Resulta llamativa esa reciente cucaña en que compiten aquí nuestros Partidos con 'mayor sensibilidad -sedicente mente- socialdemócrata' poniendo marchamos del "Programa para la RB" sobre Propuestas varias, pero de una u otra forma condicionadas al Empleo mediante Inserción a Ocupaciones por cuentas o/y beneficios ajenos, tras haber procrastinado su ofertón previo ya 'sine die' aquel "Podemos" pionero...
Mientras, otr@s en la UE parecen verlo más claro; incluso entre quienes no pretenden 'progresismo' ninguno con el que adornarse por su coherencia lógica, o mera lucidez racional, ante dinámicas actuales para nuestra economía presente. Como ejemplo, tenemos este último artículo que firma Robert Skidelsky, ex líder en "the British Tory Party (Conservatives)" -y su portavoz, para el Tesoro- desde la Cámara de los Lores del Reino Unido:
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"En la mayoría de los países ricos, hay
ahora millones de ‘working poors’ (o
sea, “pobres que trabajan”: personas cuyos empleos no les pagan suficiente para
mantenerse por encima de la línea de pobreza y que necesitan, además de su salario, subsidios del Estado, adoptando la forma de ‘tax credits’ (o “subvenciones fiscales”).
Esa idea es muy antigua. Inglaterra
implantó el esquema de asistencias a necesitados por compensar encarecimiento del pan durante
la Guerra Napoleónica. Fue creado en 1795 por autoridades de Speenhamland (pueblo del condado de Berkshire), consistiendo en una escala móvil para distinto
complemento salarial según los medios disponibles entre las familias
receptoras, su número de hijos y el precio del pan.
Pero el programa fue blanco de
críticas, al permitir a los empleadores pagar salarios por debajo del de
subsistencia, ya que los contribuyentes compensarían la diferencia. En 1834, el
sistema de Speenhamland fue cambiado por otra ‘New Poors Law’ (“Nueva Ley de Pobres”), que confinaba las
ayudas al interior de asilos denominados ‘workhouses’ (o “albergues para trabajadores internos”),
entre condiciones tan detestables como para forzar de sus receptores el volver a cualquier mercado laboral.
En el siglo XX, el principio rector
para dicho sistema de Speenhamland tuvo un renacer, por obra -ni más ni menos
que del pensador, liberal, sobre libremercantilismos…- Milton Friedman. En
1962, propuso un ‘negative income
tax’ (o “impuesto negativo sobre la renta”) con el cual las personas que
ganaran menos de cierto mínimo recibirían ingresos complementarios del Estado,
en vez de pagarle impuestos.
La idea fue para -sacándose a las personas del paro- de nuevo ponerlas a trabajar. Ello se implementó como un ‘Earned Income Tax Credit’ (es
decir, “Subsidio Fiscal sobre Renta Ganada”) en los Estados Unidos y ‘Working
Families Tax Credit’ (esto es, “Subvenciones Fiscales para Familias Trabajadoras”) por el Reino Unido.
Al mismo tiempo, hubo intentos de
aumentarles sus ingresos a los trabajadores mediante leyes del ‘Minimum Wage’ (“Salario Mínimo”). Pero
como éste nunca llegó al nivel mínimo fijado para el ‘living Income’ (o, vale decir, “ingreso vital”), no logró reducir
apreciablemente los costos de cualquier Subsidio Salarial: durante 2008, hasta unos 5'5 millones de familias
trabajadoras recibieron en el Reino Unido créditos fiscales, entre subsidios
salariales, asignación por hijos, ayudas para vivienda y exenciones de
impuestos locales. Las políticas de austeridad redujeron esta cifra a 4'3
millones.
Puesto que para ese 2012 había 11'4 millones de familias trabajadoras en todo el
Reino Unido, eso implicaba el que nada menos de un 38% no llegó a recibir ningún ‘living wage’ (o “salario vital”)... Y, por
decirlo de otro modo: el salario de equilibrio del mercado no proveyó un
ingreso vital al 38% de las familias trabajadoras. Estos son los ya citados ‘poorworkers’ (“trabajadores pobres”).
El 8 de julio último y como parte del Plan para rebajar Déficit, el ministro de Economía británico, George Osborne,
propuso un recorte de programas sociales equivalente a 12.000 millones de
libras (18.600 millones de dólares); de los cuales 9.000 millones £ -o sea, casi una mitad- saldrían al reducirse subsidio fiscal para familias trabajadoras.
Para compensarlo, Osborne propuso
subir el Salario Mínimo hasta 9 £ por hora desde 6'50 a lo largo del mismo período.
Como el incremento caerá sobre los empleadores (y no el Erario público), la
reducción de créditos o beneficios fiscales, una ganancia neta para el Tesoro
de Su Majestad es. Y un análisis por el 'Institute for Fiscal Studies (IFS)’ determinó que -si bien el Tesoro se ahorrará los 12.000 millones £- el aumento bruto que recibirán los trabajadores con la subida
del Salario Mínimo sólo asciende a 4.000...
Tal como señaló Paul Johnson,
jefe del IFS: “Simplemente, la cantidad de dinero que al nuevo Salario Mínimo irá
no es suficiente para compensarle a la gente, en contante, la pérdida de créditos
fiscales”. Pero incluso si algún Salario Mínimo se subiera lo suficiente para
compensar dicha pérdida, transferir más costo laboral de los contribuyentes a
los empleadores sería una estrategia errada. La razón es que para muchas
personas (tal vez, la mayoría), el trabajo va camino de ser una fuente de
ingresos cada vez menor.
Al fin y al cabo, estaría ya casi descontado
el que las automatizaciones progresarán -más, cada vez- sobre los trabajos humanos.
Hasta el 50% del actual empleo podrá estar en riesgo para los próximos 20 años. Y es por lo menos discutible que puedan hallarse suficientes empleos
nuevos para reemplazarlos, o incluso que sea deseable seguir produciendo más y
más bienes sólo para dar a las personas empleo a salarios cada vez menores. Conforme los robots reemplacen cada
vez más mano de obra, las personas necesitarán ingresos que reemplacen el
salario.
Mientras las Ayudas fiscales apuntan en la dirección de sustituir
ingresos, elevar el Mínimo salarial lo haría en alguna opuesta, por volverse así dichas rentas aun más dependientes del empleo. De hecho, es casi seguro que una
estrategia centrada en salarios acelerará más el proceso de
automatización. Si bien evidencia previa indica cómo las leyes del Salario
Mínimo no reducen la demanda para mano de obra, puede que no sea muy aplicable ahora, cuando
el costo por automatizarse producción sobre bienes y servicios está en franca
disminución.
En síntesis, si Osborne realmente está
decidido a ofrecer un ‘Living Income’ (o “Ingreso Vital”) universalizado,
debería pensar en una Renta Ciudadana -o Básica- independiente del
mercado laboral. Alguna solución sencilla sería dar a todos los ciudadanos un crédito
fiscal sin condiciones, que pueda acumularse gradualmente conforme disminuyan
los ingresos del trabajo.
Tanto pensadores del libre mercantilismo
como socialistas llevan largo tiempo propugnando un esquema de Rentas Básicas...
Pero la idea siempre fue blanco de 2 objeciones: que las sociedades resultan
demasiado pobres para poderlo afrontar y que, además, desincentivaría el trabajo.
Es evidente que la primera objeción ya
no vale para las economías avanzadas, y la segunda es irrelevante, pues el
objetivo no es reforzar incentivo al trabajar, sino que la gente no dependa del
trabajo para vivir. Algún Ingreso Básico incondicional permitiría trabajar
media jornada a muchos que ahora deben hacerlo a Jornada Completa (por salarios
menores al "Mínimo Vital"). Y todos los trabajadores comenzarían a tener la
libertad para poder hacer aquellas mismas elecciones -con respecto del cuánto
trabajar, o en qué condiciones- que hoy sólo tienen los dueños de capital
sustancioso."
(Mínimum Wage or Living Income?, traduc. F.G & E.Flamini)
¡No estaría nada de más el que se aprendiera por ahí algo entre vocer@s de nuestras aun tan inconmovibles Castas político-administrativa e intelectuales -o/y mediáticas para todo este Reino "Comunitario..."- del Estado (Español: "Plurinacional", u obsesiva mente, siempre sin remedios) inope!