lunes, 21 de marzo de 2016

Pasión... ¿es incierto que NO hay "acogida para (todos) los inmigrantes”, dentro de la U.E. hoy?

   
¡Ojalá manifestarnos, por 'Papeles a todos', lo resolviese!
  
Tras tanta promesa 'buenista' incumplida por Alemania o demás, la Gran Coalición Social-Conservadora Europea [con Jefes del Estado y de Gobierno supuestos 'progresistas' ya en el Poder –tanto exclusivamente cuanto coaligados, hoy…- para Suecia, Rumanía, Portugal, Luxembourgo, Lituania, Italia, e Irlanda, Holanda, Francia, Finlandia, Eslovaquia, Dinamarca, Austria o Alemania...] decide subcontratarle a Turquía cual nuevo 'Guantánamo' alegal, 'externalizando' ahora lo que dejó antes acumular como "el problema de los refugiados" dentro de su 'fortaleza' con perímetro fronterizo correspondiente al Tratado Schengen...
  
  
"Abrir puertas a todo quien quiera venir no podemos. Aquí Merkel se ha equivocado", aseguraba ya meses atrás Jürgen Donges -catedrático emérito en Ciencias Económicas y director tanto para su 'Instituto sobre Política Económica' como del gran Otto Wolff Institute for Economic Studies en la Universidad de Colonia- referente a la "crisis migratoria" que sufre nuestra UE.

Según su análisis, para la Unión Europea esta crisis es una prueba de fuego sin precedentes históricos y aun muchísimo más exigente que gestionar la otra "crisis griega", hasta el punto de que "nos jugamos la supervivencia para esta UE actual si no reaccionamos en formas adecuadas".
  
El prof. Juergen B. Donges, que ya presidió el 'Consejo de Sabios' expertos económicos asesor para la Cancillería en Alemania recordaba (durante su más reciente aviso ante la madrileña Fundación Rafael del Pino) cómo los refugiados no constituyen hoy ningún colectivo homogéneo, sino encajado entre cada una de las 3 siguientes categorías:
  
 1) las gentes perseguidas por causas de políticas, religión o raza, que son las únicas con derecho al asilo político;
  2) otras personas que huyen desde situaciones en guerra o del terrorismo y a las cuales por razón humanitaria se les ayuda pero no tienen derechos para dichos asilos hoy;
 y 3) quien por motivos económicas emigre (siendo, estos últimos, el grupo más importante de todos) ahora, todavía.
                         
Según el muy conspicuo teutón -aunque sevillano, de cuna- Donges, nuestros Gobiernos tienen que hacer un esfuerzo para distinguir entre cuáles grupos están los distintos inmigrantes. Y recordó cómo, en el caso de los emigrantes económicos, las personas tienen derecho al abandonar sus orígenes; pero no a ser solo acogidos en el país que cada cual quisiere.
    
Este reconocido economista desglosó hasta qué punto la emigración tiene sus consecuencias económicas. Donges señaló, primero, el coste que suponen tales inmigrantes a sus países de acogidas: con alojamientos y rentas para subsistencia, servicios públicos, etc. Por tal sentido, esta crisis migratoria que sufre la Unión Europea supone un peligro al cumplir los objetivos del ajuste fiscal por parte de los diferentes Gobiernos, y algunos ya empiezan a utilizar cualquier excusa sobre sus crisis para relajárselos. Para Donges, ello supondría "una recaída en los comportamientos que nos llevaron hasta la Crisis".
  
No obstante, Donges también reconoció que la inmigración tiene más efectos positivos. A corto plazo, explicó que su gasto público adicional, más el consumo e inversiones privadas que se ponen en marcha expanden la demanda interna. Donges cifraba en 0'2% del PIB tal aportación a crecimientos económicos de Alemania, en 2015 y 2016, por esas avalanchas de inmigrantes que ha estado recibiendo.
  
A medio plazo, este economista cree que los países de acogida pueden ser ganadores, en la medida del que los refugiados tengan una cualificación profesional; porque así aumentarían la fuerza laboral y el número de cotizantes a su Seguridad Social. El problema es que la mitad entre todos ellos tienen un nivel de su escolarización mínimo, y apenas aportan al bienestar general, apuntó. Los países de acogida, por ello, solo se beneficiarían con tal llegada de emigrantes si se aplicare alguna política para la inmigración, explicó.
  
   

  
En este sentido, Donges abogaba por las existencias de restricciones, pues aún es limitada la capacidad para el absorber inmigrantes; sobre todo, debido al mercado laboral. Además, buena parte de quienes vienen hasta la Unión Europea no tienen disposición para integrarse a la sociedad que los recibe, indicó.

  
Para Donges, necesario será  que la UE adopte una política de inmigración común; porque la presión de las olas migratorias no es puntual. Esa política debería basarse desde varios pilares. En primer lugar, registrarse cada persona en aquel país por el cual entre hasta la Unión Europea; dotándoles para ello, si es necesario, de ayudas económicas a esos países.
 
Además, propuso que nuestros Gobiernos distingan entre los 3 grupos de refugiados. En su opinión, cuando se trata de personas con derecho al asilo, los sistemas de acogida en cada país deberían tener esos mismos criterios. También debería establecerse para este tipo de refugiados un sistema del reparto entre los países pertenecientes a la UE, acorde con su PIB y población, explicó.
 
  
En el caso para refugiados procedentes desde zonas en conflicto recibiendo ayudas humanitarias, Donges defendió que la Unión Europea debería definir y regular un sistema con protección temporal al nivel europeo, pero sin permitir a los refugiados decidir el país de acogidas; eso sería, para Donges, inaceptable.
  
Por último, Donges consideró que deberán establecerse limitaciones cualitativas y cuantitativas -así como tener norma deliberadamente selectiva- sobre aquellos casos de los inmigrantes por razones económicas...
  
  

Según recuerda ctxt.es: 'El primer ministro turco replicó las críticas que acusan el no ser Turquía un país seguro, de acuerdo a las normas internacionales, con ironía y algún argumento irrebatible: “Somos nosotros quienes hoy tenemos acogidos a 2,8 millones de refugiados. Los que nos critican deberían darnos una opción mejor”. Erdogan, el presidente, afirmó desde Ankara que la UE no está en disposición de dar lecciones a nadie porque hasta ahora solo acogió "a un puñado de refugiados".
   
(...) Este sería el marco en que conviene leer un último párrafo, quizás entre lo más cínico y lamentable del Acuerdo, que mejor refleja la insostenible posición para nuestros Jefes de Gobiernos: “Europa espera”, reza el documento, “que Turquía cumpla sus obligaciones con los Derechos humanos”... Hipocresías o cinismos, broches perfectos para esta Crisis vivida por Europa, el continente sumergido en un naufragio ético sin precedentes...'
  
  (editorial "Un día oscuro para Europa y... la Humanidad", 19.3.2016)
  
    
Problemas complejos no suelen tener ninguna solución simple, ni rápida. Pero, en todo caso, lo mínimo exigible, para intentar cualquier mejoría deberá ser tampoco rehuir ningún planteamiento -de sus datos, reales, o...- crudo: 'Solidaridades aquí con refugiados... después de que los arrojamos en desbandada'; y a este preciso respecto, nada se opondrá más a las estampidas de migrantes actuales que poner fin al polvorín inflamado con el cual desde hace tiempo insiste nuestra OTAN / 'Comunidad internacional' asolando Serbia, Eritrea, Kosovo, Afganistán, Iraq, Líbano, Sudán, Yemen, Libia, Ucrania o Siria...!
   
Y como en definitiva Manu Pineda ('eldiario.es') resume, "quien siembre guerras, recoja refugiados".
  

4 comentarios:

  1. BIENVENIDOS SEAN LOS REFUGIADOS (1)

    "En muchos de los países pobres y emergentes de origen migratorio, los sistemas educativos son limitados, por lo que son las mismas familias las que detectan quien es el más inteligente o el más emprendedor de la familia y, como es lógico, apuestan todos por él para que intente sacarles de la pobreza logrando un empleo en otro país, si no ha podido conseguirlo o lo ha perdido en el suyo. Si el que emigra, proviene de una país tradicional de emigración sabe que siempre puede encontrar un familiar o amigo en su destino que le acoja y le oriente.

    Asimismo, no podemos olvidar que no hace mucho tiempo, en los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado, muchos españoles tuvieron que emigrar a América del Sur y al resto de Europa, bien para evitar una dura persecución política e ideológica o para poder encontrar trabajo fuera de una España empobrecida, tras la horrible Guerra Civil y sus persecuciones posteriores, cobrándose muchas vidas pero también por sufrir una situación de aislamiento internacional, en la que casi no llegaba ayuda del extranjero.

    Los llamados hoy refugiados son otro tipo más de emigrantes forzosos que han sido obligados a hacerlo por peligrar sus vidas a causa de la violencia, la dictadura o la guerra y hoy, lo que es peor, por poseer o pertenecer a una determinada corriente religiosa. Es con ellos con quien hay que tener una mayor capacidad de compasión y de aceptación, especialmente en todos aquellos países que ya sufrieron experiencias semejantes, como la gran mayoría de los países de Europa.

    Muchos españoles desempleados se preguntarán ¿porqué hay que admitir a refugiados extranjeros que compiten por nuestros puestos de trabajo, siendo nuestra tasa de desempleo tan elevada y, más aún, proviniendo de una guerra religiosa en el extranjero entre Sunitas y Chiitas?.

    Pero no hay que olvidar que otra terrible guerra religiosa también ocurrió en Europa entre Católicos y Protestantes, durante la larga Guerra de los 30 años (1.618-1648) en la que, según el historiador británico David Norman (1996), murieron 8 millones de personas incluidos muchos civiles, de una población total Europea de 110 millones, que dejó asolada toda Europa y especialmente a Alemania que perdió más de un 10% de su población.

    Es interesante comparar las fechas de ambas grandes guerras de religión. La Guerra de los 30 años, entre Católicos y Protestantes, tuvo lugar 1.600 años después del nacimiento de Jesucristo, en el año 1 de la Era Cristiana, y la actual Guerra, entre Sunitas y Chiitas, que empezó en Irak, en 2005, tiene lugar 1485 años después del nacimiento de Mahoma en el año 520 (de la era cristiana) en La Meca, una diferencia de 115 años.

    Como ha señalado The Economist (12/12/2015), el volumen de refugiados es enorme, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial. Pero son gentes muy jóvenes que vienen a una Europa que es la región más envejecida del mundo, después de Japón. Su edad media es de 23 años, la mitad de la edad media de Alemania, que es el país más envejecido de Europa, seguido de Italia y de España. Además, el 82% de los refugiados tiene menos de 34 años y bastantes tienen educación secundaria e incluso universitaria..."

    Guillermo de la Dehesa [en 'El País', ayer]

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  2. [y  2]

    "... EUROPA, Y SOBRE TODO ESPAÑA, NO TIENEN FUTURO ALGUNO EN EL MUNDO SIN UNA CRECIENTE INMIGRACIÓN de países pobres o emergentes, dado el creciente envejecimiento de sus poblaciones y la enorme caída de sus tasas de natalidad.

    El informe más reciente de la Comisión Europea (2015) estima que en la UE el envejecimiento de la población aumentará y el empleo caerá ininterrumpidamente entre 2010 y 2060, suponiendo que el crecimiento potencial se mantenga constante (irá decayendo irremediablemente). La contribución al crecimiento del factor trabajo aumentará hasta 2020, pero será negativa en los siguientes 40 años. La población en edad de trabajar (20-64) está cayendo ya desde 2010, y caerá de 310 millones en 2010, a 260 millones en 2060 —50 millones menos—, pudiendo producir la quiebra de los sistemas de pensiones de los estados miembros de la UE.

    En empleo total (20-64) caerá de 210 millones en 2010, a 200 millones en 2060 y el trabajo contribuirá negativamente al crecimiento, en un 0,1% anual, hasta 2060.

    En España, las últimas proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (octubre 2014) muestran que el problema del envejecimiento es todavía mucho más problemático que en la UE, ya que la caída de su población empezó ya en 2012. En los próximos 15 años caerá un 2,2% del total, es decir 1,022 millones y, en los siguientes 50 años, hasta 2064 otros 5,6 millones, cayendo un 12,1%, de 46,8 millones en 2012 a 40,8 millones en 2064.

    El número de nacimientos empezó a caer ya en 2009 y en 2029 habrán descendido en 298.202, un 27,1% menos. El número de nacimientos por mujer fértil, caerá hasta 1,22, cuando la tasa de reposición de la población es de 2,1 hijos por mujer fértil. La edad media de maternidad, que hoy es de 31,7 años, subirá hasta 33 años en 2064 y el número de mujeres en edad fértil (entre 15 y 49 años) caerá 4,3 millones.

    La esperanza de vida al nacer, que hoy es de 80 años para los varones y de 85,7 años para las mujeres sería, en 2064, de 91 años para los varones y de 94,3 años para las mujeres y la esperanza de vida a los 65 años sería de 27,37 años para los varones (92,37años) y de 30,77 años para las mujeres (95,77años).

    A partir de 2015, las defunciones superarán a los nacimientos. Asimismo, tras la Gran Crisis, los flujos anuales de emigración son ya superiores a los de inmigración, pero esta tendencia se invertiría a partir de 2021.

    La población mayor de 65 años que hoy es el 18,2% pasaría a ser el 38,7% en 2064 y la tasa de dependencia (es decir, el número de mayores de 64 años respecto del número de menores de 16 años) llegaría a ser del 95,6%; es decir, cada joven en edad de trabajar tendría que mantener prácticamente a cada jubilado. Por último, en España se estableció la edad de jubilación a los 65 años en 1919 con la ley del Retiro Obrero, gobernando Antonio Maura, cuando la esperanza de vida al nacer era de 33 años. Hoy la edad de jubilación sigue siendo a los 65 años (a los 64 años es la edad real) cuando la esperanza de vida al nacer es de 82 años. Estamos todos locos."

    Guillermo de la Dehesa (en 'El País', hoy)

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    1. ¿De qué asombrarse, ahora?

      La presente tragedia viene larvándose los últimos 9 meses entre nosotros: en verano de 2015 comienza un éxodo sin precedentes hacia Europa; refugiados cruzan el Egeo desde Turquía y remontan por los Balcanes hasta Alemania. Cuando desde Budapest se decreta el cierre de sus fronteras, las rutas cambian hacia Croacia y los países de la zona Schengen empiezan a restringir la libre circulación en el interior de la UE.

      El 25 de agosto, con las primeras oleadas de refugiados, la Oficina Federal de Migraciones alemana publicó un mensaje en Twitter: acogería a los sirios que lograran alcanzar su país. Internet se llenó de mensajes de amor a Angela Merkel, se multiplicaron las embarcaciones en el Egeo. Y los diarios alertaron: “Peligra la libre circulación en Europa”. Una fisura comenzaba a abrirse en el corazón de la Unión. Arrancaba en la frontera entre Grecia y Turquía, remontaba los Balcanes, y se dirigía a Alemania por el Danubio.

      Grecia recibió 25.000 personas entonces durante 7 días. Una crecida imparable. A final de 2015, sumaron 851.319 a través de sus islas, donde casi ninguno se quedaba. El Gobierno heleno, desbordado, les franqueaba el paso. Comenzaron los reproches, los cierres de fronteras interiores, los llamamientos a una solidaridad que hacía tiempo había desaparecido, tras años de hombres de negro y rescates.

      Durante la crisis del Euro y los días del ‘Grexit’, poco antes de aquel siguiente gran éxodo, el ministro de Defensa griego, Panos Kammenos, contraatacó ante Bruselas con un oscurísimo discurso: “Si Europa nos deja en esta Crisis, la inundaremos con migrantes” [www.independent.co.uk/news/world/europe/greece-threatens-to-unleash-wave-of-migrants-on-the-rest-of-europe-including-isis-jihadists-10097432.html]. Y los ríos, finalmente, comenzaron a fluir.

      Aquellos días de final de verano, con la UE levantando muros, en la frontera blindada de Hungría el paso de Röszke, al sur del país, se ha transformado en una pared de antidisturbios y tanquetas junto a una valla de separación con Serbia que hace 2 meses no existía. La revuelta acaba con 29 inmigrantes detenidos.

      Al día siguiente, simplemente, buscan otro camino. Encuentran una grieta en Tovarnik en la frontera entre Serbia y Croacia. Comienza el otoño y, bajo una bandera azul con estrellas, los recién llegados construyen cabañas de plástico y cartones para guarecerse: 25.000 personas en 4 días (a ese ritmo sumarían 2,2 millones al año)…

      Vladímir Putin acude a la Asamblea General de la ONU. Con el rublo y el petróleo hundidos, y su economía tocada por las sanciones tras la guerra en Ucrania, el presidente ruso habla de la situación en Siria, en Libia, en Irak. Pregunta a Occidente: “¿Os dais cuenta ahora de lo que habéis hecho?”. Y propone una alianza, al estilo de la que derrotó a Hitler, para vencer al ISIS. “Y así, queridos amigos, no serán necesarios más campos de refugiados”.

      48 horas más tarde Rusia empezó a bombardear también contra los que ganan terreno al gobierno de Siria. El río de refugiados se vuelve más intenso.

      . . . . . . Guillermo Abril (EPS, 3-4-16)
      . . . . . . . . .

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    2. La Unión Europea critica DESINTERÉS de Gobiernos en acoger a refugiados:

      Las buenas palabras de los líderes europeos en la última cumbre UE de Bruselas comprometiéndose a por fin acelerar acogidas de refugiados han quedado en eso, buenas PALABRAS.

      Un mes después del cierre de fronteras entre Macedonia y Grecia y de firmarse un polémico acuerdo con Turquía para sellar las rutas del Egeo, circunstancias que hacen más urgente que nunca los traslados, las cifras siguen por niveles MÍNIMOS.

      SOLAMENTE 208 personas se han beneficiado en el último mes del plan de reparto de refugiados para descongestionar Grecia e Italia ante la llegada masiva de migrantes.

      La Comisión Europea, que en marzo ­llamó a los gobiernos a sus responsabilidades legales y se marcó como objetivo trasladar a 6.000 personas al mes, admitió ayer cuán “INSATISFACTORIOS” han sido los avances.

      En TOTAL, sólo 1.145 personas se han beneficiado del plan pactado en septiembre y pensado para 160.000 personas, menos del 1%.

      ESPAÑA es uno de los países que menos refugiados se ha traído (sólo 18), cifra que contrasta fuertemente con la de Portugal (181) a pesar de que el país vecino tiene menor población y renta.

      La contribución española está también muy lejos de las de Francia (379) o Finlandia (246), los dos países más comprometidos, dentro de la RIDICULEZ del esfuerzo general.

      A pesar de la promesa del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, hace un mes de traer a España sin demora a 450 personas más, no consta que se acogiese a NINGUNA.

      Los países bálticos también se han mostrado poco colaborativos. Y ni Hungría o Eslovaquia, que han recurrido la decisión del reparto ante el Tribunal de Justicia de la UE, han participado NADA.

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