domingo, 26 de mayo de 2013

Democracia, en su sitio. Lo básico -pendiente- imprescindible de afrontarse por mejorar algo


Hay asuntos procrastinados que aun aquí siguen castrando hasta las mejores voluntades; y por cuanto puede hacer a... "la participación ciudadana, con simpatizantes o afines, es sencillamente imposible en las condiciones actuales […] Una regeneración democrática como la imprescindible de acometer en España no es viable con partidos sin democracia interna; pero tienen que cambiar por dentro. Y, como no lo van a hacer voluntariamente, le corresponde a la sociedad civil exigirlo […]

Quizá una de las preguntas más importantes que podemos hacernos estos días aquí es la del dónde debe jugar la democracia […]

¡La última Jornada de Puertas Abiertas... en Las Cortes!


Cuando iniciaba mi carrera profesional el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de la Rioja me encargó un informe técnico-jurídico […] y cuál no sería mi sorpresa cuando al acabar mi exposición el presidente del organismo dijo tranquilamente: «Bueno, pues ahora vamos a votar el informe del abogado del Estado» […] No tuve el valor de decir en voz alta lo que pensaba: que los informes técnicos no deberían votarse sin ser especialista... Sencillamente, se siguen (o no) sus recomendaciones. Pues en ámbitos técnicos o científicos no hay votación que valga, aunque los creacionistas crean otra cosa: el origen de las especies no se decide por votación.

Lo traigo a colación pues parece que en España hemos logrado rizar el rizo de la democracia pues votamos lo que no tiene mucho sentido votar y, en cambio, no votamos (o votamos tan solo a ciegas y sin un debate riguroso, que viene a ser lo mismo) cuestiones esenciales para nuestra convivencia y nuestro futuro. Nos consideramos muy democráticos en cuestiones que por su carácter histórico, técnico o científico no son susceptibles de votación o para ser más exactos, a las que resultados de la votación no van a afectar ni poco ni mucho, como puede ser votar sobre el carácter fascista de la conquista de Granada por los Reyes Católicos. En cambio hemos expulsado de la esfera pública y de la democracia temas esenciales, y eso que tenemos más parlamentos por cabeza que nadie. Pero en ellos no se vota en serio, previo un debate informado y de calidad, y no será por falta de temas tanto a nivel nacional como regional […]

Y no es que de esto no se hable; por el contrario, se habla muchísimo en la calle, en internet y últimamente hasta en los medios de comunicación. Y también hablan nuestros políticos pero preferentemente fuera del Hemiciclo, a puerta cerrada o en reuniones más o menos secretas. Es más, el presidente del Gobierno que se jacta de esa «discreción» que aleja del debate público y democrático temas sensibles (prácticamente todos lo son a estas alturas) y no como lo que es, algo aberrante desde un punto de vista democrático. Claro que también considera un mérito que en su partido no haya debates públicos. Y no es el único.

A mi juicio, éste es el origen del problema. Que no hay verdadera democracia ni cultura democrática allí donde debería haberla en grado sumo que es en el seno de los partidos políticos. Esta falta de democracia interna ha debilitado todo el sistema diseñado en la Transición y ha dañado extraordinariamente los fundamentos de nuestra democracia, sobre todo si se tiene en cuenta la colonización partitocrática sufrida prácticamente por todas y cada una de nuestras instituciones y una parte no despreciable de las empresas y la sociedad civil. Nos hemos confundido con el sitio de la democracia. Hemos pensando que por votar asuntos como los informes jurídicos, el carácter genocida de la conquista española o los informes sobre la solvencia del solicitante de un crédito en una caja de ahorros éramos más democráticos que nadie.

Y hemos consentido que se dejase primero de debatir y luego de votar (o votando siempre casi por unanimidad, lo decidido por el líder de turno previamente con resultados que harían palidecer de envidia al partido comunista soviético) en el seno de los partidos políticos españoles. De forma inevitable al debilitarse o desaparecer la democracia de su sitio natural se ha ido debilitando y desapareciendo también en los grupos parlamentarios, en los parlamentos nacional y autonómicos y en tantos y tantos otros sitios con las consecuencias de todos conocidas […]”
 
         Posdata (lunes 27 de mayo del 2013):
 
'La democracia española se ha degradado tanto que lo único importante dirimido mediante las Elecciones es quién gestiona licitación pública, subvenciones y regulación; es decir, deciden hacia los amigos de quién irán a parar los despojos de la acción política. Cuestiones como qué hacer con 6 millones de parados, cómo mejorar la enseñanza y acabar con la corrupción o qué hacer para salir de la crisis acaban siendo irrelevantes por no tener propuestas diferenciadas (…) serias de los partidos con experiencia de gobierno nacional, autonómico ni municipal. Los programas acaban siendo sartas de ocurrencias o propuestas destinadas a no cumplirse.
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Carlos V dijo, referido a Francisco I: “Mi primo y yo nos parecemos mucho: ambos queremos Milán”; los principales partidos políticos españoles se parecen mucho más. Todos quieren el poder y las prebendas (…)  para eso están. Pero además se parecen en defensa del interés particular de la clase política contra el general y carencia de ideas para sacar a España del atolladero (…) también en tener funcionamiento interno muy opaco y poco democrático que imposibilita debate interno, surgimiento de proyectos nuevos, promoción de las personas más capaces y la renovación en los puestos de dirección (…)
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El fortalecimiento de las cúpulas dirigentes de los partidos para evitar la inestabilidad política fue una opción que se adoptó, por omisión, cuando se decidió dejar vacía de contenido la Ley de Partidos Políticos de 1978. En la práctica eso dejó la puerta abierta a la autorregulación de los mismos, lo que ha llevado a falta de transparencia y democracia interna con la cooptación como método principal para determinar las carreras políticas y para elaboración de las listas electorales. Esto ocurrió ya en la Transición: la célebre frase de Alfonso Guerra “el que se mueve no sale en la foto”, que transmite lo esencial del funcionamiento entonces y ahora, fue pronunciada en 1982 (…)
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Los partidos mayoritarios españoles no son canales de participación política. Un ciudadano con inquietudes, que no busque un cargo público sino un marco de discusión política de sus ideas e iniciativas y una canalización de su tiempo hacia actividades socialmente útiles, no tiene nada que hacer en una agrupación del PP, del PSOE o de CIU (…) ¿A qué viene? ¿A espiar? ¿Quién lo envía?… En el diseño español, la única participación política que se espera de la ciudadanía es que a las urnas acuda cuando se convocan elecciones. No es solo el ciudadano de a pie el que no puede debatir sus iniciativas. Tampoco pueden hacerlo los militantes. Los órganos de dirección están muy atentos en abortar cualquier iniciativa transversal que suponga contactos directos de unas agrupaciones con otras (…)
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El poder de las cúpulas directivas es omnímodo porque es casi imposible derribarlas y de su voluntad dependen las carreras de los que militan en los partidos (…) se ha consolidado en España una casta —la llamada “clase política”— de personas que deben sus cargos o empleos al favor abarca desde conserjes hasta las más altas magistraturas colegiadas del Estado, pasando por miles y miles de empleados públicos en la Administración central, CC. AA. y CC. LL. nombrados inicialmente a dedo y consolidados con posterioridad mediante discutibles procesos de 'funcionarización', por no hablar de la miríada de organismos que se han creado con fin de pagar nóminas y repartir dietas.
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Unas 300.000 personas (…) colectivo que ha acabado replicando las características del caciquismo español tradicional cuyo interés particular consiste en perpetuar actual estado, manteniendo esa jerarquía ‘comensalista’ con que accede hasta las arcas públicas y a una extracción de rentas del sector privado en la economía mediante su licitación, contratación y regulación. De tal modo se configura una élite extractiva resistente ferozmente a todo cambio que pudiere acabar afectando al ‘statu quo’, aun de manera indirecta.
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Un programa de reformas coherente y suficiente requiere visión del futuro y capacidades de liderazgo —saber tirar de la sociedad hacia ese futuro— que son extrañas totalmente a nuestro sistema de Partidos diseñado para conseguir la estabilidad a toda costa y (…) el precio pagado en corrupción, ineficiencia y desmoralización de la sociedad ha sido muy alto (…) La Ley de Partidos debería exigir transparencia y democracia interna con el fin de fomentar debate, circulación de ideas y competencia entre iniciativas diversas. Así es como funcionan las democracias en los países de nuestro entorno…'
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(“¿Por qué hay que cambiar los Partidos?”, César Molinas y Elisa de la Nuez,
promotores del 'Manifiesto por una nueva Ley de Partidos...' en El Pais hoy )
 

3 comentarios:


  1. Otro Ejemplo:

    ENDEUDAMIENTO PÚBLICO / EXPANSIÓN MONETARIA

    En toda Europa y debido a los insoportables niveles de desempleo (en los que España es campeona) está surgiendo una amplia ofensiva en contra de Alemania y su política y a favor de que el Banco Central Europeo (BCE) realice una política monetaria expansiva a semejanza del Banco de la Reserva Federal de EE.UU. y del Banco de Japón, permitiendo el crecimiento del crédito y por lo tanto de la inversión. La política restrictiva del BCE practicada hasta la fecha ha tenido además el efecto perverso de apreciar el euro en relación al resto de divisas y, en consecuencia, de hacer perder competitividad a los países de la Eurozona frente a las otras economías.

    Todos los países de la Zona euro presentan unos incrementos de precios por debajo del 2%, alejados por tanto de cualquier amenaza inflacionista. Por el contrario, el gran peligro radica en que se estanquen en la deflación, en tasas de crecimiento muy reducidas e incluso en muchos casos negativas, y en altos niveles de desempleo. Todo parece indicar que el BCE debería incrementar la oferta monetaria haciendo que el dinero llegase a las economías tanto más cuanto que es esta la conducta que están siguiendo el resto de los bancos centrales (EE. UU., Japón, Gran Bretaña, etc.).

    Ni que decir tiene que tal política horroriza a Merkel y a sus talibanes. Para darse cuenta de ello, basta con escuchar al presidente del Bundesbank criticar al BCE por bajar tímidamente los tipos de interés. Para desviar el tiro de una diana que les resulta tan antipática plantean una alternativa. Dado que España es el país con mayor índice de paro, y uno de los que sufren una asfixia mayor en el crédito y siendo el español uno de los gobiernos que están presionando al BCE para que inunde de liquidez el mercado, Alemania le reprocha que no haya pedido más dinero para recapitalizar a los bancos y hacer más accesible el crédito. En definitiva, que sea el endeudamiento público español el que financie la operación y no la creación de dinero del BCE.

    Todo resulta bastante lógico desde el dogmatismo de los talibanes alemanes, lo que ya no es tan coherente es que el secretario del partido socialista español salte de júbilo y afirme que Alemania viene a darle la razón. No parece que desde la óptica española haya que apuntarse a que una vez más sea el contribuyente español el que asuma el coste de mantener una estúpida ortodoxia monetaria. Pienso que en este caso únicamente la ignorancia y esa práctica tan extendida en el BIPARTIDISMO patrio de criticar al contrario por principio pueden haber movido a los dirigentes del PSOE a tomar una posición tan desafortunada.

    J. F. Martín Seco

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  2. * Los DIAGNÓSTICOS con texto de la citada -de la Nuez- parecen bastante claros; apuntarían a la vez contra dos males, del eviterno caciquil desGobierno que venimos consintiendo para este Reino de nuestra(s) España(s), a cual aun peor:
    - uno, la sumisión pastueña fidelizándose con PARROQUIAS de 'obligadas obediencias', laicas o no...
    - y otro, por contumaces '¡vivan las caenas!' o '¡abajo la inteligencia!' desde 'hijosdalgo' que (como con apergaminados 'el señor no firma, pues es muy honorable'...) presumen de su 'experiencia, frente a la calificación...' e incluso por 'no saber nada de cuentas al ser letrados...'
    ...
    [el 15/11/2012 ya citaba otro post aquí mismo, "¿Cómo no seguirá la Crisis donde falta mínimo rigor? ¡Son MATEMÁTICAS, estúpida... mente!", a Luis Garicano: diseccionó muy bien esa lacra, no menor].

    Y del blog '¿HAY DERECHO?' mantenido por quien es autora de ambos artículos arriba transcritos, citaré -sobre "Uno de los nuestros"- algo más, "(...) esta última anécdota:

    Hace muchísimos años un excelente profesional fue nombrado para un cargo relevante en una importante Institución de este país, una de las que hoy andan por los suelos. Felicitándole por su nombramiento me contestó: «Si, estoy muy contento, quiero hacer las cosas lo mejor posible, por supuesto, siendo leal a QUIEN me ha NOMBRAdo».

    Era (...) el año 1996. Lo que me chocó fue que no dijo «leal a LA INSTITUCIÓN». Entre estas dos frases, hay todo un mundo. Porque es más que probable que en algún momento colisionen las 2 lealtades, y que lo que tenga que hacer una Institución importante (en cumplimiento de fines del interés general a los que sirve la bien diseñada jurídicamente) desagrade a un Partido político o a alguno de sus miembros.

    Si el profesional brillante nombrado para este puesto ya está dispuesto al día siguiente de ser nombrado por un Partido político que (hay que decirlo también) le nombró en atención a esta trayectoria del SUPEDITAR INDEPENDENCIA Y LEALTADES hacia la Institución a su lealtad al Partido por el que podía simpatizar y votaba, pero con el que no tenía mayor vinculación. ¿Qué podíamos esperar?

    Los años transcurridos desde entonces nos han demostrado que muchos profesionales valiosos cuando tuvieron que decidir, optaron por ser leales a un Partido y no a la Institución en la que ocupaban cargos relevantes, fuese el CGPJ, el TC, el Tribunal de Cuentas o un Organismo regulador.

    Después, como es lógico, estos profesionales cuyo principal valor ya no era su competencia técnica sino su lealtad, cuando llegó la hora del recambio, fueron sustituidos por otros que ya eran MENOS PROFESIONALES que leales. Y por último, por otros cuyas únicas competencias profesionales eran la lealtad.

    Si tienen la paciencia de analizar los nombramientos de las principales Instituciones del país durante los últimos 20 o 25 años verán a lo que me refiero. Y todo esto pasó SIN CAMBIAR ninguna de las normas que regían estos nombramientos y estas Instituciones ni un milímetro.

    No, los políticos no tienen la culpa de todo. Como me dijo un ex presidente del Tribunal Constitucional bien: «quienes no hayan sido independientes fue POR NO QUERER hacerlo»...

    * ¡Pero lo de las PROPUESTAS para solución hay que verlo aún en serio, analizándose causas -y efectos- más allá de la simple sintomatología!
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    1. También uno de las más prestigiosas autoridades en el progresismo español, el prof. Vicenç Navarro firmó este fin de semana su opinión sobre “FALTA DE AUTOCRÍTICA en el socialismo español:

      (…) Parece obvio que será imposible que el PSOE recupere el apoyo bajo la dirección de Rubalcaba. Y también, por cierto, de cualquier figura del equipo Zapatero y de la dirección del PSOE que permaneció en silencio durante la imposición de políticas sumamente impopulares (…) No es –como se comenta- un problema generacional. En el PSC se ha visto que algunos jóvenes son incluso más neoliberales que la vieja guardia.

      Es un problema de coherencia que es particularmente gravoso en la cultura de los partidos progresistas. No se puede sostener un ideario socialista y a la vez anteponer comportamientos que contrastan y se oponen a estos valores. Y el enorme silencio que ha existido frente a las políticas que no son socialistas e, incluso en ocasiones, son antisocialistas, realizadas por el gobierno Zapatero, ha debilitado su posibilidad de cambio (…)

      Pero la solución de aquel partido no es encontrar una nueva figura, sino abrir un enorme debate entre las bases que redefina qué entienden por socialismo y que establezcan la presión que garantice su futuro a través de un cambio profundo. Y ahí tampoco hay mucho espacio para el optimismo. El PSOE, como ocurre también con todos los partidos conscientes de su pérdida de legitimidad, hablan retóricamente de abrirse a la sociedad.

      Mas la incoherencia del mensaje queda al descubierto cuando voces críticas (las pocas que hay y existen) quedan marginadas en sus propios fórums y debates. Y ello podría ser el principio del fin, lo cual sería una enorme pérdida (…)”
      .

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