martes, 9 de febrero de 2016

A propósito de nuestra Impermanencia... más frases, ideas y mensajes, legibles con La Loc@

  
Hace más de medio siglo solía recordar uno de nuestros padres con frecuente asiduidad, a todos los primos, lo que por su parte tan bien el decimonónico suyo les habría repetido -insistente mente, años atrás- en otras propias pubertades; o sea, cuánto don Alonso Quijano advertía que “como ya díjonos el sabio Side Ahmet ibn'Angeli, las cosas del mundo están sujetas a continu@ mudar, buen amigo Sancho”... Y ahora, leíamos en un diario a doña Luz Sánchez-Mellado su columna:

Modestia aparte, tengo una lumbrera en casa. Una zagala de 14 abriles que me come de todo, me estudia ella solita y me saca dieces en Lengua uno detrás de otro. Es más mona y más lista y más educada, mi niña... Acaba de leérseme su ‘Castilla’ para un trabajo en 3º de la ‘E.S.O’, y no me ha protestado ni me ha pedido nada a cambio, ni nada.
    
(Estas 3 primeras ilustraciones, aquí hoy, son traídas del blog de La Loc@...)
   
Enterito se ha tragado la criatura ese clásico de la literatura española quemándose las pestañas en el portátil de su cuarto teniendo varias ediciones en rústica en la estantería. Cuando se lo hice notar, así, con delicadeza, no fuera a ponérseme rebelde, la que me puso en mi sitio fue ella. “No sé. Así, en plan tableta, me entran mejor las cosas. Qué más te da cómo lea, si leo. Eres mazo pesada, tío”.
   
  
   
  
O sea, “tío”. No mamá, ni señora madre, ni vieja bruja caduca propiamente dicha, no. “Tío”, me dijo. Así, con 2 ovarios, como se llaman ahora los adolescentes ya sean hombres, mujeres o cosas. Estuve por ponerme ultra-ortodoxa y darle la chapa con lo de la concordancia de género, número, tiempo y persona. Pero conté hasta diez, e hice antes examen de conciencia...
     
¿Quién es una para dar lecciones a nadie? Entre la presbicia, la desidia y los dedos como morcillas, meto faltas a porrillo en los mensajes de texto. No tildo los tuits para no perder ningún microsegundo pulsando la letra correspondiente en el teclado. Antes del ‘Twitter’ me bebía los tochos de 600 páginas a morro y ahora 3 párrafos me parecen un reportaje largo. Eso, dedicándome a juntar letras.
     
   
Hija de su madre, mi nena. El otro día salió el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, diciendo que hacemos un uso zarrapastroso del idioma. Se lo conté anoche a mi pequeña mientras ella cotilleaba ‘Instagram’ y tuiteaba, sobre ‘Gran Hermano’, yo. “¿Zarrapas...qué…?”, me ha contestado ella, “vaya palabro, ése; y mazo larga, tío”. Por cierto, la niña me aprobó el trabajo sobre Azorín con nota, ¡gracias!…”
  
  
Soledad sonora... en el salón de pensionista, ya por las terceras edades: "aún aprendo"...
     
  
En fin, como -pese a todo- sabemos, tan bien... "El tiempo... pasa"... [sobre los años, de P. M...] y... ¡entre cuántas alegrías!
 
   

3 comentarios:

  1. “Yo, sin duda, voy a hablar con todo el mundo”, dice aquel célebre lector de prensa deportiva, también reconocido como ‘Número UNO’, pero no aclara de qué quiere hablar y luego ha resultado que nadie quiere hablar con él.

    “No hablaré nunca con el ‘Número UNO’ porque quiero formar un Gobierno de progreso”, contestaba el ‘Número DOS’, y acto seguido regala sendos sillones a unos separatistas catalanes que son de lo más reaccionario en este país.

    “Yo no hablaré con el ‘Número UNO’, pero sí que lo haré con el ‘Número DOS’, siempre y cuando éste con el ‘Número CUATRO’ no hable”, replica el ‘Número TRES’, si bien sin explicar de qué va a hablar, aunque de inmediato se divide por ‘CINCO’: la parte gallega, la parte vasca, la parte catalana, la parte aragonesa y la parte valenciana.

    El ‘Número CUATRO’, perfectamente vestido, asegura que puede hablar con todo el mundo... menos con el ‘Número TRES’; porque se sabe cómo es un separatista catalán, vasco, gallego, aragonés y valenciano.

    Los votantes, mientras tanto, observamos turulatos el espectáculo y nos palpamos los unos a los otros para conseguir acreditar que aún existimos, pero no existimos.

    He tratado de palpar algún votante del ‘Número UNO’ y se ha disuelto en el aire como un gas. El del ‘Número DOS’, desesperado, trató de agarrárseme a la mano, pero se deshilachó como una telaraña. A su vez, el ‘Número TRES’ quiso darme un tortazo, mas como una peonza comenzó a girar hasta terminar desplomándoseme. Por fin, el del ‘Número CUATRO’ me felicitó el santo y luego se convirtió en un celaje de color azafrán ascendiendo a las alturas.

    No existimos, queridos compatriotas, somos CONTINGENTES. Y sólo existen los separatistas catalanes que, mientras tanto, ya han legislado para que todos los españoles cojan la lepra en cuanto pongan un pie en tierra sagrada.”

    (Félix de Azúa, ‘Diálogos’, en El País de hoy)

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  2. "Hubo escuelas de pensamiento que aceptaron la voz del Eros como algo trascendente de hecho y han pretendido justificar lo absoluto de sus mandatos. Incluso Platón sostendría que lo del ‘enamorarse’ tan solo es un reconocimiento mutuo en la tierra entre aquellas almas que habían sido seleccionadas, unas para otras, desde otra existencia celestial anterior. Encontrar al ser amado es comprender que ‘nos amábamos antes de haber nacido’…

    Como mito para expresar aquello que sienten los enamorados es admirable; pero si uno lo aceptase al pie de la letra, se hallaría frente a embarazosas consecuencias. Necesitaríamos concluir cómo por esa celestial y olvidada vida las cosas no funcionaban mejor que aquí. Pues el Eros puede unir a los compañeros de yugo menos adecuados; muchos matrimonios desgraciados, y cuya desgracia era del todo previsible antes, fueron matrimonios por amor " (C. S. Lewis, 1898-1963: ‘Los cuatro amores’)

    Bueno, pues hoy tamañas necesidades de alguna 'inteligencia emocional' no son algo privativo para nuestra intimidad, sino que deberían recordarse igual a la hora del BUSCAR COMPAÑÍA por urdir pactos de investidura...



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  3. “Como regalo del día del Padre, mi hija de 5 años se ha hecho adolescente.

    Todo empezó regalo cuando le escogí una chaqueta para salir. La saqué del armario al azar, con prisa, sin darle importancia al tema. Pero ella la recibió con asco, como si le hubiera arrojado una medusa:

    -¡Papi, es marrón!
    -Ya. Póntela que tenemos prisa.
    -¡Pero no llevo nada marrón!

    Y entonces la vi. Esa mirada que pensé que tardaría diez años más en llegar. La que dice ‘2.000 millones de padres en el mundo y tenía que tocarme éste’.

    Asustado, traté de compenetrarme con mi hija, de hablar de temas cercanos, de ser un padre guay, y le dije:

    -¡Qué bonito tu pantalón lila!
    -Es granate -me corrigió.

    Y volvió a poner la mirada, esta vez en la variante ‘Dios, ¿por qué mi vida es un infierno?’

    El tiro de gracia fue que me prohibió besarla frente a sus amigos del colegio. Al notar que me entristecía, ella prometió:

    -Tranquilo. Si te portas bien, luego yo te doy un beso en casa.

    Ser padre es un oficio infravalorado. Tenemos un día del que nadie se entera y que nunca cae en domingo. Ni siquiera es un día propio, como el de las madres, sino prestado de San José. Las protagónicas de historias épicas son ‘madres coraje’. Nosotros salimos más en el papel de ‘padre ausente’. No tenemos ‘glamour’…

    Hasta nuestros lujos son melancólicos. Porque el placer de ver a los niños crecer, vestirse solos, tomar decisiones, es el dolor de entender que cada día nos necesitan menos.”

    Santiago Roncagliolo (EP -23/3/2016)

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