde nuestro corazón y así, por lo tanto, resulta esencial que
nos demos cuenta del cómo el mundo no es la otra gente: cada uno de
nosotros lo somos; y hasta no poder encontrar paz por nuestro interior,
primero, tampoco la encontraremos en otra ninguna parte.
Que
alguien se vea equivocado, furioso, egoista o molesto no debe
importarnos en absoluto. Lo importante, única mente, sería qué hacemos
nosotros respecto a ello. No habrá nunca paz absoluta en el mundo. La
única, relativa, que nosotros podemos experimentar es la propia de
nuestros corazones.
La
cólera surge porque de un modo u otro hemos llegado a sentirnos
heridos. Ha surgido algo doloroso y el singular instinto natural,
absurda reacción, es a su vez infligir dolor en respuesta. Entre tanto
no lo comprendamos así menos podremos cambiarlo. Algunos, incluso, se
lo infligen a sí mismos: tragando su cólera, la reprimen y ésta hierve
dentro con preocupación o resentimiento...
Quizá
podamos ver cuánto sólo
es reacción de nuestros personales impedimentos la cólera sentida contra cualquiera o algo. Y no tiene que ver
tanto con otras acciones ni quienes las hagan.
Cuando
empezamos a comprender esto tenemos posibilidades de cambiar; pero sólo
si prestamos atención, y nos damos cuenta de cuándo surge tanto
irritarnos, actuará ésta como los frenos del coche acelerado...
La mayor necedad que muchas gentes cometen es hacerse desgraciadas a sí mismas con sus reacciones...
Todo
el mundo está lleno de impurezas, aunque se nos olvida cómo
es imposible por completo entristecerse o enfurecer si además nosotros no tenemos también cierta
tendencia -interna, latente- a querer ser provocados...
No
podemos esperar situación perfecta porque nunca se presenta: el único
error que cometemos, en este sentido, es por tal pretender cosas
equivocadas...
Quien puede dominar la ira naciente,
igual que refrena un carruaje:
a él le llamo un verdadero auriga,
y meros asideros de riendas a los otros.
(Dhammapada)
El
deseo -sensual...- produce placer si se lo satisface. Y a pesar de
todo, es un tan peligroso enemigo como la malevolencia o cólera. Son las
2 caras en una misma moneda: cuanto más hay del uno, igual de la otra.
El desear placer con avidez o apego produce un ansia que a menudo se ve frustrada...
Lo
sentido no son sino manifestaciones físicas -de oído, nariz, ojo,
paladar o piel- que acarrean conciencia sensual: no hay nada personal,
ni sano esencialmente o insano, en ella; tampoco se crea un mal mérito u
otro bueno por todo eso. Daño en la mente llega si pretendes conservar y
renovar dichos placeres. El sufrimiento surge del hecho de querer
experimentar, poseer o retener lo placentero una tras otra vez...
Y
el único antídoto claro a practicar es tener ese tipo de amigos con
los que no se comentan chismes ni del tiempo, cualesquier políticas u
otra gente, sino sobre nuestra emancipación...
'Quien
conquistó un millar de veces mil ejércitos nada es comparado al que a
si mismo se conquista.' Lo cual significaría el conquistarse las propias
inclinaciones naturales, no dejando que -por pereza- la mente haga
cuanto quisiera...
Normalmente sentimos
ansiedades respecto del futuro, y una mayoría de la gente se preocupa
con extrema facilidad muy a menudo; sin que pueda, por ello, detenerse
para pensar cuán absurdo e inútil es.
El
desasosiego ante lo futuro no tiene sentido. Esa misma persona que hoy
está ya preocupándose no es quien va después en realidad a
experimentarlo. Habrá cambios: no sólo será mayor, y es de confiar que
algún tanto más avisada; sino tendrá un conjunto de
circunstancias totalmente distintas, con sensaciones y pensamientos
dferentes, además. Preocuparse por el futuro es inútil...
Esto
no quiere decir que nunca podamos planificar: la planificación se
convierte sólo en ansiedades cuando nos pasamos al pensar tanto si cada plan
irá, o no, a lograr materializarse; inquietándonos por los resultados
futuros....
Todos
los momentos empleados en el preocuparse son perdidos. Estaríamos
recordando y proyectando. Eso ya nada es realmente de vida, la cual se
tiene que al momento experimentar, no podemos pensarl@...
Nuestra
morada externa no puede funcionar bien si la interna tampoco lo
hace. Olvidamos lo que íbamos a tratar de hacer al estar preocupándonos
por algo, distraídos. Y no hacemos nuestro trabajo con facilidad o
tranquilos porque las mentes andan en alguna otra parte.
Hasta que no consigamos que nuestra mente opte por sentirse a gusto, nunca nos podrá ocurrir de otro modo...
'Los pájaros del mismo plumaje vuelan juntos': las clases de gente con la cual vamos indican claramente lo que nos interesa...
La
única confianza posible respecto de nosotros mismos es aquella que
surge cuando somos capaces para realizar al fin cuanto nos hemos
propuesto. No es más que una sensación de la seguridad factible solo en
tanto ponemos nuestras emociones bajo control; y no importará ya lo que
pueda ocurrir, pues nuestra reacción va siempre a ser equilibrada o
suave. Porque sabemos habermos convertido en personas fiables...
Así, se nos vuelve cuanto hacemos en situación para enseñanza y aprendizaje, todo..."