lunes, 28 de diciembre de 2015

Si este Reino fuera de la UE, real mente, sería factible preparar Amplio Pacto por su Crisis…

   
¡Aunque son precisas, además, 2 advertencias también: las magnitudes de nuestro actual "impasse" nos exigirán algo más que un mero bipartidismo, ya terminal, u otros pírricos 'Tripartitos'; y lo decisivo es comenzar por fin esta vez, al contrario de como están haciéndolo hasta hoy, acordándose "Programa regenerador Común" de gran espectro antes del plantear cualquier reparto para nuevas 'nominaciones...' entre los liderazgos partidistas!
  
      
La complejidad por este reto, que se nos presenta como inevitabilísimo, no cabe ajustarla con respecto de ningún subjetivo deseo previo. Y además, tampoco se trataría de algo muy extraordinario, pues las treguas o armisticios tan solamente pueden acabarse consensuando siempre con rivales contendientes a priori nada proclives al coaligarse tras haberlo dialogado.  
  
Según las reglas y modelos para 'Große Koalition' usuales en sociedades avanzadas de nuestro entorno, desde la lista el 20-D más votada, Dª Soraya Sáez de Santamaría debiera convocar a un cónclave para debatir e intentar prever cómo ir prefigurándose un Acuerdo Transaccional con fuerte representatividad.
  
Mas ahora, para que todo no resultase otro inane papel mojado, el "brain storming" [o "tormenta de ideas"...] llamado al fraguarnos dicha inédita sinergia -tendente a nuestra  'Recuperación', efectiva, por fin- tendría contraste palmario en su poder ya reunir algún "Think Tank" con poliédricas aportaciones notorias nunca sumadas aún si bien susceptibles del trabajar convergiendo hacia las tareas patrias colectivas.
      
        
      
     
 ( He ahí Gingko protector en el Parque del Oeste imperturbable de la Capital... )
   
    
Eso, nuevo de veras... ¿o más de lo mismo?
  
      
¿Pero dónde hallar hoy aquí alguna personalidad política no solo, mera mente, partidista capaz del enhebrar un racimo tan variopinto como inevitable para conseguir desatascarnos avanzando al menos con similares modos a lo ya hecho por los -en sus días moderadísimos aunque, sin dudar, muy bien regeneradores...- Adolfo Suárez (desde Franco a la Constitución actual...), "Paco [Fdez.] Ordóñez" (del INI al IRPF, Divorcio, Mº Exteriores...), Federico Mayor Zaragoza (Rector, Ministro, Eurodiputado, D.G. UNESCO...) o Eduard Punset (ministro para C.E. y Finanzas de Generalitat...), etcétera...?

En todo caso, los retos actuales prioritarios resultarán evidentes para quien verlos quisiere:
  
  
Y algunas de las Medidas más precisas han venido apareciéndonos planteadas, tan bien, con urgencias para nada menores ya:
 
 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

El imperio de Corrupción dura en tanto nuestro votar, o/y abstenerse por su Programa, escójalo

  

¡Hasta 558 Representantes, recién elect@s para nuestras Cortes, largando -¿muy nueva mente?- lenguaraces planes ante las "Reformas Constitucionales" que tampoco en esta Legislatura llegaremos a ver!
   
Pero tanto lo viejo, del PPSOERCCIUP...Y Demás, como los Ciudadanos &  Podemos (ahora emergentes) rechazan a su vez plantearse otras Medidas clave que podían aprobar ya sin haber consensuado antes ningún difícil cambio respecto de tal Ley Suprema en vigor:
  
> Reintegrarse, por los Bancos privados, todo el 'Rescate' público que reciben gratis mientras precisan saneamientos;
> Rebajar estatus jurídico-económico para Políticos (retiro, aforamiento y cobros) a lo de restantes ocupados laborales;
> Recuperar, sobre nuestras Pensiones, actualización legal anterior automáticamente fijada en base al IPC;
> Elegirse tanto CGPJ como TC independientes de Poderes Legislativos y Gubernamentales;
> Reformar las leyes asegurando Devolución por corruptos de lo defraudado, ante su reinserción social;
> Recortar pago a cada Partido por votos en % de castigo total con los nulos, abstenciones y en blanco;
> Subir tipo real impositivo sobre Grandes Empresas hacia los de las demás; 
> Acabar con gran desigualdad en Voto preciso para lograr distintos escaños parlamentarios;
> Elevar nuestro SMI, homologándolo s/ promedio UE para % del PIB per cápita;
> Minorar [conforme Artº 68 de LCE] a Congresistas, el número total, reduciéndoselo ya desde 350 hasta sólo 300;
> Igualar persecución del Delito Fiscal con medias UE (s/. importes, plazos, pena, etc.);
> Modificar régimen financiero para Sindicatos (patronales y trabajadores) a expensas de sus asociados;
> Equiparar -en todas las CC.AA.- similares obligaciones y derechos ciudadanos;
> Establecer con carácter general la Lista electoral abierta y desbloqueada;
> Reponer coberturas respecto subsidio del Paro eliminadas durante última Crisis;
> Suprimir injerencias en poderes rectores de la Enseñanza por 'Agentes del Diálogo Social' o/y Partidos políticos;
> Etcétera, etc. 

"Tras multitud de escándalos, revelaciones de repugnantes enriquecimientos ilícitos, todos los partidos han incluido en su programa electoral diversas medidas anticorrupción. ¿Qué mejor forma de atraer al votante que prometer separar el grano de la paja, los culpables de los honrados, perseguir a los granujas, depurar la política para que retome un carácter limpio y puro? Desgraciadamente, por ignorancia o maldad, muchos confunden las causas, la naturaleza de la corrupción en España. Y las medidas propuestas resultan tan ineficaces como un matamoscas para cazar un tigre. No funcionan en un marco donde la corrupción no es individual, sino estructural, donde la línea de demarcación entre justos y pecadores no es nítida sino borrosa, donde latrocinio es consecuencia en un sistema de prebenda y privilegio, donde la posición de cada uno no depende del mérito y el esfuerzo sino del favor del poder. Y los favores se devuelven.
  
    
Aunque la corrupción siempre fue endémica en España, el régimen del 78 introdujo una nueva dimensión. De una corruptela individual y artesanal, en la que el mismo cargo público prevaricaba, cobraba y disfrutaba de los ingresos ilícitos, se pasó a una corrupción organizada por los partidos, un sistema que separaba en el espacio, incluso en el tiempo, la prevaricación del cohecho: el favor otorgado y el cobro se realizaría por personas distintas, sin conexión aparente entre ellas. Las diferencias ideológicas no fueron obstáculo para que todos los partidos acordasen tácitamente repartirse la tarta de las comisiones, mientras desactivaban controles, desmontaban contrapesos, domesticaban a la prensa, pavimentaban un atajo que condujese a un sistema clientelar, de intercambio de favores.
   
El novedoso sistema era capaz de enmascarar la conciencia de actuar incorrectamente, empujando hacia la podredumbre a muchos militantes que quizá nunca habrían participado en episodios de corrupción individual. Como no se beneficiaban personalmente, llegaron a pensar que la práctica no era tan reprobable, tan sólo una controvertida vía para financiar los gastos electorales de su partido. Incluso perdieron la perspectiva al observar que el cobro de comisiones era omnipresente: no podía ser tan malvado un juego en el que participaba todo el mundo, del rey al concejal. Pero la financiación del partido no era el único objetivo del esfuerzo corruptor, ni siquiera el principal: gran parte del formidable caudal fluía puntualmente a las cuentas privadas de los dirigentes. Desgraciadamente, sólo conocemos la punta del iceberg del colosal latrocinio; muchos Bribón... parecen haberse ido de rositas, por ahora.  
   
Las consecuencias de la corrupción generalizada han sido devastadoras; las pérdidas para la sociedad son muy superiores a los fondos que se embolsan los corruptos. La corrupción impide la competencia, entorpece la eficiencia y desanima la cooperación. La infinidad de trabas burocráticas que lastran nuestra economía, dificultan la creación de empresas y empleo, no son casuales: son barreras establecidas deliberadamente por los gobernantes para generar oportunidades de enriquecimiento ilícito. Se trata de restringir la competencia, garantizando elevados precios y suculentos beneficios a los amigos, empresarios que pagan por el favor. Como consecuencia, no prosperan las empresas más eficientes, sino aquellas más inclinadas a los sobornos. Los corruptos multiplican las leyes, generan normas y regulaciones, especialmente complejas y retorcidas, creando en el sistema económico cuellos de botella donde colocar sus particulares peajes. Lo advirtió Cornelio Tácito: “Corruptissima re-publica, plurimae leges" (los estados más corruptos son los que más leyes tienen). ¿Qué diría el historiador romano si supiese que en España se han promulgado en pocas décadas más de 100.000 leyes, mayoritariamente autonómicas?
   
Los corruptos desvían el gasto público hacia partidas que proporcionan más flujo de comisiones, impulsando proyectos faraónicos, poco rentables para la sociedad. Y socavan la confianza que los ciudadanos tienen en los demás, ese delicado capital social con el que se teje la cooperación. En ambientes de generalizada corrupción política, los individuos tienden a desconfiar de las personas ajenas a su entorno porque el concepto que cada sujeto se forma de los desconocidos, de la gente en general, está muy influido por la imagen que percibe en sus dirigentes. Y este recelo fomenta conductas poco cooperativas, una tendencia a organizarse en grupos cerrados, en facciones donde predominan las fidelidades de tipo personal.
   
Las medidas anticorrupción convencionales sólo pueden atajar una corruptela individual y excepcional. Surten efecto cuando el sistema es, en su mayor parte, limpio y honrado, cuando existen organismos capaces de controlar, detectar, denunciar y procesar a una minoría de pícaros y tunantes. Pero no en un universo donde la deshonestidad constituye la costumbre asentada, en un sistema donde el supuesto vigilante también es corrupto. La independencia del poder judicial es necesaria, sí, pero no suficiente para resolverlo. La judicatura no es ningún colectivo puro e inmaculado, investido con un halo de santidad. Ni está exento en cuanto a conflictos de intereses. La corrupción no es privativa del ejecutivo y el legislativo: también se contagió al judicial.
  

   
La corrupción estructural no se encuentra tanto en los individuos, ni en la idiosincrasia de los pueblos, como en el sistema, en la nefasta organización institucional. Aun existiendo granujas natos y personas de honradez a toda prueba, la actitud de la mayoría depende del ambiente, de lo que observa en el resto. Muchos tienden a sucumbir a la tentación cuando esperan que los demás también se tuerzan. Por eso, la corrupción sistémica es una perniciosa institución informal, conjunto de reglas que suplanta las leyes, un equilibrio muy robusto que se fundamenta en las expectativas de los implicados: es muy difícil que un participante cambie su estrategia si espera que el resto siga actuando así. Hay pocos incentivos para que un gran empresario deje de pagar comisiones si piensa que las demás empresas continuarían sobornando y que su corporación quedaría fuera del negocio.   
  
Una vez establecida, no hay medidas, leyes, palancas, botones o parches puntuales capaces de contener la corrupción institucionalizada. De nada sirve aumentar las penas pues, en la práctica, nadie puede vigilar al vigilante. Ni crear nuevos órganos de supervisión porque, tarde o temprano acaban arrastrados por la perversa corriente. Ni cambiar a los gobernantes podridos por otros supuestamente honrados pues los incentivos perversos permanecen y la naturaleza humana resiste mal las tentaciones. ¿De verdad creen que todos los que se afiliaron apresuradamente a los nuevos Partidos poseen una intención generosa y altruista, un anhelo del esforzarse por el bien de los demás?
  
  
La corrupción generalizada es especialmente escurridiza, muy resistente a los antibióticos, porque no es realmente la enfermedad sino un síntoma de otros males mucho más profundos. Es el reflejo desde un sistema para los accesos restringidos, o marco basado en privilegios, relaciones personales e intercambio de favores. Por eso, para abandonar el régimen de latrocinio son inútiles los cambios parciales o timoratos. Las reformas deben ser profundas intensas, radicales, continuadas. Deben transformar las expectativas de la gente, su percepción del comportamiento de los demás, ser capaces de superar la enorme inercia, catapultar el sistema a una órbita distinta: a un sistema de libre acceso con instituciones objetivas, relaciones impersonales, mecanismos de selección basados en el mérito, el esfuerzo, la buena gestión y la capacidad de innovación. Si no actuamos en consecuencia, tropezaremos una y otra vez en la misma piedra hasta perdernos definitivamente en el laberinto de la frustración."   
(Juan M. Blanco: 'El imperio de los corrompidos', 19.12.15, Vózpópuli)
   
Pero actuar ya, repitámoslo, no es imposible. O ni siquiera cabe argüirnos porque todas aquellas Medidas antedichas resultaren insoportables para los 'hombres de negro' que mandan esas "falanges Merkel&Junker" vistas desplegarse contra Syriza...

Ah, y lo que tampoco servirá para nada es recoger algo -como coartada, vaga mente, solo...- parecido desde un 'Programa electoral' (en millones de caracteres, con letra pequeña e inaccesible casi) cuando luego no se airea nunca entre sus Prioritarios Compromisos centrales repetidos durante las arengas televisivas multitudinarias... ¡A otro perro con estos huesos!
  

viernes, 18 de diciembre de 2015

Referéndum de ilegítima Deuda por Corrupción más Rescate a banca y Rentas básicas: podemos

     
Aparte de inevitables promesas [del "si ganase nuestro Partido tendríais  todo lo 'Bueno, Bonito... y -no tan solo Baratito, aun hasta- Gratis ('total', incluso) que pudiereis querer"], ninguno por sus Programas incluye consultas ni Plebiscitarse sino sobre "las realidades nacionales o de soberanías" para una Reforma Constitucional, aunque sin concretar solución económica respecto al devolvérsenos ya los 'recortes' en Pensiones, gastos del Rescate y cuanto se robó.
  
Hasta hoy sólo un abstenerse -del voto- útil es, por todo esto que hay acá...
  
  
¿Derecho al Decidir, en las urnas? ¡Sí, claro!, pero cuantos temas nos importan más: o sea, "un huevo, no el Fuero"... ni privilegios 'nacionales' por derechos (para comunidades de territorios llamados 'históricos', desde hace demasiado poco tiempo, incluyéndoseles a Galicia, Cataluña e incluso Andalucía mientras que serían ya no reconocibles Valencia, Navarra, las Castillas y León, Asturias o Aragón...) ahora deconstruidos, posmoderna mente; lo cual resultaría tan solo traición de caciquil Oligarquía local o/y otra 'Izquierda' del último 'tocomocho' sobre sus 'autonomismos'.
  

  
“Queremos decidir con urna, sí, pero también antes y después; o no hacerlo tan sólo sobre la cuestión territorial, como pretenden ahora las oligarquías catalanas por seguir perpetuándose en el poder... El 'derecho a decidir' están usándolo para defender intereses de la Casta y tapar sus Corrupciones. ¡Hay que desenmascararlos!”...
   
Así de categórico se había expresado Jaume Asens, el abogado y portavoz de 'Guanyem', marca bajo la que ya concurrió 'Podemos' a elecciones municipales en Cataluña, junto con otros Movimientos sociales más las demás 'Mareas' ciudadanas...
   
Joan Subirats, Jaume Asens y Ada Colau, la coalición ganadora en Barcelona
    
“Siempre la izquierda proclama vocación internacional pero en sus prácticas, a menudo, asumió alguna causa 'nacionalista'. En nuestro país, crítica radical a toda autoridad y desconfianzas hacia el Estado condujeron a una parte muy importante al inclinarse por el federalismo; en versiones más extremas, por cantonalismo, e incluso hasta posiciones casi comunales. El juego político, basado en alternancia de partidos burgueses más caciquismo, marginó a los movimientos populares y la izquierda. No extraña por tanto que parte de la izquierda -en algunos sitios como Cataluña, casi total mente…- se recluyera en el sindicalismo y anarquismo, adoptando actitudes apolíticas; o considerando que cuanto más dividido estuviese un poder político, mejor. Esta desconfianza ante su Estado se vio mantenida e incluso acrecentada durante la dictadura. El Estado era franquista y opresor, no solo sobre las libertades individuales sino también para la de los pueblos. La lucha, o resistencia, eran en primer lugar frente al poder político, contra el Estado.
     
Tales recelos pueden tener su razón de ser frente a un Estado liberal o, por supuesto, ante regímenes dictatoriales; pero carecerán de todo sentido cuando se trate del Estado Social y democrático de derecho... A una parte de nuestra izquierda le cuesta comprender que los únicos contrapesos posibles al poder económico y a desigualdades derivadas del mercado se hallan en el Estado. Bien es cierto que hoy estamos inmersos dentro de unos procesos involutivos, pretendiéndose retrotraernos al Estado liberal, pero la forma del combatirlos nunca podrá ser propugnando menos Estado; sino, por el contrario, mediante algún reclamar ...más Estado: la manera de superarlos jamás podría centrarse por ningún proceso disgregador que troceara el Estado en comportamientos estancos.
   
Un Estado constituye aquel único ámbito en el que se cumple juego democrático, sea mejor o peor; y donde posible nos resulta establecer contrapesos al poder económico. Cuanto más reducido sea dicho ámbito en una época de globalización, más difícil será el que se cumplan dichas funciones y mitigue las desigualdades del mercado. Actual mente, se produce un proceso asimétrico con dos direcciones, muy contrapuestas: mientras es pretendida una economía  internacionalizada, se buscaría que la soberanía política quede confinada en contornos progresivamente más estrechos. Con este nuevo marco, los poderes políticos tendrán cada vez más dificultades para poner límite al poder económico, haciéndose inviable instrumentalizar cualquier medida económica prácticamente desde las izquierdas. En realidad, esto es lo que va ya ocurriendo dentro de la Unión Europea.
  
No existe ninguna contradicción, todo lo contrario, en que las izquierdas abracen la causa de naciones o pueblos pobres y oprimidos por la dominación colonial; pero cuando en Estados teóricamente avanzados -como son Italia o España- el nacionalismo surge por regiones ricas, enarbolando bandera de insolidaridad frente a las más atrasadas, la izquierda difícilmente podrá emparejarse con ello sin traicionar sus principios: en este ámbito izquierda y nacionalismo son conceptos excluyentes, pues. ¿Cómo mantener que la Italia del norte, rica y próspera, sería explotada por el sur, donde se cuenta con un desarrollo económico bastante menor? ¿Cómo sostener el que regiones tales cuales Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha oprimen a otras como Cataluña, País Vasco o Navarra? ¿Puede la izquierda dar cobertura al victimismo de los ricos? ¿No resulta contradictorio escuchar a una fuerza que pretende ser progresista quejarse del 'déficit fiscal' de Cataluña?
   

    
Hoy, esta contradicción no solo ha hecho presa en la mayoría de las izquierdas de Cataluña y del País Vasco, sino que de manera edulcorada se ha trasladado a los partidos nacionales. Tanto IU como Podemos se han dejado enmarañar en el concepto del 'derecho a decidir', un eufemismo empleado por los nacionalistas para eludir hablarse de 'autodeterminación'; que saben perfectamente, según las interpretaciones hechas por el ordenamiento jurídico internacional, no es aplicable al caso... El derecho a decidir, además, presenta los atractivos del revestirse con apariencias de libertad y democracia. Es fácil su ir tachando, a quien se oponga, de 'antidemócrata'...
   
Se olvidan, sin embargo -al igual como lo hacen los defensores del neoliberalismo económico- de aquella paradoja que viene a recordarnos cuánto la libertad traducida en ausencia de todo control restrictivo termina destruyéndose a sí misma y reconvirtiéndose hasta otra máxima coacción; ya que deja vía libre al más poderoso para esclavizar a los débiles. Sin Estado, sin ley, no hay libertad.
  
Precisamente lo que cada individuo le pide al Estado es que proteja su libertad, pero en contrapartida deben renunciar a unas partes, aquellas opuestas a la libertad de los demás. Mi derecho a mover mis puños en direcciones que desee queda constreñido por la posición de las narices del vecindario. Es de una limitación a las libertades de donde la propia libertad emerge. Una carencia en cuanto a leyes limitativas para la libertad nos hundiría cualquier sociedad hasta el caos, imponiéndose leyes de la selva, las del más fuerte.
    
   
Todos tenemos el derecho a decidir. Es más, estamos compelidos a las elecciones en un sinfín, como dirían los existencialistas; pero también hay otras que nos están vedadas. La naturaleza nos constriñe, impidiéndonoslo desde un primer momento. Nadie puede nunca elegir su nacimiento, ni cualidades físicas e intelectuales de las que dotado está. El vivir en sociedad es otra fuente de limitación: mis derechos están limitados por ley, que garantiza ese mismo derecho a decidir en otras muchas áreas al mismo tiempo, precisa mente. Los derechos a decidir, como las libertades, en abstracto no existen; sino enmarcados con una realidad política y mediante un ordenamiento jurídico.
  
Cuando Podemos o IU defienden libertad del decidir de los catalanes no muestran consciencia sobre la contradicción en que andan incurriendo. ¿Serían capaces de mantener que un grupo social -el constituido por los ciudadanos con mayores rentas- tiene derecho, si lo decide por mayoría (que, sin dudar, aplastante sería), para excluirse respecto del sistema común [en sanidad, educación y pensiones públicas, por ejemplo] con la correspondiente rebaja proporcional sobre sus impuestos? Ese dicho supuesto no es para nada tan forzado cuanto pudiera parecer si tenemos en cuenta cómo aquellas regiones que proponen su autodeterminación son de las más ricas en España. ¿Cuál sería su postura si la Moraleja (una de las urbanizaciones para más alto standing en Madrid) pretendiese también ahora (como ya lo intentó) independizarse del municipio de Alcobendas (con más clase media), creándose su propio ayuntamiento? O, amparados en el derecho a decidir, ¿estarían a favor del convocarse un referéndum, por ejemplo, sobre la pena de muerte?
     
    
La independencia de Cataluña no solo afectaría en esa región, sino a toda España. Aquel derecho para un grupo de personas, aunque fuese mayoritario (y ahora no lo es), en Cataluña chocaría con el de otras –no menos- catalanas; e incluso con los del resto, entre todas las españolas. En Cataluña, ¿puede una mitad cambiar las condiciones de vida para la otra sustancialmente, obligándole al separarse respecto a España, donde se hallan unidos desde hace muchos siglos? Por otra parte, ¿quién se contaría como catalán?: ¿quienes ahora dentro de dicha Comunidad Autónoma residen -aun cuando hayan llegado ayer- o todos los nacidos en Cataluña, vivan donde vivan? ¿Por qué pueden votar los catalanes residentes en Costa Rica… y no quienes constan censados como residentes de Madrid?
    
Tanto desde Podemos como en IU, deberían preguntarse: ¿quién es el sujeto en ese derecho a decidir, que se invoca? Según la Constitución del 1978 (que fue votada por una inmensa mayoría de catalanes), el pueblo español en su conjunto. Pero es que, además, cualquier otra respuesta nos introduciría en un laberinto de difícil salida. ¿La Comunidad Autónoma Catalana definida de acuerdo con la Constitución del 78, formada por 4 provincias, con los límites que ya estableció el ordenamiento jurídico en 1833? ¿Y por qué no todos los países catalanes o el antiguo Reino de Aragón, con lo que seguramente sería muy distinto el resultado? ¿O cada provincia tomada individualmente? ¿Qué ocurriría si una mayoría en Barcelona y Tarragona se pronunciara contra toda escisión, aunque otra mayoría de la Comunidad mostrase su decisión a favor?, ¿se independizarían tan solo Lleida y Girona? ¿Y qué sería de los municipios que se pronunciasen contra lo decidido por sus correspondientes provincias?
     
El derecho a decidir solo es una trampa (y tanto Podemos como IU harían bien con evitar caer en ella), pergeñada por los partidos nacionalistas; detrás de la cual se ocultan únicamente aspiraciones, desde alguna región rica, del separarse con respecto a las de peor fortuna. Es una trampa semejante a lo que las clases altas utilizan cuando invocan el término libertad aplicándolo en la economía. En cuanto se rasca un poco el discurso nacionalista, debajo de las palabras democracia, pueblo, libertad, decidir, se halla siempre aquel “España nos roba”...
  
Acabo de leer uno entre todos esos comentarios en prensa a los que nuestro independentismo es tan asiduo; después de no sé cuántos alegatos, el autor termina diciendo que los niños extremeños tienen ordenadores gratis en la escuela, y los catalanes no. No sé si cierto es, o falso, pero en cualquier caso debería preguntarse si tiene algo que ver el famosísimo ‘3% [de las comisiones –corrupta mente...- cargadas a lo adjudicado por la Generalitat de Catalunya]…’; o el que su President de la Generalitat sea precisamente aquel presidente para una Comunidad Autónoma con más ganancias en España y percibiendo, por cierto, casi doble al presidente del Gobierno [estatal].”
    
(Juan Fco. Martín Seco: 'La izquierda y el derecho a decidir')
  

No podemos consentir que nuestras reglas del juego político se modifiquen a base de los órdagos echados -por 'derecho a decidir', desde cualquier Referéndum, del Reino Unido en la U.E. o para Cataluña en España...- tan solo hacia más insolidaridades. 'Repitámoslo: hay que recortar ya, incluso en escaños, a toda Casta mangante...
     

Y habrá otras medidas posibles, no sólo aquí, también con las nuevas mayorías gubernamentales de Grecia o Portugal: como ejemplo, una Fundación "Alternativas" ha presentado estudios que ya por lo menos demuestran viable alguna Renta Básica [400 €/mes], contra esta indigencia en millones de personas hoy aquí presente.
    

lunes, 14 de diciembre de 2015

El 'Fondo de Pensiones' financió “Rescates” a la Banca, ¿y nadie se conjura para devolvérnoslo?


¡Hora es ya de sacudirnos esta suicida modorra global, entre los cantos de sirenas electoreras al son del nuevo Hamelín partidista con sus gaitas estupefacientes: l@s mismísim@s lumbreras que nunca ven Crisis capaz de impedir su Gasto -militar (allende nuestras fronteras) o para subvencionarse desgravando más fiscalidad, a 'emprendedores' mercantiles, ni por cargas de la 'clase' política...- siempre 'irrecortable' dictan sumarias insostenibilidades de nuestra Jubilación hoy tras haber estado, toda una vida laboral activa, cotizando a fin de sufragarla ...! 
   
   
"Está sobredimensionada la Banca privada en España; y eso es algo que tiene consecuencias muy negativas para la economía de todo el país, puesto que ocupa un espacio demasiado grande respecto a ella: realmente o en términos proporcionales el sector bancario español es mayor aun que su equivalente de los EEUU y, como consecuencia, está ya consumiendo un volumen excesivo de recursos que podrían haberse aplicado a otras actividades más necesarias.
  
Y para complicar todavía más las cosas, sus inversiones, en lugar de dirigirse a una función pública como es la oferta de créditos a las familias y a las pequeñas y medianas empresas (que son las que crean más empleo en este país), en la historia reciente se han centrado en actividades especulativas, como en el sector inmobiliario, creándose las burbujas que llevan tal nombre, con las consecuencias tan negativas que todos conocemos.
   
Todo el mundo es consciente de que la crisis financiera ha tenido un impacto muy dañino para la economía española. Una de los aspectos de tal sobredimensionamiento de la banca privada es su enorme influencia, que alcanza en ocasiones categoría de control, sobre las instituciones políticas y mediáticas del país. En parte esta influencia se ejerce a través del endeudamiento de tales instituciones, haciéndolas muy vulnerables al ejercicio de las presiones bancarias.
      
Cuando Juan Torres, Alberto Garzón y yo escribimos el libro ‘Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España(2011), la editorial que pretendía inicialmente publicarlo, próxima a ‘El País’, nos pidió que censurásemos secciones del libro críticas con la Banca privada porque se andaban en procesos de renegociación para su Deuda con ella y no querían que aparecieran en tal momento delicado... Al negarnos a esta revisión, se canceló su publicación, y tuvimos que recurrir a una editorial mucho más pequeña a fin de poder editarlo. Ello es un ejemplo -entre otros miles- del cómo una consecuencia de la excesiva influencia por tales instituciones financieras en los medios de información y persuasión del país es cuánto están (en la UE) entre los menos variados ideológicamente, o críticos con la estructura del poder económico, centrada en el capital financiero...
    
Otro de los ejemplos respecto a las abusivas influencias políticas de la banca privada en España es lo que nos está ocurriendo con el Fondo de Reserva para Pensiones en Seguridad Social. Este Fondo, establecido desde 1997 e iniciado el año 2000, tenía por objetivo ir acumulando alguna reserva con dineros procedentes de la cotización social, generada en los momentos de bonanza y crecimiento económico, de manera tal que superávits logrados durante los procesos álgidos de la economía sirvieran para cubrir déficit que pudiere aparecer por sus momentos de recesión.
  
Dicho preciso Fondo llegó a la cifra más que respetable de 66.815 millones de euros en 2011. Ahora bien, desde entonces, el gobierno del PP (...) sacó más y más dinero de este Fondo de Reservas -7.003 millones del 2012, 11.648 millones durante 2013 y 15.300 millones en 2014- con la intención de ir pagando las pensiones, pues no se estaba ingresando suficiente dinero a la Seguridad Social, como consecuencia de las políticas impuestas a la población (y digo impuestas, pues no estaban en la oferta electoral de los partidos gobernantes, tanto PSOE como PP) con gobiernos presididos por Zapatero y Rajoy...
   
Estas políticas, tales como las reformas laborales aprobadas por ambos gobiernos, produjeron un descenso del número de cotizantes a la Seguridad Social (debido al aumento del desempleo) y una disminución de las cotizaciones sociales (consecuencia del descenso de los salarios, creado también por tal reforma laboral) provocando un problema devastador para las Pensiones públicas que por el Gobierno se intentó paliar recurriendo al Fondo de las Pensiones de la Seguridad Social, sustrayendo las cantidades citadas.
   
 
Y ni que decir tiene cómo cualquier dificultad que tengan las Pensiones públicas es causa de alegría para la Banca que anda intentando convencernos a  la población del que no son sostenibles (lo cual quiere decir que no podrán pagarse por el Estado) a fin de que vayamos corriendo al Banco más próximo a suscribir Planes de pensiones privadas (que, incidentalmente, han tenido un índice de colapsos muy superior al de otras inversiones financieras).
   
Ahora bien, lo que los mayores medios de información no han comunicado a la población española es el escándalo enorme –denunciado por prensas extranjeras, pero nunca en la española…- significado porque dineros acumulados con un Fondo General de las Pensiones (que incluye al Fondo de Reservas, citado antes) facilite a nuestro Estado español 'rescatar' [imperdonable 'pufo', delincuencial, en] Banca. Expliquémoslo.
  
Cuando, como resultado de inversiones especulativas, la burbuja inmobiliaria (que absorbía una enorme cantidad de recursos) estalló, la Banca privada estuvo a punto de colapsar. Pero debido a la enorme influencia de sus Bancos, el Estado español los rescató, sufragando el mayor programa de Beneficencia que se haya realizado en su historia. Nuestro común Estado (que -teórica mente, aunque no en la realidad- nos pretende representar a usted, lector, y a mí) se gastó nada menos que la friolera de mareantes cantidades inimaginables [en las -más familiares- Pesetas, contabilizadas por decenas de BILLONES...] para 'rescatar' la Banca (no solo española, sino también ajena, de nuestra UE más podrida)... Ese dinero procedía -nueva mente- de usted, lector, y de mí.
  
Puesto que por el Estado no podía disponerse de tanto dinero, tuvo que pedirlo prestado, con lo cual la Deuda pública se disparó. Pero como aumentó ésta quiere decir que alguien, o alguna Institución, ha prestado tal dinero ¿Y quiénes fueron los que le prestaron dinero al Estado para poder pagar el ‘rescate’ bancario? Ahí está el gran escándalo que usted no ha leído en ningún medio de información español. Este dinero procede del Fondo Público de las Pensiones. En realidad, el 97% del dinero acumulado en dicha Reserva se ha prestado al Estado comprando fondos públicos. En otras palabras, el Estado ha cogido este dinero y lo ha utilizado para pagar el 'rescate' de la Banca, entre más gastos.
  
Aunque, mientras tanto, los medios han guardado un silencio ensordecedor. No así la prensa extranjera. Varios diarios económicos como el Wall Street Journal (3.1.13) y el alemán Deutsche Wirtschafts Nachrichten (4.1.13), han hablado de lo que llamaron el "saqueo -al Fondo- de Pensiones públicas" para comprar bonos del gobierno en España. Este último añadía que ‘al  menos un 90% sobre los activos totales entre los Fondos de Pensiones del Estado están revertidos a bonos públicos en España’. Y la realidad es que se quedó corto; pues no es ningún 90%, sólo, sino hasta el 97%.
   
Tal actuación pone  muy en peligro a las Pensiones públicas, pues el valor de la Deuda varía enormemente -ya que se ve sujeto a vaivenes especulativos por los mercados financieros, con lo cual el futuro de las Pensiones puede andar en jaque- y todo ello sin que la población tenga idea ninguna sobre lo que va ocurriendo. Y ello, además, en un sistema político que se define como una Democracia (el mejor indicador de que no lo es, es cómo este artículo no se publicaría en ninguno de los mayores rotativos del país).
   
    
En este país, el que no está indignado es que no sabe lo que va pasando. Y los mayores medios de información o persuasión se pasan 24 horas al día trabajando por asegurarse del que usted, señor lector, continúe sin conocer lo que pasa. Si la gente lo supiera, y supiese también que hay alternativas a tanto escándalo, habría una revuelta general. De ahí el que tamaño silencio ensordecedor impuesto continúe. Y lo incluso peor es que los partidos políticos más próximos a la Banca, es probable que ganen las elecciones legislativas del 20 de diciembre a nivel del Estado. Mas a esto, repito, le llaman Democracia."
        

(Vicenç Navarro: "Las pensiones están pagando el rescate de la banca", en 'Público', 8/12/15)
     
Por desgracia, no hay nadie aun (entre t@ntas pretendidas 'alternativas' -de PP, PSOE, Ciudadanos, IU o Podemos-... ni con sus Rajoy, Sánchez, Rivera, Garzón e Iglesias) que se salga de la truculenta ortodoxia mercantil tendente al cifrar el obligado resarcimiento del desfalco hecho a nuestras Pensiones en algún futuro -hipotético, mas procrastinado, siempre- "crearse más Empleo..." ya nunca esperable, real mente...
   

viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Para regenerar? Abstenciones, como protesta, hoy: ¡no más Partidismo, ni 'líder', o tribun@s!

     
       
No hace sino un año, solo, el incansable prof. José Manuel Naredo -autor de textos clave, y premonitorios como ‘Por una Oposición que se oponga’ (2001, Anagrama) o ‘Burbuja inmobiliario-financiera en la coyuntura económica reciente 1985-1995’ (editorial Siglo XXI, 2003), tan bien…- ya nos avisaba:
   
Conviene “recordar ahora cómo fue aquel PSOE con Felipe González el que culminó transición de franquistas hacia este actual neo-caciquismo democrático, al implantar desde un principio, tras su aplastante victoria electoral del 1982 en nombre de ≪el Cambio≫, unas prácticas de gobierno tan autoritarias, opacas y clientelares que recordaron los modos del gobernar por el franquismo.
   
Se hizo gala, de entrada, de un pragmatismo carente de principios, de un pactismo que no respetaba promesa ni programa alguno, atendiendo solo a un marketing electoral de muy corta mira. Todo esto se desarrollo tras haber consensuado antes, no solo el PSOE, sino también el PCE, un marco institucional propicio al nuevo despotismo. Una Constitución que, además de imponer la monarquía, hizo imposible cualquier representación que no fuera por los partidos monopolizada privilegiando el bipartidismo (primero UCD-PSOE y después PSOE-PP), así como coincidencias en dirección o presidencia de un partido gobernante con la del propio gobierno.
  
Se promovió también un centralismo extremo en el seno de dichos partidos, sometiéndolos totalmente a las voluntades por su dirección, y los lobbies del poder empresarial, generando terrenos propicios para corrupción o clientelismo. De este modo, la cúpula del partido gobernante fue transformada en la instancia censora y disciplinaria suprema que monopolizaba el poder en el país, sobre todo cuando al disponer de mayoría parlamentaria conseguía anular la división de poderes, controlando las instancias deliberativas y judiciales del mismo.
   
Tras 14 años de ejercer el poder con estas prácticas caciquiles, el PSOE de González afianzó el nuevo régimen despótico, dejando el terreno trillado para que, tras las tribulaciones de la transición, la derecha vinculada al franquismo volviera al poder y siguiera imponiendo ya sin complejos esas mismas prácticas de gobierno.
  
Su ausencia de autocritica y la posterior redundancia en esta forma del ejercer el poder con los gobiernos de Rguez. Zapatero despejan cualquier ápice de duda sobre la posición en las próximas elecciones generales del PSOE: trata pura y simplemente de volver a poder, soslayando saneamiento político de fondo que reclama la situación actual.
  
Menos dudas aun ofrecería la posición del PP orientado a mantener el statu quo, al permanecer en el gobierno como sea siguiéndose practicando sin tapujos algunas políticas orientadas a otorgar nuevos nichos de negocios para las elites empresariales mediante privatización o concesiones varias, unidas al manejo caciquil del Estado e instituciones.


Junto a los recortes sociales y laborales asociados a la crisis económica, el PP también recorta derechos que antes eran universales para limitarlos a los que puedan pagar por ellos (apoyo judicial, sanidad, educación, etc.), o libertades (ley del aborto, ley ≪mordaza≫, etc.) con un empeño digno de mejor causa.
   
Se planteó así la paradoja de que la gente vota a partidos y personas que, en vez de defender sus intereses, acaban defendiendo los de determinadas castas o élites ajenas a la mayoría de sus votos; o del comportamiento asimétrico de un Estado que se muestra débil y solícito con los fuertes mas tan firme como agresivo frente a débiles...

                 
     
(...) La clave del cambio postulado estribará en que buena parte de nuestra población pasen del ser pasivo súbdito -refrendando uno u otro gobierno cada 4 años- a verdaderos ciudadanos [entendiéndose por tales aquellas personas que adquieren una mínima conciencia cívica, es decir, del formar parte de una sociedad en la que se consideran con el derecho a participar] políticamente activos, unidos en la protesta firme contra el oscurantismo y despotismo vigentes e implicados en promover los procesos o instituciones de participación para enjuiciarlos orientándose sus tomas de decisiones.
  
Y eso no se logra con un golpe de suerte electoral ni con consignas ideadas desde la cúspide de los partidos políticos, sino sobre todo por el trabajo diario de movimientos sociales que consigan animar a las personas a influir, con distintas formas de protesta o participación, en la toma de decisiones que les afectan y a establecer un marco institucional propicio para ello (...) estos requisitos no existen todavía: un verdadero proceso de revitalización para la democracia no puede prosperar sin que madure -conveniente mente- deslegitimación del orden político en vigor evidenciando necesidades de cambiarlo.
       
Mérito distintivo básico del 15-M ha sido impulsar conjuntamente ese proceso deslegitimador y una revitalización de la democracia desde la base (...) Pero cuando la situación pide a gritos culminar ese proceso democrático, a la vez deslegitimador y revitalizador, su impulso se ha debilitado por las razones que comentaremos más adelante. Todo eso tiene que ver con otro segundo aspecto que se necesita precisar para decidir con fundamento una política electoral: aclarar cuáles son los objetivos que el propio movimiento social estima deber compartir.
   
Pues va de la noche al día si el movimiento se considera una mera plataforma para la acción frente a las agresiones del sistema que, al carecer de estrategias con objetivos generales propios, abocada se ve al trabajar para partidos políticos existentes y a formar otros nuevos. O si, por el contrario, constituye un movimiento con estrategia u objetivo que marquen prioridades de organización y acción. En el primero de ambos casos, la política electoral del movimiento conduciría a pedir el voto para los partidos viejos o nuevos más afines, a los que más o menos implícitamente serviría. En este segundo es donde cabria discutir una política electoral propia del movimiento social, acorde con sus objetivos y estrategias autónomos. Razonemos sobre tal caso.
  

En lo que concierne a los objetivos, debemos dar por supuesto que, por atender la doble meta deslegitimadora y revitalizadora antes mencionada, el movimiento social pretende cambiar el modelo de Estado hacia una democracia mas ≪real≫, es decir, participativa o solidaria. Y para ello cabe hacer uso del mecanismo electoral para conseguir la mayoría suficiente que permita abrir un proceso reconstituyente orientado a establecer un marco institucional más acorde con ese tipo de democracia.

   
Pero como la situación no está madura para ello todavía, queda pendiente tarea de posibilitarla forzando el proceso deslegitimador del statu quo e impulsándose los movimientos sociales fuertes y coordinados en alguna plataforma electoral amplia capaz de conseguir las mayorías necesarias, para -sí- acometer el saneamiento político generalizado.
   
(...) Esta operación no tiene visos de madurar antes de las próximas Elecciones generales. Y menos plausible aun resulta la posibilidad de fundar o reforzar en ese plazo partidos capaces de acudir a la próxima convocatoria electoral y de obtener la mayoría necesaria para impulsar dicho proceso: ello no solo está abocado al fracaso, sino que en la medida en la que se imponga arrastrara en su fracaso a la primera al restarle fuerza y activistas. Pues la creación de partidos, antes de reforzar la mencionada plataforma de movimientos sociales, sería como poner el carro delante de los bueyes, al desactivarla derivando activistas y esfuerzos hacia los actuales teatros electorales y parlamentarios, con resultados inevitablemente pobres...
     
(...) Abundan las experiencias que acreditan esta inviabilidad y desvelan funcionalidades de dichos teatros [para 'representación', electorera...] como verdaderos digestores -o liquidadores- en cuanto a los movimientos sociales.

Precisamente, la decisión de hacer del 15-M  un partido político que concurra a las elecciones generales o europeas sacando un porcentaje ridículo del voto sería su sentencia de muerte. Esa su inmolación por un puñado de votos conseguiría, en el mejor de los casos, obtener algún diputado, lo que sería políticamente irrelevante (Así lo atestigua el escaso número de votos obtenidos por partidos nuevos —el Partido Anticapitalista o EQUO—, que saludaban como muy exitosa la posibilidad de sacar algún diputado).
       
       
Y tampoco partidos viejos, como el PSOE o IU, están capacitados para promover un saneamiento político general, cuando no han hecho autocritica ni saneamiento interno alguno, así como olvidando que son los que consensuaron el actual modelo de Estado y han venido colaborando con las instituciones que participaron en rapiña de pelotazos, megaproyectos o corrupciones diversas (Al igual que algunas formaciones nuevas capitalizarán votos defraudados del PP y PSOE -o IU...- otras lo harán también con castigo a la izquierda; pero impensable resulta que lleguen hasta recuperar cuanto fueron los electorados para el PCE en 1977, con aquellos escasos réditos de todos conocidos).
  
La imposibilidad de que los Partidos lideren hoy con éxito una plataforma por tal tipo arranca de que, definitoria mente, parten a las gentes; mientras que todo el mundo que no tenga intereses mezquinos o inconfesables debería estar de acuerdo con el propósito de parar los pies al actual caciquismo democrático, que ha arruinado al país al impulsar la cultura del pelotazo urbanístico y el latrocinio directo e indirecto de los megaproyectos. Todo el mundo, salvo los caciques y sus serviles colaboradores, ahora está siendo víctima del paro, los recortes o las preferentes, sin distingos políticos ni culturales.
    
Salvo algún sádico, todo el mundo coincidirá en que la gente más castigada con la crisis debería no quedarse por las calles ni tener que buscar la comida en los contenedores de basura; y todo el mundo debería estar de acuerdo en la necesidad del establecerse un marco institucional más propicio a buenas prácticas políticas acordes con una democracia más transparente y participativa: buenas prácticas que hagan que todo el mundo asuma que, si un gobierno decide y actúa con opacidad y sin tener en cuentas a la ciudadanía, si evita el debate en los propios órganos deliberativos del Estado y no incentiva, sino que castiga las iniciativas ciudadanas de participación, control y legislación, ese gobierno no debe llamarse democrático, sino despótico o autocrático, por mucho que haya sido votado por una minoría suficiente del censo electoral que le permita gobernar.
 
Solo después de haberse promovido cualquier Plataforma de movimientos sociales capaz al difundir con éxito el sentir generalizado sobre necesidades del saneamiento político y cambio institucional, e incluso concurrir a las elecciones logrando un triunfo electoral lo suficientemente amplio para impulsar los cambios necesarios, podría tener algún sentido práctico la eventual reconversión de tamaña plataforma en una organización unitaria que -contra lo habitual- ejemplificara funcionamientos transparentes, abiertos y participativos.
  
Ello no sería ya ninguna opción para más oposiciones, a la defensiva, sino de gobierno; cuyos riesgos -por burocratización, o deriva despótica- deberían ser objeto de preocupación y control social. Pero tamaña situación está bien lejos del momento actual.
   

En resumidas cuentas, pues: que el actual sistema político está cada vez más en crisis, pero no acaba de morir, ni lo nuevo termina por despuntar... En esta situación será en la que alguna política de abstención -consciente mente- justificada podría tener sentido como medio para socavar aun más las credibilidades del sistema, por hacer que la ciudadanía despierte tomando conciencia de su fuerza, y fortalecerse al propio movimiento social...
  
(...) Una propuesta de tal abstención como protestas activas debería explicar cómo su principal razón impulsora no es el rechazo a este o aquel partido político, sino al sistema político actual, pues ofrece caldo de cultivo adecuado para que los presentes despotismos hayan podido prosperar.
     
Así semejante abstención se presentaría como una rotunda forma del decir ≪no≫ al sistema subrayando necesidades de reformarlo para establecer otro nuevo que, a diferencia de lo actual, propicie las buenas prácticas políticas; haciendo que transparencia y participación sean moneda común. En la medida en que ganara terreno el ≪no≫ con esta especie de referéndum del rechazo al sistema político, ayudaría para formarse Plataformas de movimientos sociales que ya exijan un nuevo marco institucional más acorde a procesos de revitalización democrática propuestos, y haría las veces de potente revulsivo sobre los mortecinos panoramas electorales…
   
(…) La explicación de las razones que justifican el optarse por abstención activa o fundamentada en esta coyuntura política presente ayudaría para clarificar los objetivos y prioridades del movimiento social. Esa campaña otorgaría contenido al enunciado afán de hacer un escrache, o darle jaque, a este Sistema -político- para facilitar avances hacia los objetivos del saneamiento y replantear el mismo.
    

  
Se revitalizaría entonces la divisa del 15-M vayamos despacio, que vamos muy lejos, al dejar de lado las prisas electorales que amenazan con supeditar o aun liquidar el movimiento por algunos pocos de votos. La priorización de estos objetivos de fondo, unida a la opción táctica de lanzar la campaña de abstención activa, ayudaría a evitar la dispersión de metas y acciones, que ha contribuido a cansar y dispersar la propia militancia del movimiento…
  
Debería quedar claro hasta qué punto abstenerse no es un objetivo de fondo ni tampoco estrategia, sino una opción táctica o adaptada sólo a estos momentos para evitar que -al carecer de política electoral- el movimiento pierda toda iniciativa en lo actual, viéndose arrastrado y diluido por la euforia electoralista de los partidos (...) Cabe subrayar también que una campaña de abstención razonada cogería a contrapié al sistema en su empeño de promover pasividad en su población durante toda la legislatura, al prolongar esa pasividad justo cuando el sistema exige que se interrumpa brevemente para ser refrendado mediante el voto.


Abstención, así, se plantearía como un acto para desobediencia civil consciente justo cuando el sistema reclama a golpe de corneta participación de la gente como votantes. Dicha campaña perseguiría -en suma- transmutar los pasotismos políticos alimentados por el sistema, con acción deslegitimadora del mismo, reorientándose a menguar su representatividad.

  
Por último, la campaña de abstención consciente contribuiría a revitalizar el empeño principal de las movilizaciones por hacerse una sociedad más viva y participativa, al reafirmar la conciencia de que no hay atajos ni golpes de sombrero políticos para conseguirlo. Pues hemos de recordar que, más allá del marco institucional y formas del gobierno, una sociedad será más o menos democrática en la medida que cuente con un mayor desarrollo comunitario que amplifique las relaciones, los contactos e implicación de sus personas en los asuntos públicos.   
Toda sociedad evolucionará destruyendo y construyendo relaciones sociales o comportamientos individuales que lleguen a reforzar o diluir sus desarrollos comunitarios. Y una como la nuestra, cuya dimensión comunitaria se halla bajo mínimos, apenas podrá defender sus derechos, ni menos imponer el interés general frente a los afanes de rapiña en algunos.
    
Precisamente será esa lucha diaria contra el actual despotismo democrático, que hizo suya el 15-M, lo que otorgue más peso a la ciudadanía en el frágil equilibrio democrático, como también es la lucha contra la degradación social, ecológica y territorial la que podrá empujar a la sociedad hacia horizontes de progreso. A la vez que por fe ciega o en los ceremoniales democrático-mercantiles, al eclipsar la implicación ciudadana, se abre camino hacia más regresiones y despotismo.
   
Es, en suma, el permanente afán por tejer o mantener redes sociales para contactos individuales (estableciéndose así algún tipo de marco institucional más propicio...) lo que pudiere contrarrestar tendencias hacia degradación entrópica que alcanzan también todos los rincones en la vida y su sociedad.
   
Hemos visto que una campaña de abstención activa podría rememorar estos objetivos e impulsar estas tareas unidas a la creación de nuevos sistemas para control y participación de poder, que han venido siendo un objetivo primordial y distintivo del movimiento social surgido con el 15-M cohesionándose, así…"
   
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Nunca delegaremos de nuevo -tan pasivas mentes...- en estos Partidos y sus líderes con tribunas... ¡Nosotros mismos, realicemos el esfuerzo, regenerador (no podríamos -ya- confiarlo a 'bipartidistas imperfectos' de sobra para tercera edad reconocidos, ni tampoco al otro 'bipartidismo y medio' ahora emergente por hacerse con alternancia)...!