lunes, 25 de febrero de 2013

¡No vivir nunca lejos de las Musas, osea, Evohé!

 
  
 
Ayer aun entre iniciales brotes primaverales en la capitalina Quinta de los Molinos por Las Musas, nos topamos con estas palabras de Manuel Villar, retomando lo que recordó un día inmediatamente anterior el hoy director de la fundación Juan March a cuenta del encomiable propósito releído al genial vangu...a...rtista -literario y pictórico- Windham Lewis:
 
"Se oye con frecuencia que la cultura moderna, tan maligna ella siempre, ha escamoteado la muerte del primer plano y que este hurto ha ocasionado graves calamidades morales a nuestra gente. Mi percepción, por el contrario, es que ahora la misma está más presente que nunca a través de películas, noticieros, fotografías, periódicos o videojuegos. Asesinatos múltiples, catástrofes naturales, accidentes mortales y cadáveres por doquier, a escala industrial, han acostumbrado nuestra retina al tétrico espectáculo.

Lo que de verdad se esconde no es la muerte sino la mortalidad. La diferencia entre una y otra proviene de que la muerte es un hecho meramente biológico, bastante vulgar por cierto, previsible, repetitivo y común a todos los vivientes, insectos y plantas incluidos, mientras que la mortalidad constituye un privilegio moral específico de los hombres, entidades autoconscientes a quienes les es dado conocer y aceptar su condición mortal y así apropiarse positivamente de la finitud de su vida.
 
Porque la mortalidad pertenece a la vida, no a la muerte. Dijo el Sócrates del 'Fedón' que filosofar es prepararse para morir y, por mi parte, admito que durante algún tiempo me persuadí de que pensar en la muerte era, como dice Platón en otro lugar, “sostenerle la mirada a lo divino”, ponerte en conexión con lo esencial. Pero no: la meditación sobre la muerte no te proporciona un conocimiento suplementario ni, por prestarle tu atención, ahuyentas un solo segundo el desenlace fatal. Estoy de acuerdo con Spinoza cuando en su 'Ética' asevera: “Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte; y de la muerte su sabiduría no es, meditación, sino de la vida...”.
 
De hecho, si tuviéramos en mente la muerte a todas horas, como nos exhortan algunos moralistas, este mundo resultaría invivible, aplastado por la abrumadora seriedad de nuestro destino funerario. Por eso parece preferible practicar esa frivolidad metafísica que recomienda Scheler para neutralizar el pensamiento aniquilador y así desdramatizar voluntariamente la inexorable injusticia estructural del mundo —torva y siniestra— rociándola con una lluvia de liviandad por la cual entre nuestra existencia espacios abrir a la alegría, la emoción y la esperanza.

Aceptar la limitación consustancial a nuestra finitud nos predispone para asumir los otros límites —cívicos, éticos, sociales, profesionales, jurídicos— que moldean nuestro yo, el cual corre siempre en busca de una forma individual que lo defina. Ser hombre es elegir la forma de tu autolimitación. Mas, como dice Simmel, la vida es forma pero también trascendencia de esa forma. La vida es medida, proporción, simetría pero también es desmedida, desproporción, exceso. La ciudad, con sus calles y aceras, es el símbolo de la urbanización a la que debemos someter nuestro corazón para que la convivencia sea posible; pero esa domesticación pública de lo salvaje residente en nosotros ni puede ni debe apagar el 'eros' íntimo que nos hace anhelar lo ilimitadamente grande, oscuramente presentido.
 
En una ocasión, Rousseau le preguntó por carta al rey de Prusia: “Sondad bien vuestro corazón, ¡oh, Federico! ¿Podréis decidiros a morir sin haber sido el más grande de los hombres?”. A la vez que nos educamos para la mesura —“nada en exceso” se leía en el frontispicio del templo de Delfos— haríamos bien en retener una ingenua capacidad del “entusiasmo”, esto es, literalmente, de dejarnos poseer por el dios del delirio colectivo y el frenesí, de nombre Dioniso. Sus seguidoras, las bacantes, corren desenfrenadamente por los bosques, danzan con loco desvarío y, excitadas por la música de timbales y castañuelas, gritan “¡Evohé!”, una exclamación festiva de júbilo por la ebriedad de vivir.
 
Sabio será quien sepa administrar sus expectativas en la vida para combinar la moderación, que es el tenor general de nuestra línea de conducta, con el éxtasis producido por ese sentimiento de ilimitado poderío que a veces nos acomete sin razón aparente y ante el que solo cabe abandonarse y bailar, cantar y chillar. '¡Evohé, evohé y evohé!' Bajtin, en su libro sobre Rabelais, alude a esas fiestas grotescas medievales donde se representa a la muerte embarazada. En esos momentos de intensidad emocional extrema no te importaría morir porque adivinas que hasta la muerte resultaría preñada por la penetración de tu sentimiento vital en expansión.
 
Y lo pagará muy caro quien pretenda ignorarlo en su corazón (el imperio de tal dios, del Evohé) como Penteo, el héroe de las 'Bacantes', tragedia póstuma de Eurípides. Cadmo y Tiresias, más veteranos y prudentes, sí consienten en venerar al nuevo dios oriental de largas melenas, nívea piel y sonrisa irónica, y en su honor, como manda el ritual, se cubren con piel de corzo, empuñan la vara del tirso y se ciñen la corona de yedra; en cambio, Penteo, tirano de Tebas, racional y engreído, niega en su ciudad el culto a Dioniso por juzgarlo forastero, extraño a las costumbres ilustradas de su pueblo, y tras sufrir un súbito cambio de personalidad bajo el sortilegio del dios, terminó descuartizado a manos de su propia madre, presa de furia destructiva.

De lo que aconteció a Penteo extraemos la lección de que el severo ethos característico del hombre civilizado ha de convivir de alguna manera con el eros jovial que en nuestro pecho nunca deja de murmurar su canción, porque, de lo contrario, la pulsión erótica reprimida se vengará de esta coacción con mano airada. Registró en su autobiografía Windham Lewis, pintor vorticista, el siguiente lema: “Jamás nos permitamos vivir con amusia, es decir, ni un solo día sin la compañía de las seductoras Musas. Y así hasta la misma ancianidad, como Eurípides hace decir al coro de Heracles: “Nunca vivir lejos de las Musas, estar siempre en el brillo de sus guirnaldas. También el poeta, no obstante su vejez, ensayó un pensamiento divino”.
 
Lo sé, lo sé muy bien: lo anterior suena a declaración de amor a la vida y nada más ridículo y ridiculizable que una persona enamorada. Pese a todo, la mantengo, mientras Dioniso me asista."
 
[Javier Gomá Lanzón, en 'Babelia' de 23/02/2013: "¡Evohé!"]

3 comentarios:

  1. ... Nadie cree ya en nada, solo en lo que uno quiere. De ahí se deriva la desconfianza de todos frente a todos, de la que el mal se alimenta en todas partes. Aquí tenemos la paradoja: en un momento histórico en el que las instituciones del Estado de bienestar, los mercados financieros y la relación con el entorno natural sufren una crisis fundamental, surgen las “egomónadas”. Su funcionalidad no solo estriba en ocultar frente a otros las consecuencias de la propia acción. Más bien han de interpretarse como estrategias de evitación del RIESGO en un mundo de riesgos globales: como una sociopatología del capitalismo del ego (…)

    Frank Schirrmacher, coeditor del ‘Frankfurter Allgemeine Zeitung’, describe en su libro de reciente aparición, EGO, cómo la implantación de este “nuevo” egoísmo ha ido adquiriendo carácter normativo y, tras la guerra fría, ha sellado la victoria de la teoría de la elección racional hasta en los detalles más nimios del mundo de la vida; incluso en el alma digital del ‘homo novus’. Hasta el concepto sartriano de “mala fe” se queda demasiado corto, puesto que presupone la libertad de elección (…)

    La crisis financiera y europea solo abre una primera perspectiva de esta ceguera del Fausto digital. Los mercados financieros no son más que los primeros mercados automatizados. Pero les seguirán otros (…) ¿Qué tiene de novedoso el Fausto digital? En la Edad Media los alquimistas intentaban transformar en oro los metales innobles. Los actuales “alquimistas de los mercados” transforman hipotecas tóxicas, de alto riesgo, en productos de primera clase, calificados con notas tan altas que incluso pueden ser adquiridos por los fondos de pensiones. ¿Puede uno comprar una casa sin dinero y gastar además un dinero inexistente? Sí, puede, replican los malabaristas financieros, ese NEOALQUIMISMO de bancos mundiales demasiado grandes para caer.

    Ante nosotros se abre el nuevo mundo de la manipulación digital del alma. Innumerables agentes digitales, con frecuencia completamente estúpidos, están tan fascinados con sus ideas que no se dan cuenta en absoluto de cómo, a partir de los ingredientes de egoísmo, codicia y capacidad de engañar, surgen monstruos. Entre ellos, monstruos políticos. La política de ahorro con la que Europa responde en este momento a la crisis financiera desencadenada por los bancos es percibida por los ciudadanos como una monstruosa injusticia. Son ellos quienes tienen que pagar con la moneda contante de su existencia por la ligereza con la que los BANCOS han pulverizado sumas inimaginables.

    Sin embargo, quienes se dedican a entender al capital, los hermeneutas de los monstruos, han desarrollado un lenguaje curiosamente terapéutico. Los mercados son “tímidos” como cervatos, afirman. No se dejan “engañar”. Pero los verdugos económicos, denominados AGENCIAS “de calificación de riesgos”, que también rinden tributo a la religión terrenal de la maximización del beneficio, basándose en las leyes del capitalismo del ego emiten juicios que alcanzan a Estados enteros en el corazón de su ser económico: a Italia, España o Grecia.

    “Cada hombre tiene que convertirse en el mánager de su propio yo”. Ya ha pasado el tiempo en el que los empresarios eran empresarios y los trabajadores, trabajadores. Ahora, en el nivel del capitalismo del ego, ha surgido la nueva figura social del “empresario de sí mismo”: es decir, el empresario descarga la coerción de AUTOEXPLOTACIÓN y autoopresión sobre el individuo, que tiene que aceptar con entusiasmo esta situación, porque ese es el hombre enteramente nuevo que ha nacido en el nuevo mundo feliz del trabajo. El empresario de sí mismo acaba siendo el “cubo de la basura” de los problemas irresueltos de todas las instituciones…

    (Ulrich Beck, ayer: "El capitalismo del ego engendra monstruos")

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    1. Interesante sugerencia la de U.B... Sobre felicidades, consumo y lo demás importante, aquí ahora en crisis: nuestra mayor solidez o ENTEREZA, realización y autonomía personal podría estar en el resistir sin confundirnos -irreflexiva mente- demasiado entre toda esa… banalización del deseo cuya saciedad inaplazada tratan de vendernos los mercadeos adictivos hoy por doquier…

      Lo decíamos el pasado 26.10.2010 a propósito del premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales que por el autor de “Amor líquido”, Z. Bauman, se recogía con palabras como éstas:

      “Tal como lo expresó otro novelista, Milan Kundera, su autor envió a Don Quijote para hacer pedazos los velos hechos con remiendos de mitos, máscaras, estereotipos, prejuicios e interpretaciones previas; velos que ocultan el mundo que habitamos y que intentamos comprender. Pero estamos destinados a luchar en vano mientras el velo no se alce o se desgarre. Don Quijote no fue conquistador, fue conquistado. Pero en su derrota, tal como enseñábanos Miguel de Cervantes, demostró que la «única cosa que nos queda frente a esa ineludible derrota que se llama vida es intentar COMPRENDER». Eso fue el gran descubrimiento sin parangón de Miguel de Cervantes; una vez hecho, jamás se puede olvidar. Todos los que trabajamos en las humanidades seguimos el camino abierto por ese descubrimiento. Estamos aquí gracias a don Miguel...
      .
      Hacer pedazos el velo, comprender la vida… ¿Qué significa esto? Nosotros, humanos, preferiríamos habitar un mundo ordenado, limpio y transparente donde el bien y el mal, la belleza y la fealdad, la verdad y la mentira estén nítidamente separados entre sí y donde jamás se entremezclen, para poder estar seguros de cómo son las cosas, hacia dónde ir y cómo proceder. Soñamos con un mundo donde las valoraciones puedan hacerse y las decisiones puedan tomarse sin la ardua tarea de intentar comprender; de este SUEÑO nuestro nacen las ideologías, esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver. Es a esta inclinación incapacitadora nuestra a la que Étienne de la Boétie denominó «servidumbre voluntaria»…
      .
      Y fue el camino de salida que nos aleja de esa servidumbre el que Cervantes abrió para que pudiésemos seguirlo, presentando el mundo en toda su desnuda, incómoda, pero liberadora realidad: la realidad de una multitud de significados y una irremediable escasez de verdades absolutas. Es en dicho mundo, en un mundo donde… la única CERTEZA es la incertidumbre, que estamos destinados a intentar, una y otra vez y siempre de forma inconclusa, comprendernos a nosotros mismos y comprender a los demás, destinados a comunicar y de ese modo, a vivir el uno con y para el otro…”

      ¡No es mal programa para seguir; con salud, ea!

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  2. LA HISTORIA DE JUAN GÓMEZ PÉREZ...

    Juan Gómez Pérez, consultor de "Prais Guaterjáus an Cúper" (P.G.A.C.), fue detenido ayer en las oficinas de esta empresa por «desafiar a los directivos, al utilizar en repetidas ocasiones un correctísimo español en su labor profesional», según consta en la denuncia presentada en la comisaría madrileña de la calle de la Luna.

    El detenido, según los testigos, habría provocado diversas escenas de terror lingüístico entre sus compañeros. Los problemas comenzaron en abril, cuando Gómez Pérez llegó a la empresa e insistió en poner Jefe de Producto en su tarjeta de visita, en lugar del 'Product Manager' que aparecía en las de sus compañeros.

    «Desde el primer día nos extrañó su actitud», comentó Francisco de Borja Acebo-Guindaleda y Álvarez de Las Asturias, Account Manager (director de cuentas) de PGAC, pero nunca creímos que fuera a reaccionar con la violencia verbal con que se despachó después».
    Un mes más tarde, durante la presentación del catálogo comercial, Gómez Pérez proyectó sobre una pantalla varias láminas que mostraban rótulos escritos en un absoluto castellano, mientras comentaba en voz alta los gráficos y cifras de la empresa en un discurso totalmente desprovisto de anglicismos.

    Ante los ojos de sus compañeros -«horrorizados», según su propio testimonio - desfilaron varias decenas de frases escritas en la lengua de Cervantes sin que el consultor mostrara ningún pudor o vergüenza por lo que estaba haciendo. «El catálogo de la empresa había sido traducido y, por lo tanto, manipulado», aseguró el Managing Director (director general), Juan Jacobo O´Callaghan García-Carrizosa de Fontejudo: «Este sujeto había sustituido todos los 'markets', 'targets', 'inputs', 'slides' y 'sponsors'... por mercados, objetivos, entradas, diapositivas y patrocinadores y otros varios que fueron apareciendo.

    «El resultado fue que no entendíamos nada de la presentación, provocando el desconcierto general». Además, y según consta en la denuncia, el detenido habría cambiado las palabras 'outsourcing', 'finances' y 'transactions' por subcontratas, finanzas y transacciones. «Y se había quedado tan ancho; hasta ahí podríamos llegar», comentó indignado el responsable de PGC.

    Gómez Pérez no pudo terminar su presentación, pues fue reducido por dos compañeros de la empresa -el Phone&Door Manager (recepcionista) y el Security Surveillance Officer (vigilante jurado)- y maniatado hasta la llegada de la policía municipal, que puso al consultor a disposición judicial. «Lo ha hecho para provocar», comentaba ayer Ramón María Antúnez de Biedma y Fernández-Malvarrosa, consultor de PGC, refiriéndose a la actitud de Gómez Pérez.

    « ¿Quién se cree que es? ¿Un Vicepresident (subdirector)? No se puede ser tan hortera.», concluyó el Manager's Ball (pelota del director). Debe tratarse de un morning-singer de three to the quarter (cantamañanas de tres al cuarto).

    Loles Oliván Hijós

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