miércoles, 15 de julio de 2009

EN UN CIBER-CAFÉ

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Sin trastocar ni aun seis palabros del autor rememorable, al que por vez primera pude ver -absorto ante su papel y plumas, por una terracita junto a la gaditana Residencia Universitaria ’Puerta del Mar’, hace ya un cuarto de siglo justo- aquel día en que José L. Iglesias nos condujo hasta él tras haber quedado con nuestro queridísimo colega (del Puerto de Sta. Mª e ilimitado andurrial escogido para los mejores palos flamencos, como buen hijo de un condiscípulo infantil que recita en 'La arboleda perdida' Rafael Alberti entre sus primeras cuadrillas de alevines para las más pintureras faenas con torerías... ) Emilio Bootello Reyes, oídlo:
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He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste más triste que un tintero.
Triste no soy o si lo soy no sé
la maldita razón porque no quiero.

He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste en calles con cerrazón.
He vuelto a estar más triste que un quinqué
más triste que un tazón.
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Estoy sentado ahora en un café
y mi alma late late
de sed de no sé qué
tal vez de chocolate.
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No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde.
Pide cerveza y basta de pensar.
El cerebro está oscuro cuando arde.

(del Carlos Edmundo de Ory que recuerdo)

sábado, 11 de julio de 2009

Nadie de Nada, transparente mente...

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"Un día me miré al espejo. 'Ahí, vaya, nadie hay. Pero, ¡yo soy!...' Me palpé de arriba abajo. Nadie. Me busqué por imágenes de los charcos, en el destello de los ríos, en la emisión de los cristales. Nadie. Intenté recuperar mis recuerdos, ser algo, siquiera, en la nada; fingir que, aún siendo nadie, alguien era; vencer la impotencia de no poder sentir calor ante la chimenea o el desliz con las brisas de la calle.
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Visité a mis mejores amigos y les perdoné sus más de mil traiciones. Nada. No sirvió para nada. Redimí las culpas más inconfesadas, soporté al vecino insoportable, me acabé bañando en el mismo mar de ilusiones donde se asean los pobres de espíritu. Creí en un ser superior y fui el más humilde de los hombres. Abracé a mis hijos como nunca hasta el momento, les di mis proyectos y descubrí la belleza en sus baúles de secretos. Sorteé abismos del poder y repartí mis bienes, entre los más miserables de la Tierra. Me curtí con experiencias ancestrales echando flores a mis padres, recogiendo sus ejemplos y sacando brillo en los reflejos que dejaron.
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Otro día, esperanzado ante mi evolución, regresé a descubrir por lo menos una cana solitaria frente al mismo espejo de hacía meses. 'Vaya, ni ahí; no hay nadie...' Me di cuenta de que pese a tantos cambios, éstos habían llegado demasiado tarde. El mundo no quiso perdonar a tiempo. Desde entonces, vivo escondido en un halo de esperanzas, aguardando que alguna brisa por la calle pueda sorprender a los que digan mi nombre y llevar sonido de palabras hasta el infinito de intenciones. O al menos, unos labios tropezando con..."
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jueves, 9 de julio de 2009

¡Vivir! Que cada cual sea –mejor a que posea- y no enterrado ser con tanto hecho por solo tener

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…Otrosí responderé, Cive Pérez, al preciso recordatorio (¡mira tú dónde hay que leerlo!) porque como bien sabeis y solemos repetir cabe añadirse al caso ítem más. ¡Chapó pues, doble mente...!
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[Mientras talibanías continúen procurando apesebrarnos dóciles en parroquias con clerizonte garrapateador de supuestos ‘progresismos... alternativos o/y transversales’, tras ese opio del pueblo (ahora laico) que sigue reivindicando ¡como muy ‘propio’! aquel (según epístola del de Tarso) ‘principio paulino…’ para sumisión a sus valles de lágrimas –por un clasista “nadie si no está trabajando (o sea, logrando que les den ‘empleo’: asalariados o sacrificándose a ‘ocupaciones’ del riesgo capitalista, propietario) aquí comerá"…- neollamado “centralidad... del trabajo", habrá quien impugne política corrección hacia conservar más de lo mismo...] =
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" La piedra le dijo a Sísifo
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... Como un ángel furioso te dejas en vano / tu par de alas sobre mí y soy yo / quien enrojece con tu esfuerzo. /// Dijo: mis caídas meten en la noche / un ruido de siglos, voy a plantarme / en medio del camino. Déjame. /// La piedra dijo a Sísifo: para ser agnóstico, / confías demasiado en el sudor del Génesis; / para animal de carga, ya deberías / haber roto tu palabra con el siglo diecinueve. /// Dijo: párate, has visto como yo / que los contratos con las nubes se acabaron; / hazte pastor, mira hacia David, / el que hace bailar la honda y canta... "
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[de un poemario -‘Basura Mundi’, por Mª Ángeles Maeso, 2008- ojeable ya virtualmente casi entero desde la Red]
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Salú y ale…
Abrzzz, ea ... [ ; - ]

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De: José Antonio Pérez - Asunto: A esta señora hay que tenerla en cuenta
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¿Pero queremos trabajar?

- Bertrand Russell imaginaba un futuro en el que nadie ya trabajaría más de cuatro horas, las justas para disfrutar de «un ocio delicioso» que haría a la gente más bondadosa y menos aficionada a la guerra que a la paz, porque supone un largo y duro trabajo.

- Lafargue era partidario de reducir la jornada a tres horas, y dedicar el resto del día a holgazanear y festejar.

- Oscar Wilde no albergaba ninguna duda de que un día las máquinas se encargarían de hacer las cosas útiles, mientras que el individuo se ocuparía de las bellas, para su disfrute y el de los demás.

- John Keynes preconizó que el siglo XXI sería el del ocio y, sin embargo, no lo estamos estrenando con esa bendición, sino con la maldición del desempleo.

A primeras vistas, las predicciones filosóficas, literarias y económicas de los últimos dos siglos se han equivocado de forma estrepitosa. Pero en este momento de la historia, la literatura, la filosofía e incluso la economía resultan mucho más racionales que la realidad, sobre la que recae la sospecha de estar cometiendo un error de bulto.

Lo que aquellas mentes brillantes pudieron imaginar, cuando aún no era posible, nosotros somos incapaces de llevarlo a cabo, siendo posible. Más aún, no podemos siquiera concebirlo: cuando la crítica realidad laboral de la hora demandaba un esfuerzo de imaginación, British Airways ha contestado pidiendo a sus empleados trabajar gratis.

Si cada época se define por lo que es capaz de soñar, hay que admitir que desde Wilde hasta nuestros días la humanidad ha realizado un admirable esfuerzo de degradación. "

miércoles, 8 de julio de 2009

Para poder subvencionar a toda Moto nueva, ya NO habrá ‘cheques-mamá’ por todo nuevo Bebé

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Ahora nos dicen que nuestro Gobierno acaba de poner en marcha otro ‘plan E, para [con el dinero de todos, dar subvenciones a] la moto’ que un rico “renueve”… Las personas con menos ingresos no es probable que se beneficien, por tal, mucho; pero, en cambio, sí que habrá banqueros u otras altas fortunas –acaso empresariales- dispuest@s a poner una vez más la mano y recibir ‘Rebaja’ nueva.

Sin embargo, aquello de que cada nuevo rorro le trajese un cheque a su madre parecería muy excesivo’ al nuevo Secretario de Estado en Hacienda y Presupuesto. ¡Claro, como dicha medida no afectó sólo a la gente con más ‘poder adquisitivo’, sino que supone hoy la única EXCEPCIÓN DE ALGO PAGADO POR IGUAL a todas las madres (con proles nuevas) y sin ‘discriminarse’, o sea en toda casa!

Aquí lo que se lleva son solo Discriminaciones que mal dicen tan ‘positivas’ (esto es en supuesto caso pretendidamente más justificado ante todo lo del resto) pero siempre reguladas con burdísimos TRUCOS:

- como esto del “ayudar a todos (¡vaya ‘social y super-ecológico' propósito, sin duda!), para pobres motos viejas..." poder renovarlas.

- o como tanta “desgravación sobre cuota empresarial por políticas activas (vale decir, a empleadores que pueden forrarse por su mano de obra 'menos-que-mileurista, con-tratos-basura') en el Empleo…”

- o como una “exención de impuesto, a los alquileres de Vivienda-para-jóvenes (es decir para propietarios que cobrándoles en algún piso, cualquier inquilinato, ganen sus rentas) y sin límites ningunos hoy…”

- o como las enésimas ventajas respecto unas “Pequeñas-o/y-Medianas Empresas (incluso a esas que pese facturar menos de Mil millones de ptas/año y no tener ocupadas por nómina más de 50 personas, como indica lo del 'PYM...', en su lujo amasan beneficio), sin tasas“.

Pero, eso sí, que nadie intente repartir Renta Básica -mínima, y con carácter Universal- aunque los estudios hayan justificado ya toda su viabilidad: “…para quienes las Crisis acusen, más aquí hoy, Garantías mínimas”.

Entonces aparecerán argumentos de tipo ‘muy social’ y –por no dárselo "a uno u otra Botin…”- vetaranla sin importarles el que así, al menos, muchísimas gentes entre la más necesitadas (pero fuera en todo caso aun de lograr dicho Mínimo…) lo recibirían también.

Y entre tanto nadie usará ese mismo pretendido celo, tan ‘social o progresista’, para poner coto a evasiones del Impuesto (tanto legal como fraudulentamente consentidas) por parte de quien, teniendo más, a nuestra común Hacienda no se lo paga; pese a que ahí sí que mucha mayor Bolsa nos jugaremos que con los otros ‘chocolates del loro’.

lunes, 6 de julio de 2009

El negocio no es lo primero ni más util: realiza trabajar, sin ser empleados por cuentas ajenas

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Tendemos a olvidarlo pero, desde tiempo inmemorial, las actividades del ocio (otium) fueron tenidas por honrosas o dignificantes en tanto que propias de personas privilegiadas; y solo para los demás quedaban aquellas otras del negocio (negotium, o sea no ocio), consideradas generalmente serviles e indignas. Más aun, hoy los gurús en gestión empresarial a prueba de fallos (‘poka-yoke’) más cotizados tras esta Crisis actual –como Shigeo Shindo, el epígono de Taiichi Ohno- reprochan ‘no saber economizar, al confundir ocupaciones y trabajos’…

Según lo explicaba Covarrubias con su ‘Tesoro de la lengua española’ ya desde 1611, es negocio “una ocupación de cosa particular, que obligado tiene al hombre a poner solicitud en ella”… Mientras que, para nuestro vigente Diccionario María Moliner, ocio es “la situación de quienes disfrutan por el tiempo libre”... Véase cómo, mediante su Configuración y crisis de mitos -o cuento, en heleno- del trabajo’, nos lo ha detallado tan bien José Manuel Naredo:

“La noción actual del trabajo no es una categoría antropológica ni, menos aún, invariante de la humana naturaleza (…) Se afianzó allá por el siglo XVIII junto a las otras unificadas para riqueza y producción o la propia idea del sistema económico (…) Con griego moderno, la palabra dulia significa trabajos en general; como transposición directa del previo duleia (esclavitud), en su lengua más antigua.

Para Roma (…) especificaba Cicerón que ‘cuanto tenga que ver con salario es sórdido e indigno del hombre libre’... No en vano trabajar y trabajo proceden de tripaliare y de tripalium, sustantivo que designa en latín un potro de tortura formado con tres palos. Subrayemos que la otra acepción que recoge la noción actual de trabajo, la de ‘labor’, no se asociaba biunívocamente al opus, ya que se pensaba que la obra podía ser también fruto de la naturaleza o del ocio (otium) creador (…)

Si había alguna constante en la Antigüedad era el desprecio por aquella tarea -dependiente y, generalmente, forzada- desde necesidad que no se practicaba por el placer mismo de hacerla, sino ante sus retribuciones o contrapartidas utilitarias; tarea que hoy, por lo general, es englobable bajo la denominación de ‘Trabajos’. Confirmando tales extremos, el gran historiador Herodoto indicaba cómo no puede afirmarse que los griegos lo hubieran recibido de los egipcios, por cuanto ‘entre los tracios, los escitas, los persas y los árabes’ también había constatado ese despreciar su trabajo...

En consonancia con lo anterior, las fiestas de los antiguos griegos y romanos eran muy numerosas, al igual que las de otros pueblos en la Antigüedad. Y recordemos que ‘los esclavos libraban cada día festivo, al igual que las bestias de carga, de tiro y de labor’. En principio el cristianismo hizo también suyo el desprecio por lo que hoy denominamos 'trabajo', grosso modo: se tomó como ‘castigo’ fruto de una maldición bíblica y no por ningún objetivo individual ni socialmente deseable (…)

Estos planteamientos se plasmaron en progresivo aumento de las fiestas religiosas, que llegaron a ocupar cerca de la mitad de los días del año en muchos pueblos de la Europa cristiana medieval: existen evidencias mostrando que incluso en las comunidades más atrasadas de Europa Central se celebraban hasta 182 fiestas [como el ‘S. Lunes’*]... También debe mover a reflexión esa paradoja de que calendarios laborales para los Estados de la Unión Europea ofrecen hoy día un número de festivos muy inferior (…)

En el siglo XVI, a la vez que los relojes con carillón empezaron a sonar cada cuarto de hora, el trabajar era erigido valor supremo al que debía plegarse la existencia del hombre. Se trataba de algo abstracto y homogéneo, medible en unidades de tiempo (empleado u ocupado) cuyo ritmo no debía perturbarse; el gran número de festivos entonces existente empezó a parecer una desgracia: despilfarros del tiempo (libre) robado al trabajo.

Así se identificó trabajo con actividad y se atribuyó al ocio un carácter meramente pasivo y parasitario, torciendo el significado antiguo de la palabra, que se refería también a lo creador o activo: se pensaba que una simple actitud contemplativa permitía impulsar las actividades del pensamiento en todas sus manifestaciones, mientras que los trabajos más penosos acostumbraban a frenarlo. En suma, se acabó imponiendo este ‘nuevo evangelio del trabajo’ (mercantil), según el cual trabajando puede servirse a Dios, al Estado, e incluso al individuo mismo (…)

El toque de campanas en monasterios, y con trompetas desde campamentos o cuarteles, pronto se vería imitado por sirenas de las fábricas para que los hombres se levantaran al unísono la primera vez en su Historia, como dirigidos tras un jefe invisible, sometiéndose a través del reloj al ritmo prefijado de los procesos económicos. Fue al considerar la riqueza expresable en dinero, como se posibilitó generalizar entre los individuos el afán de acumularla.

(…) Cuando en sociedades como esta nuestra es asociada la respetabilidad de los ciudadanos a su nivel de riqueza, se desata entre éstos una lucha por ‘reputación pecuniaria’ que crea estado de insatisfacción crónica generalizada (…) Al decir de Ivan Illich: ‘igual que la crema batida se convierte de súbito en mantequilla, surgió el homo miserabilis recientemente casi de la noche a la mañana; a partir de mutaciones del economicus, protagonista en la escasez. Una generación que siguió a la II Guerra Mundial fue testigo de cambio del estado, en su naturaleza, desde aquel hombre común al más necesitado...

La racionalidad parcelaria desplegada trajo consigo una global irracionalidad así como esa paradoja de que su economía, en vez de combatir toda escasez, la favorece con los procesos que se han encargado de agravarla y extenderla por el mundo (…) Las perspectivas que ofrece actualmente la encrucijada están hoy plagadas de incertidumbre, pero en términos generales han de oscilar entre dos extremos:

- O bien una situación en la que sigan dándose nuevas vueltas de tuerca al aumento conjunto del Paro y el Empleo compulsivos, de la competitividad, insolidaridad y segmentaciones sociales; situación ésta consustancial a una sociedad que permanecería prisionera de la 'mitología del Trabajo’ e ideas que la envuelven, siendo incapaz de reaccionar para poner coto a las tendencias mencionadas, o por un movimiento sindical limitado a discutir retribuciones para los ya ocupados y pedir las peras del ‘pleno empleo’ al olmo de la presente sociedad capitalista...

- U otra donde practiquemos alguna reducción consciente del dominio de su producción mercantil y del trabajo asalariado en favor de actividades más creativas, libres o cooperativas a la vez que se reorganice y redistribuya ese mismo campo a fin de concluir actuales dicotomías entre desemplearse o trabajar, corrigiendo crecimientos asimétricos en retribución y penosidad laboral; así como revisándose la propia noción sobre ‘tiempo libre’ por defenderla críticamente de servidumbre del llamado trabajo '[en la] sombra…”
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[*] Un grupo de sabios, y discípulos en escuela salmantina del profesor Anisi, nos ha brindado más datos al respecto:
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"…en su ensayo, sobre ‘Vida cotidiana del Reino de España durante la Edad de Oro', se refiere Defourneau [1957] al tema que nos ocupa describiendo cómo 'todo es pretexto para fiesta, y acontece que en ciertos años el número de días de descanso, incluidos domingos, excede al de jornadas para trabajar. A las ocasiones que proporcionan acontecimientos notables de la vida nacional, nacimientos o bodas principescas, visita del soberano a una de las ciudades de su reinado, se agregan grandes fechas del calendario religioso que celebra toda la cristiandad y también las que van ligadas especialmente a los fastos de la Iglesia en España'.

Por su parte las impresiones de un inspector del gobierno británico que, a mediados de siglo XIX ya, Irlanda visita por mandato parlamentario (…) son muy reveladoras del contraste con los modos de organización del tiempo de trabajo en aquellos países donde triunfó la revolución industrial respecto de aquellos otros cuya transformación se producirá mucho más tarde. Suponía que los tejedores de la isla no trabajaban más de 200 días al año; el resto era formado por los domingos, 52 días de mercado, 26 ocupados en velatorios y funerales más otros múltiples días libres con motivo de cumpleaños, fiestas patronales, etc. En sus propios términos, 'los trabajadores irlandeses como grupo parecerían preferir una libertad con patatas a las fábricas y mejor comida' [citado por Donking, 2002]...

Entre los descansos no reglados anteriores a una plena consolidación fabril de las producciones y su capitalismo industrial destaca la práctica, extendida en muchos países (al menos Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Prusia y Suecia), del denominado S. Lunes... Según esa costumbre [Rule, 1981] tales días no se trabajaba, normalmente por encontrarse poco capacitado para poder hacerlo el trabajador a cuenta de los excesos en la bebida o por dedicarse a distintas actividades lúdicas y domésticas. Así, Duveau [1946] señala por su relato de la vida obrera en la Francia del Segundo Imperio que 'los domingos eran para las familias y el lunes un día de la amistad'; y Thompson [1967] indica cómo la costumbre de no trabajar el Lunes estaba tan arraigada en Sheffield, centro de la producción del acero inglés, que tal era el día reservado para programar reparaciones y mantenimiento (…)

De hecho, el 'San Lunes' desembocó en uno de los reductos para rebeldía entre las nacientes clases obreras ante cambios en la concepción del tiempo de trabajo asociados al triunfo de la industrialización. Así, por ejemplo, el ingeniero Denis Poulet [1870] en su descripción literaria del mundo de los pequeños talleres de Paris del XIX, 'Le Sublime', contempla ocho tipos de trabajadores; desde un extremo en el que se situaría l'ouvrier vrai, austero y republicano moderado buscando la promoción social, hasta el otro donde quedarían grupos de sublimes, irrespetuosos, insubordinados, ausentes del 'S. Lunes', desafiando siempre contra las autoridades y mudando continuamente sus empleos [Magraw, 1992].

Douglas Reid [1976], con su completo estudio del 'S. Lunes' en Birmingham, muestra que tal día de la semana era el favorito para realizar las populares excursiones en tren a los alrededores, como lo prueba el que de 22 realizadas en 1849 sobre las cuales hay constancia, sólo se hicieron 6 en días distintos. Así mismo en 1845, según el 'Morning Chronicle', los jardines botánicos de Edgbaston se abrieron 'para disfrute de las clases trabajadoras, el día más adecuado por sus hábitos de diversión', los lunes"…
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[Esteve, Fernández, García y Muñoz del Bustillo, en ‘Nuevos Tiempos de Actividad y Empleo’: colecc. Informes y Estudios, del MTAS, 2003]

viernes, 3 de julio de 2009

Planes de Reactivación, para esta Crisis, en la economía española: repartir Empleo y Renta.

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... El relativamente alto crecimiento de la economía española en las dos últimas décadas no ha impedido un mantenimiento de altas tasas de paro, ha beneficiado a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo, ha ampliado algo más los márgenes de desprotección y exclusión y ha propiciado mayores dosis de desigualdad social y similares niveles de pobreza relativa.

(…) Ese fracaso del modelo neoliberal de desarrollo capitalista favorece que una parte creciente de la ciudadanía se interrogue sobre sus causas y las posibilidades de construir Otros, Nuevos, Sistemas económicos o –más modestamente- algún modelo del crecimiento que revierta tendencias al aumento de los riesgos, las desigualdades, la exclusión y la desorganización social que se han visto propiciadas en los últimos años.

Dos viejas ideas, relacionadas con el Reparto del trabajo y con la Renta básica de ciudadanía, pueden servir de punto de partida en una reflexión sobre ciertas propuestas prácticas para el estímulo económico que junto a diversos aspectos muy positivos, como el de impulsar la inclusión social, presentan algunos otros inconvenientes o dificultades a estudiar también.
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Repartir... el empleo
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La primera de estas ideas, el repartir empleo[s] mediante una disminución del tiempo medio de trabajo, implica que la masa salarial media correspondiente a cada empleo disminuye a la vez que se reduce su número de horas y aumentan los emple[ad]os. Las medidas de disminución efectiva de las jornadas de trabajo, la contratación al Tiempo [fijo] Parcial o, incluso, los contratos de relevo pueden considerarse modalidades del Reparto.

En principio y en ausencia de otro tipo de reformas, ocasionaría transferencias en horas de trabajo y rentas salariales desde sus poblaciones ocupadas a la desempleada. Sin entrar en viabilidad política de las propuestas de Reparto del trabajo, ni a las muchas complicaciones prácticas que supondría materializar cualquier modalidad para ese reparto, su aplicación apenas ocasionaría una simple división del empleo y de la masa salarial totales entre un mayor número de trabajadores.

Ha querido el azar que una reciente votación del Parlamento Europeo permita comprender hasta qué punto una medida tan aséptica, respecto a los intereses económicos en juego, como la de Reparto del empleo está contracorriente a los objetivos de la patronal y de las políticas que respaldan la Comisión e inmensas mayorías de gobiernos en los países comunitarios. El pasado 17 de diciembre el Parlamento Europeo rechazó una propuesta del Consejo para aumentar hasta 65 horas el límite legal máximo de trabajo semanal.

(…) Tan interesante como el rechazo del Parlamento a revisar la Directiva sobre determinados aspectos en ‘ordenación del tiempo de trabajo’ respaldada por el Consejo y la Comisión ha sido una reacción desde las Cámaras de Comercio Europeas Asociadas que consideraron desastrosa esta votación por sus efectos negativos para la imprescindible flexibilidad en el tiempo de trabajo.
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La ofensiva por desregular el mercado laboral continuará y podrá observarse su evolución en más rondas de negociaciones entre Consejo y Parlamento para lograr un nuevo acuerdo que reforme la Directiva. También, en los matices que incorporen los informes de la OCDE y el FMI, organismos que siguen, igual que siempre, centrando sus recomendaciones con una ‘Reforma laboral’ y su abaratamiento de los despidos.
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Repartir... las rentas

La segunda de tales ideas propugna el establecer una Renta básica de ciudadanía como derecho individual que asegure a toda persona su capacidad mínima de consumo y nivel mayor en autonomía o libertad elementales. Pero efectiva e independiente de cualquier otra consideración que no fuere la de cada perceptor ser residente o miembro de pleno derecho en la sociedad. Ni una relación concreta para cada individuo con el mercado laboral ni su rechazo o interés por insertarse a dicho mercado tendrían consecuencias en ese derecho ciudadano.

Un derecho efectivo de todos los ciudadanos a recibir rentas monetarias debilita la consideración del trabajo como mercancía. Supondría un cuestionamiento del poder de los mercados y principios del sistema capitalista que nos exigen sólo participar del producto social en base a propiedad privada o con vender las fuerzas de trabajo en Mercados laborales, dejando al margen de dicha participación a toda ciudadanía que realice tarea beneficiosa y hasta esencial para la sociedad pero no mantenga relaciones asalariadas por contrato de carácter formal.

La implantación práctica de alguna Renta básica de ciudadanía tendría un calado transformador muy superior al Reparto del empleo, ya que ocasionaría en las opciones planteadas para financiarla una redistribución notable de la renta desde sectores que acaparan mayores niveles por habitante hacia las mujeres, los jóvenes y otra población pobre. Hecho que, evidentemente, supone una restricción política mucho mayor que para simples Repartos del empleo y, por tanto, mayores dificultades de su posible aplicación práctica. Restricción que no supone invalidarla como alternativa ni merma para su condición progresista.

-> Con ambos casos -Reparto del empleo total o redistribución en la Renta nacional mediante 'Renta básica' de ciudadanía- puede suponerse que su aplicación ocasionaría cambios económicos, sociopolíticos y culturales de gran envergadura que impulsarían el bienestar y la productividad y, por tanto, el valor añadido generado o, en sentido contrario, provocarían su retroceso. Pero tal suposición no deja de ser intuitiva o previsiones que requieren ser contrastadas. Lo que resulta incuestionable es que los dos, de llevarse a su práctica, favorecerían la inclusión, cohesión social y una mayor satisfacción de las necesidades básicas…”
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