viernes, 22 de septiembre de 2017

Desconnexió Unilateral Independent (DUI) a Barcelona "es bona... si la Bolsa sona, però..."


La historia es conocida. Quien echó su 'órdago' sin medir bien las fuerzas o por' farol', si acaso se lo aceptaren, que ya no pretenda protestar: como cualquiera sabe, desde hace muchísimo, 'Roma nunca pagaría traidores'; mas tampoco parece probable que siguiese pudiendo hacerlo -dentro de la Unión Europea, presente, o/y toda vía- este actual Reino del Estado español...
 
     
¿Alguien aún creerá en aquella estrategia del 'montarle al tigre' para, supuesta mente, así domarlo? No le iríamos a dedicar aquí para nada demasiados meses al repetirnos, insistentes, algo que tan obvio ya -desde hace muchísimo tiempo- es.

Un catalanismo pujolista sobrado durante décadas en aquel antes hábil arte del torear a los Gobiernos (con González, Aznar, Zapatero, Montilla y tal es) comprando su 'ninguneo de facto' al dizque legal imperio supremo constituido sobre banderías e idiomas [menos o más] "propios", con oneroso apoyar sucesivas mayorías parlamentarias no absolutas, ha devenido en 'parto de los montes que alumbró ratoncitos' –tamaños, como Puigdemont i Mas- autosugestionados para poder pasarse 'modos por monteras' u otras reglamentarias premisas "bajo su [grandísimo embudo del] arco triunfal"...
Memoria hispanica: d'aquest altre Referèndum 70 anys ara ja faria...
 
"Agustí Calvet –ese buen Gaziel que me descubrió Enric Juliana y al cual tanto admiraba también Josep Benet- en La Vanguardia del 28 de noviembre de 1930, sentenció: ‘El sino político para la tierra catalana, desde que se constituyó el Reino español como unidad nacional a fines del siglo XV, ha sido constantemente de un signo contestatario. Cataluña viene siendo, desde hace ya 4 siglos, la epiléptica en España’ [citado del libro Tot s’ha perdut, págs. 132-133].
 
Pues bien, desde Gaziel hasta hoy, vamos camino ya del 5º siglo por tales eventos epilépticos… Otros 50 años después, Tarradellas dijo: ‘Cuando los catalanes nos hemos podido dedicar a la política de nuestro país, a menudo lo hemos hecho con estrechez de miras, dando la impresión de no saber superar unos horizontes limitados’ [cita en el texto Ja sóc aquí, pág. 61]. Y remató: ‘A lo largo de mi vida he podido observar a menudo que muchos catalanes no saben ni ganar ni perder. Cuando ganan, se vuelven ávidos como lobos hambrientos. Pero si pierden, echan sus culpas a los demás y se retirarán para cultivar toda la flor amarga del resentimiento’ [según ese mismo Ja sóc aquí, pág. 177].
No habría que medir a todos los catalanes por el mismo rasero. Creo mejor hablar sobre algunas minorías –políticas, culturales o económicas- dirigentes en sucesivos momentos con ruptura, creadoras de mitos, predicadoras para unos ‘paraísos perdidos’ así como vindicadoras del agravio. En relación con el papel de dichas élites dirigentes catalanas, ya se había expresado Pierre Vilar, un maestro espiritual de los historiadores catalanistas, refiriéndose a las 2 revueltas, en 1640 y 1705: ‘De hecho, estas minorías dirigentes del Principado eligieron muy mal, en ambas revueltas, a los que querían como garantes de sus libertades (…) Fue así como alguna minoría catalana representativa se creyó hasta por 2 veces que podría elegir sola su propio camino’ [expresión del Breve historia de Cataluña, págs. 89-90].
  
Por cuanto a las posibles consecuencias ‘apocalípticas’ de los errores con esas minorías dirigentes catalanas, tanto Vilar como Vicens Vives las relativizan en grandísima medida: así, Pierre Vilar dice que –con los Decretos de Nueva Planta- ‘lo que se suprimió fue cuanto quedaba de un Estado medieval (y en este caso, es discutible tal término Estado)’… [ver la Breve historia de Cataluña, pág. 91]; y Vicens Vives, sobre un mismo tema y en otra obrita seria escrita para todos los españoles, dice que ‘tal desescombrar de sus privilegios y fueros insospechadamente benefició a Cataluña, no sólo porque obligó a los catalanes al mirar hacia su porvenir, sino por brindarles las mismas posibilidades que a Castilla en el seno de la común monarquía’ [desde Aproximación a la historia de España, págs. 131-132].
  
Menos lobos, pues… Realidad fáctica histórica es que una Cataluña moderna o contemporánea se ha construido y ha crecido desde algunos marcos de la unidad en España beneficiándose con ella y por sus mercados, el peninsular más los coloniales. Todo español mínimamente informado, incluidos los catalanes también, sabe cómo Cataluña se desarrolló industrialmente gracias –en muy fundamentales medidas- a capitales repatriados desde sus colonias; a las políticas, ultraproteccionistas, arrancadas al poder central español; o las alianzas objetivas, en torno a los dominantes en Madrid, ‘del textil catalán con la ferretería vasca u otros cerealistas castellanos’ [conforme al prof. Vicens Vives, en Los catalanes del siglo XIX, pág. 67]; y a una explotación posiblemente, la más desnuda o cruda para España de su historia moderna- sobre tantas capas trabajadoras que allí buscaban supervivencia...
  
Por aquellos momentos, las élites dirigentes catalanas no tuvieron el menor empacho en recurrir a fuerzas de Orden Público centralistas o hasta impulsar la llegada para una 'Dictadura' con tal del –así- defenderse sus propiedades, o/y sistemas establecidos. Menos agravios permanentes y eternos victimismos, pues, a estas alturas de la Historia; aunque por cuanto a lo cultural la realidad fuera otra muy distinta.
   
 
Las derivas de los independentismos actuales empezaron 'epilépticamente' con Maragall, más el Tripartit, y su nuevo Estatut. Lo cuenta Enric Juliana [leer Modesta España, pág. 92]: en agosto de 2005 por Rupiá, le reportó Ernest Maragall a su hermano ‘vamos a enviar un Estatut hasta Madrid del que… durante mucho tiempo se hablará, ya veremos qué pasa’. ¿Cabe mayor frivolidad política? Todo empezó entonces. Y acabaría para Maragall [con palabras del mismo E. Juliana] ‘el día en que se sobrevaloró él –Maragall, el afortunado…- creyéndose, como manda su linaje, cambiar España por un sólo pensarlo. Y, tan sola mente, queriendo’. Sí. Maragall inició un proceso en el que dejó al PSC sin margen de maniobra: ‘No sabemos hasta dónde iríamos a llegar. Esto nunca lo controlaremos nosotros’, me confesaron a mí Manuela de Madre y Miquel Iceta en el año 2005 durante una visita que les hice al Parlament allí, adonde fui para informarme.
  
Todavía quieren algunos aprovecharse, ahora, del embrollo. Alguien para ‘corregir los errores de 1980’, como se ha escrito hace poco; y otros porque ‘de la catástrofe, algo sacaremos nosotros’, como me decía esta semana un industrial catalán. O volver al pasado o chalanear con esto presente... Ambas cosas inaceptables, del todo, serán. La primera porque al pasado nunca se puede volver; y lo segundo dado que, desde la Constitución del 1978 a este acá, España es una ‘Nación de ciudadanos’; pero sin más monsergas. Esa Constitución se ha desarrollado desde aquel entonces, entre –y por- todos, dándole orígenes a una serie de sociedades intermedias democráticamente estructuradas. Todos los españoles y sus territorios han de ser tenidos en cuenta para cualesquier nuevos experimentos: aparte de Cataluña y Madrid, estaremos los demás españoles; y somos más… No caben soluciones bilaterales.
  
Existe otra razón, además: esta ‘epilepsia’ catalana es –de alguna subespecie- sin tratamientos… Los nacionalismos tampoco tendrían curas (definitivas). O como decimos en Andalucía, el nacionalismo no tiene 'jarturas'; ni se saciará, nunca. Alguna solución, no obstante, habría que buscarle, más adelante y sin prisas.
  
Ahora únicamente cabe hacer lo que Mao Zedong en 1937 hizo, ante la invasión japonesa de China: impulsó el ‘Frente Único Antijaponés' aliándose con Chiang Kai-shek, y dejaron para más adelante su guerra civil, contra el Kuomintang. Primero al atacante contra la Nación, y luego el adversario de clase. Pues eso: que ahora en España, un frente unido constitucional, sin matices ni ocurrencias. Y más adelante a trabajar en soluciones serias, o integrales, e integradoras. Dentro del marco de lo europeo, y en la UE, claro; ahora, Constitución.”
       
Hace casi 40 años, el coronel Tejero daba un último golpe de Estado: "(...) Militares y tropa tomaron, a las maneras románticas, Institución y aguardaron una llegada de su autoridad competente. No vino. Todo tenía un aire antiguo, de novela del ochocientos, y ni siquiera los tanques de Milans lograron subirlo al siglo XX. Fue un último golpe moderno… Vivimos ahora otro golpismo, muy similar, mas posmoderno.
  
El actual Tejero se llama Puigdemont y también ha surgido desde la nada, pero a diferencia del coronel este golpista se muere por aparecer en la radio, la televisión, la prensa, y sobre todo (lo más infantil) las llamadas ‘redes sociales’...
   
      
De hecho, el golpe lo está dando en el mundo inmaterial y compite con Rajoy en audiencias, horas punta, publicidad, seguidores telemáticos y fotografías en la prensa extranjera. Como Kim Jong-un, ha dado orden de que todos sonrían a la cámara. Es otro modelo, pero sus efectos los mismos: allí están todos, agachándose, hasta saber quién ganará. No hay ni dos de pie.”
  
El presidente de la 2ª formación con más votos, y líder de la Oposición parlamentaria, en Cataluña (o sea, 'Ciutadans') lo tiene formulado muy claro: "El día después del 1-O, cuando se consiga parar el golpe, no vamos a aceptar 30 años más la táctica del apaciguamiento, las cesiones y el chantaje de los políticos que quieren romper nuestro país".
Como habíamos advertido aquí, antes ya del que Junqueras interrumpiera su rendición semanal de cuentas hacia Montoro desencadenando la réplica siguiente hasta el serle intervenidas por éste las Finanzas autonómicas catalanas: un próximo día ‘2-O’ habría tantísima (ninguna, por fin…) 'desconexión' real entre ambas dos riberas del río Noguera Ribagorzana como (tampoco) la hubo aquel ‘10-N’ de 2014, precedente; o/y, ¡recuérdese!, aún otro ‘7-O’ en el histórico 1934.
 
¡Cuantísimos ruidos para estos (apenas, casi) nada...! No se ve por ningún lado ya tamaño 'choque de tren...es'; habría como mucho uno, solo, lanzado contra el Muro estatal, a su vez persistente impávido como un ‘D. Tancredo’: desmesura en las monsergas para ‘Pla[na]zos Ahí va leche y de… Mas & Puig del Món’, o 'Procés' que semeja -siempre desinflable- suflé…
  
Y a todos estos cuentitos, ¿de las Cuentas, qué? Pues tenemos a la Generalitat, entrampada con 'Madrid' hasta las cejas por el FLA y evaluada –"sin crédito"…- en Mercados financieros [globales] como foco emisor de ya solo bonos basuras, ansiosa para que se le renegociare su enésimo ‘rescate’ próximo a vencer: ¿es que no recordamos aquel otro fulminante corralito con el que la UE sometió a Tsipras cuando, en análoga situación de Súper Endeudamientos, intentó su órdago unilateral [made in Varoufakis…] también mediante la convocatoria del Referéndum…?
   
¡Ojalá que t@nta bravuconada del Govern catalá no termine deviniendo -al fin de sus insostenibles fugas adelante- cual patadas [contra la Constitución, el Estatut, los Tribunales, Gobierno y Parlamentos] golpeando... en bolsillos de otras gentes catalanas como Funcionarios, Alcaldes o Servidores Públicos, Pensionistas, Manifestantes, Cías. Proveedoras u otras, etc.!
  
    
Mas lo que sí podría darse quizás, en cambio (conforme a los síntomas últimos, ya muy obvios), es alguna escisión entre las 'dos orillas' [del PSC/PSOE]; de sendas portavocías encarnadas por Soraya Rguez. más Ó. Puente, a un lado, y Marga Robles -junto a Pedro Sánchez- al otro... 
 
Y "... habla Pablo Iglesias del cómo ahora España se halla por una situación con emergencia democrática mencionando en vano los fantasmas de Franco, como si el problema embrionario en esta crisis de libertades y derechos estuviese alojado por La Moncloa; o su aversión hacia Rajoy, tan compartida en el espectro de la izquierda, pudiera encubrir comportamientos filo (si no proto) franquistas que proliferan entre las estrategias desquiciadas del soberanismo.
El problema del equiparar esta España contemporánea con aquella dictadura de Franco no sólo implica una degradación hiperbólica para la democracia que disfrutamos en su imperfección. Supone un ejercicio de frivolidad respecto al trauma del régimen totalitario que se prolongó 40 años a expensas de las libertades, la transparencia y el Estado de derecho mismos. Esa negligencia política en que puede haber incurrido Rajoy no es equiparable a la subversión del soberanismo: son Mas, Puigdemont, Junqueras, Tardà y Forcadell quienes parecen obsesionados, no con advertir de rebrote del franquismo, sino en participar por tentaciones para imitarlo.
Es en Cataluña donde la democracia adquiere ahora una dimensión decorativa e instrumental, o donde hoy el caudillo ha encontrado estertores para seguir respirando."
   
(Rubén Amón: "Españoles, Franco... ha vuelto", El Pais de hoy)

8 comentarios:

  1. De cría, rebuscaba en la basura por pura hambre de espíritu. Entiéndaseme: en casa no faltaban ni el cocido ni el abrigo ni los libros, pero, con 4 bocas voraces y un solo sueldo magrísimo, el resto de artículos, desde los refrescos de cola a la ropa pija a la prensa rosa, eran considerados galguerías, despilfarros y cosas de ricos. Así que una, letraherida y cotilla desde el útero, rapiñaba de la calle tebeos, revistas cursis y calentorras, el B.O.E… en verso. Cualquier panfleto que hablara de la vida de los otros, en una especie de bulimia sin más orden ni concierto que la delicadeza de estómago.

    En una de estas, decía, hallé un botín fabuloso: un cerro de fotonovelas italianas habitadas por mujeres y varones bellísimos haciendo que se cortejaban en turbadoras imágenes hasta acabar saciados en el lecho. Qué vestales, qué galanes, qué sofocones, oye. Recuerdo a uno, Danilo Verde —ojos donde fondear en verano, pecho do hibernar sine die, barbilla rota para coser a besos— que me parecía el colmo de la hermosura masculina y al que acabo de ‘guglear’ solo para constatar que la vida nos lamina a todos. Incluso a aquellos perfectos seres de aquellos perfectos romances de aquellos perfectos fotorrelatos. Todo MENTIRA, por supuesto.

    El otro día, una chica guapísima cuyo oficio era parecer ideal en su propia fotonovela, perdón, Instagram –a su vera, Danilo Verde era todo piños y poros y pelos disparejos-, resolvió quitarse esa vida maravillosa que llevaba cara a la galería aunque fuera mentira. No. No somos tan íntegros como el relato que ofrecemos de nuestra vida y obra. Ni los alcaldes independentistas vara enhiesta encarando su misión histórica. Ni Rajoy trotando frente al Obelisco ante su cumbre con el emperador del mundo. Lo malo de según qué fotorrelatos es que sus actores ni se casan ni se aman ni copulan. Los finales no siempre son felices. A veces, incluso, son FATALES.

    (Luz Schez-Mellado: 'Fotonovelas' hoy en ElPaís)

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    1. LAS COSAS COMO SE VEN: SÍ, HABRÁ EN CATALUÑA VIOLENCIA…S…
      www.vozpopuli.com/opinion/violencia-Cataluna_0_1066994720.html

      www.elconfidencial.com/espana/cataluna/2017-06-25/violencia-amenazas-antiindependentistas-universidad-autonoma-barcelona_1404737

      www.eldiario.es/politica/Comu-Podem-Gobierno-corresponsable-violencia_0_690831718.html

      http://www.mediterraneodigital.com/gente-y-tv/ultimas-noticias-gente-y-tv/canal-famosos/willy-toledo-se-declara-independentista-e-incita-a-la-violencia-contra-la-guardia-civil.html

      www.youtube.com/watch?v=uNSRMyBgjQI

      https://catalibanes.blogspot.com.es/p/violencia-integrista_30.html

      www.elconfidencial.com/espana/cataluna/2017-03-21/matones-independentistas-barcelona_1351603

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    2. Así es:"querían romper España y han destrozado, tan solo, a Cataluña"
      ¡?

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  2. LOS TANQUES POR LA DIAGONAL ERAN SABADELL Y LA CAIXA

    El Banco Sabadell se ha pronunciado y La Caixa parece que seguirá sus pasos, así que los tanques no venían por la Diagonal, sino que siempre estuvieron allí. En el número 407, sede del edificio Atlántico, y el 621, donde se levanta la torre negra de La Caixa. Ambos rascacielos proyectan ahora su sombra puntiaguda encima de la cabeza de Puigdemont…

    El dicho “Barcelona és bona si la bossa sona” cambia de bando para asestar una puñalada trapera al relato independentista. Léase esto con voz de Albert Pla: ¿a quién quieres más, Puigdemont, a tu patria o a tus bancos? No es un dilema sencillo.

    Las consecuencias sobre el 'procés' van a ser de escándalo. Supongo que el 'president' estaba al corriente anoche, y que por eso se dirigió a la nación en un tono que interpreté como dialogante y en realidad era de súplica…

    Otra víctima colateral del cañonazo bancario es Oriol Junqueras. Hasta el momento, su argumentario se había apoyado en la catarata de proclamas económicas triunfalistas sobre la futura república. Hoy sabemos que el proyecto carece de los cimientos bancarios más básicos. El dinero es cobarde y sale por la puerta de atrás. Así que lo que no consiguieron la contrapropaganda, ni el libro de Josep Borrell, ni las noticias de pequeñas y medianas empresas despavoridas, ni las advertencias de los poderes europeos, lo ha logrado esta mañana la banca catalana.

    Me pregunto cuántas reuniones nos habremos perdido. Cuántas negociaciones con frentes perladas de sudor, cuántas súplicas 'in extremis'. El poder bancario deja a un Gobierno con el culo al aire, pero esto no es solo una mala noticia para el 'procés', sino una constatación de las malas noticias para la democracia. El debate encarnizado y preocupante sobre dónde reside la soberanía popular de Cataluña ha quedado resuelto con una respuesta del banco…

    En este sentido, lo que parece una hostia coordinada de Sabadell y La Caixa a los independentistas tiene unos efectos mucho más fuertes que los golpes de la policía contra los manifestantes. El mensaje de la banca remite a las consecuencias del referéndum de Grecia: “Decid lo que os plazca, pero no nos toquéis nuestra pasta, porque os hundimos”…

    Cuando Josep Oliu comunicó su decisión a los responsables de la Generalitat, las palabras debieron sonar a jaque mate. Y ahora me pongo la chistera de mago y os digo lo que va a pasar. Máxima tensión social en los próximos días, posibles conatos de violencia, y al final la cabeza de Puigdemont en una bandeja. Otra cosa más: el asesino no es el TC (que ya ha vetado el pleno del próximo lunes), ni el Estado, ni un político Madrid. El asesino está agazapado en el PDeCAT, donde un sector muy amplio tiene más amor por la pela que por la independencia.

    Juan Soto Ivars

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    1. Muy en Serio: GOLPE A GOLPE

      83 años justo hace hoy mismo del cuando fue "proclamada" ya 'Catalunya Independent', unilateralmente; y en apenas 11 horas la II República (sin móviles, Internet ni TV) rápida sometió al Molt Honorable President de la Generalitat, Companys, más el Major de sus Mossos a presidio... [Era en dicha infausta ocasión el día 6-O del 1934]

      Hoy 6-O, a 'ilustrad@s' les resulta "inadmisible" cómo hay quien aún sigue sin ver la lógica del dizque súper Plan Alternativo ofrecido (versus PP, por Pedro & Pablo) para "sobrellevar" el Procés hacia Declaració Unilateral de Secesión/Catalexit tal que Sí. [Titulares: “Pedro Sánchez exige a Rajoy que negocie con Puigdemont e Iglesias”...]

      ‘La Vanguardia’ recuerda esta misma semana el aniversario para otro 3-O hace 35 años, cuando se metía en prisión (e incluso "incomunicaba", ¡oh!) a los responsables por preparar rebelión contra nuestra Ley constitucional. [portada del 3/X/82: “Dos coroneles y un teniente coronel, detenidos por presunto atentado contra el Estado... Miláns, Torres, Tejero y Pardo, incomunicados”]...

      ¡Una gran ‘pena’ que por aquellos entonces del año 1982 cercanísimos a la "muy oprobiosa" Transición careciéramos todavía de ‘líderes democráticos’... para instarnos “negociar inmediatamente” con los Armada, Blas Piñar, etcétera!

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  3. Titulares periodísticos en las portadas hoy:

    "Otra verdad sobre lo que no habla la Generalitat: Cataluña no podría hacer frente a sus deudas ni 1 mes" (Diario Crítico)

    "El caos económico ha obligado a suspenderse la independencia por Puigdemont" (El Economista)

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  4. LA MAYOR DEBILIDAD PARA EL INDEPENDENTISMO

    Dice Josep Borrell que con un argumento difícil de batir y debatir (el derecho a decidir) se ha creado un estado de opinión difícil de ser desmontado. Tan difícil del desmontarse que han trascurrido más de 5 años desde cuando se puso en marcha el 'procés' y nos encontramos ahora en lo que quienes minimizaron el problema desde un principio auguran como su final.

    El 'president' Carles Puigdemont debía responder al requerimiento enviado por el Gobierno del PP mediante lo que Mariano Rajoy pasó, con una maniobra inteligente y una pregunta gallega (diga si ha declarado, sí o no, la independencia), su pelotón al campo de la Generalitat. Puede que Puigdemont solo responda con ambigüedad y tampoco Rajoy acepte una respuesta no inequívoca; activándose, por lo tanto, el mecanismo aplicador del artículo 155 de la Constitución: que Catalunya pierda buena parte del autogobierno gozado desde hace casi 40 años.

    Pero, ocurra lo que ocurra, no será la batalla final porque, al contrario, la aplicación del 155 puede desencadenar reacciones imprevisibles dentro de la cadena acción-reacción-acción que los mentores del 'procés' estimulan. Uno de ellos, Artur Mas, después de pasarse todo el último año agitando desde la sombra las medidas más radicales, parece que ha cambiado ahora su oficio de pirómano por el del bombero aconsejando en público y privado a su siguiente sucesor que no queme las naves con la declaración unilateral de independencia efectiva.

    El nuevo papel de Mas refuerza tesis de quien sostenía que la estrategia desde algunos dirigentes del 'procesismo' consistía en provocar cuanto más mejor para incitar una reacción autoritaria del Estado que su imagen democrática empañara y negociar en ese momento. Mas tiene razón ahora cuando afirma que la independencia real no es posible sin reconocimiento y apoyos internacionales, pero eso ya lo sabía cuando alentaba el radicalismo, por lo que su estrategia mentirosa ha quedado al descubierto.

    El reconocimiento internacional es una de las grandes debilidades del proceso hacia la independencia, pero aún hay otra mayor, que ni todos los politólogos catalanes de Princeton y Columbia juntos son capaces de ocultar por mucho cuanto urdan artículos kilométricos asegurando que la represión policial refuerza legitimidades del referéndum el 1-O, cuya ilegalidad y desarrollo fraudulento, por supuesto, no admiten.

    Esa debilidad es la falta de mayoría social para declarar independencia. No la hubo ni el 9-N del 2014 ni el 27-S del 2015 ni el 1-O del 2017; ni, por tanto, tampoco el mandato democrático que Oriol Junqueras tanto alega. Con una mayoría social amplia y sostenida en las urnas, la independencia de Catalunya seguiría siendo difícil por las circunstancias económicas (la huida de empresas es una variable trascendental con que no contaba el secesionismo) y por la situación internacional (fragmentar un país miembro de la UE es por ahora inconcebible, como recordó Jean-Claude Juncker), pero en ese caso, solo en ese caso, el conflicto podría ser ingobernable.


    J. A. Sorolla (‘El Periódico de Catalunya’, 15.10.2017)

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  5. EL EJEMPLO DE TARRADELLAS

    En estos momentos de máxima tensión política es oportuno recordar el ejemplo de Josep Tarradellas, de cuyo retorno a Catalunya conmemoraremos esta semana el 40.º aniversario. Las jóvenes generaciones quizás no conocen suficientemente el enorme valor moral que atesoró el president en su precario exilio en Saint-Martin-le-Beau. Asumió el cargo en 1954, en un contexto depresivo, barridas las instituciones catalanas por la nueva legalidad del general Franco. En México, uno de los escasos reductos en los que la legalidad republicana seguía reconocida, Tarradellas fue elegido president por los escasos diputados que quedaban del Parlament, habiendo dimitido el president anterior, Josep Irla, que había asumido el cargo después de la detención por la Gestapo en Francia del president Companys, fusilado en Montjuïc.

    Tarradellas era depositario de esta trágica historia y se propuso en el exilio mantener la dignidad de la institución, aislándola de toda influencia partidista y reforzando su función simbólica como faro de la unidad catalana. Con celo insobornable, preservó la independencia de la institución. Mantuvo contactos constantes con personas y grupos del interior o del exterior. Pero no dio el brazo a torcer cuando, con el franquismo ya en decadencia, recibía presiones del interior para apadrinar corrientes o, al contrario, para someterse al nacionalismo resistente (Jordi Pujol, Josep Benet) o al catalanismo social (Assemblea de Catalunya, PSUC).

    Su terca defensa de la autoridad moral de la Generalitat por encima de maniobras, liderazgos y corrientes se debía a un severo análisis de los males que habían provocado el fracaso de la República y de la autonomía catalana. Los males que Tarradellas quiso conjurar eran el ideologismo, el partidismo, el aventurismo y la sobreexcitación (no puede olvidarse que el 6 de octubre de 1934 se opuso a la proclamación del Estado catalán).

    De este comportamiento a la vez heroico y prudente, resistencial e institucional, unitarista, pero jerárquico, nace el mito de Tarradellas como “el De Gaulle catalán”. La fuerza acumulada en la más absoluta precariedad dio enormes frutos. El pacto con Suárez en 1977 permitió, no sólo recuperar la Generalitat, sino también injertar la legalidad republicana en la legislación predemocrática. Gracias a la audacia de Tarradellas y Suárez, cuando la Constitución llegó, la Generalitat ya estaba aquí.

    Es muy conocida la anécdota que podría ser hoy un gran ejemplo para el president Puigdemont: la primera reunión con Suárez acabó sin acuerdo, pero ante la prensa Tarradellas se mostró, no quejoso, sino esperanzado y positivo. El futuro de la Generalitat fue posible gracias al sentido institucional de Tarradellas y su apuesta por la esperanza.

    Ya como presidente emérito, en el primer año de Jordi Pujol, Tarradellas detectó que la lealtad catalana a España, que él había abanderado, flaqueaba al servicio de una abstracción nacional. Y escribió a Horacio Sáenz Guerrero, entonces director de este diario, una carta de sincera preocupación que hoy parece profética. Lamentaba Tarradellas la pretensión de construir una Catalunya impermeable a España. Treinta y seis años después, dicha pretensión ha cristalizado en una mayoría parlamentaria catalana dispuesta a saltar al vacío. Un salto que puede tener efectos desastrosos para Catalunya y para España, si las viejas virtudes de Tarradellas (sensatez, realismo, pragmatismo, sentido de la unidad civil y de la lealtad institucional, predominio de la jerarquía sobre las emociones de la calle) no encuentran eco en el president Puigdemont.

    (Editorial en ‘La Vanguardia de Barcelona’, 16.10.2017)

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