martes, 30 de julio de 2013

Una democracia de 'indignados' también pone ronca la voz: ¿después del 15-M qué hacemos?

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El actual estado de la Nación ante posibles debates, hoy aquí, queda resumido por titulares leídos en reiteradas informaciones recientes: “La Oposición teme que Rajoy ‘cierre en falso’ su Debate sobre Bárcenas o que se lo desvíen hacia otros temas (pues el presidente solicitó comparecer, para 'dar cuentas a la opinión pública de la situación politico-económica...'), y eso suscita muchos recelos”.
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[Mientras tanto, “una red de movimientos sociales europeos celebran 3er. GPII en Stuttgart: para este Forum los primeros socios han sido grupos italianos opuestos al nuevo túnel ferroviario de Alta Velocidad entre Turín y Lyon -el movimiento ‘NO TAV’- y quienes en Francia se manifiestan contra el absurdo aeropuerto de Notre Dame des Landes, cerca de Nantes. Se apuntan ingleses contra trenes de Alta Velocidad desde Londres a Birmingham y Manchester que duplican lo ya existente más españoles contra el complejo de casinos y hoteles llamado Euro-Vegas cerca de Madrid...
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Hay muchísimos proyectos de obras públicas inútiles, absurdas, impuestas a la fuerza. Eso ocurre en todas partes. En Barcelona construyeron un enorme Puerto del cual se usa menos de la mitad, y una desalinizadora de agua del mar que no funciona casi nunca… Se crea deuda pública inútilmente para garantizar unos ingresos que compensen de sus cuantiosas e injustificadas inversiones, dándoles ganancias, a las concesionarias de Autopistas y Empresas eléctricas; mas luego, si falta demanda para cubrir esas inversiones sobredimensionadas, se fuerza al Estado a pagar la diferencia o permitir aumentos de tarifas...
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Por eso han surgido esos movimientos que –allende nuestras fronteras…- ahora se coordinan a nivel europeo y pronto lo harán a nivel mundial”, como nos cuenta Joan Mtnez. Alier…]
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De nuevo entre nosotros... "Ha pasado el tiempo desde aquel 15 de mayo del 2011 y, como siempre, el aliento se ha ido extinguiendo. Seguramente, entre muchos de los que estuvieron en las plazas el desánimo ha cundido. Suele suceder que cuando no se miden realmente las fuerzas, y se transita con facilidades de la euforia a depresión. Los medios, además, ayudaron mucho. La ilusión de la novedad, de la que se nutren, es una mercancía peligrosa. Conduce a encontrar originalidad, peso y corriente de fondo en lo que es cíclico, estadísticamente irrelevante y circunstancial. Lo mismo da lo genuinamente singular que lo de siempre.
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Todo se confunde en la fascinación ante el recién llegado. Basta con ver cuántas renovaciones de ideario y terceras vías se han devorado en los últimos tiempos. No menos de dos por año. Como los partidos del siglo en el fútbol. No cabe descartar que los activistas asumieran esa misma perspectiva. Y eso, a la larga, es malo. Uno se cree un superhombre y, cuando descubre que no es más que uno entre tantos, acaba convencido de que es un mierda. A «los indignados» cierto día les dijeron que habían inventado la pólvora, o al menos el nombre de la pólvora, al añadir una tercera palabra española —junto a «liberalismo» y «guerrilla»— al léxico político internacional, y a los pocos meses descubrieron que los mismos que los habían tratado como genios, no se acordaban del invento ni del inventor. No es un plato de fácil digestión. Lo contó como nadie Billy Wilder en 'Sunset Boulevard'.
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Pero cuidado, si no hay que creerse el relato del día de los titulares a cuatro columnas tampoco hay que dar por buena la necrológica. Por lo pronto, sí que hubo algo nuevo y fue importante. La novedad, como siempre, lo era sobre el trasfondo de las expectativas. Los mismos medios y sujetos políticos que a diario constataban, no sin complacencia, la escasa capacidad de convocatoria de los sindicatos y daban por muerta la pulsión cívica, tuvieron que recomponer la figura y el tono al ver que el difunto todavía respiraba y levantaba la voz.

Muchos derrotados no iban a admitir su condición con naturalidad. Cuando salieron a las calles, su número sorprendió como una suerte de modesta refutación de un diagnóstico repetido mil veces y asumido por muchos como verdad irrebatible: el fin de las ideologías, en este caso, el de las discrepancias. Pero la novedad no era sólo que el muerto estaba vivo. Había algunas más, aunque quizá no las que se destacaron. No está de más entretener algunas notas en algunas singularidades, quizá las más desapercibidas.
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1. La bondad de la acción colectiva.
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El activismo, como tal, no es nuevo. Ni tampoco necesariamente bueno. Hay una favorable disposición hacia los movimientos sociales que, cuando menos, resulta precitada. Los linchamientos, la quema de brujas, las juventudes fascistas o la 'kale borroka' también constituyen acciones colectivas. Si uno elogia la participación colectiva en los empeños, sin más matizaciones, debería aprobar cosas como éstas. En todo caso, de procesos de esa naturaleza nos interesan sus condiciones de posibilidad, los requisitos para que surjan. Para aprender. La socialización compartida, los bajos costes de comunicación, el trato frecuente, la confianza, la facilidad para reconocer y penalizar al 'free rider' y algunas cosas más facilitan la colaboración entre los protagonistas de los empeños colectivos. La teoría de la acción colectiva, entre otras, se ha ocupado de precisarlas. Una teoría con vocación empírica, que nada nos dice acerca de la bondad o perversidad de los objetivos que se defienden.
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2. Los costes de coordinación.
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La novedad en los mecanismos de coordinación (las redes sociales, los teléfonos móviles), en principio, resulta irrelevante teórica y normativamente. Simplemente facilitan la comunicación, como pudieron hacerlo en su día el telégrafo o el teléfono. Sin duda eso allana en camino para la participación. A veces nos olvidamos de las precarias condiciones en las que se dieron las revoluciones francesa o americana: los representantes de los Estados o las Federaciones viajaban durante días o semanas y, al llegar, se encontraban con imprevistos problemas y respuestas, que nada tenían que ver con los que los convocaron, y sin posibilidad de comunicarse con sus electores. Un mundo inimaginable en estos días en los que cualquiera, desde cualquier parte, puede acceder a los presupuestos generales del Estado y contarle a medio mundo sus descubrimientos o sus ocurrencias. La novedad son las facilidades. Pero la mejora en el medio deja intactas las calidades del mensaje. El guión teórico es el de siempre: hay que ponerse de acuerdo siempre.
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3. Los peligros de la red.
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A lo anterior hay que añadirle una salvaguarda: para bien o para mal, los medios pueden condicionar la calidad del mensaje. Los nuevos medios conceden muchas posibilidades para la transparencia informativa y el control democrático. Permiten acceder a los presupuestos del Estado a cualquier ciudadano, acceder a hemerotecas para tasar a sus políticos, asistir en directo a los debates parlamentarios y mil cosas más. Y, sobre todo, pueden hacer llegar a otros como ellos sus apreciaciones o sus informaciones. Pero también tienen sus peligros: la compartimentación entre ciudadanos, que sólo atienden a los de «su peña»... e ignoran toda información incompatible con sus ideas, puede hacer imposible la deliberación democrática; el predominio de la consigna, los 140 caracteres del tuit, sobre el razonamiento; la circulación instantánea de informaciones no ponderadas o simplemente falsas, que se confirman por su propia proliferación, puede desatar una catarata de desatinos, sostenidos en el eco de su propia voz.
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4. La limpieza democrática del '15-M'.
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Las novedades, al menos en la historia reciente, afectaban al contenido, a su vocación democrática, en los procedimientos y en las reclamaciones. Era una suerte de descontento general a la búsqueda de una cristalización política. Algo que, si se piensa bien, resulta bastante raro, porque es como decir, «a la búsqueda de un contenido». Una circunstancia poco común en las acciones colectivas. El proceso, si se quiere, lo era todo. En eso, se acercaba a las corrientes más renovadoras de la teoría democrática. Me explico. Buena parte de la reflexión contemporánea -acaso la mejor- en filosofía política atañe al cómo decidir. En particular, la justificación epistémica de la democracia deliberativa se ocupa de exponer las condiciones en las que las decisiones mejorarán en su calidad: información pública, exposición contrastada de argumentos, imparcialidad en los criterios, presencia de los afectados, transparencia, etc.
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No nos dice qué ideas son las mejores, qué distribución es la más justa, cómo debemos hacer frente a esto o aquello, sino cómo hemos de decidir acerca de esas cosas. Es de suponer que, una vez en la mejor democracia, cada cual defenderá sus ideas, dispuesto, eso sí, a corregirlas a la luz de los juicios ajenos. La decisión final, el contenido si se quiere, ya llegará, como resultado del propio proceso deliberativo. En el 15-M esa vocación democrática se tradujo —sobre todo en sus primeros momentos- en una preocupación por la pulcritud de los procedimientos: protocolos explícitos para evitar la manipulación de las asambleas; prevención frente a las portavoces estables; rigor en las agendas de decisión y en la composición del demos; alerta ante los agitadores de oficio, idas y venidas en los procesos de decisión en aras de aumentar los consensos.
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Repárese que, en eso, se parece poco a otros movimientos sociales que operan bajo el leninista procedimiento de «la correa de transmisión». Los nacionalismos y muchas religiones son, también en eso, deprimentemente ejemplares. Hay una sola idea, la construcción nacional o la doctrina salvadora, que se pasea por mil organizaciones distintas que, en rigor, no tienen otra función que la de extender aquí y allá el mismo mensaje, modulado, eso sí, a cada circunstancia particular. No pocas veces son los mismos individuos que, en distintos medios, agitan según sus diferentes identidades. Ofician en distintos momentos como padres, abogados, socios de club deportivo, vecinos, etc. Unas pocas personas resuenan como centenares. Después, el mensaje ya diseminado, se vuelve a recuperar y se presenta como una reclamación compartida de «la sociedad civil». El contenido está predeterminado y no es susceptible de discusión. Si acaso, se decora el procedimiento, pero siempre, a sabiendas de cuál tiene que ser el resultado. Exactamente lo contrario de lo que vimos en el 15-M.
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5. Los límites de la participación.
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En la travesía que lleva de los sistemas de decisión a las decisiones, de la democracia a los contenidos, se corría peligro de encallar. Los escollos eran de diversa naturaleza. Algunos afectaban a la posibilidad de perfilar objetivos y propuestas. El acuerdo a la hora de decir que muchas cosas no funcionan no asegura el acuerdo en las propuestas acerca de cómo hacerlas funcionar. Los debates, si no se acotaban, podían dispersarse con infinitos problemas y propuestas. Al final no era raro que surgieran objetivos inconciliables, al modo como años atrás sucedió con el movimiento 'antiglobalizador', donde convivían agricultores europeos proteccionistas con altermundistas partidarios de abrir los mercados a la producción de los países pobres. Otros problemas derivaban de las reservas a la institucionalización.
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Las cuestiones clásicas de la democracia, cuántos, quiénes y cómo se decide, son algo más que formalismos. No una constitución o unos estatutos organizativos, pero sí algo que se les parece, al menos en sus funciones, resulta necesario si no se quiere recalar en el principio de que «quien resiste gana», de que el último que se queda, en plenos acuerdos consigo mismo, acabe por hablar en nombre de todos. Tampoco faltaron problemas derivados de cierta disposición inaugural que conducía a discutirlo todo desde el principio, incluyendo asuntos sobre los que no faltan resultados procedentes de la investigación empírica, no susceptibles de abordarse mediante la participación democrática, o de la experiencia acumulada de unos sistemas democráticos, que se han enfrentado a ellos en más de una ocasión.
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6. El sentido de la participación.
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En las tradiciones democráticas, en particular en las inspiradas en el republicanismo, hay dos miradas acerca de la participación. Dos defensas, si se quiere. Para unos, calificados como «neo-aristotélicos», la participación es un fin en sí mismo. No importa la calidad de las decisiones sino el mismo hecho de decidir, que contribuye a la excelencia humana, a realizar una parte, acaso la mejor, de la naturaleza humana, la condición de animal político. En su versión más actualizada, algunos apelan al ejercicio de autonomía. Para los otros, calificados como «neo-romanos», la participación es un medio para otras cosas, para mejorar la calidad normativa de las decisiones, que cuajarían en leyes justas, que impiden la dominación y el despotismo, la arbitrariedad. En este caso, la democracia sería el mejor medio de proteger la libertad, de impedir la tiranía o un populismo plebiscitario que veta la posibilidad de discrepar.
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La distinción puede parecer una pejiguera académica sin mayores implicaciones políticas. Puede que sea así. Pero algunas interpretaciones del 15M invitan a no despacharla con precipitación. Y es que había dos modos de entender el lema de «no nos representan». En sentido estricto ese lema no condena la representación, sino a los representantes. Es más, avala la importancia de la buena representación y, si acaso, lo que defiende es mejorar su calidad: control de los políticos, listas abiertas, transparencia de su gestión, sistemas de elección, etc.
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En el otro caso, se condena la idea misma de representación en nombre de una democracia directa, no siempre precisada en su diseño. Esa segunda interpretación supone una visión de la participación, del activismo que, en el mejor de los casos, podría encontrar sus avales en las ideas neo-aristotélicas y, en el peor, en las retóricas comunes a democracias populistas, desprovistas de todo tipo de restricciones, controles constitucionales y separación de poderes. Importaría la participación «directa», no su calidad. Una democracia directa que prescindiera por completo de órganos representativos y que relegara la totalidad de las decisiones legislativas y al menos las más importantes de las ejecutivas directamente al pueblo, que debiera pronunciarse, por ejemplo, a través de votaciones semanales, sería una muestra consumada de esa democracia populista. Todos votando todo el tiempo sobre todo: impuestos, tipos de interés, planes hidrológicos. Las preferencias de cada uno traducidas —si es que eso es posible, pero esa es otra historia— directamente en una voluntad general, sin que medien deliberaciones públicas, ponderación de razones, búsqueda de información.
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Quizás estas últimas líneas resultasen un tanto melancólicas. No quieren serlo. Si acaso, aspiran a ser una invitación a la autoconciencia crítica, a no ignorar que, como en aquel poema de Brecht, «también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz». Quizá la mejor lección de la historia del ideal democrático, del que, con sus carencias y limitaciones, también forman parte nuestras democracias, sea una prudente cautela respecto a lo que podemos hacer."
 
Félix Ovejero (artículo -publicado por 'Galde' nº 2, udaberria 2013- recogiendo algunas partes adaptadas desde las conclusiones del libro ¿Idiotas o ciudadanos? El 15-M y teoría de la democracia, ed. Montesinos en Barcelona 2012)

 

4 comentarios:

  1. No está mal...

    Pero, cuando más falta nos hace la UTOPÍA, acabar concluyendo lección de 'cautela' parece contradictorio, ¿no?

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    1. Se concluía invitando a procurar más 'Autoconciencia crítica'. Ya que...

      CAUTELA no estará reñida con las utópicas o audaces ambiciones, pues tan solo nos alerta frente a temerarias quimeras inviables.

      O sea, que las auto-complacencias y los halagos nunca traen verdadera LUZ para nada... La humanidad lo sabe, acá y allá, desde hace cuando menos ya bastante más de 2.500 años.

      Como, por un lado, decía el lejano Lao Tsé, "las palabras que son VERACES no suelen sernos también igual de agradables. O viceversa..."

      Y, por aquí, Homero nos contaba cómo hubo de arreglárselas Ulises para no perder el rumbo hacia la soñada Itaca en su tan esforzada como célebre ODISEA:

      "Para poder ante las tentadoras trampas del canto de sirenas RESISTIR, taponó con cera los oídos de toda la tripulación en su velero, y se ató al palo mayor luego a sí mismo..."

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  2. “Y AHORA, EL ESCÁNDALO DE LAS AYUDAS A LA BANCA

    Mientras se espera, casi una semana después, la primera versión oficial de la tragedia de Santiago de Compostela (y la explicación del por qué, en esa vía, inaugurada en 2010, es la única en la que se obliga a bajar de velocidad de 200 kilómetros por hora a 80 km/h con solo ayuda del llamado ASFA Analógico de hace medio siglo, con lo que se deja todo en manos del maquinista); mientras empieza a trascender que poco va a aclarar el presidente del Gobierno, en su decisiva comparecencia en el Parlamento el próximo jueves 1 de agosto, se ha hecho público:

    ... Que el FROB (Fondo Ordenado de Reestructuración Bancaria) está EN QUIEBRA. Es decir, que el Estado (es decir, todos los ciudadanos) ha (hemos) perdido casi todo lo dado a la salvación de la Banca; y que aumentará sin duda la Deuda Pública...

    En medio del maremágnum de las noticias de la tragedia de Santiago de Compostela, el FROB daba cuenta de que al cierre del año 2012 ha registrado unas pérdidas de 26.060 millones de euros y que cuenta con un AGUJERO PATRIMONIAL de 21.831 millones de euros, por las ayudas a las Cajas de Ahorros en peores situación como Bankia, Catalunya Banco y Novagalicia, que habían colocado el pasivo en 51.314 millones de euros.

    El FROB también ha contabilizado deterioros en el valor de sus participaciones como consecuencia de las valoraciones realizadas sobre las mismas. Adicionalmente, se han incrementado las pérdidas como consecuencia del deterioro de las participaciones preferentes que el Fondo mantenía en las entidades y que suman 25.205 millones de euros.

    Es significativo que, por primera vez, se reconoce que se perderán las mayor parte de las ayudas a la Banca, es decir que el Fondo da por PERDIDOS 36.000 MILLONES, de los 52.000 que se han inyectado en las Cajas de Ahorros peor gestionadas.

    Una cifra que equivale a todo lo que han sido RECORTES en Sanidad y Educación, algo que supone un auténtico escándalo. Un escándalo en el que nadie va a aparecer como responsable, que no tendrá su correspondiente debate en el Parlamento y del que, probablemente ningún Grupo parlamentario preguntara al presidente del Gobierno.

    Con toda seguridad, NADIE PREGUNTARÁ AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO sobre sus afirmaciones en la Sesión de control del Gobierno el 13 de Mayo del año pasado, en la que, aseguró que la ayuda de 100.000 millones que España ha solicitado a Europa es “un préstamo a la Banca que pagará la Banca”. En esa sesión de control Rajoy insistió en que “lo que otros hicieron con Deuda pública, nosotros lo haremos con Ayuda europea”….

    Rajoy aseguró entonces, en que sólo los Bancos serán quienes paguen esta ayuda, al tiempo que le reprochó al PSOE que tal reestructuración de la Banca no se hiciese hace 3 años, cuando los demás países europeos. A su vez, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, defendía que el Gobierno era transparente y no tenía ningún recelo en que en el Congreso se debatiesen los temas relacionados con el RESCATE. Sin embargo, volvía a defender que estos debates se hiciesen en la subcomisión de seguimiento del FROB…

    Por su parte el ministro de Economía y Hacienda, Cristóbal Montero, se sumó a los demás miembros del Gobierno -tras oirse decirles que “cuando se prestan 100.000 millones los hombres de negro no se van de vacaciones, sino se instalan en el Tesoro”…- asegurando que las Ayudas europeas no tendrían consecuencias para la economía española…”

    J. O… (en: www.republica.com/2013/07/28)

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    1. Una BAJADA DE LOS SALARIOS como la que ha vivido el colectivo laboral español durante el pasado año no tiene precedentes: el nivel salarial general del país bajó cerca del 1%; y lo más novedoso es que los salarios no aumentaron, hecho al que no se la conocen antecedentes.

      Unido a la caída del empleo, este retroceso en las rentas ha sido la causa principal del frenazo vivido por la economía (…) No es probable que este recorte de rentas disponibles se reproduzca ESTE AÑO, pero la situación no estará en todo caso muy alejada.

      La economía española está viviendo un fenómeno equivalente a una DEVALUACIÓN pero sin salir del Euro...

      De entrada, las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) son explícitas en algunos aspectos de los niveles salariales. De los 3 grandes sectores de la economía española, este RECORTE DE LOS SALARIOS en el año 2012 se produjo solamente en el sector Servicios (…)

      DONDE NO SE REGISTRA COMPETENCIA EXTERIOR apenas -o sea, en Servicios- los salarios bajaron un 1,3%, siendo ya los más bajos con mucha diferencia entre los grandes sectores de la economía...

      Los datos salariales de la economía española presentan en todo caso algunas peculiaridades que posiblemente no ayudan a reforzar la eficiencia de una economía (…) Por ejemplo, las DIFERENCIAS salariales entre diversos sectores de la economía producen asombro.

      El sector con menor nivel de remuneración, la hostelería, tiene unos ingresos salariales medios que no llegan NI A LA MITAD respecto de lo que disfrutan los sectores mejor remunerados. En algún caso, su abanico salarial supera el 1 frente a 3…

      (escrito, por P. Glez. hace ya 2 días, en ‘República de las ideas’…)

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