domingo, 29 de enero de 2012

A grandes males... hoy, aquí...




Grandes remedios? ¡No, por Dios! Eso sería sumamente peligroso: podría llegar a atentar contra el propio mal, y entonces ¿qué iba a ser del régimen del Bienestar?


Estoy hablando de lo que todo el mundo habla: de la actualidad política, o séase económica, de nuestros Estados, inquietante ciertamente, por no decir que desastrosa: es la que durante largos años se ha venido llamando Crisis, que últimamente toca entre nosotros a las exigencias de la Unión Económica Europea para con los países menos educados o bien regidos, y que en todo caso afecta justamente a los Estados desarrollados, sean los europeos, los unidos de América o el Japón, de tal modo que se trata evidentemente de un mal inherente al régimen del Bienestar en que ha venido a parar el desarrollo.


Me paro aquí a hacer notar, por si hacía falta, la enorme desproporción (numérica, dineraria) de las Medidas que políticos, financieros y economistas proponen, imponen a sus poblaciones y hasta ponen en práctica como buenamente pueden, frente a la magnitud de las faltas, necesidades, estropicios o agujeros que en la economía de los Estados se producen. Otros, más estudiosos que yo de las grandes cuentas y cifras, tienen que haberles hecho saber, aunque sea tímidamente, esa desproporción: que, sumados todos los importes de esos remedios que se han propuesto o aplicado, no podrían montar más que a una mísera fracción de los que las nuevas necesidades y desajustes de Estados, bancas o cualesquiera finanzas representan.


Sin cifras, el mero sentido común descubre que estas Medidas o remedios que les sacan hoy los dirigentes son los mismos que se recordaban como propios del antiguo régimen: restringir gastos, apretarse, como decían, el cinturón, y hasta ahorrar, remedios ridículamente impropios para el régimen actual, que se mueve por una circulación dineraria sumamente alejada de las cosas palpables y por el despilfarro y producción de objetos no pedidos ni dirigidos a más consumo que su compra. De manera que, si algo de humor le dejaran vivo a la gente, se reiría de esas medidas y remedios como de una cataplasma aplicada a un cáncer.


Está claro, salvo para quien tenga interés en no verlo, que el mal pertenece al propio régimen actual del mundo desarrollado, el del poder entregado al movimiento del dinero.


Sería una buena ocasión de reconocer que este régimen, con todo su enorme éxito y por la calidad de su éxito justamente, era en su estructura y programa mismo una insensatez, una de las grandes insensateces que jalonan la historia de los seres ilusos que somos: pretender que eso de la vida que podía vivirse se puede cambiar tranquilamente por la dedicación de las personas (y las cosas) a venderse y comprarse unas a otras, y pretender que lo que pasa, está pasando o pueda pasar, se reduzca todo a tiempo, a futuro (que es lo solo con que el dinero sabe trabajar), y que ese futuro contado se tome como un sustituto de la vida y las posibilidades. Esa insensatez, por cierto, no se puede atribuir a ningún economista o mentes preclaras que la hayan inventado y la manejen: así como hoy día no pueden los entendidos en economía y finanzas dar razón de lo que le pasa al dinero (no entienden lo que pasa porque se creen que sí), así tampoco podemos achacarles la fundación ni dirección del régimen del dinero: es más bien el dinero el que, con sus ideas y teorías, los toma a su servicio para hacer de las suyas, esto es, para realizar las funciones que a él solo le corresponden.


Que los males que dan lugar a tantas quejas, arreglos y diatribas pertenecen al régimen mismo del dinero, el sentido común lo dice.


Sería poco amable pensar de mí que con esto estoy proponiendo como sola cura un cambio radical de régimen, un abandono del dinero. No es así. Pero eso no quita para que tenga sentido intentar que mucha gente del común reconozca que los remedios del Mal con que los agobian y aburren son una ilusión, engaño y triste divertimiento... dedicándole al sentido común un rinconcito.



Escuchemos, pues, el final con que concluye la ópera -o mejor en palabras de su propio autor, Igor Stravinsky, el 'melodrama musical'- Perséfone:

"... Accueillez-nous, filles des dieux.


Nous apportons nos offrandes / des guirlandes, / lys, safrans, crocus, bleuets, / renoncules, anémones... / des bouquets pour Perséphone, / des épis pour Dèméter. / Les blés sont encore verts / mais les seigles déjà blonds.


Déméter, reine de l'été, / dispensez-nous votre sérénité.


Ô, reviens à nous, Perséphone, / brise les portes du tombeau! / Archange de la Mort, rallume (...)


Ouvrez-vous, fatales portes, / flambeaux éteints, flammes mortes, / ravivez vous, il est temps. / Il est temps enfin / que tu sortes / des gouffres de la nuit, / Printemps.



Encore mal réveillée, / Perséphone émerveillée, / hors du sinistre parvis. / Tu t'avances et, comme ivre / de nuit, tu doutes de vivre / encore; et pourtant tu vis.


L'Ombre encore t'environne, / chancelante Perséphone, / comme prise en un réseau. / Mais partout où ton pied pose / s'épanouit une rose / et s'élève un chant d'oiseau. / Chaque geste te dégage / et ta danse est un language / qui propage le bonheur, / l'abandon, la confiance; / et le rayon se fiance / au pétale de la fleur. / Tout, dans la nature entière, / rit et s'abreuve de lumière. / Toi, tu bondis vers le jour.


Mais, pourquoi, si sérieuse, / restes-tu silencieuse / lorsque t'accueille l'amour?


(...) déjà le froment que tu sèmes / germe, prospère, et rit en féconde moisson... / Tu n'arrêteras pas le cours de la saison. / La nuit succède au jour et l'hiver à l'automne. / Je suis à toi. Prends-moi (...)


Pour répondre au destin qui m'appelle, j'irai / vers le monde ombrageux où je sais que l'on souffre. / Crois-tu qu'impunèment se penche sur le gouffre / de l'Enfer douloureux un coeur ivre d'amour? / J'ai vu ce qui se passe et se dérobe au jour / et ne puis t'oublier, vérité désolante... / Je n'ai pas besoin d'ordre et me rends de plein gré / où non point tant la loi qua mon amour me mène (...)


Ainsi vers l'ombre du terrain / tu t'achemines à pas lents, / porteuse de la torche et reine / des vastes pays somnolents. / Ton lot est d'apporter aux ombres / un peu de la clarté du jour, / un répit à leurs maux sans nombres. / A leur détresse un peu d'amour.


Il faut, pour qu'un printemps renaisse, / que le grain consente à mourir / sous terre; afin qu'il reparaisse / en moisson d'or pour l'avenir."

viernes, 27 de enero de 2012

Amenazan con que nuestra jubilación sería, ya, insostenible de no rebajarse y mientras tanto...

      
Francisco Luzón, Consejero antes del BBV o luego en Banco Santander, se retiró ahora con 56 millones de euros como 'su pensión'; y a Corcóstegui le indemniza el BSCH con 108 millones por "despido" previamente...
   

Pero no se trata de dos únicos casos especiales entre altos directivos de aquellas mismas entidades que difunden el mensaje dominante tanto para comentaristas al uso como entre los pretendidos expertos académicos y gubernamentales de toda laya -catedráticos; analistas de las fundaciones, 'think tanks' e institutos económicos más reputados; ministros; asesores áulicos principales para presidentes del ejecutivo; gobernadores de bancos centrales; comisarios europeos; etc- sobre futuras inviabilidades de las actuales pensiones públicas... y conveniencia, en cambio, de apuntarse a los propios fondos o planes de pensiones privadas.
  
No harán falta muchas palabras más para explicar este asunto...
  
[ ¡Otro asuntillo sería el más peliagudo del cómo hayamos llegado a esta 'sociedad civil' que -tan pasiva, lanar o pastueña mente...- disciplinada sigue soportando hasta lo indecible, con 'el silencio de los corderos' resignado y suicida, este parajódico dislate obvio! ]
   

martes, 24 de enero de 2012

Lugar de la vida: el dormir en las ramas, hoy...

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Hace sol en las noticias, pero no en esta realidad fría y un poco grisácea de invierno puro. Como si fuera de noche siendo día, o si ese dormir de las ramas, contagiase al aire una bruma. Voy a salir a dar un paseo sin irme muy lejos, por los campos de los alrededores de esta casa, que parecen cementerios de Arlington con todas las cañas del maíz perfectamente alineadas, como cruces grisáceas de soldados caídos sobre el verdor del ricial.

Salgo, a pesar de esta luz, a hacer fotos de las yemas que ya están brotando, como para decirme a mí misma que alguna savia se está moviendo en la quietud de esta tierra. Ahora vuelvo.
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Roble centenario en Olmedo (Quintana del Pidio)

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(...) Y vuelvo cargada de fotos y de ramas podadas. Creo que las voy a regalar como se hace con los geranios; que al final son los esquejes que se regalan los que mejor se dan, quizás porque necesitan cicatrizar antes de volver a tocar la tierra. Puede que estas varas que yo he cortado, se den también de esta manera. Aún me acuerdo cuando le pedí a Antonio, el cestero, que me regalara unas varas de saúco porque me había contado una experta fotógrafa de jardines que, con estas varas, que son huecas como un catalejo, se hacían las varitas mágicas de las hadas, lo cual me dio la idea de clavar en la tierra una en cada esquina de la finca para que protegieran la casa.

Hoy, aquellas varas son arbustos de más de tres metros de altura, y al podarlas dan un olor parecido al de las hojas; las cuales, si bien no estoy nada segura de que guarden la casa, al menos sí he comprobado que ahuyentan las vacas que por aquí pasan porque este olor no les gusta nada. Si estuviera por aquí Darwin, o incluso Félix de Azara, añadiría otro capítulo al “Origen de las especies” sobre la relación del ganado con las plantas; porque resulta curioso cómo termina el ganado con algunas especies, y sin embargo, otras se ven favorecidas, como el saúco.

Pero las varas que más le gustaban a Antonio, eran las varas que salen de los castaños cortados a matarrasa. Antes de trabajarlas, recuerdo que las ponía a remojo en una bañera durante días. Era curioso ver las ramas sumergidas con las que haría un cesto para la leña, tan grande que tuvo que meterse dentro para acabarlo, según me contó tras regalármelo; de tal manera que, antes que la leña, fue al propio Antonio lo primero que albergó ese cesto. También, de varas de castaño, hizo un hórreo que se fue clareando con el tiempo, porque las maderas, si están dentro de la casa, se oscurecen con los días por blancas que sean, y esto es algo que se ve al levantar las alfombras; pero si la madera está a la intemperie, se aclara con la luz y con el tiempo; incluso la madera que está pintada de gris oscuro, se vuelve gris claro como los ojos de un anciano.

Me quedan las cosas y los recuerdos que me regalaron. Todo esto duerme en mi memoria y en las ramas.

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[ En Asturias y en Galicia está floreciendo el tojo y en carros lo llevan los paisanos del monte para hacer a las vacas una cama llena de pinchos y de flores amarillas. También han florecido las mimosas con más fuerza que otros años, como si no se hubieran enterado del frío que se anuncia para este fin de semana. Son aquellas flores más tempranas, tan valientes, las más insensatas y algunas -como las flores blancas del camelio- abrirán a mediodía, aunque al amanecer se quemen con la helada -ABC /9.1.1999 ="Comparte la naturaleza" /22.1.2012-... ]
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domingo, 15 de enero de 2012

La desigualdad No es 'productiva': hoy aquí nos faltan Reformas en serio, también de lo laboral

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Las imperiosas necesidades del Reformar, afrontando marasmo de nuestra realidad nacional -pasiva por 'alegre y confiada' ciudadanía, demagógica- decayente a la depresión, son manidas hasta la suciedad: más o menos 'estructurales' y aun constitucionales, cuando menos habrían de ser en serio... y no cabría tampoco ese tocomocharlas al aburricie del fijársenos como únicos 'desiderata' indiscutibles maximizar cualesquier beneficios privadísimos a costa de hipotecas (e incluso auténticas ruinas) generalizadas para lo colectivo.
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Recordaba muy claro Jordi Sevilla hoy "Por qué la desigualdad no es productiva"; y hace pocas horas desde FEDEA se redarguyó con precisión en el mismo sentido, tan bien frente a toda pereza inmovilista del omnipresente y descerebrado 'coro único' que -contra toda lógica- nos machacaría repitiendo apriorísticas consignas carentes de sus pretendidos fundamentos académicos: "...ese contrato con indemnización máxima de 20 días por año que propone la CEOE para tiempos de crisis se superpone a las modalidades existentes, pero no soluciona dualidad en los contratos. Y no mejoraría nada, perjudicaría", como [sobre 'Diez principios fundamentales para lograr una reforma laboral eficaz y justa'] remacha el miembro de su Comité Científico Juan José Dolado...
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Es obvio pues que los males del lodazal económico presente traen causa desde más empolvadas asignaturas pendientes que las referidas al 'mercado de trabajo', donde crece sin apenas trabas la ins@ciable avidez de aquellos empleadores impotentes para sumar otro valor añadido aparte de cuanto logren tan solo rapiñar como plusvalías directamente sustraídas a su mano de obra. Pero, con todo eso...
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"Tras veinte años de reformas plagadas de atajos y absurdos (la reforma laboral de 2010 introdujo subsidios ¡a los despidos!, por ejemplo), España continúa teniendo el mercado laboral más disfuncional de los países desarrollados. Increíblemente, en esta crisis, se ha alcanzado -por 3ª vez en los últimos 25 años- el 20% de desempleo. Y la situación todavía puede empeorar más durante 2012, de acuerdo con las predicciones de la UE...


¿Qué reforma hace falta? Se tratará de... modificar profundamente, y de una vez por todas, ese presente diseño institucional que perjudica la competitividad de las empresas -creando graves obstáculos para la creación de nuevas empresas y para la viabilidad o el crecimiento de las Pymes- generando tanta desigualdad entre trabajadores y empresas de diferente tamaño.


En nuestra opinión, tal reforma debe guiarse por dos principios fundamentales. Primero, debe responder a las necesidades de la sociedad en su conjunto, y no a las de las empresas grandes y los trabajadores protegidos que son ahora quienes gozan del mayor reconocimiento institucional. Segundo, debe ser una reforma de calado, evitando más atajos y chapuzas para no perpetuar los privilegios de algunos en detrimento de otros:


La protección por desempleo y las políticas activas de empleo deben utilizarse para atender en mayor medida a los grupos más desfavorecidos. Un plan de empleo juvenil que, como en el pasado, tire de subvenciones sin mejorar las deficiencias de las políticas activas existentes, sería tan ineficaz como sus antecesores. Enfrentarse a la crítica situación actual requiere reorientar estas políticas activas hacia los parados de larga duración (casi dos millones y medio de personas), hacia los jóvenes con insuficiente formación, y aumentar los recursos destinados a tales fines, pese al ajuste fiscal en curso.


Parte de los recursos adicionales necesarios para mejorar radicalmente dichas políticas deben proceder a suprimir las subvenciones de la contratación indefinida y los despidos usando el FOGASA. La financiación también puede ampliarse permitiendo una mayor participación, con transparencia, de las agencias privadas en la intermediación y la formación laboral, mediante tarifas que discriminen en función del éxito en la colocación de los parados con más dificultades. Finalmente, como ya recoge la legislación, aunque hasta ahora sin consecuencias, las prestaciones deben estar rigurosamente condicionadas a la búsqueda efectiva de empleo o a la participación en programas de reinserción laboral o de reciclaje. De forma análoga, las empresas que abusen del sistema de protección por desempleo con una rotación excesiva de sus trabajadores deben contribuir en mayor medida a su financiación.


La negociación colectiva debe permitir que las empresas se adapten a las condiciones económicas. Por la forma en que se fijan en nuestro país, los salarios y otras condiciones de trabajo no responden ni a la situación cíclica de la economía, ni al paro, ni a la productividad de trabajadores y empresas. Así, las empresas pierden competitividad, respondiendo a cualquier perturbación negativa mediante despidos masivos. Facilitar la adaptación de las empresas requiere establecer la primacía de los convenios de empresa sobre los de ámbito superior, así como establecer umbrales reforzados de representatividad en las partes firmantes. Ahora, los convenios de ámbito supra-empresarial tienen eficacia de ley, aplicándose automáticamente a todos los trabajadores de un sector (normalmente a nivel provincial o autónomico). Esta situación, totalmente atípica en Europa, perjudica gravemente los intereses de los parados y de las posibles nuevas empresas.


Además, ningún acuerdo o convenio colectivo de ámbito superior debe tener la capacidad de vetar el descuelgue del convenio para las empresas, debiendo ampliarse las materias que pueden modificarse mediante acuerdos entre el empresario y los trabajadores al margen del convenio vigente, y aquellas que puede fijar libremente el empresario, siempre con algún control judicial posterior.


Finalmente, la inercia [en la negociación colectiva] es una de las causas principales del diferencial desfavorable y crónico [de la inflación] en España... con respecto a la del área del euro y la erosión de nuestras competitividades. Para reducirlo, es necesario tanto limitar la “ultraactividad” (duración ilimitada del convenio) -de forma que la eficacia de ley del convenio decaiga cuando haya transcurrido un año desde su vencimiento- como limitar al máximo el uso de cláusulas de indexación automática de los salarios con la inflación, ya abandonado en la inmensa mayoría de países europeos.


La reforma de la contratación laboral debe reducir drásticamente la dualidad. Desde finales de los años ochenta, un tercio de los asalariados son temporales (un cuarto ahora, en la crisis). Este nivel de temporalidad, excepcional en Europa, provoca una enorme inestabilidad del empleo y dificulta el crecimiento de la productividad. Reducir la dualidad subvencionando la contratación indefinida o alterando marginalmente los costes de despido se ha mostrado estéril. Es necesario introducir un contrato único de carácter indefinido con indemnizaciones por despido crecientes para nuevas contrataciones. Además, debe suprimirse la autorización administrativa para los despidos colectivos, desconocida en el contexto europeo y con un importante efecto disuasorio para las decisiones de inversión en nuestro país.


Por otra parte, la reforma debe dotar de mayor flexibilidad horaria al contrato indefinido a tiempo parcial, de forma que sirva para cubrir empleos susceptibles de tener una distribución irregular de horas de trabajo a lo largo del año. También deben eliminarse restricciones que aún impiden a las empresas de trabajo temporal operar plenamente como agentes de intermediación laboral y acomodar las necesidades de empleo estacional de todo tipo de empresas. Y de esta forma será posible eliminar los contratos temporales actualmente en vigor, dejando solo un contrato de sustitución o interinidad.


¡No existen soluciones mágicas para resolver el drama del paro insostenible cada vez que tiene lugar una recesión. Ahora bien, con una regulación laboral tan disfuncional como la existente, será imposible lograrlo. Tras casi tres décadas intentando cambiar marginalmente este mercado de trabajo tan ineficiente e injusto ha llegado el momento de hacerlo en forma decidida!"


Luis Garicano, catedrático en London School of Economics dirigiendo la cátedra McKinsey de FEDEA, Samuel Bentolila y Juan J. Dolado [aunque la propuesta descrita, 'Una reforma laboral de verdad', ha sido elaborada con los autores del artículo por otros varios profesores más, como J. Andrés, A. Cabrales, J. I. Conde-Ruiz S. de la Rica, F. Felgueroso, J. I. García Pérez, M. Güell, M. Jansen, S. Jiménez, J. Messina y P. Vázquez]



Y para repasar lo argumentado por Jordi Sevilla en ese citado artículo -desde 'Mercados' de EL MUNDO anteayer- véase su texto, seguidamente:



"Uno de los efectos colaterales conocidos de las crisis económicas es el incremento en la desigualdad social: los pobres son más pobres y los ricos más ricos. Aunque todos hayan sufrido pérdidas, los pobres pierden, en términos relativos, más que los ricos, siendo esta razón suficiente para justificar políticas económicas que redistribuyan los sacrificios de manera inversamente proporcional a la renta y a la riqueza.

Lo llamativo, sin embargo, de un reciente estudio hecho público por la OCDE, es que ese aumento en la desigualdad de la renta, medido por el indicador que se mida, se viene produciendo, incluso, durante los últimos 30 años anteriores a la actual crisis. De hecho, como he tenido ocasión de contar aquí, muchos interpretamos que el proceso de sobreendeudamiento, acompañado de burbuja especulativa de ciertos activos, que ha estado en el origen de la actual recesión mundial, fue un intento de mantener artificialmente la demanda efectiva creciente que necesita un sistema económico con capacidad productiva en permanente expansión, supliendo mediante la generalización del recurso al crédito a grupos sociales cada vez menos solventes, la ausencia de renta suficiente obtenida por los mismos mediante los mecanismos habituales del mercado o de las políticas sociales de los Estados.

Así, esta desigualdad creciente en la distribución de la renta estaría en el origen último de la actual crisis que, por otra parte, no ha hecho más que agudizar el fenómeno. Así en España, por ejemplo, según los datos de Contabilidad Nacional, el peso de la remuneración de asalariados en la Renta Nacional ha bajado un punto porcentual entre el 2000 y el 2010, del 49,9% al 48,91%, mientras que el excedente bruto de explotación ha visto incrementar su participación en casi tres puntos porcentuales...

Son muchos y muy complejos los elementos que debe analizarse para intentar explicar las causas de esta la desigualdad creciente. Entre ellas, la globalización, las innovaciones tecnológicas, los cambios en la estructura de la población etc. Pero lo más relevante del exhaustivo análisis de la OCDE es que hay dos cosas que sobresalen de forma clara como factores explicativos de la creciente desigualdad en la distribución de renta: los cambios normativos que debilitan la posición negociadora de los trabajadores respecto a las condiciones laborales, incluyendo los salarios y el retraimiento, sobre todo en impuestos y transferencias sociales, de las políticas públicas redistributivas.

Llama la atención que un fenómeno transversal y con tan fuerte impacto sobre la actividad económica como la casi total apertura de los mercados de productos, servicios y financieros que llamamos globalización, haya afectado al crecimiento de la desigualdad de rentas sufrida por los países de la OCDE en los últimos 30 años menos, que el empeño ideológico en aplanar la progresividad de los impuestos o en reducir derechos laborales. De ser esto así y hay suficientes elementos empíricos en el estudio como para hacerlo verosímil, si hoy vivimos en un mundo socialmente más injusto, incluso con independencia de la recesión, no es como consecuencia de fuerzas impersonales de la economía sino de decisiones políticas adoptadas al calor de una visión ideológica de la sociedad que tuvo en Reagan y en Thatcher a sus primeros apóstoles.

Fíjense que me centro en un aspecto, para mí relevante, como la desigualdad social, no explicada en función del mayor o menor esfuerzo o capacidad individual, sino por factores institucionales reversibles. Y que dejo de lado otros aspectos, como la eficiencia o la productividad, porque creo cuestionable unas normas sociales que nos permiten ganar en eficiencia si es a costa de perder tanto en equidad.

España sería uno de los pocos países de la OCDE en los que la desigualdad social se ha reducido desde mediados de 1980, con la excepción de los 2 últimos años... La potente actuación redistribuidora del Estado, mediante los impuestos y las prestaciones sociales, ha contribuido de manera decisiva a ello. Aún así, en 2008, el ingreso medio del 10% de nuestros ricos era once veces más que el del 10% con menores rentas...

Si todo esto es así, encontraremos argumentos tan sólidos como adicionales para oponernos al paradigma económico alemán que nuestras autoridades han asumido sin cuestionar. Considerando que 30 años es tiempo suficiente como para hablar de 'largo plazo', podemos decir que la obsesión por reformar el mercado laboral de una manera sesgada que no busca un equilibrio entre flexibilidad y seguridad, sino debilitar la posición negociadora de los sindicatos a la hora de mejorar salarios y condiciones laborales, unido a una obsesión no menor por el equilibrio presupuestario acelerado mediante la reducción del papel redistribuidor del Estado solo posible con impuestos suficientes y progresivos junto a políticas sociales activas, son políticas que conducen a una sociedad más injusta, polarizada y desigual por favorecer a los más ricos.

Si las señales que envía el discurso y la acción pública son que se favorece mediante la tributación a las rentas no ganadas con esfuerzo (plusvalías, herencias y rentas de capital), frente a las rentas del trabajo, o que debemos sacrificar el presente y parte de nuestro futuro, con la aplicación de políticas de austeridad extrema, para satisfacer los intereses de aquellos rentistas que nos prestaron dinero en el pasado, como si no asumieran ningún riesgo con ello, la tendencia a la desigualdad creciente continuará. Y en la era del conocimiento en que nos movemos, una sociedad más desigual acabará generando una economía menos productiva porque el factor trabajo carecerá de una retribución que compensen la necesaria inversión formativa a lo largo de la vida, desincentivando el esfuerzo y provocando una descapitalización de talento, justo cuando más lo necesitaremos. Por ello, hasta el Foro Económico Mundial señala la enorme disparidad de ingresos como la principal amenaza de la década.


Crecimiento económico, creación de empleo estable, retribuciones dignas, impuestos progresivos y políticas sociales redistributivas son los cinco elementos fundamentales de una política pública que reduciendo la desigualdad social, nos conducirá, también, a un crecimiento inteligente, sostenido sobre el valor añadido del talento.



Otro paradigma, es posible."

miércoles, 11 de enero de 2012

Padam... padam... padam...

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¡Lo malo no será nunca soñar, sino el cejar del intento de poner en pie algún sueño! “Sólo te tengo a ti, memoria mía… Unas gotas de lluvia resbalando por un cristal de sueños...” dijo Celso Emilio Ferreiro en su 'Longa noite de pedra', como bien nos recordaba en su más reciente articulillo del semanal Gregorio Morán este sábado.

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Este aire que me obsesiona día y noche,
este aire no nació hoy.
Viene de tan lejos como yo vengo,
arrastrado por cientos de miles de músicos.



Un día este aire me volverá loca,
cien veces he querido decir por qué
pero me ha cortado la palabra.
Siempre habla antes de mí
y su voz cubre mi voz.

Padam... padam... padam...


Él llega corriendo tras de mí.

Padam... padam... padam...
Él me empuja a acordarme de ti.

Padam... padam... padam...
Es un aire que me señala con el dedo
y yo me arrastro tras de mí como un error chistoso,
este aire que sabe todo por intuición.

Él dice: "Acuérdate de tus amores,
acuérdate porque es tu turno.
No hay razón para que tú no llores
con tus recuerdos sobre los brazos..."


Y yo vuelvo a ver a los que se quedan,
mis veinte años hacen tocar el tambor.
Veo golpearse los gestos,
toda la comedia de amores
sobre este aire que siempre va.

Padam... padam... padam...
Los "yo te amo" del 14 de julio.

Padam... padam... padam...
Los "para siempre" que se compran en saldos.

Padam... padam... padam...
Los "¿quieres tú?" aquí están por paquetes;
y todo esto para caer justo en la esquina de la calle,
sobre el aire que me ha reconocido.

Escuchen el escándalo que me hace.

Como si todo mi pasado desfilara.

Hay que guardar la pena para después ,
yo tengo todo un solfeo sobre este aire que golpea...
que golpea como un corazón de palo...